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xvix. You chase two girls, you lose the one

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Capítulo diecinueve| Persigues a dos chicas, Pierdes a la indicada

La noche anterior, Bridget apenas pudo pegar ojo. No se desveló leyendo libros como solía hacer, ni estudiando alguna materia pendiente. Simplemente, su mente no dejaba de girar en torno a la misma pregunta: ¿cómo invitar a Jim al baile? Después de lo que había descubierto sobre lo que había Marion con ella, sentía que necesitaba despejar su mente, y este baile parecía la oportunidad perfecta para hacerlo.

Si Jim no se atrevía a invitarla, entonces sería ella quien tomara la iniciativa, aunque el miedo al rechazo le hacía un nudo en el estómago. Intentó apartar esos pensamientos mientras se vestía, recogiendo su cabello en una coleta alta, dejando algunos mechones sueltos que enmarcaban su rostro.

Al bajar a la cocina, preparó su desayuno siguiendo las recomendaciones de su dieta. Sin pensarlo dos veces, también preparó algo para Rafaella, dejándolo listo sobre la mesa de centro. Cogió una sábana extra y la acomodó sobre ella mientras dormía profundamente en el sofá.

—Descansa, mamá —murmuró con suavidad, depositando un beso en su frente. Dio un largo suspiro, tomó su mochila y salió de la casa.

Aunque ahora sabía que Rafaella no era su verdadera madre, no podía ignorar que había sido ella quien la había cuidado y criado durante toda su vida. Todas sus memorias de infancia estaban ligadas a ella, y por mucho que doliera la verdad, no podía borrar eso.

Cuando llegó a la escuela, Daphne apareció a toda prisa, como de costumbre, abrazándola del brazo con una sonrisa de complicidad.

—¿Y? ¿Lake ya te invitó al baile? —preguntó con tono burlón, dándole un leve empujón en el costado para molestarla.

Bridget sonrió, algo nerviosa, acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja. Sus ojos se desviaron hacia donde estaba Jim, conversando con Toby. Este último parecía estar regañándolo por algo, probablemente por su indecisión.

—Aún no... Digamos que estoy esperando mi momento —respondió con un encogimiento de hombros y una sonrisa forzada.

Daphne rodó los ojos y negó con diversión. —¡Por favor, Bridget! Ya te lo he dicho: si él no se atreve a invitarte, hazlo tú. La vida es demasiado corta para estas tonterías.

Bridget suspiró, desviando la mirada. —Lo sé, pero...

Antes de que pudiera terminar la frase, su atención quedó atrapada por algo más. Desde lejos, vio cómo Clara se acercaba a Jim. Este, al parecer nervioso, la tomó rápidamente de la mano y, sin previo aviso, la arrastró hacia el auditorio.

El corazón de Bridget dio un vuelco. ¿Qué estaba haciendo Jim? ¿Por qué la llevaba así? No podía evitar imaginar el peor de los escenarios, aunque trató de convencerse de que no era nada.

—¿JR? —La voz de Daphne la trajo de vuelta a la realidad, mientras chasqueaba los dedos frente a su rostro con preocupación—. ¿Estás bien?.

Bridget parpadeó varias veces, disimulando el torbellino de emociones que le había provocado la escena. —Sí... Claro. Solo pensé que había visto algo raro —respondió con una sonrisa nerviosa, tratando de sonar despreocupada.

Daphne la miró con el ceño fruncido, evidentemente no convencida, pero decidió no insistir. Bridget, por su parte, no quería confesar lo que realmente estaba pasando por su mente. Lo último que necesitaba era que su mejor amiga se enojara y terminara cometiendo un homicidio por su causa.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—No sé qué hacer. ¿Tan complicado es invitar a la chica que te gusta a un estúpido baile? —se reprochó Lake mientras caminaba en círculos alrededor del auditorio.

Clara suspiró divertida, cruzándose de brazos observándolo desde el escenario.

—No lo sé, nunca me ha gustado una chica —bromeó, encogiéndose de hombros.

Jim le lanzó una mirada seria que la hizo reír brevemente, aunque pronto se detuvo al percibir lo frustrado que estaba.

—Lo siento, en serio.

—Es que cada vez que quiero dar ese paso, algo en mí dice que no es el momento y que solo lo arruinaría —admitió, dejando caer los hombros con un suspiro pesado—. Me gusta Bridget, de verdad me gusta —confesó finalmente, dejando entrever toda la confusión en su mirada—. Y eso, al principio, me confundió porque... bueno...

—¿Porque yo te gustaba al comienzo? —interrumpió Clara, arqueando una ceja.

James suspiró nuevamente, esta vez cubriéndose el rostro con las manos mientras se sentaba en el borde del escenario.

—Oye, no es tan raro —Clarala de mechón azul continuó, sentándose a su lado—. Admito que tú también me gustabas.

—¿Espera... qué? —él alzó la vista, parpadeando sorprendido.

—Sí, así es —afirmó con una sonrisa tranquila—. Me gustabas, pero nunca me atreví a decírtelo, igual que tú ahora con Bridget.

Clara lo codeó ligeramente, intentando aliviar la tensión en el ambiente. El azabache la miró con incredulidad, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.

—¿Y tú...?

—No, tranquilo, ya no siento lo mismo —lo tranquilizó con una risa suave—. Dejé de hacerlo al notar cómo mirabas a Bridget.

La confesión lo tomó por sorpresa, pero al mismo tiempo lo hizo reflexionar. Quizá había sido un poco ingenuo al no darse cuenta de los sentimientos de Clara en su momento.

Mientras tanto, detrás de la puerta del auditorio, una figura se detuvo. Bridget había llegado por encargo de la señorita Janeth para buscar unas gafas que se habían extraviado. Sin embargo, las voces que salían del interior la hicieron detenerse en seco y pegarse al marco de la puerta, escuchando cada palabra sin querer hacerlo.

—Eres una chica asombrosa, Clara —dijo con una sonrisa cálida—, y todavía te debo una por salvarme aquella noche en el bosque.

Ella lo miró con una mezcla de diversión y nostalgia.

—Era eso o que me encerraran en un psiquiátrico por contarle a alguien sobre los troles—bromeó, provocando la risa de ambos.

Bridget frunció el ceño mientras sentía que algo dentro de ella comenzaba a romperse.

—Más bien, yo te agradezco —dijo Clara después de un momento, mirándolo fijamente.

—¿Por qué? —preguntó , visiblemente confundido.

—Porque estás rompiendo varias reglas de Mercado Troll al tratar de abrir ese puente solo para salvar a mi hermano —respondió ella con una sonrisa agradecida—. Sé que es peligroso, y la verdad no quiero que termines sentenciado por mi culpa, pero... en verdad lo aprecio.

Jim le devolvió la sonrisa, sintiendo un pequeño revoloteo en el pecho. Sí, estaba arriesgando mucho, pero lo hacía porque era lo correcto.

Tomó aire profundamente, sintiendo el peso de lo que estaba a punto de hacer.

—¿No quieres ir al baile conmigo? —preguntó finalmente, mirándola de reojo con una mueca—. Quiero decir, creo que te lo debo, por nunca haberme dado cuenta de lo que sentías por mí.

Clara lo miró con los ojos abiertos de par en par, sorprendida, pero su expresión pronto se suavizó. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, y sus mejillas se sonrojaron ligeramente.

—Sí, me gustaría ir al baile contigo, Jim Lake.

Bridget sintió cómo el mundo a su alrededor se detenía. La conversación entre ambos no dejaba de repetirse en su cabeza, como una melodía cruel que no podía ignorar.

Retrocedió un paso, con el corazón latiendo frenéticamente. Una punzada de dolor le atravesó el pecho, y sin darse cuenta, una lágrima solitaria rodó por su mejilla.

Esa lágrima no fue provocada por insultos ni golpes.

Fue creada por el mismo chico que había estado curando sus heridas, solo para abrirlas de nuevo.

Las cicatrices que creía cerradas, ahora volvían a sangrar.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Bridget había perdido la cuenta de las veces que se había escapado de clase, y esta no sería diferente. No le importaba meterse en problemas otra vez, especialmente ahora, cuando sentía que todo dentro de ella se desmoronaba.

Caminó apresurada hasta un callejón detrás de Electrónicos Stuart, un rincón oculto donde finalmente podría dejar salir las emociones que llevaba conteniendo. Y por primera vez en su vida, lloró por un chico.

Sus piernas temblaban, suplicándole que se dejara caer al suelo, pero Bridget se obligó a permanecer de pie, recostada contra el muro áspero mientras los sollozos rompían el silencio. Las lágrimas caían incontrolables, trazando líneas ardientes por su rostro.

"¿Cómo pude ser tan estúpida?"

Pensó, clavando los ojos en el suelo. Era obvio, tan obvio, que Jim había sentido algo por Clara antes de que ella llegara. 

"¿Cómo no lo vi antes? ¿Cómo pude pensar que esto sería diferente?"

Cuando eres joven, te dices que no sabes nada del amor. Pero incluso sin experiencia, había algo en su pecho que ahora dolía como si siempre hubiera sabido que terminaría así.

Clara Nuñez. La chica perfecta. Su sonrisa resplandecía como el sol, su cuerpo tenía esa elegancia natural que llamaba la atención sin esfuerzo. Era el tipo de chica que parecía tenerlo todo: carisma, belleza, confianza.

Bridget se mordió el labio con fuerza, tratando de detener los pensamientos que la consumían, pero era inútil. La comparación la estaba matando. Su mente repitió palabras que no quería pensar:

"Ojalá pudiera ser ella."
"Ojalá pudiera tener todo lo que ella tiene."

El zumbido de su celular la sacó abruptamente de su espiral de autocompasión. Tragó saliva y secó sus lágrimas rápidamente con las mangas de su chaqueta. Al ver el nombre de Jim en la pantalla, dudó un momento antes de contestar.

—¿Qué pasa? —preguntó con voz baja, tratando de sonar lo más normal posible, aunque su nariz todavía sonaba congestionada.

¿Bridget? ¿Dónde estás? —la voz de Jim sonaba ansiosa, casi desesperada—. Te hemos buscado por todas partes. No contestabas los mensajes, y pensamos que algo te había pasado.

Bridget cerró los ojos, sintiendo cómo un nudo se formaba en su garganta otra vez. Se mordió el interior de la mejilla, intentando mantener la calma.

—Estoy bien, Jim —respondió, esforzándose por que su voz no temblara—. Me sentía un poco cansada, así que salí a tomar aire y... comer algo.

Bridget... —la voz de James bajó, más suave ahora, pero también más preocupada—. ¿Qué te pasa? Te conozco, algo está mal.

—No es nada, de verdad —insistió, apretando el celular contra su oreja como si eso pudiera evitar que su voz la traicionara—. Estoy bien.

Bridget, desde aquí puedo notar que no estás bien —replicó él, con un tono más firme—. No te estoy pidiendo que me lo digas, te lo estoy exigiendo.

Ella soltó una risa amarga, más por reflejo que por genuino humor. Pero al intentar responder, su voz se rompió en un susurro:

—Ojalá disfrutes el baile con Clara...

No le dio tiempo de responder. Bridget colgó antes de que pudiera escuchar lo que él tenía que decir. Y esta vez, ya no pudo contenerse.

Sus piernas finalmente cedieron, y cayó de rodillas al suelo frío del callejón. Las lágrimas brotaron sin control mientras cubría su rostro con las manos, ahogando sus sollozos contra ellas.

Era su primera experiencia amorosa, y se sentía como si estuviera siendo destrozada desde dentro. Recordó a sus padres, su relación rota, los gritos, las discusiones interminables. Ellos le habían enseñado que el amor era algo destructivo. Que el amor te rompía.

Que el amor te mataba por dentro.

Y en ese momento, mientras sus lágrimas caían al suelo, Bridget no podía pensar en otra cosa más que en cuánto dolía estar enamorada.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—¿Qué te dijo? —preguntó Clara, acercándose a Jim con el ceño fruncido, reflejando una preocupación genuina.

Él no respondió de inmediato. Estaba inmóvil, aún sosteniendo su celular, como si las palabras de Bridget lo hubieran congelado en el tiempo. Su mente era un torbellino de pensamientos. Ella lo había escuchado. Lo había oído todo. 

¿Qué rayos había hecho?.

—¿Jim? —insistió ella, tocándole el brazo para llamar su atención.

Finalmente, él reaccionó. Sus ojos, llenos de una mezcla de arrepentimiento y desesperación, se enfocaron brevemente en Clara antes de que respondiera:

—Tengo que buscarla.

Sin dar más explicaciones, salió corriendo bajo la lluvia, ignorando los llamados de sus amigos que intentaban detenerlo.

"¿En qué estaba pensando? "

Su mente no dejaba de atormentarlo mientras corría por las calles de Arcadia. 

"¿Cómo pude ser tan idiota? ".

"¿Cómo pude invitar a Clara al baile cuando desde el principio supe que quería ir con Bridget?"

Pero lo peor no era su confusión. Lo peor era saber que ella lo había escuchado todo.

El dolor en su pecho era insoportable. Yo la lastimé. Esa simple verdad lo golpeaba como una tormenta. Él, quien se había prometido protegerla, había sido quien rompió su corazón.

"Fui yo. Yo soy quien la hizo llorar".

La lluvia no dejaba de caer, empapándolo por completo, pero no le importaba. Solo quería encontrarla. Quería verla, pedirle perdón, decirle cuánto lo sentía. Quería explicarle que todo había sido un error, que nunca tuvo la intención de herirla.

Bridget ya había sufrido suficiente en su vida; él lo sabía mejor que nadie. Ella era fuerte, pero también estaba rota en pedazos que nadie más parecía notar. Y ahora, él había sido el culpable de agregar otro peso más a su espalda.

Corrió de tienda en tienda, desesperado, preguntando a cualquiera que pudiera haberla visto.

—¿Han visto a una pelirroja, de ojos azules?

Siempre recibía la misma respuesta, acompañada de miradas compasivas:

¿Te refieres a la chica de ojos tristes? Ella ya no está por aquí.

Con cada respuesta negativa, la culpa se hundía más profundamente en su pecho. Finalmente, agotado y derrotado, se dejó caer en un banco del parque.

La lluvia continuaba cayendo, empapándolo hasta los huesos. El sonido de los relámpagos resonaba en el cielo, como si los dioses estuvieran reflejando el estado de ambos. Jim cerró los ojos, pasando las manos por su rostro mientras las gotas frías resbalaban por su piel.

Sabía que la había perdido. No sabía por cuánto tiempo, pero algo en su interior le decía que Bridget no lo perdonaría fácilmente.

"Cuando persigues a dos chicas, siempre terminas perdiendo a la indicada".

Y ahora, más que nunca, sabía que ella era la indicada.

EDITADO.

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