xv. Clara in Troll Market
╔════════════════════╗
Capítulo quince| Clara en Mercado Troll
Flores caían delicadamente sobre los reyes. La reina Marion sostenía en brazos a su primera hija, Bloom, mientras Oritel guiaba con elegancia el caballo real, saludando a los aldeanos con una leve sonrisa en el rostro. Los habitantes del reino de Camelot se asomaban curiosos, deseosos no solo de contemplar el rostro de la pequeña princesa, sino también el de la reina. Marion, sin embargo, mantenía su semblante oculto bajo la capucha de su capa. Desde el nacimiento de su hija, unas extrañas grietas habían comenzado a formarse en su rostro, lo que la llevaba a evitar ser vista.
Los aldeanos murmuraban entre ellos, preguntándose por qué la reina Marion ocultaba su rostro. Aunque los rumores habían comenzado a extenderse, nadie se atrevía a cuestionar a los monarcas directamente. El desfile continuó por las calles adoquinadas del reino, decoradas con guirnaldas y flores en honor a la nueva princesa.
— ¿Segura de que puedes continuar? —preguntó Oritel, ayudándola a descender del caballo. Sus ojos estaban llenos de preocupación mientras sostenía su brazo con firmeza.
—Arturo desea ver a mi hija, y desobedecer sus órdenes no es una opción —respondió Marion con un tono firme, ajustándose la capucha para cubrir mejor su rostro—. Me enfrenté a Gunmar y su ejército cientos de veces. Caminar con el cuerpo agotado no es un desafío.
A pesar de su determinación, Marion tambaleó ligeramente al dar los primeros pasos. Sostenía a Bloom con delicadeza, pero la sangre que manchaba el borde de su vestido y formaba un rastro en el suelo revelaba el costo de su fortaleza. Oritel no se separó de su lado, ofreciéndole su brazo como apoyo mientras ambos avanzaban por el largo corredor hacia la sala del trono.
Las puertas de la sala del trono se abrieron con un estruendo que resonó por el vasto salón. Marion alzó la barbilla, manteniendo una postura altiva pese a la evidente debilidad que la aquejaba. En el centro, sobre un imponente trono dorado, estaba el rey Arturo, su mirada se posó primero sobre la reina, luego sobre el pequeño bulto envuelto en su capa. A su lado, Gwen, la reina consorte, observaba con curiosidad y escepticismo. Pero fue Morgana, de pie a un lado, quien mostró verdadera inquietud. Sus ojos recorrieron a Marion con rapidez, fijándose en cada tambaleo, en cada rastro de sangre que marcaba su avance.
—Los rumores eran ciertos —dijo Arturo con un tono grave—. Has dado a luz a una niña.
Marion no respondió de inmediato. En cambio, se permitió dar un paso más al frente, dejando que Oritel la ayudara a mantenerse firme mientras acomodaba a Bloom entre sus brazos.
—¿Por qué no nos deja ver tu rostro, Marion? —preguntó Arturo, su tono más inquisitivo ahora.
Gwen inclinó ligeramente la cabeza, escrutando a Marion como si pudiera descifrar el misterio a través de la tela que ocultaba su rostro.
—Acaso te avergüenzas de algo? —añadió Gwen, tratando de no sonar grosera.
—Mi rostro no es lo importante hoy —respondió con calma—. Estoy aquí para presentarles a mi hija, Bloom, y asegurarme de que las alianzas entre nuestros reinos permanezcan firmes.
—Y crees que podremos confiar en una reina que no se muestra completa? —intervino Arturo
El silencio que siguió fue roto por un pequeño balbuceo de Bloom, un sonido tan delicado que pareció desarmar a los presentes por un instante. La niña estiró una mano diminuta fuera de su manta, su piel irradiando un leve resplandor que no pasó desapercibido.
Morgana dio un paso al frente, sus ojos ahora fijos en la niña.
—Ese fuego... —murmuró, apenas audible—. Es un hada.
—El fuego de mi hija es un símbolo de esperanza —declaró Marion,. Luego, miró a Arturo directamente—. No olvidemos que incluso en los momentos más oscuros, el fuego de un dragón siempre encuentra su camino
El rey permaneció en silencio por un momento, sus ojos entrecerrados mientras evaluaba a la reina ya su hija. Gwen, sin embargo, no pudo ocultar el destello de desconfianza en su rostro.
—Espero que tengas razón, Marion —dijo finalmente Arturo—. Porque si esa magia trae consigo oscuridad, será tu responsabilidad.
La tensión en el salón parecía intensificarse, pero Marion, sin perder su compostura, inclinó ligeramente la cabeza.
