Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

xi. ¿Jim?

╔════════════════════╗

Capítulo once| ¿Jim?

Los pasos de Strickler resonaban por todo el museo. Había tardado, pero finalmente lo había conseguido. Al entrar en la sala donde se ocultaban los restos de Muerte Enfrente, dejó caer varios pergaminos y un libro abierto sobre una caja. Aquello no solo llamó la atención de Bular, sino también la de su padre, Gunmar, quien seguía atrapado en las tierras oscuras y solo podía manifestarse de forma etérea.

—Hay otra manera de abrir el puente —anunció el cambiante.

—¿De qué estás hablando impuro? —Bular se acercó a él, abandonando la conversación que mantenía con su padre—. Dijiste que la única forma de abrir el puente era con el amuleto del Cazatroles.

—Eso creía, hasta que encontré esto —respondió Strickler, señalando una página del libro abierto—. Según las historias, Muerte Enfrente fue creado por la magia de la hechicera Isabelle Valerious, con el propósito de encerrar a las criaturas que perseguían el legado de su familia. Sin embargo, descubrí un texto que afirma que Isabelle recibió ayuda de un hada en particular: Marion Mellark.

Strickler clavó la punta de su lapicero en la imagen de la mencionada. Al reconocerla, Bular arrancó la hoja con furia. Marion no solo había sido responsable de la muerte de su madre, sino también de que su padre quedara atrapado en las tierras oscuras. Con un gruñido, arrugó la página entre sus manos.

—¿A dónde quieres llegar con esto?.

—Isabelle utilizó la sangre de Marion para abrir el portal, permitiendo que los monstruos que la perseguían fueran encerrados —explicó Strickler mientras tomaba uno de los pergaminos—. Marion tuvo una hija con Oritel, pero la niña desapareció misteriosamente después de los eventos de Muerte Enfrente.

Una risa grave los interrumpió. Al girarse, notaron que provenía de Gunmar, quien había estado escuchando atentamente la conversación.

—La niña sigue viva —ironizó el troll, con una sonrisa maliciosa—. Marion jamás habría sido capaz de matar a su propia hija.

La mente de Strickler divagó por unos instantes, reflexionando sobre las actitudes inusuales que había notado en Faradonga. Al principio decidió pasar por alto la cercanía evidente entre la mujer y Bridget, pero pronto recordó las misteriosas desapariciones que ambas habían protagonizado últimamente y cómo Faradonga parecía evitar que él se acercara a la joven.

Entonces, su atención se centró en las facciones de Bridget. Sus ojos se desviaron hacia la imagen de Marion, y fue ahí cuando lo notó: ambas compartían los mismos rasgos. El color de su cabello, aquella mirada dulce pero inquietante, la curva de sus labios, el contorno de sus mejillas... todo era sorprendentemente similar.

De repente, sus ojos se abrieron con asombro. Marion no solo había sacrificado su vida para proteger a su hija, sino que también había empleado toda su magia para ocultarla de quienes la perseguían. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras se enderezaba con determinación.

—La trajo directamente hacia nosotros —dijo, girándose hacia los dos troles mientras colocaba ambas manos detrás de su espalda—. Con su sangre, tendremos la oportunidad de abrir el puente.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Mi ceño se fruncía ante la actitud extraña que había adoptado Jim. Desde la mañana, parecía transformarse de una manera que no lograba comprender. Ahora se mostraba más seguro de sí mismo, valiente y confiado. Admito que su nueva actitud me resultaba algo atractiva, pero en ocasiones llegaba a exagerar demasiado. Durante la clase, entró de manera abrupta y "resolvió" el ejercicio que había planteado la señorita Janeth. Sin embargo, déjenme decirles que todo lo que hizo estaba completamente mal. Sonreí nerviosa cuando me guiñó un ojo justo antes de ser expulsado por la maestra.

A la hora del almuerzo, lo único que pude hacer fue jugar con mi comida. Hoy tenían programado ensayar la escena del beso, lo que significaba que Jim tendría que besar a Clara, probar unos labios que no eran los míos. Ese pensamiento me perturbaba tanto que, sin darme cuenta, clavé mi tenedor en el plato con tanta fuerza que lo rompí.

El ruido del plato roto atrajo varias miradas en el comedor, pero rápidamente me disculpé y recogí los pedazos, tratando de ocultar mi vergüenza. Mientras lo hacía, sentí una presencia a mi lado. Era él, con esa sonrisa traviesa que últimamente parecía llevar siempre consigo.

—¿Todo bien? —preguntó, inclinándose un poco para mirarme a los ojos.

Asentí rápidamente, aunque sabía que mi rostro me delataba. No podía evitar pensar en la escena que ensayarían más tarde. Él parecía leerme como un libro abierto, porque su sonrisa se amplió y, con un tono que mezclaba burla y ternura, añadió:

—No te preocupes, no es real. Es solo actuación.

Quise responder algo ingenioso, algo que me hiciera parecer indiferente, pero las palabras no salieron. En cambio, me limité a mirar mis manos, que aún temblaban ligeramente. Jim se agachó para ayudarme a recoger el desastre que había causado, y por un momento nuestras manos se rozaron. Fue un contacto breve, pero suficiente para que mi corazón se acelerara.

Cuando finalmente me levanté, él se quedó allí, mirándome con una intensidad que me desarmó por completo. Antes de que pudiera decir algo, Clara apareció, llamándolo desde la puerta del comedor.

—Jim, te necesitamos para repasar el guion antes de la clase.

Él me lanzó una última mirada, como si quisiera decir algo más, pero finalmente se giró y se fue con ella. Me quedé allí, sintiendo una mezcla de celos y confusión. ¿Qué era lo que realmente sentía por él? Y, más importante aún, ¿Qué sentía él por mí?.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Oh, sea otro nombre. ¿Qué es un nombre? —recitó Clara, moviéndose con gracia sobre el escenario—. Lo que llamamos rosa tendría el mismo perfume con otro nombre.

No tan dulce como el suyo, mi lady —interrumpió Lake al aparecer en el ensayo, con una sonrisa arrogante—. Y Romeo está aquí, listo para traer toda la emoción.

—Esa no es la frase, Jim —le reprochó Clara, cruzándose de brazos.

—Sí, tuve algunas ideas respecto al libreto —respondió él, ajustándose la chaqueta azul y entregándole un guion nuevo

—¿Reescribiste a Shakespeare?.

—Le puse más comedia y aumenté la acción —dijo Jim, con un destello de orgullo en sus ojos azules—. Agregué un poco más de... Romantika —añadió, pronunciando la última palabra en ruso.

—¿Sabes ruso? —preguntó ella, sorprendida.

Jim asintió con un gesto casual. Desde que escuchó a su rojita mencionar que parte de sus raíces eran rusas, había decidido aprender el idioma. Tal vez, algún día, usaría ese conocimiento como su arma secreta para confesarle sus sentimientos.

—¡Reescribió a Shakespeare! —exclamó Daphne, escandalizada.

—¡Oh, persecución de autos! —dijo Eli, emocionado al hojear las páginas.

—Bueno, después de unos cientos de años, la obra se sentía anticuada —admitió James con un encogimiento de hombros—. ¿Y para qué tantas muertes? Rayos, ¿qué es esto? ¿Una tragedia?.

—Sea como sea, señor Lake, hemos pasado meses ensayando las páginas anticuadas —comentó Bridget, ajustándose las gafas mientras se levantaba de su asiento.

—Entonces, ¿Qué tal si lo hacemos como se escribió originalmente? —sugirió la de mechón azul.

—Claro, si quieres aburrir al público con tu actuación —replicó Jim, rodando los ojos.

Un fuerte jadeo se escuchó entre los presentes. Daphne soltó un "Uh" mientras veía cómo el enojo se apoderaba de Clara.

—¿Cuál es tu maldito problema? —preguntó Clara, mirándolo con furia—. Ahora haces fiestas, destruyes mi casa, y encima esto —lo señaló con irritación—. Este no eres tú, Jim.

—Soy yo, totalmente yo —replicó él, señalándose a sí mismo—. Solo que un yo mejor.

—Bueno, no es mejor —intervino, con tono crítico—. Sé que crees que eres genial...

—Es cierto, es cierto —la interrumpió con una sonrisa confiada—. No soy genial, soy irreal.

Intentó acercarse a Clara, pero de repente sintió cómo lo tomaban del brazo y lo hacían rodar por el suelo. La responsable fue Allison, una chica de último año que Bridget conocía bien.

—Por Dios, qué idiota —murmuró Allison, sacudiéndose las manos—. ¿Están bien? —preguntó, dirigiéndose a las chicas.

—Sí, gracias por eso —respondió Daphne, soltando un suspiro aliviado.

—¿No hay beso entonces?.

Allison chasqueó la lengua y, con un giro calculado, casi le propina un golpe con el pie. Aunque falló a propósito, logró asustarlo.

—La próxima no fallaré —le advirtió, alzando una ceja antes de bajar del escenario.

—No me interesa, de todos modos no eras tú a quien quería besar —exclamó Jim, levantándose con dificultad antes de marcharse.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

No podía negar que, en el camino de regreso a casa, empezó a sentir que alguien la vigilaba. Miraba en todas direcciones, intentando descubrir quién o qué la observaba, pero no encontró absolutamente nada. Apretó con fuerza el agarre de su mochila y continuó avanzando.

—Bloom.

Se detuvo de inmediato. Sus pies quedaron inmóviles y su respiración se congeló. Ese nombre... lo conocía demasiado bien: "Bloom". La palabra resonaba una y otra vez en su mente, como si alguien la estuviera llamando o advirtiendo de un peligro inminente. Giró en todas direcciones, buscando al responsable de aquella voz, pero nuevamente no encontró nada. Sin embargo, el nombre seguía martillando su cabeza.

Llevó las manos a su frente, sintiendo un dolor punzante, y cayó de rodillas sobre el pavimento, sosteniéndose con dificultad. Cuando abrió los ojos, estos brillaban con un intenso color naranja. De repente, llamas comenzaron a rodearla, formando un círculo de fuego que creció a su alrededor.

—Bloom.

La visión de una mujer apareció ante ella, sosteniéndola entre sus brazos mientras lágrimas rodaban por sus mejillas. La mujer parecía angustiada, saliendo apresurada de una alcoba tras escuchar un estruendo ensordecedor. La vio correr por los pasillos de un castillo que le resultaba completamente desconocido.

—Lo hice por protegerte.

—¿Protegerme? —susurró, aunque su voz no alcanzó a salir de sus labios. La escena seguía desarrollándose ante sus ojos como un sueño vívido, imposible de detener.

La mujer, con el rostro marcado por la desesperación, llegó a una gran sala iluminada por la tenue luz de candelabros. Afuera, el eco de gritos y el choque de metales resonaban con fuerza, como si una batalla estuviera librándose a pocos metros. 

—No dejaré que te encuentren —murmuró la mujer, apretando contra su pecho aquello que parecía proteger con su vida. Sus ojos, llenos de determinación, buscaron algo en la habitación. Finalmente, se dirigió hacia un enorme espejo de marco dorado que ocupaba casi toda una pared.

El espejo no reflejaba la sala como debería. En su lugar, mostraba un paisaje extraño, un bosque envuelto en niebla y luces danzantes, junto a un grupo de mujeres que portaban túnicas negras. La mujer extendió una mano hacia la superficie cristalina, que comenzó a ondular como si fuera agua.

—Bloom, debes recordar esto... —dijo con un hilo de voz, mientras las lágrimas seguían cayendo de sus ojos. La visión se tornó más borrosa, y el sonido de pasos apresurados se acercaba cada vez más.

De pronto, todo se desvaneció. Bloom abrió los ojos, jadeando; se paralizó. Delante de ella, Bular blandiendo su espada soltaba una risa que erizaba la piel de la pecosa.

—Beberé tu sangre en una copa hecha de los huesos del cráneo de tu madre —apuntó Bular con su espada.

Lo único que pudo hacer fue soltar un grito antes de empezar a correr por las calles solitarias de Arcadia. El primer lugar al que pensó dirigirse fue el Mercado Troll, pero no tenía un horganzel para poder abrir la brecha. Ahogó un jadeo al sentir al troll cada vez más cerca de ella.

Mientras corría, la desesperación la invadía. Sin embargo se lanzó por unos de los callejones donde el troll se quedó atrapado por unos instantes, la chica levantó las manos creando una barrera de fuego impidiendo que Bular pudiera avanzar.

Miró a ambos lados, dándose cuenta de que estaba atrapada en un callejón sin salida. Sin embargo, sus ojos se posaron en las rejillas de la alcantarilla bajo sus pies. La barrera no aguantaría mucho más, así que, sin dudarlo, retiró las rejillas como pudo y se lanzó a las cloacas. El impacto la hizo rasparse las rodillas, pero se quedó quieta unos segundos, intentando adaptarse al dolor. Al escuchar el gruñido del troll, se levantó de inmediato y comenzó a correr nuevamente, sin tener claro hacia dónde dirigirse.

—¡Bular!.

Bridget se detuvo en seco. —Jim.

No, no, no. Él no podía haber sido tan insensato como para venir hasta aquí y enfrentarse a Bular. Escuchó su voz otra vez, esta vez con un tono de queja. Maldijo en voz baja antes de empezar a correr de nuevo, esta vez guiándose por la voz de Jim. Sin embargo, pronto otras voces se unieron al eco: Blinky y AAARRRGGHH. Bridget se detuvo por unos instantes, incapaz de ignorar los ecos que resonaban por toda la red de cloacas. Se cubrió los oídos, ya que el ruido comenzaba a atormentarla.  

Sacudió la cabeza con fuerza y siguió corriendo, ignorando el hecho de que los gruñidos de Bular se escuchaban cada vez más cerca. Al girar una esquina, se quedó paralizada por un instante. Frente a ella, la gema que Jim llevaba en el cuello cayó al suelo, rodando unos metros antes de ser aplastada bajo la pesada pisada de Bular. Este levantó la mirada, encontrándose con los ojos aterrorizados de la joven.

—Idéntica a tu madre —dijo el troll mientras desenvainaba su espada—. Siempre arriesgándose por el inútil de Oritel. 

Jim intentó controlar su respiración, pero esta se aceleró al ver que Bular ahora fijaba su atención en Bridget. Su piel se erizó al observar cómo el troll avanzaba hacia ella. Con esfuerzo y dolor, Jim se levantó, intentando invocar su espada, pero sus intentos resultaron inútiles. 

—¡La pelea es conmigo, no con ella!.  

Bular lo miró de reojo, distraído, y Bridget aprovechó ese instante. Sus ojos se tornaron de un intenso color dorado mientras extendía las manos hacia el suelo. Un camino de fuego surgió de sus palmas, rodeando al troll por completo. Los gruñidos furiosos de Bular se mezclaron con pequeños quejidos de dolor. La pelirroja comenzó a caminar en círculos alrededor de él, apretando los puños con fuerza para intensificar aún más las llamas.

—¡Cobardes!. ¡Enfrenta tu destino final Joven Atlas!.

Ambos palidecieron al escuchar la voz de Strickler resonando en sus cabezas. Habían sido tan ingenuos al no sospechar que él estaba involucrado en todo esto, que era uno de ellos: un cambiante, un farsante. El impacto del descubrimiento los dejó paralizados, y el fuego comenzó a desvanecerse, permitiendo que Bular lo atravesara sin dificultad. Jim reaccionó de inmediato, tomó a Bridget y la lanzó hacia donde estaban Blinky y AAARRRGGHH.

—¡Jim! —exclamó Bridget.

—¡Llévensela de aquí! —ordenó con firmeza.

Sin otra opción, los dos troles levantaron a la joven y comenzaron a alejarla, ignorando los gritos desesperados que ella soltaba. AAARRRGGHH tuvo que cargarla en brazos y sujetarla con fuerza para evitar que escapara.

—¡Jim! ¡No podemos dejarlo aquí! ¡Jim, por favor! —suplicaba Bridget entre lágrimas.

—Esto es culpa mía por haberte metido en todo esto —murmuró Jim con amargura.

Su mirada se posó en ella por última vez antes de volverse hacia el agujero donde Toby lo esperaba, extendiéndole la mano mientras esquivaba los ataques de Bular.

—Perdí el grit-shaka, pero sé que aún puedo ser valiente —dijo, quitándose la armadura.

En el momento en que Bular alzó su espada nuevamente, Jim dio un salto decidido, logrando aferrarse a la mano de Toby justo a tiempo.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Cayó al suelo exhausta, intentando recuperar el aliento. Un dolor punzante recorría su cuerpo, y estaba segura de que los raspones en sus rodillas ya comenzaban a infectarse.

—Joven Bridget.

—Jim.

Ignoró el llamado de Blinky y, con determinación, se levantó de inmediato. Sin vacilar, comenzó a correr de nuevo, ignorando las súplicas de los dos troles. No le importaba el agotamiento de sus piernas, ni la visión que había tenido con Marion. Tampoco le importaba la revelación de Bular sobre que aquella mujer era su madre, ni el hecho de ser la tan mencionada Bloom. Nada importaba, salvo una cosa: el bienestar de Jim.

Su cuerpo le rogaba descansar; un dolor agudo en las costillas amenazaba con detenerlo, pero lo ignoró. Su única prioridad era asegurarse de que su bella pelirroja estuviera bien. Corría por las calles sin prestar atención a las señales de tránsito, provocando que varios autos estuvieran a punto de atropellarlo. Algunos vehículos incluso chocaron entre sí, pero no se detuvo a disculparse. Siguió adelante, con el corazón latiendo al límite, hasta que finalmente la vio.

Ambos se detuvieron, quedando a escasos metros de distancia. Sus respiraciones eran agitadas, sus rostros mostraban rasguños, y sus cuerpos estaban marcados por moretones, pero estaban vivos. Estaban bien. Jim fue el primero en reaccionar, corriendo hacia ella con desesperación. Bridget no tardó en imitarlo, aunque sus piernas no le permitieron avanzar demasiado rápido. Él llegó primero.

Sintió como la rodeaba en sus brazos y la alzaba un poco del suelo, ella se aferró a él escondiendo su rostro en su cuello, habían estado cerca de la muerte era obvio que estaban más que asustados, pero no de casi morir si no que de que casi se pierden el uno al otro

Sintió cómo los brazos de Jim la rodeaban y la levantaban ligeramente del suelo. Bridget se aferró a él con fuerza, escondiendo su rostro en su cuello. Habían estado al borde de la muerte, y el miedo los embargaba, pero no era el temor a morir lo que los atormentaba, sino la posibilidad de haberse perdido el uno al otro.

La sostuvo con fuerza, como si temiera que soltarla pudiera hacerla desaparecer. Bridget, aún con el rostro enterrado en su cuello, dejó escapar un sollozo ahogado. Era la primera vez que permitía que sus emociones la dominaran desde que todo aquello había comenzado. Las lágrimas rodaron por sus mejillas, empapando la chaqueta del azabache, pero él no dijo nada. Solo la sostuvo, dándole el espacio para desahogarse.

—Pensé que te había perdido —murmuró ella con voz quebrada, sus dedos aferrándose a la tela de su chaqueta como si fuera su único ancla.

James apartó ligeramente su rostro para mirarla a los ojos. Sus propios ojos estaban vidriosos, pero había una determinación inquebrantable en ellos.

—Oye, tú jamás podrás perder a este chico completamente irreal—bromeó un poco, acariciando sus mejillas

Ella asintió débilmente, con una pequeña sonrisa formándose en sus labios, aunque no estaba segura de si podía creerle del todo. El mundo en el que vivían era cruel, y las promesas, por más sinceras que fueran, a menudo se rompían. Pero en ese momento, necesitaba aferrarse a algo, y las palabras de Jim eran lo único que le daba fuerza.

El sonido de sirenas a lo lejos los sacó de su burbuja. Bridget se separó un poco, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano. Él la observó con preocupación, pero la pecosa negó con la cabeza.

—Estoy bien —dijo, aunque ambos sabían que no era del todo cierto—. Tenemos que movernos antes de que nos vuelvan arrestar.

Jim asintió, pero no soltó su mano mientras comenzaban a caminar. Cada paso era una lucha para Bridget, pero no se quejó. Sabía que no podían permitirse detenerse. La revelación de Bular, la visión de Marion... Todo seguía siendo un torbellino en su mente, pero no tenía tiempo para procesarlo. Lo único que importaba ahora era mantenerse en movimiento y protegerse mutuamente.

Editado

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro