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vi. Goblins

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Capítulo seis| Goblins

Observaba con cierta pesadez el amanecer; los rayos de luz estaban a punto de entrar por la ventana. Lo único que se escuchaba en la habitación era su respiración y la de Bridget, quien descansaba plácidamente sobre su pecho. Tras los acontecimientos de la noche anterior, donde permitió que su pelirroja se desahogara con él, le ofreció quedarse a dormir. Su madre no llegaría hasta después del mediodía, y la madre de Bridget había salido de la ciudad por trabajo. Jim no quería volver a dejarla sola.

Los ojos azules del chico se posaron en el rostro perfecto de Bridget. Acarició su cabello por primera vez, cumpliendo el segundo deseo de su lista: poder tocarlo y sentirlo entre sus dedos. Era tan suave y delicado que temía romperla, como si fuera una muñeca de porcelana. Se acomodó mejor con la intención de contemplarla, como lo había hecho durante toda la noche. Ambos se habían quedado despiertos hasta tarde; Bridget se dedicó a hablarle sobre su magia y lo que ella era, también mencionó lo de Faradonga. Aunque al principio Jim se sorprendió, supo comprenderla y, en lugar de hacer preguntas como cualquier persona haría, se dedicó a acariciar sus manos o sus mejillas. No quería que ella sintiera que le tenía miedo; quería que se sintiera segura y confiada.

Bridget se quedó dormida horas después, pero él continuaba despierto. La pelirroja había advertido sobre el descontrol que su magia que a veces sufría por las noches, y por eso inicialmente dudó en dormir junto a él. Temía hacerle daño, pero Jim le aseguró que eso nunca sucedería. Confiaba tanto en ella que arriesgaría su vida por su hermosa pelirroja. Le prometió que permanecería despierto para protegerla y evitar cualquier incidente. Aunque Bridget no le creyó del todo, nunca sabría que Jim no durmió ni un instante, solo por cuidarla.

No era la primera vez que él se quedaba despierto hasta tarde. La depresión lo mantenía en vela, aunque habían pasado años desde que su padre lo abandonó. Esa herida dejó una marca dolorosa que poco a poco fue sanando. Sin embargo, desde que encontró el amuleto, las cicatrices volvieron a abrirse. Jim sufría pesadillas recurrentes, en las que moría a manos de Bular o perdía a su pelirroja. Esta última lo afectaba profundamente; se despertaba alterado y sudoroso, y lo primero que hacía era llamar a Bridget. A veces ella no contestaba, y él temía lo peor.

Una noche, impulsado por el miedo, escapó de casa y fue al hogar de Bridget. Al verla dormida y a salvo, sintió una paz que disipó sus temores. Su mayor miedo era perderla. Con un suspiro, intentó dormir al menos una hora y media, pero las pesadillas lo atormentaban. Sin embargo, cuando Bridget se aferró a él, sintió su respiración en su cuello, lo que lo erizó y le hizo sonreír. Con cuidado, se acurrucó junto a ella, cerrando los ojos nuevamente. Esta vez, la pesadilla no lo molestó. Solo con su compañía, él podía finalmente descansar.

Ella se movió lentamente y, poco a poco, sus ojos comenzaron a abrirse. Lo primero que vio fue su rostro y no pudo evitar observar cada una de sus facciones. Su mirada recorrió su rostro y luego se detuvo en sus labios. Deseaba probarlos, pero su mente le recordaba que solo eran amigos. Sin embargo, los amigos no sentían esas sensaciones cuando estaban juntos, no deseaban probar los labios del otro, ni se sonrojaban cada vez que se veían. Algo desorientada, miró la hora en el reloj y se dio cuenta de que quedaban pocos minutos antes de que sonara y ambos tuvieran que levantarse.

Se volvió a acostar con cuidado de no despertarlo, pero lo sintió moverse, así que, nerviosa, se incorporó fingiendo mirar un punto fijo. Anhelaba seguir abrazándolo, y él también se sintió extraño al no tenerla entre sus brazos. Él se estiró un poco mientras la pelirroja se frotaba los ojos y soltaba un pequeño bostezo.

—¿Dormiste bien?—la voz de Jim sonaba cansada, pero trataba de que no se notara

Bridget asintió—. Gracias por dejarme dormir contigo—se encogió de hombros—. Espero no haber sido una molestia.

El azabache sonrió y, con valentía, se acercó a ella acariciando nuevamente su mejilla. La cercanía entre ambos lograba poner nerviosa a la joven de mirada azulada, especialmente al sentir su tacto. No sabía cómo interpretar los sentimientos que experimentaba, ya que rara vez los había sentido antes, y esto le provocaba cierto temor. Nunca había considerado la idea de enamorarse de alguien. Había salido con chicos antes, sí, pero solo eran encuentros casuales, nunca llegaban a ser algo serio. Algunos solo querían aprovecharse de la pecosa, mientras que otros buscaban diversión.

Sin embargo, Hart no les daba esa oportunidad. Cada vez que la situación llegaba a ese punto, Bridget se alejaba o los evitaba. Algunos insistían en buscarla, mientras que otros la reemplazaban, pero a la pelirroja no le importaba; simplemente lo dejaba pasar y continuaba con su vida como si nada. Era extraño que no estuviera dispuesta a tomar esa decisión con Jim. Se sentía extraña y confundida, pues había tenido varias oportunidades para distanciarse de él, pero algo en su interior se lo impedía.

—Puedes quedarte las noches que sean necesarias, puedes tomar mis camisas y usarlas como pijama. Pero tu nunca serás una molestia para mi Bridget.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Pasar la noche en casa de Jim desató un torbellino en mi interior. Al regresar a casa, mi cuerpo se sentía extraño, como si no me perteneciera, y mi rostro seguía teñido de un rojo intenso. Jim solía bromear diciendo que parecía una cereza. Tuve suerte de que mi madre no estuviera en casa hasta la noche, porque si llegara a descubrir que pasé la noche en casa de un chico, probablemente me fusilaría sin piedad.

Sentí un gran alivio, como si un peso enorme se hubiera desvanecido de mis hombros. Por fin había logrado desahogarme, aunque fuera un poco, y me atreví a compartir esa parte de mí que siempre me llenó de pánico y terror. Temía que Jim se asustara, que se alejara de mí y me mirara como si fuera un monstruo. Pero no fue así. No se apartó, no me juzgó. Se quedó a mi lado, dándome una sensación de seguridad que nunca antes había experimentado. Aunque solo durara un momento, aún luchaba por sentirme realmente a gusto conmigo misma.

A pesar de todo, seguía debatiéndome internamente por lo que comenzaba a sentir. Era innegable que estar cerca de Jim me ponía nerviosa, como si todo mi sistema colapsara de repente. Era una sensación extraña, algo que rara vez experimentaba, y eso solo lograba confundirme aún más. ¿Acaso estaba empezando a enamorarme? Traté de no darle más vueltas al asunto y me dispuse a alistarme para la escuela. Hoy teníamos una excursión al museo en la clase del señor Strickler, aunque, siendo sincera, habría preferido quedarme en mi escritorio y dormirme como de costumbre.

Cuando llegamos, me coloqué al lado de Daphne, quien me presentó a una de sus amigas: Allison. No puedo negarlo, era linda; su cabello castaño caía con suavidad y sus ojos, de un profundo color azabache, brillaban con intensidad. Me dedicó una sonrisa a modo de saludo, y yo le respondí de la misma manera. Aunque no la conocía mucho, tenía la sensación de que nos llevaríamos bien.

La encargada del museo comenzó a explicarnos lo que podríamos encontrar en el interior. La mayoría de nosotros soltamos un suspiro de aburrimiento, incapaces de ocultarlo.

—Dijeron que darían pizza —comentó un chico pelirrojo de ojos verdes, rompiendo la monotonía. Tenía el brazo apoyado en el hombro derecho de una chica de último año, quien, entre risas, le dio un leve golpe en el estómago por su comentario.

No pude evitar soltar una pequeña carcajada. Aunque el chico tenía razón: se suponía que parte de la excursión incluía pizza. Sin embargo, empezaba a sospechar que esa promesa solo había sido una estrategia para asegurarse de que viniéramos y no nos ausentáramos.

—Como tenemos tiempo limitado señorita Nomura—hablo Strickler—. Tal vez sea mejor que exploren el museo por su cuenta. ¿No cree?

Dicho y hecho, todos nos dispersamos. Antes de que pudiera ir con Jim y Toby, Daphne me tomó del brazo y comenzamos a recorrer juntas el museo. No quería ser descortés con ella; se notaba que era una buena chica y que solo buscaba ser mi amiga. ¿Por qué habría de negarme?.

Conversábamos sobre temas relacionados con las clases o la feria de ciencias que se acercaba; ella compartía ideas mientras yo escuchaba atentamente y aportaba algunas sugerencias.

—Ya vuelvo, iré al baño.

Yo asentí con una sonrisa mirándola alejarse, seguí caminando observando algunos cuadros que me llamaban la atención; aunque hubo que la captó por completó.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

La imagen mostraba una extraña figura negra que llevaba consigo a un bebé en sus brazos y abajo de ellos, estaba una mujer que parecía estar dando a luz a otro bebé.

—Interesante, ¿verdad? —dijo una voz suave a su lado.

Bridget dio un pequeño respingo, sorprendida al notar la presencia de Allison a su costado.

—Soy Allison—se presentó, sin dejar de mirar el cuadro—¿Sabes lo que estás viendo?.

—No, no estoy segura. Es... perturbador.

Allison soltó una leve risa—Es la representación de un bebé suplente —explicó—Una criatura del folclore. Los seres feéricos, como las hadas o antes llamadas brujas de sangre, a veces secuestraban a bebés humanos y los reemplazaban por uno de los suyos. Se dice que los suplentes suelen traer mala suerte a las familias que los crían sin saberlo.

Bridget frunció el ceño:—¿Cambian bebés humanos por... criaturas mágicas?.

—Exacto. Algunas leyendas dicen que lo hacen por capricho, otras por necesidad. Quizás para salvar a sus propios bebés, o para vengarse de los humanos. Nadie sabe con certeza. Pero lo que sí es seguro es que estos niños suplentes nunca encajan del todo. Son diferentes, especiales, y a menudo sus poderes no son comprendidos por los humanos.

—¿Crees en eso? —preguntó la pelirroja tragando en seco.

—¿Y tú?—respondió con una sonrisa, antes de girar sobre sus talones y desaparecer.

La chica apretó los labios, lo lejos, vio a la señorita Faradonga, que observaba algunos cuadros. Tomando una bocanada de aire, decidió que ya no podía guardar más sus dudas y se acercó a ella.

—¿Soy una suplente? —preguntó de repente, deteniendo a Faradonga en su camino.

Farah la miro con una ceja alzada—¿Quién te dijo eso?—le respondió con otra pregunta.

—Una chica... Allison, de último año. Me habló sobre los suplentes, esos bebés que son intercambiados por criaturas mágicas—explicó, su voz temblando ligeramente al principio, pero ganando fuerza a medida que hablaba—Lo que me hace pensar que no vengo de un linaje distante y nativo, ¿Eran tan imposible decirme que mis padres no eran mis padres?.

Farah soltó un suspiro antes de volver a alzar la mirada—No quería abrumarte con tanta información—justifico—Sabía que había muchas cosas que descubrirías con el tiempo, pero no quería que cargaras con este conocimiento hasta que estuvieras lista.

Bridget frunció el ceño—¿Lista? ¿Cómo puedes saber cuándo estaré lista para algo así? —preguntó—¿Y cómo pudo ser justo? Si hay algo que debería haber sabido, era esto.

—Lo sé —respondió—Y créeme, no fue fácil mantener esto oculto.

—¿Entonces, mis padres no eran mis padres biológicos? —preguntó finalmente bajando la mirada.

—Eran tus padres en todo sentido que importa —respondió Farah, tratando de tranquilizarla aunque sea solo un poco.

—A menos sabe ¿Quiénes son?—volvió a preguntar alzando la mirada—¿Mis padres reales?.

—No lo sé—contesto la mujer, quitando cualquier tipo de esperanza en la pelirroja—Una razón mas para no decírtelo.

Bridget soltó una risa amarga, un sonido que estaba más cerca de un sollozo contenido, sentía que un abismo se había abierto en su pecho y un vacío que ninguna explicación parecía poder llenar.

—Entonces... ni siquiera tengo a quién preguntar—murmuró, soltando un suspiro pesado.

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Whoola—expreso el castaño, mostrando una criatura viscosa aplastada en el suelo.

—No Whoola, Goblin—corrigió AAARRRGGHH.

—¿Que rayo es un Goblin?—pregunto Bridget, frunciendo el ceño confundida.

—Pícaros despiadados, vándalos callejeros que dejan un rastro de destrucción—explico Blinky—Esto no es bueno.

—Bueno, se hizo justicia—dijo Jim poniéndose de pie—. Debemos volver a entrenar para Draal—menciono.

Oh no, Maese Jim, donde hay uno hay varios—lo detuvo el de seis ojos—. Y en cuanto la desafortunada alma que arrolló a este pequeño, que la espada veloz de Spar tenga misericordia.

Dicho eso escupió en dos de sus manos y luego las frotó para luego poner uno de sus puños en su pecho mientras miraba hacía cielo nocturno.

—¿Y eso que fue?—preguntaron Jim y Bridget al mismo tiempo.

—Naturalmente, goblin es diez a uno—respondió el troll.

—Sigo sin entender—admitió la chica con una mueca extrañada—. ¿Ósea el que mato a esta cosa ahora será perseguido por sus amigos Goblins?.

—Un repartidor dejó una nota en la casa de Eli—menciono el de frenos corriendo hacía ellos con la nota en sus manos—. Prepárense, el Goblin debió ser aplastado por el camión de entregas.

—Déjame ver eso—el azabache le quito la nota—. Si el repartidor regresa a las ocho, tenemos que estar aquí, no dejaré que un pobre tipo se convierta en comida de Goblin en mi guardia—declaró con seguridad.

—Maese Jim, respondiendo a la llamada—festejo el de cuatro brazos.

—¡Que de lujo!—exclamo el castaño—. ¡Espionaje! Cuando debería estar en mi cuarto.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Bridget llegó a su casa apresurada, deteniéndose bruscamente al ver a su madre en la cocina. El corazón le dio un vuelco al notar la expresión de su madre, quien, al verla, alzó una ceja.

—Creí que habíamos acordado: de la escuela directo a casa—dijo su madre, cruzándose de brazos.

Bridget tragó saliva, buscando una excusa rápida—Lo siento, mamá. Es que... fui a la biblioteca —se apresuró a decir, intentando sonar despreocupada, forzó una sonrisa y se encogió de hombros, esperando que su madre no notara su nerviosismo—. ¿A qué hora llegaste? —preguntó para cambiar el tema.

—Hace una hora—respondió, sirviéndose un plato de comida.

—Mamá... —la llamó en voz baja, jugando con sus manos—. ¿Puedo ir a la casa de una amiga?.

Su madre la miró de reojo—¿A esta hora? —preguntó con una pizca de sospecha en su voz—Aparte de llegar tarde a la casa, ahora quieres salir de nuevo.

Bridget apretó los labios sonriendo nerviosa—. Es solo por un rato, mamá. Tenemos un proyecto de ciencias y... necesito ayudarla. Prometo que no tardaré —agregó rápidamente, tratando de sonar convincente.

Después de un largo silencio, su madre se levantó y asintió con un suspiro—. Está bien, pero no te tardes. Y quiero que me avises cuando llegues —dijo mientras caminaba hacía las escaleras.

—Gracias... Mamá —murmuró con la mirada baja agarrando su mochila con fuerza antes de salir de la cocina y salir de su casa.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Blinky, Jim y Bridget se encontraban detrás de algunos arbustos, la ultima usaba unos binoculares que le había dado el azabache, mientras Toby y AAARRRGGHH se escondían detrás de una cerca.

—Ya son las nueve en punto, y lo único que fue entregado fueron expectativas fallidas—se quejó el de seis ojos cruzándose de brazos.

—No veo ningún rastro de esas feas criaturas—hablo la pelirroja dándole los binoculares al troll.

—Oye Tobes, todo despejado—informó el de ojos azules—. ¿Cómo esta por allá?—pregunto.

—Todo está en orden Cazatroles—contesto el de frenos—. Excepto que no puedo dejar de moverme, mi amor por el espionaje esta siendo arruinado por mi abrumadora necesidad de ganar cosas.

—Tú eres inusual—le dijo AAARRRGGHH.

—Puño de guerra fuera—contesto el chico apagando el Walkie-Tokie.

Bridget se enderezó un poco cuando el camión de entregas llegó, estacionándose justo delante de la casa de Eli.

—Muy bien, saquémoslo de aquí antes de que sea tarde—dijo Lake mirando al repartidor.

—Espere—lo detuvo el troll de piel azul—. Puede que su suerte ya esté echada a perder—admitió—Están aquí, miren—les dio los binoculares.

—¡No podemos dejar que esas cosas se coman a ese pobre hombre!—exclamo Bridget en voz baja mirándolo con los ojos abiertos, Blinky los tomó a ambos y los hizo esconderse detrás de los arbustos.

—Graves problemas, al parecer hay mucho mas de los que yo esperaba—informo el de seis ojos por el Walkie-Takie—. Quédense escondidos y no hagan ruido—indicó—. En su estado de frenesí, atacarán a cualquiera en su camino—advirtió. 

El repartidor tocó el timbre de la casa antes de que el paquete se le cayera y lo recogiera, fue recibido por un emocionado Eli al recibir su juego de química. Luego de eso el repartidor le pidió permiso para entrar al baño.

—Pero es Eli, está en nuestro salón—dijo Jim.

—Estaba en su salón—corrigió el de seis ojos.

La pelirroja trago en seco al ver esas criaturas rodear el camión de entregas, lo que confundió por unos segundos al grupo, y luego se sorprendieron cuando aquellos Goblins empezaron a devorar el camión de entregas.

Oh, por Goblins—susurro el castaño con miedo.

—Inesperado su disputa no es con el conductor—mencionó el troll de piel azul—. Si no con el transporte que aplano a su compañero—comprendió—. Uff, no debe tener miedo Maese Jim.

—¿No que la primera regla de un Cazatroles es tener miedo?—pregunto la chica alzando una ceja confundida.

—Troles, no Goblins—explico AAARRRGGHH.

—Los Goblins ansían la feromona del terror, un olor que parece que esta liberando generosamente—agrego Blinky.

—Oye, esto es demasiado, ¿Quiere decir que huelen el miedo?—pregunto Toby con temor—. Oh no, también pueden olerlo—agrego.

—Entonces para o te comerán vivo—contesto el troll de de piel azul, lo que ocasionó asustar mas al castaño.

Los goblins empezaron a oler a su alrededor y a escuchar los ruidos que estaban oyendo, hasta que su vista recayó en donde estaban escondidos, Jim, Bridget y Blinky.

—Tal vez lo dije demasiado alto —murmuró Blinky, antes de gritar—. ¡Corran!.

Blinky tomó de la mano a Bridget y Jim, tirando de ellos por algunos callejones y esquinas estrechas mientras las criaturas se acercaban más y más. El grupo corría sin descanso, pero la pesada armadura de Jim apareció en el momento inadecuado.

—¡No es momento para armaduras!—exclamo el troll de piel azul—. ¡No lo dejará correr!.

—¿¡Crees que intento hacer esto?!—pregunto el chico con incredulidad.

—¡Te recuerdo que la armadura responde a tu estado emocional!—dijo Bridget sin mirar para atrás, ni siquiera se consideraba tan buena en gimnasia que incluso se adelantó mas que Blinky y AAARRRGGHH. 

—¡Bridget, no nos dejes atrás! —gritó Toby, aferrado a la espalda de AAARRRGGHH mientras el gigante los seguía lo mejor que podía.

Bridget, al escuchar los gritos del castaño, frenó en seco; volvió a retroceder e invocó una ráfaga de fuego que brotó de sus manos. Las llamas brillantes envolvieron a los goblins que estaban encima del azabache y mur pronto terminaron calcinados.

AAARRRGGHH llegó corriendo y, sin perder tiempo, los montó a ambos sobre su espalda. Jim dejó escapar un suspiro de alivio mientras su armadura finalmente desaparecía por completo.

—Pensé que nos dejarías—dijo Jim, mirando de reojo a la pelirroja—. Te fuiste corriendo.

—Sí, salí corriendo —replicó Bridget con una risa irónica, aún tratando de normalizar su respiración.

—¡No!, Bueno creí que nos habías dejado—se corrigió rápidamente el azabache, girándose para verla de nuevo.

Bridget se quedó en silencio por unos momentos antes de contestar—. Nunca me iría de aquí sin ti—confesó en voz baja.

Jim parpadeó sorprendido, mientras su mirada se conectaba con la de la chica. Los ojos azules de la pelirroja parecían atraparlo de una manera que no podía explicar.

—¿En serio?—pregunto el chico.

Bridget asintió levemente, encogiéndose ligeramente en su lugar sobre la espalda de AAARRRGGHH. Bajo la mirada por un momento antes de volver a encontrar los de Jim.

—Nunca te dejaría.

Lake no apartó la vista de Bridget, ni siquiera cuando Toby, en un torpe movimiento, cayó del lomo de AAARRRGGHH, seguido por sus gritos de auxilio; algo en él se había quedado atrapado en ese momento.

Las palabras de ella aún resonaban en su mente: "Nunca te dejaría". Era una especie de promesa o una confesión... algo que le revolvía por dentro, y por primera vez en mucho tiempo, no sabía cómo procesar lo que sentía.

¿Se estaba enamorando de Bridget acaso?.

La susodicha, que hasta ese momento si se había percatado de la caída de Toby, notó la intensidad en la mirada de Jim y giro a mirarlo algo confundido.

—Jim... —empezó a decir ella, pero no terminó, porque tampoco sabía cómo expresar lo que sentía.

—¡Un poco de ayuda por aquí! —gritó Toby desesperado, rompiendo la burbuja entre ambos.

Jim finalmente parpadeó, como si despertara de un sueño, y se sacudió la confusión.

—¡Voy, Tobes!—exclamó rápidamente, saltando de la espalda de AAARRRGGHH para ayudar a su amigo.

—¡No, mis puntos!—exclamo el robusto cuando un Goblin se llevó su reloj.

—¡Tus puntos, nuestras vidas Tobes!.

—¡Ahora si piensas en nuestras vidas! ¡Estabas concentrado mirando a Bridget!—grito el de frenos con desesperación, provocando un sonrojo por parte de Jim y Bridget.

—¡Necesitamos un refugió, Mercado Troll esta lejos!—exclamo el de seis ojos.

—Corta por esos patios, iremos a mi casa mas rápido, rápido—indico el de chaleco.

—Arriba y adelante—les dijo AAARRRGGHH bajando a los tres chicos y ayudándolos a pasar la cerca de madera.

Cuando llegaron a la puerta, Toby trató de abrir la puerta pero se halló con la sorpresa de que no había traído la llave.

—Vamos Tobes, rápido—le pidió el azabache desesperado.

—No lo apresures—lo regaño la pelirroja, mientras atrás de ellos los Goblins cada vez estaban mas cerca—. Okey lo retiro, ¡Toby apresúrate!.

—¡Lo logré, si! ¡Soy un genio!—celebró el de frenos cuando abrió la puerta.

El grupo entro deprisa pero el troll de piel gris se quedó atrapado en la entrada, el castaño encendió las luces de su patio logrando espantar a las criaturas.

—Gracias a la manía, anti-robos de Nana—murmuro el robusto ayudando a AAARRRGGHH entrar.

—¿¡Toby bombón eres tú?!—se oyó el grito de Nancy desde el otro lado haciendo que Toby les hiciera una seña de que guardaran silencio.

—No te preocupes Nana, solo estaremos en mi cuarto—respondió Domzalski—. Vamos a ver una serie y mantén a los gatos dentro—añadió sacando algunas cosas de la nevera.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—¿Alguien quiere comer algo?—pregunto el de chaleco, sin dejar de comer los dulces que tenía en el bowl.

AAARRRGG tomó uno de ellos al igual que Bridget, solo que esta se dispuso a jugar con la envoltura del chocolate.

—Comer con ansiedad me tranquiliza—admitió Toby sin dejar de comer.

—Siento decirlo Maese Jim, ¡Pero su ciudad esta infestada de Goblins!—exclamo el de seis ojos tomando a Jim por los hombros. 

—De acuerdo, con troles puedo lidia por que al menos se quedan bajo tierra—suspiro el ojiazul—. Pero, ¿Goblins. Ni siquiera tengo el ancho de panda para...

—Jim hay que recuperar mi contador de pasos—intervino el de frenos—. Mientras lo tengan, se harán mas fuertes y rápidos.

—Hay que buscar guarida—dijo el troll de piel gris tomando el tazón de su amigo y comérselo. 

—Si, y debemos erradicarlo de una vez antes de que busquen venganza—indico el de cuatro brazos—. Contra ustedes tres.

—¿Que dijiste?—pregunto alarmada la pelirroja.

—Y ahora saben donde vive Tobías—agrego Blinky.

—Busquemos su guarida—ideó el azabache—. Debes tener alguna idea.

—No tengo la mínima—respondió el troll.

Una pequeña risa que provenía de la casa de muñeca los interrumpió, Blinky se asomó de inmediato por una de las pequeñas ventanas encontrándose con Chompski y una muñeca.

¡Gran Gronka Borca!—exclamo el de seis ojos—. ¿¡Qué es lo que el gnomo hace en esta casa de muñecas?!.

—¡Toby bombón no reconozco esa voz!—se volvió a oír el grito de Nancy—. ¿¡Quien es ese?!.

—¡Es un amigo Nana, tengo mas de uno!.

—¡No, no es cierto!—contesto la anciana, Bridget soltó una leve risa al oír la respuesta.

—Me dijiste que me encargara del Gnomo, y esto estoy haciendo—respondió el de chaqueta azul.

—Esta es una violación directa a la regla número dos—regaño el de cuatro brazos—. ¿Qué paso con terminar la pelea?.

—Y la regla número uno es siempre tener miedo—recordó el azabache—. Excepto de Goblins por que huelen el miedo—agrego—. Lo... Lo lamento, no soy bueno entendiendo tus reglas—se disculpo—. No estoy listo para Draal, Bular o buscar una guarida—suspiro con una mueca.

—Como su entrenador solo doy consejo, no tomó sus decisiones—dijo Blinky colocando una mano sobre su hombro—. Lo entiendo, es humano, está aprendiendo las reglas a su propio modo—agregó—. AAARRRGGHH y yo buscaremos la guarida donde quiera que esté, usted enfóquese en sus estudios, parece que la vida le lanzo mucho mas en un solo día—admitió con una sonrisa—. Pero ¿Un gnomo en una casa de muñecas?.

Los tres chicos compartieron sonrisas inocentes mirando al troll.

.  .  .  .

—¡Toma esto Lake!—grito Steve lanzando un balón en dirección al mencionado.

Jim logró esquivar el balón al igual que los demás balones que no dejaba de tirar el rubio.

—Ay por favor, ¿Vas a poner tu cabeza en el juego Tobes o tengo que hacerlo todo yo mismo?—pregunto Lake mirando de reojo al mencionado que se encontraba deprimido.

—¿Por que molestarme en dar un paso?, mi contador de pasos se fue, la vida es tan vacía cuando no acumulan puntos—suspiro con tristeza el castaño lanzando un balón sin ganas.

—Bueno creí que te importaría más que los Goblins vinieran a matarnos—contesto el azabache, diciendo lo ultimo en un susurro.

—Ah si, tienes razón—se enderezó el de frenos mientras Jim lanzaba un balón que fue atrapado por el de camisa azul.

Steve siguió lanzando mas balones en dirección hacía al ojiazul pero este las esquivaba todas.

—Al menos tu entrenamiento sirvió—menciono el castaño antes de ser golpeado por cuatro pelotas.

El rubio festejo mientras el entrenador Lawrence silbaba su silbato—. ¡Eso fue suerte!—intervino Bridget, levantándose desde la gradas.

Ay, no, Bree' no te metas—se quejo Lake al escucharla.

—¡Repetición!—pidió la pelirroja haciendo unas señas con sus manos.

—¡Cariño no hay repeticiones!—respondió el entrenador ignorándola—. Esto es una practica.

—Diez dolares a Jim Lake—apostó la chica lo que volvió a llamar la atención del entrenador.

—Acepto la apuesta—accedió el mayor, señalándola de reojo. Bridget sonrió victoriosa volviendo a sentarse en las gradas.

Jim suspiro pesado pero aún así sonrió viendo a su amiga apoyándolo, tomó dos balones y los lanzó eliminando a dos chicos. Bridget festejó soltando un silbido de paso, el entrenador Lawrence rodó los ojos al saber que estaba perdiendo la apuesta.

—Muy bien, Romeo pero dale un beso de despedida a tu Julieta—dijo Palchuck simulando besar a alguien.

—¡No metas a Clara en esto!—exclamo Daphne desde su asiento, chocando los cinco con la pelirroja.

—No dejes que Steve te...—Toby fue interrumpido cuando una pelota cayó en su rostro—. ¿En serio?. 

—Para la trompa Steve, y besa esto—le dijo el azabache lanzando un balón con fuerza.

El rubio logró esquivar la pelota y esta cayó directamente en la cesta, lo único que se escucho fue el ruido del vidrió rompiéndose cuando la pelota atravesó el tablero.

—¡Lake a la oficina del director!—ordenó Lawrence resonando su silbato—. La apuesta se cancela—agrego mientras se iba.

Bridget se cruzo de brazos mirando al mayor con el ceño fruncido, sin embargo su expresión cambió al ver Jim irse del gimnasio camino hacía la dirección.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Luego de que la clase culminara, Bridget se dirigió a pasos rápidos hacía la dirección y se recargo en una de las paredes para poder esperarlo, no tuvo que esperar mucho y cuando el chico finalmente apareció, no venía solo.

Barbará estaba a su lado, conversando con él como si lo estuviera regañando, hasta que la mirada de ambos se posó en la pelirroja que los observaba.

—Es Bridget—la reconoció de inmediato la mujer, gracias a la cabellera de Bridget claro—. ¡También la vi en tu computadora!—Jim abrió los ojos de par en par, su rostro enrojeció y comenzó a negar rápidamente—. ¡Te tiene en su computadora! ¡Soy su supervisora oficial!.

Bridget, al escuchar eso, se sonrojó al instante, trató de mantener la compostura, sonriendo nerviosa. Apenas Barbara se despidió, Jim se acercó a la chica con la mirada avergonzada y una sonrisa tímida en los labios.

—Esa loca es mi mamá—dijo Lake rápidamente, pasándose una mano por el cabello con nervios—Es mentirosa patológica, seguramente te confundió.

—¿Ah, sí? —respondió Bridget, alzando una ceja mientras una sonrisa se asomaba en su rostro—. ¿Estoy en tu computadora? ¿Tienes una foto mía ahí? —preguntó divertida, soltando una leve risa que hizo que el azabache se sonrojara aún más.

—No es lo que parece, de verdad—intentó explicar el chico, pero su torpe nerviosismo solo hizo que la pelirroja se riera un poco más—. Es que tengo una foto de las audiciones de la obra y tú estás en él, así que...

Ah, claro—respondió la chica con un tono irónico, alzando una ceja mientras abrazaba su cuaderno.

—Y debió ver cuando retocaba algunas cosas—dijo James, sonrojándose ligeramente

—¿Y te retocas mucho? —preguntó Bridget con una sonrisa traviesa, captando el doble sentido.

—No inventes, no era mi intención, no voy a responder eso—contesto el azabache soltando una risa negando divertido.

—¿Qué tal te fue en la oficina del director? ¿Te expulsaron?—preguntó, con un toque de preocupación en su voz.

—No, no me expulsaron—respondió Jim, aliviado—. Pero me dieron servicio comunitario.

Bridget asintió, mordiéndose el labio mientras miraba hacia otro lado y apartaba un mechón de cabello de su cara. Un silencio incómodo se instaló entre ellos.

—Oye, quieres que... no sé—balbuceó el de chaqueta azul.

—¿Si quiero qué?—pregunto la chica alzando una ceja.

—No lo se...Emm, tal vez un día o no se tal vez podemos hacer otra cosa o si quieres.

Entonces Bridget lo entendió.

—Si—respondió la chica con una sonrisa.

—¿Si?—pregunto sorprendido mirándola.

—Si, claro, una de esas—afirmo la de cardigan.

—¿En serio?—volvió a preguntar sin creérselo.

—Seguro.

—Excelente, esta bien, suena bien.

—Claro.

—Pero es que... ahora no puedo—menciono el de chaqueta azul con una mueca—Estoy muy ocupado, pero tal vez...

—Si cuando sea—intervino la chica con una sonrisa.

—Algún otro...

—Día—completó Bridget—Adiós —se despidió, dando un pequeño giro antes de alejarse.

—Adiós —respondió el chico, observando cómo ella se alejaba.

Su sonrisa se mantuvo mientras Bridget también se giraba para mirarlo y sonreírle. Jim festejo en voz baja dándose la vuelta para dar un leve salto de felicidad al haber invitado a salir a la chica que le gustaba.

.  .  .  .

Esta vez, Bridget después de la escuela había ido directo a su casa por petición de su madre, ella se había ido nuevamente a trabajar y le pidió a su hija que hiciera los deberes del hogar ya que el fin de semana tendría una reunión con sus amigas.

Empezó haciendo el almuerzo mientras escuchaba sus canciones favoritas, la mayoría le pertenecía a Taylor Swift al ser su cantante favorita, luego de eso lavo los trastes y la ropa.

Pero cuando estaba terminando de sacudir los muebles, recibió un audio de voz por parte de Tobías, apagó su música y reprodujo el audio.

¡BRIDGET VAMOS A MORIR AYÚDANOS, ESTAMOS EN EL MUSEO, LA LOCA NOS QUIERE MATAR!.

La susodicha se sobresalto al oír el grito y por fortuna sostuvo su celular antes de cayera al suelo—. ¿En que rayos se metieron esta vez?—bufó con molestia mirando el reloj, aún tenía tiempo, su madre regresaba en aproximadamente dos horas.

Salió de la casa y cogió su bicicleta pedaleando con deprisa hacía al museo, tiro al suelo su bicicleta y trato de abrir la puerta, pero esta se encontraba cerrada. Volvió a bufar alejándose de la entrada.

Estiro su mano y sus ojos muy pronto se volvieron de un destello dorado. Sin pensarlo demasiado, dejó que el poder fluyera hacia la cerradura, y en cuestión de segundos, un pequeño rayo de fuego emergió de su mano.

El metal comenzó a chisporrotear y a derretirse lentamente, y el característico olor del metal quemado llenó el aire. La cerradura no tardó en rendirse ante el calor, y tras un crujido, se desmoronó en pedazos, cayendo al suelo.

Bridget sonrió con satisfacción. "Eso lo arreglaré después," pensó mientras empujaba la puerta, que ahora se abría sin problema alguno.

Al entrar empezó a buscar a sus amigos y que suerte tenía de haber llegado en el momento adecuado.

—Fue divertido, ahora tu eres historia—hablo una troll de piel rosa quitando de un patada la espada de Jim—Toda esa armadura llamativa y solo eres un niñito asustado.

Sin pensarlo dos veces, la pelirroja levantó su mano derecha—. ¡Aléjate de él! —gritó, y en ese mismo instante, una llamarada de un fuego oscuro salió disparada desde su palma.

La troll, sorprendida, apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que el fuego la golpeara directamente en el costado. El impacto la lanzó hacia atrás varios metros, haciendo que cayera encima de uno de los Goblins.

—Tú no eres la única con poder —murmuró Bridget antes de acercarse hacía Lake.

—¿Cómo es que entraste?—pregunto algo aturdido frunciendo el ceño.

—Quemé la cerradura—contesto la chica, con una sonrisa nerviosa—. Cuando me concentró puedo hacer este tipo de cosas—agrego—. De pie—dijo mientras lo ayudaba a levantarse, ignorando la mirada que tenía Jim sobre ella.

Esta chica no podía ser mas genial.

—¡Hay que salir de aquí!—exclamo el castaño jalando a ambos hacía la salida.

Bridget se detuvo por unos segundos, al ver algo que había llamado su atención. Tomo su celular y rápidamente tomó una fotografía.

Que le digan loca pero ella juraba ver lo que parecía ser el Puente Muerte Enfrente

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—¡Les juro que era el puente que menciono Blinky!—dijo la pelirroja dejando de pedalear, saco su celular y les mostró la fotografía.

—¿Puente? ¿Qué importa? hay una bruja troll que cambia de forma—reprochó el castaño ignorando a su amiga.

—Caminan entre nosotros chicos, podrían ser cualquiera—dijo Jim mirando la foto con mas atención—Bree' eres increíble—halagó mirándola con una sonrisa.

—Ya lo sé—presumió devolviendole la sonrisa.

—¡Manos arriba!—los intervino un oficial de policía, los tres adolescentes alzaron las manos asustados—Operadora, capturamos a los sospechosos del allanamiento del museo—hablo por su radió—Irán con nosotros.

¡Ay por favor!—exclamo Bridget irritada.

Ya había pasado la hora limite y sin duda su madre la quemaría viva apenas se llegara a enterar.

Ya volví!!!. Ya acabé mis exámenes así que se vienen actualizaciones

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