—La responsabilidad siempre ha sido mía, y nunca la he eludido, Majestad.
Con esas palabras, la reina se dio la vuelta con la ayuda de Oritel, dejando atrás el trono y las miradas inquisitivas. Pero incluso al salir, podía sentir los ojos de Morgana, no de juicio, sino de algo más. Quizás preocupación. Quizás anticipación.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
Aquella mañana Bridget se levantó con desgana. Desde hacía un mes, su cuerpo estaba agotado y cada vez que intentaba ponerse de pie, los mareos la asaltaban de manera desagradable. Tras levantarse, se vistió con rapidez y bajó corriendo al darse cuenta de que se le hacía tarde. No desayunó, como de costumbre; simplemente no sentía hambre, algo que ya era parte de su rutina diaria.
Por suerte, su madre salía más temprano de casa, lo que evitaba que notara cómo Bridget se saltaba los desayunos, e incluso, en ocasiones, los almuerzos. Salió apresurada, esperando la movilidad que Rafaella había conseguido para ella como parte de su castigo, un castigo que se extendería hasta fin de año o hasta que se graduara.
"Al menos no instaló cámaras de seguridad", pensó con sarcasmo.
Al llegar a la escuela, se dirigió a los casilleros y sacó rápidamente los libros de las materias que tenía en la primera hora. Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso más, sintió cómo su cuerpo perdía fuerza y se desplomaba hacia el lado izquierdo, llevándose una mano a la cabeza, que ahora le dolía intensamente.
—¿Bree? ¿Estás bien? —preguntó Daphne con el ceño fruncido. La joven de cabello carmesí asintió con una mueca, esforzándose por recuperar la compostura.
—Sí, estoy bien. Creo que me cayó mal el desayuno —respondió, esforzándose por sonar casual. En realidad, no había comido nada desde la noche anterior, y la idea de hacerlo tampoco le resultaba atractiva.
—Ni me lo digas. Estos cólicos me están matando —se quejó la castaña, llevándose una mano al vientre mientras fruncía el ceño en una mueca de dolor.
Ambas chicas caminan juntas hacia su próxima clase. El rumor de que el entrenador Lawrence sustituiría al profesor Strickler ya se había extendido por los pasillos, algo que no sorprendió a nadie; Strickler llevaba varios días ausente sin explicación.
—¿A dónde cree que fue el señor Strickler, JimJam? —preguntó Mary, girándose hacia el chico de cabello oscuro con una sonrisa traviesa—. Seguro que lo sabes. Siempre fuiste tu favorito.
Jim alzó los hombros, fingiendo indiferencia.
—¿Yo? No tengo idea. Tal vez se fue de vacaciones.
—¿En serio crees que volverá? —murmuró Toby, asegurándose de que su voz no saliera de su pequeño círculo.
—Después de lo que hizo... —Jim rodó los ojos, dejando que la ironía se filtrara en su tono—. Sería un completo idiota si volviera a mostrar la cara por aquí.
Sin esperar más comentarios, abrió uno de sus libros y se concentró en las páginas, dejando claro que no quería seguir hablando del tema.
Mientras tanto, las miradas de Jim y Toby se desviaron hacia Bridget, que estaba sentada al otro lado del aula. La menor de los Amber se había quedado dormida de nuevo, con la cabeza recostada sobre su mano derecha.
— ¿Otra vez? —susurró Toby, alzando una ceja—. Si sigue así, se va a caer de la silla.
Jim no respondió, pero su mirada permaneció en Bridget un instante más. Había algo en su cansancio que le preocupaba, aunque no podía precisar qué. Tal vez era la forma en que se veía más pálida de lo habitual, o el hecho de que últimamente parecía estar siempre distraída.
—Vaya, parece que Bridget está teniendo un sueño eterno —comentó Toby con una sonrisa traviesa mientras tomaba uno de sus libros.
Se acercó sigilosamente a la chica y, con un golpe seco, cerró su libro con fuerza. Sin embargo, para su engaño, ella ni se inmutó.
—Me estás retando, J.R. Muy bien, acepta el desafío —dijo entrecerrando los ojos, señalándola dramáticamente como si estuviera a punto de iniciar una batalla épica.
—Oye, solo yo puedo llamarla así —se quedó Daphne desde su asiento.
—Déjala dormir, seguro tuvo una noche pesada —intervino el azabache, acomodándose en su silla mientras Toby regresaba a su asiento con un aire ofendido.
Daphne, rodando los ojos, volvió junto a Steve, quien parecía más interesado en dibujar garabatos en su cuaderno que en la conversación.
La voz de Clara rompió el breve silencio.
—Entonces... ¿cuándo vamos a rescatar a mi hermano? —preguntó con tono impaciente. Estaba sentada delante de Jim, con Bridget recostada sobre su escritorio a su lado, aparentemente inconsciente. Daphne tuvo que contenerse de comprobar si seguía respirando.
—Clara, no podemos simplemente lanzarnos a las Tierras Oscuras —respondió el de ojos azules con un suspiro.
—Acabamos de salvar a los trolls manteniendo el puente cerrado —añadió el castaño, mirando a Clara con seriedad—. ¿Te imaginas lo que nos harán si intentamos abrirlo de nuevo?.
Para subrayar su punto, Toby fue interrumpido por una bolita de papel que golpeó su frente.
—Oigan, estamos hablando de mi hermano —replicó, cruzándose de brazos—. Y No-Enrique me está volviendo loca. ¿Saben cuantas veces lo he cambiado esta semana? ¡Sabe usar el retiro, pero prefiere usar el pañal!.
Jim apretó los labios, tratando de mantener la paciencia.
—Lo entiendo, Clara, y vamos a sacarlo de ahí. Pero no podemos arriesgarnos a liberar a Gunmar en el proceso.
Ella alzó una ceja, fulminándolo con la mirada.
—Admítelo. No vas a cumplir tu promesa.
—No es cierto.
—Es cierto —contraatacó, acomodándose en su asiento.
—No es cierto —repitió, con los dientes apretados.
Un incómodo silencio se instaló entre ellos, solo roto por los suaves ronquidos de Bridget. Finalmente, Clara cedió.
—Bueno... —comenzó, pero fue interrumpida por James.
—De acuerdo, si eso te hace sentir mejor, Blinky dijo que puedes venir con nosotros.
La de mechón azul se giró de inmediato, su rostro iluminándose con entusiasmo.
—¿A Mercado Troll? ¿En serio? ¿Cuándo?.
—Después de clases —respondió con un suspiro mientras se pasaba una mano por el rostro, visiblemente agotado—. Pero trata de no decírselo a todo el mundo, ¿de acuerdo?.
Antes de que Clara pudiera responder, la puerta del aula se abrió de golpe. El entrenador Lawrence entró con su característico aire enérgico, azotando la puerta tras de sí.
—¡Todos a sus asientos! ¡Incluido tú, Núñez! —ordenó mientras Bridget se despertaba sobresaltada, limpiando la baba de la comisura de los labios.
—Ya que Strickler sigue desaparecido, yo lo sustituiré. Y como no tengo idea de lo que les enseñaba, vamos a estudiar del libro. ¡Abran sus libros en la página...! Eh, ¿qué página? Ah, lo que sea.
—¿Segura que estás bien? —murmuró Daphne a Bridget, asomándose desde su asiento con preocupación. Bridget simplemente suspiro y volvio a recostarse sobre su mano.
—¡Muy bien, clase! ¿Quién puede decirme qué pasó en 1989? —preguntó Lawrence, mientras se estiraba exageradamente.
—Nació Taylor Swift.
El entrenador se detuvo por un momento, pensativo.
—Eso es... técnicamente cierto. Pero no es lo que estaba pensando. De hecho, ni siquiera recuerdo. Fue un año loco —dijo, antes de que una bolita de papel lo golpeara directamente en la frente.
—¡Palchuk, ya verás! —gritó, señalando al culpable mientras el aula se establecía en risas.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
Al finalizar las clases, Bridget se despidió de sus amigos asegurándoles que los alcanzaría en unos minutos bajo el puente. Tenía que tomar su movilidad para informar a su madre sobre su regreso.
—Gracias por traerme —agradeció con una sonrisa al chofer mientras cerraba la puerta de la camioneta.
—No hay de qué, Bridget. Tu madre me pidió que te dijera que mañana será ella quien te recoja —informó con una sonrisa amable.
—Entendido. Nos vemos mañana —se despidió, retrocediendo un par de pasos para dejarlo marchar. En cuanto la camioneta desapareció de su vista, se dirigió al garaje para sacar su bicicleta.
Aunque no tenía muchos ánimos de pedalear, había prometido acompañar a sus amigos a Mercado Troll para la bienvenida de Clara. Rafaella no llegaría antes de las once, así que podía aprovechar el tiempo.
Cuando llegó al punto de encuentro, descendió del puente con cuidado, viendo a sus tres amigos ya estacionando sus bicicletas.
—¡Mira quién decidió venir, JR! —exclamó Toby, señalándola mientras estacionaba su bicicleta.
—¿JR? —preguntó Bridget con curiosidad y fastidio.
—Jessica Rabbit —respondieron al unísono, con sonrisas divertidas. Bridget hizo una mueca de irritación.
—No se deja influenciar por Daphne —sugirió mientras se quitaba el casco, dejándolo junto al de Jim. Este ya había asegurado su bicicleta con un candado.
—No quiero que te la roben —se excusó con una sonrisa mientras se encogía de hombros.
—Gracias —respondió, algo confundida por el gesto.
Lake tomó su mochila y sacó el horganzel, la roca brillante que usaban para abrir el acceso a Mercado Troll.
—¿Lista? —preguntó, dirigiéndose a Clara.
—Si esto me ayuda a recuperar a mi hermano, claro que sí —aseguró ella, tomando con decisión la roca en sus manos.
—Recuerda, buscar a Enrique es lo principal. Pero si alguien nos descubre...
—No diré nada, lo prometo —interrumpió.
—Bien, lo primero que tienes que hacer es dibujar un semicírculo en la pared—empezó Toby, pero antes de que pudiera terminar, Clara ya había hecho el dibujo con precisión.
—Oh, ya lo sabes. Bueno... olvídalo —murmuró, algo impresionado.
Clara colocó su mano en el dibujo y lo empujó suavemente. La brecha se abrió, revelando una escalera de cristal que descendía hacia el Mercado Troll.
— ¿Una escalera de cristal? —dijo con asombro mientras bajaba con cuidado—. Esto es... más de lo que podría haber imaginado.
—¡Espera un segundo! —la detuvo el de frenos, corriendo detrás de ella—. Necesitamos establecer algunas reglas básicas, ¿vale? Los locales no son muy amistosos con los forasteros. La primera vez que vinimos aquí, Jim casi muere.
— Casi —resaltó la pecosa con una sonrisa, encogiéndose de hombros mientras recibía una mirada de reproche del azabache.
Clara se detuvo de golpe al ver la Piedra Corazón, el colosal cristal que iluminaba Mercado Troll.
—Es... es hermoso —murmuró, fascinada.
—Bienvenida al Mercado Troll Piedra Corazón —anunció Jim con una sonrisa, deteniéndose junto a ella.
—Este lugar es increíble. Es más de lo que jamás imaginé —dijo mientras descendía los últimos escalones con entusiasmo—. Quiero vivir aquí abajo. ¿Puedo vivir aquí abajo?
—No creo que eso sea posible —respondió Bridget con una sonrisa nerviosa.
Clara siguió explorando el mercado, sin prestar atención a las miradas desconcertadas de los trolls. Algunos la observaban con curiosidad, otros con desconfianza, y unos cuantos con evidente temor.
Finalmente, llegó al lugar donde Blinky y AAARRRGGHH la esperaban.
—Eres... eres... —Clara miró impresionada al enorme troll que estaba a su lado.
—AAARRRGGHH —respondió el troll con su voz grave, inclinando ligeramente la cabeza.
—¡Ah, pero si es la encantadora Clara! —exclamó Blinky con una sonrisa—. Te estábamos esperando.
—¡Blinky Galadrigal! —dijo Clara con emoción—. Jim me contó cómo lo ayudaste contra Draal y Bular, y JR me habló sobre esa vespa.
—Dejen de llamarme JR —interrumpió Bridget, frunciendo el ceño.
—Su mejor cumpleaños, según ella —continuó Clara, ignorándola—. Tu sabiduría rivaliza con la de la venerable Beregilde.
El cumplido dejó a Blinky visiblemente sorprendido.
—Leyó la Breve Recapitulación de la Tradición Troll ?
—Volúmenes uno al cuarenta y siete —admitió, encogiéndose de hombros—. Me tomó algo de tiempo descifrar los símbolos, pero valió la pena.
—¡Ella leyó el libro! ¡Leyó el libro! —gritó Blinky con júbilo, abrazándola y dándole un par de vueltas en el aire antes de soltarla. Clara, sin perder el entusiasmo, corrió a explorar aún más el mercado, dejando a sus amigos sonriendo ante su contagiosa energía.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
Cuando Clara divisó la taberna de los trolls, no dudó en entrar, con la emoción brillando en sus ojos. Dentro, se encontró con Vendel, quien charlaba tranquilamente con Blinky. Ambos trolls se sobresaltaron al notar cómo la chica se aproximaba con paso decidido hacia el anciano.
—Usted es Vendel, ¿verdad? —preguntó Clara con una sonrisa, apareciendo detrás de él de manera inesperada.
—¡Por las piedras de la Eternidad! —exclamó Vendel, girándose alarmado al ver a la humana tan cerca.
—Soy Clara Núñez. Es un honor estar aquí y que me hayan aceptado en Mercado Troll —continuó, ignorando su reacción y extendiendo su mano con entusiasmo—. Las primeras humanas en este increíble lugar.
Vendel frunció el ceño, mirando su mano con escepticismo.
—¡No, no y no! —bufó, cruzando sus brazos con aire severo—. Acepta un Cazatroles humano porque el amuleto lo eligió, y al gordito como... apoyo moral.
—¡Oiga! —se quejó Toby, visiblemente ofendido, mientras Bridget reprimió una risa.
—¡Pero esto! —continuó Vendel, señalando a Clara—. Una cuarta humana aquí es una plaga en crecimiento.
—Vendel, yo puedo explicarlo... —intervino Jim, intentando calmar los ánimos.
Antes de que pudiera terminar, Clara alzó la mano, pidiendo silencio, y comenzó a hablar en un fluido idioma troll. Su voz resonó con seguridad, pronunciando cada palabra con una precisión impecable.
Todos en la taberna quedaron en completo silencio. Blinky, AAARRRGGHH, Vendel, e incluso sus amigos humanos la miraban boquiabiertos. Bridget, que conocía la habilidad de Clara, se mostró orgullosa al ver la reacción de los demás.
—¿Habla trolles? —murmuró Vendel, sorprendido—. Y Mercado Troll tiene el honor de recibirla también—le extendió la mano siendo bien aceptada—Oh Blinkous si tan solo el amuleto hubiera elegido a un ilustrado y delicado saco de carne como ella.
—Oye—se onfendió el azabache escuchando la risa burlona de su mejor amiga—. ¿Tu también?.
—¡Solo bromeo! —respondió la pelirroja, dándole un codazo amistoso que logró arrancarle una sonrisa.
—¿Hablas troles?.
—Si, me enseño No-Enrique.
—Eso fue asombroso Clara—admitió el de ojos azules—. Vendel te adoro.
—Y él odia a todo el mundo—agrego la pelirroja negando burlona.
—Señor Blinky, Mercado Troll es increíble. Me encanta cada rincón, pero si no es mucha molestia, hay algo en particular que necesito ver —dijo con tono suplicante, juntando las manos frente a él.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
El grupo avanzó hacia la bóveda donde se encontraban las piezas del puente Muerte Enfrente, selladas bajo estricta vigilancia. El ambiente allí era pesado, cargado de una energía ominosa que hizo que Bridget se estremeciera. Sentía náuseas, como si la manzana que había comido antes quisiera volver.
Jim notó su expresión de incomodidad y, sin dudarlo, tomó su mano con suavidad. Bridget dio un leve respingo al principio, sorprendida por el gesto, pero luego le sonrió, entrelazando sus dedos con los de él. El contacto parecía calmarla, aunque ambos ignoraron que Blinky, con sus seis ojos, los observaba con discreta curiosidad.
—El puente —murmuró AAARRRGGHH cuando el grupo se adentró en la bóveda.
—Más específicamente, lo que solía ser el puente Muerte Enfrente —aclaró Blinky, gesticulando hacia las piezas rotas que estaban cuidadosamente organizadas—. Cada fragmento está estabilizado, incluido el Ojo de Roca.
Mientras hablaba, Clara se adelantó lentamente hacia las piezas del puente.
—Esperemos que esto le dé a la chica un consuelo —añadió Blinky en voz baja, observándola—. ¿Ella entiende realmente por qué no podemos permitir que este puente se abra de nuevo?.
—Bueno, como tú mismo dijiste, sería una locura abrirlo y permitir que Gunmar salga —intervino Bridget, cruzando los brazos con expresión severa.
—Cierto, Jim? —preguntó Toby, dándole un codazo amistoso al Cazatroles.
—Sí... claro —respondió Jim, algo distraído. Sintió la presión en su mano aumentar ligeramente y, al girar la cabeza, vio que Bridget lo miraba con preocupación. Le ofreció una sonrisa tranquilizadora, apretando suavemente sus dedos entrelazados para infundirle seguridad.
Mientras tanto, Clara se inclinó hacia las piezas del puente, observando cada fragmento con detenimiento. Se arrodilló frente a una roca que parecía especialmente importante y comenzó a hablar con suavidad.
—Hola amigo. Es tu hermana —murmuró con un tono tierno, como si hablara directamente a su hermano atrapado en las Tierras Oscuras—. No creas que me olvidé de ti. Te vamos a rescatar, lo prometo. Hasta pronto, chicharrón.
Con una sonrisa melancólica, dejó un pequeño beso en la roca antes de limpiarse las lágrimas que habían comenzado a rodar por su rostro.
—Gracias por darme eso —dijo con voz firme, dirigiéndose al grupo mientras regresaba junto a ellos.
—Tobias, joven Bridget —llamó Blinky con un tono algo más serio—. ¿Podrían ser tan amables de continuar mostrando a Clara el resto de Mercado Troll?
—¿Y tú? —preguntó Bridget con curiosidad.
—Necesito unas palabras a solas con nuestros Cazatroles —explicó el troll de cuatro brazos, mirando a Jim significativamente.
Bridget se acercó con una pequeña sonrisa, entendiendo que debía dejarles espacio.
—Vamos, Clara —dijo, tomando la mano de su amiga para guiarla fuera de la bóveda. Toby les siguió de cerca, tarareando una melodía despreocupada mientras salían.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
El último lugar que Clara no había visitado hasta ahora era la forja del héroe, así que hacia allí se dirigieron mientras Toby explicaba el lugar.
—¿Todo esto para un Cazatroles? —preguntó sorprendida la chica de mechón azul.
—También entreno aquí cuando necesitamos mejorar: hacer músculos, maximizar bíceps... ya saben, cosas de héroes —comentó el castaño mientras hacía unas poses exageradas. Bridget negó con la cabeza, burlona.
—¿Ese es Draal? ¿El hijo de Kanjigar? —preguntó la joven de chaqueta morada, ignorando por completo al robusto.
—En carne... —respondió el muchacho.
—Piedra, piedra y hueso —corrigió la pelirroja, observando cómo Draal trabajaba en la estatua de su padre.
—¿Qué estatua está haciendo? —inquirió Clara con curiosidad.
—Yo no hago estatuas. Este es mi padre —respondió el troll, haciéndose a un lado para mostrar el cuerpo petrificado de Kanjigar.
—Ha llevado tiempo reunir sus restos —murmuró el chico de frenos con una mueca. Luego, añadió con nerviosismo—: Odiaría estar presente cuando reconstruyan a Jim, ¿verdad? ¡Qué revoltijo! —Soltó una risa incómoda—. Me doy asco a mí mismo.
—¿Pelean en una arena rodeada por los restos de Cazatroles muertos? —preguntó la pelinegra, alzando una ceja. Toby y Bridget intercambiaron miradas preocupadas.
—Eso es... ¡la cosa más rara y heroica que he visto! —exclamó emocionada—. ¿Podemos encenderla? —preguntó mientras se dirigía hacia los controles.
—Eh... no creo que sea buena idea —opinó la chica de mirada azulada, haciendo una mueca de desaprobación.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
Bridget estaba aferrada a un bloque elevado, su cuerpo temblando mientras un par de hachas giratorias pasaban peligrosamente cerca de ella. Su respiración era acelerada, y el sudor perlaba su frente.
—¡¿Por qué nunca me hacen caso?! —gritó aterrada tratando de sostenerse.
En ese momento, Jim irrumpió en la forja, su mirada recorrio rápidamente el caos que lo rodeaba. Clara colgaba de otro bloque, sus brazos tensos mientras se esforzaba por mantenerse sujeta. Toby, por su parte, tambaleaba en una plataforma que parecía lista para ceder.
Sin dudarlo, gritó el nombre de Clara, pero ella, aunque agotada, logró indicarle con un gesto que ayudara primero a Toby. La plataforma del robusto parecía la más inestable.
Mientras tanto, Draal forcejeaba con un panel de control, sus gruñidos frustrados resonando en la forja. Sus intentos por apagar el mecanismo eran inútiles, y la situación solo empeoraba.
Bridget, todavía aferrada a su bloque, giró la cabeza lo justo para ver cómo las cuchillas se aproximaban una vez más. Se encogió instintivamente.
—¡Pues prueba con el otro brazo, Draal!.
James, viendo el peligro que enfrentaban todos, se concentró en alcanzar la "boca de la verdad", el único lugar donde podría detener el caos. Con un impulso, comenzó a escalar, esquivando cuchillas que zumbaban a unos centímetros de su cuerpo.
Mientras tanto, la pelirroja sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando el bloque al que estaba aferrada comenzó a moverse. Su posición cambió bruscamente, y pronto quedó colgando únicamente de sus manos, sus dedos empezaron a resbalar peligrosamente.
—Un par de alas de hada no estarían mal ahora —pensó, tratando de contener el pánico mientras un grito se formaba en su garganta.
Jim llegó a la "boca de la verdad" justo un tiempo. Su mano se extendió hacia el interruptor, decidido a apagar el mecanismo. Sin embargo, antes de que pudiera completarlo, Bridget perdió el agarre. Su cuerpo comenzó a caer y un grito desgarrador se escapo de sus labios.
—¡Por Deya, no quiero morir de esta forma!.
En el último instante, el mecanismo de la forja se detuvo. El bloque que había soltado a Bridget cambió de dirección, llevándola hacia una plataforma más baja. Aunque se aterrorizó con un golpe que hizo eco en la habitación, estaba viva. Se quedó tumbada, jadeando, su cuerpo sacudido por la adrenalina.
—Gracias, dios. Oh, Thor, casi me voy con Unkar —murmuró mientras sonreía débilmente, aliviada por haber sobrevivido.
Clara y Toby corrieron hacia ella, ayudándola a ponerse de pie mientras Bridget cojeaba ligeramente. Aunque todavía estaba conmocionada, logró sonreír. Sin embargo, su alivio fue breve cuando un destello brillante captó la atención del grupo.
La luz provenía de la "boca de la verdad". Jim tenía su brazo insertado en el mecanismo, y el resplandor crecía en intensidad. De repente, una explosión de energía llenó la habitación, cegándolas momentáneamente.
Cuando la luz se desvaneció, el lugar quedó en silencio. Clara fue la primera en reaccionar, su mirada buscando frenéticamente al cazatroles.
—¿Jim? —preguntó, con la voz temblorosa.
No hubo respuesta. AAARRRGGHH, con una expresión solemne, murmuró:
—No, Jim.
Bridget giró hacia él, sus ojos llenos de confusión y miedo.
—¿Qué quieres decir con que no hay Jim? —preguntó, al borde del pánico.
—Ha sido invocado —hablo Blinky.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
El lugar en el que se encontraba ahora tenía un aire similar a una forja, pero la iluminación era tenue, casi inexistente. Estaba rodeado por imponentes estatuas de los antiguos Cazatroles, todas con un detalle particular: sus ojos brillaban con un intenso color azul. Su corazón dio un vuelco cuando unas aureolas del mismo tono comenzaron a moverse a su alrededor.
Instintivamente, desenvainó su espada para defenderse, pero, en un abrir y cerrar de ojos, esta le fue arrebatada. Su sorpresa aumentó al ver frente a él a Kanjigar, apuntándolo con la misma espada.
—Solo un Cazatroles puede blandir esta espada.
—¡Nosotros somos Cazatroles! —respondió con firmeza.
El joven de cabello azabache giró la cabeza, observando la estatua que Draal había construido con los restos de su padre. —T-Tú eres Kanjigar... la voz de mi amuleto. Eres tú.
—¿Tu amuleto?.
De repente, varias voces comenzaron a resonar en el lugar. Provenían de los antiguos Cazatroles que en su tiempo habían portado el amuleto. Se presentaron como el Consejo. En ese momento, la espada volvió a las manos de James, como si reconociera a su legítimo portador.
Por un instante, Jim pensó que había muerto, culpando a la forja por lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, Kanjigar disipó sus dudas, señalando que se encontraba en el Vacío, un lugar entre mundos donde el Cazatroles podía recibir consejos de quienes lo habían precedido.
—El caos en la arena... fueron ustedes —teorizó, mirando fijamente a Kanjigar—. Esperen, ¿han estado observándome?.
—Aquí no hay secretos —respondió Kanjigar con solemnidad.
Una neblina azulada apareció, mostrando la escena en la que habían derrotado a Bular. —Hemos visto todo: tus triunfos y tus fracasos.
Otra neblina se formó, esta vez revelando el momento en el que Jim le decía a Clara que no podían arriesgarse a liberar a Gunmar abriendo el puente.
—Sabemos lo que planeas hacer, joven Cazatroles. Buscas peligro y muerte.
—Tenemos que ir —insistió James con determinación.
—"Tenemos" —remarcó Kanjigar con fuerza—. Un Cazatroles trabaja solo. Si llevas a tus seres queridos a las Tierras Oscuras, todos serán devorados por ellas. Ser un Cazatroles implica sacrificios.
Una nueva neblina mostró cómo Kanjigar había tomado la dolorosa decisión de alejarse de su propio hijo para protegerlo.
—Yo tuve que distanciarme de mi hijo para mantenerlo a salvo. ¡Algo que tú no pudiste hacer!.
El chico bajó la mirada de inmediato, incapaz de soportar el recuerdo de cómo Draal perdió su brazo al liberar el amuleto del puente. La culpa seguía pesando sobre él como una losa.
—Mira, no soy perfecto —admitió con voz quebrada—, pero tal vez mis amigos son la única razón por la que... aún sigo respirando.
—¡Y los estarías exponiendo al peligro al llevarlos a las tierras oscuras! ¡Incluso pondrías en riesgo la vida de la hija de los antiguos reyes! ¡La estarías entregando directamente a las manos de Gunmar!
La última visión en la neblina mostró a Bridget en el presente, jugando nerviosa con sus dedos. Jim intentó tocar la imagen, queriendo sostener sus manos, pero la neblina se desvaneció al instante.
—¿Qué busca Gunmar con ella? —preguntó en voz baja, con una expresión de seriedad que no dejaba lugar a dudas.
—Venganza —respondió Kanjigar con gravedad—. La reina Marion fue quien provocó la furia de Gunmar. Él juró vengarse de ella lastimándola de la forma más cruel: atacando lo que más amaba. Su hija.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
Clara observaba a Bridget, quien caminaba en círculos por la sala con una expresión de profunda preocupación.
—No tienes por qué preocuparte tanto, Bridget —comentó la de ojos castaños, tratando de tranquilizarla.
Pero Bridget no se detuvo. Su caminar frenético reflejaba el torbellino de pensamientos que la atormentaba.
—Blinky dijo que está en el Vacío, y eso no suena bien. Es... demasiado malo —respondió sin detenerse, su tono cargado de ansiedad.
En su mente, las ideas más aterradoras comenzaron a tomar forma.
"¿Y si la forja lo mató y ahora está siendo descuartizado por los anteriores cazatroles? ¡¿O por Bular?!"
Un escalofrío la recorrió, y su imaginación no hacía más que empeorar las cosas.
"Niña, ya basta, me aburres".
—Sí, pero... ¿estamos hablando de fantasmas felices o de poltergeists que chupan el alma? —preguntó Toby, ahora contagiado por la inquietud de Bridget.
Blinky intervino, intentando calmar al joven.
—No chuparán su alma, joven Tobías. Está bajo la guía espiritual de los maestros cazatroles.
— ¡¿Guías consejeros fantasmas?! —exclamó Toby con una mezcla de fascinación y miedo.
—¡¿Al estilo Superman?! —añadió Bridget, deteniéndose finalmente y mirando al troll con escepticismo.
—A Jim siempre le tocan las cosas geniales —murmuró el robusto cruzándose de brazos, un dejo de envidia en su tono.
De repente, un resplandor llenó la sala, cegándolos por unos instantes. Cuando la luz desapareció, Jim apareció frente a ellos, aparentemente ileso.
—¡Por Deyá, estás vivo! —gritó Bridget con alivio, corriendo hacia él y lanzándose en un abrazo que los hizo caer al suelo.
Jim río, algo sonrojado mientras sentía el peso de la chica aferrada a su cintura.
—Estoy bien, Bree' —dijo con una sonrisa, aunque no podía ocultar la sorpresa por la intensidad del gesto.
—Y ahora lo mataste, JR —comentó Toby con tono burlón mientras se acercaba.
Bridget le lanzó una mirada fulminante antes de separarse de Jim, cruzándose de brazos para disimular su nerviosismo.
—¡Por si acaso! Blinky dijo algo completamente diferente —se defendió, intentando recuperar la compostura.
Clara, por su parte, observaba a Jim con una mezcla de asombro y diversión.
—Guau. Troles y fantasmas existen. ¿Qué sigue? ¿Hadas? ¿"El sueño de una noche de verano"? —bromeó mientras le daba un leve codazo a Bridget.
—Ja, ja, qué graciosa —respondió Bridget, rodando los ojos antes de girarse hacia Jim con el ceño fruncido—. ¿Qué te dijeron?
Jim tomó aire, su mirada seria mientras reunía las palabras adecuadas.
—Dijeron que no nos detendrán —respondió finalmente, aunque su tono denotaba cierta inquietud. Sus ojos se posaron en Bridget, y el eco de las palabras de Kanjigar seguía pesando en su mente.
Draal, quien había estado en silencio, intervino con una pregunta directa:
— ¿Qué es lo que mi padre no quiere que hagas?.
Jim desvió la mirada hacia el troll, encogiéndose de hombros.
—Que entre a las Tierras Oscuras —admitió con una mueca—. Pero si lo hacemos, dijeron que la única forma de salir es... si matamos a Gunmar.
Un silencio pesado se instaló en la sala. El grupo compartía miradas cargadas de preocupación.
—Y sin Strickler, tal vez haya una oportunidad.
Bridget desvió la mirada, cruzando los brazos mientras su mente trabajaba a toda velocidad. Sabía que las guías no permitirían que Jim estuviera acompañado en las Tierras Oscuras, lo que significaba que, tarde o temprano, él tendría que tomar una decisión difícil.
Pero ella ya había tomado la suya.
No lo dejaría solo, sin importar el costo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro