ii. The chosen one
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Capítulo dos| El elegido
No parecía que fuera a ser un buen día, lo intuí en cuanto vi las cortinas de mi cuarto: estaban completamente chamuscadas. Me levanté sobresaltada y, con un profundo suspiro, las retiré. Ya es la tercera vez que ocurre este mes.
Tomé mi celular verificando la hora, se me estaba haciendo demasiado tarde. Cansada, me di un baño largo y luego me cambié de ropa ; mientras arreglaba mi cabello no pude evitar ese extraño sueño que tuve, aunque lo vi mas como una pesadilla.
La pesadilla se desarrollaba en cámara rápida, como si fuera una película frenética. En ella, una guerra estallaba entre humanos y trolls, dos reyes luchaban por el dominio de su reino, y una hechicera se enfrentaba a su propio rey. Tres seres mágicos emergían de las sombras, acompañados por unos sellos misteriosos.
Sin embargo, lo que más me impactó de mi sueño fue la aparición de una extraña criatura hecha de fuego, danzando en medio del caos, como un símbolo de destrucción y poder.
Después de unos minutos, ya había llegado a la preparatoria, corriendo por los pasillos con la mochila colgada sobre mis hombros. Al llegar, noté que la puerta de mi salón estaba cerrada, y a través de la pequeña abertura pude ver que estaban viendo lo que parecía ser un video reflexivo.
Afortunadamente, no fui la única que llegó tarde; había otro grupo de estudiantes esperando afuera. Ellos conversaban animadamente entre sí, riendo y bromeando de vez en cuando. Cuando la puerta finalmente se abrió, entramos, saludando al profesor de historia con un firme apretón de manos.
Mi asiento estaba junto a una chica de cabello negro con un mechón azul. Me senté con cuidado, saqué mi cuaderno de apuntes, encendí la laptop y me concentré en la clase.
—La guerra del Peloponeso fue en realidad tres guerras peleadas entre Atenas y Esparta. La primera guerra es conocida como la guerra Arquidamica, busquen eso en sus buscadores.
Suspiré, apoyando mi cabeza en una mano. El sueño me invadía, tanto que apenas podía mantener los ojos abiertos. Mi mirada se perdía en el reloj de la pared, contando los minutos para que la clase terminara. De repente, me enderecé al notar que alguien me observaba.
Me giré ligeramente y sonreí al ver que era Jim. Él conversaba nerviosamente con Toby, y cuando notó mi mirada, me sonrió y me saludó con la mano. Le devolví el saludo antes de concentrarme en la clase.
Debo admitir que a veces Jim era demasiado tierno cuando se ponía nervioso. Hablábamos con frecuencia, especialmente cuando teníamos proyectos o tareas juntos. Aprovechábamos esos momentos para conocernos mejor y descubrimos que compartíamos los mismos gustos en películas y series.
A veces solía hablarle sobre mis gustos en libros, y la verdad me sorprendió darme cuenta de que realmente me prestaba atención. La mayoría de los chicos que había conocido o con los que había tratado solían ignorarme o no mostraban interés; de hecho, les parecía aburrido escucharme hablar constantemente sobre mis libros.
Pero él no era así; no me ignoraba. De hecho, parecía fascinado. Cada vez que compartía mis historias favoritas, sus ojos brillaban con curiosidad, y hacía preguntas que demostraban que realmente estaba interesado.
Incluso se atrevió a leer uno de mis libros favoritos. Orgullo y prejuicio. Me sorprendió ver su entusiasmo al sumergirse en la historia de Elizabeth Bennet y su relación con el intrigante Mr. Darcy. A medida que discutíamos los giros de la trama, Jim no podía evitar comentar sobre la evolución de los personajes y las complejidades de las relaciones sociales en la Inglaterra del siglo XIX.
Su siguiente libro por leer era la saga de Crepúsculo. Yo aún no lo había terminado así que nos propusimos leerlo al mismo tiempo.
—¿Con la opinión de Herodoto en sus tácticas tal y como las describí?—la voz del profesor Strickler me saco de mis pensamientos
Jim se giró a ver Toby, esperando que lo ayudara en su respuesta pero el solo miro a otro lado mientras silbaba. Yo traté de ayudarlo pero no entendía las señas que le hacía
—Por supuesto.
—Excelente—asintió el profesor—¿De que tácticas específicas?.
—Las... ¿Ganadoras?—trato de responder ocasionando las risas de algunos de nuestros compañeros; seguido de eso la campana sonó dando por finalizada la clase
Tomé mi mochila y lo esperé en el umbral de la puerta, aunque tuve que quedarme afuera porque el profesor Strickler quería hablar con él. Mientras tanto, Toby se adelantó y se dirigió a la siguiente clase de gimnasia.
—¿Qué te dijo Strickler?—Jim y yo empezamos caminar hacía el gimnasio, el suspiro y se encogió de hombros
—Quiere hablar con mi mamá. L-Le preocupa el hecho de que tenga tantas responsabilidades.
Conocía un poco de su historia familiar. Su padre los había abandonado cuando él tenía apenas cinco años, lo que lo llevó a prometerse ayudar a su madre en todo lo que pudiera. Ella trabajaba en uno de los hospitales de Arcadia y casi nunca tenía tiempo para estar en casa
Por eso, Jim asumió la responsabilidad de la cocina y las tareas del hogar, convirtiéndose en un pilar fundamental en su hogar.
Debo admitirlo, su comida era tan deliciosa que merecía un diez sin lugar a dudas.
Al llegar a la clase, Toby intentaba escalar la cuerda, pero no lograba alcanzar ni siquiera la mitad. Yo lo animé mientras jugaba al vóley con Jim. De vez en cuando, sentía un dolor en las muñecas por lo dura que era la pelota. En una de las jugadas, la pelota pasó junto a mí y terminó cayendo entre un grupo de chicas.
Al acercarme, me disculpé con ellas, sonriéndoles de lado.
—Oye, Bridget, ¿cierto? —una chica de tez morena me dirigió la palabra. Asentí mientras apartaba un mechón de mi cabello.
—Dime tu secreto, ¿Cómo puedes verte así de bien? ¡Eres demasiado linda!
Reí un poco ante su halago. No era la primera vez que escuchaba eso; algunas chicas me envidiaban y se quedaban fascinadas con mi cabello pelirrojo.
Creo que soy la única pelirroja aquí.
—No la fastidies, Darcy —dijo Claire Núñez, dándole un codazo divertido. La conocía; era la chica que se sentaba a mi costado.
—Pero sí, eres realmente hermosa —agregó, sonriendo. Le devolví la sonrisa.
—Oye, ¿te gustaría participar en la obra escolar? —me preguntó, extendiéndome un folleto.
Tomé el folleto y miré el título de la obra: Romeo y Julieta. Era una de mis favoritas; me había leído el libro unas cien veces y, a pesar de todo, seguía decepcionada con el final.
—Lo pensaré —respondí a su propuesta, tratando de no sonar grosera. Casi nunca había participado en una obra—. Pero gracias.
—Apuesto a que ganarías el papel de Julieta —dijo Mary Wang, dejando de tomarse fotos.
—Gracias.
Regresé con Jim, iniciando nuevamente una partida entre los dos. Toby se había rendido y ahora estaba siendo regañado por el entrenador Lawrence.
—¿Romeo y Julieta?.
Asentí mientras devolvía el lanzamiento de la pelota.
—No se por que me lo preguntaron.
Él atrapó el balón antes de que pudiera terminar de hablar y lo golpeó con fuerza. Me disculpé, apenada, pero él solo sonrió.
—Bueno, seguro notaron lo linda que eres y por eso te lo propusieron —dijo, lanzando el balón para que volviéramos a jugar—. Además, serías una gran Julieta, no solo por tu belleza, sino porque creo que eres la única que conoce tan bien la obra.
Rodé los ojos, divertida, mientras tomaba la pelota en mis manos y escuchaba el sonido de la campana.
—¿Quisieras intentarlo? —pregunté. Jim me extendió su botella de agua y le agradecí con la mirada.
—No parece ser lo mío —se encogió de hombros, cogiendo mi bolso y el suyo—. Además, no conozco mucho la obra. Solo sé que ambos mueren al final.
—Sigo decepcionada con eso —suspiré, mientras le daba un sorbo a la botella al salir del gimnasio—. Pero dijiste que quieres que tu vida sea más emocionante.
—La obra no es la respuesta exacta —replicó, alzando los hombros con una mueca—. No me refiero a algo emocionante; quiero... más. Solo quiero saber si hay algo más allá de la preparatoria.
Después de esa pequeña charla, él se dirigió con Toby a los vestidores de varones y yo me encaminé hacia el de las mujeres. Me di una ducha rápida y luego me arreglé. Recogí mi cabello en una cola de caballo y me coloqué un broche decorativo.
—Ya te dije que... ¡Ouh!.
Una chica castaña chocó contra mí, haciendo que mi cepillo de cabello cayera al suelo. Antes de que pudiera recogerlo, ella se adelantó y me lo extendió.
—Lo siento, no te vi —dijo, con una sonrisa algo avergonzada.
—No te preocupes —respondí, sonriendo de vuelta—. A veces el vestidor puede ser un poco caótico.
—Totalmente —asintió, mientras recogía su propia mochila—. Soy Daphne, por cierto. ¿Eres nueva aquí?.
—Soy Bridget. He estado aquí un tiempo, pero nunca he participado en muchas actividades.
—Deberías hacerlo. La obra suena divertida. Además, podría ser una buena forma de salir de la rutina —dijo Daphne, con un brillo de entusiasmo en los ojos.
—Quizás tengas razón —admití, sintiendo que la idea comenzaba a tomar forma en mi mente—. Tal vez debería intentarlo.
—Vamos a hacer que esta escuela sea más emocionante —exclamó, dándome un ligero empujón amistoso.
Mientras ambas salíamos del vestidor, la campana sonó, indicando que era hora de volver a clase.
—Nos vemos después, Bridget—me dijo Daphne, antes de separarse.
—Hasta luego—respondí, sintiendo que quizás, solo quizás, este año podría ser diferente.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
—No creo que mi dentista sea muy buena opción para ti—le dijo Toby hacía Bridget mientras caminaban hacía la salida junto a Jim.
—Utilice frenos a los diez años, y no fue tan lindo que digamos—rio la chica alzando los hombros.
Ambos siguieron hablando sin notar que Jim parecía ajeno a su conversación, dado a los acontecimientos que había visto en los baños de los vestidores, prefirió fingir que lo había imaginado.
La conversación se vio interrumpido cuando al lado de ellos se encontraron con Steve Palchuck amenazando al otro estudiante Eli Pepperjack.
—Anda no hay nada que ver aquí—dijo el castaño adelantando sus paso mientras tragaba en seco.
—No podemos dejar que haga eso—reprocho Jim con una mueca, dejando de seguirlo mirando como encerraban a Eli en su casillero.
—Jim tiene razón Toby—apoyo la pelirroja sin notar que habían dejado al azabache por detrás.
—Oh si podemos—corrigió el de frenos ignorándola—Si el loco de Steve lo aterroriza no nos aterrorizara a nosotros—menciono refiriéndose a el y a Jim.
Bridget dejo de seguirlo y giro hacía atrás notando que el azabache ya se estaba acercaba hacía donde estaba el bravucón de Steve:—Amm Toby—lo llamo encogiéndose de hombros.
—¿Jim? ¡Jim!—exclamo el robusto llamándolo con desesperación.
—Cuéntame otra vez cuatro ojos—decía Steve de manera burlesca golpeando el casillero donde mantenía a Eli encerrado—Y tal vez te deje salir.
Hart miro a Toby antes de dejar su bicicleta tomando el valor de acercarse también, aunque eso significaba que probablemente se metería en problemas.
—O tal vez puedas dejarlo salir ahora—hablo el de chaqueta azul cuando se acerco lo suficiente—Bueno ya sabes, sería amable—cambió su tono a uno mas nervioso.
—Amable sería que no te metas donde no te importa—contesto el rubio señalándolo con advertencia.
—Amm... hola Jim—saludo Eli con una sonrisa nerviosa, el casillero se volvió a cerrar de un golpe por parte de Steve que le seguía insistiendo en que hablara sobre las criaturas que había visto.
—Oye Steve enserio solo déjalo ir—insistió Lake para que Palchuck se acercara hacía el y lo tomara por la correa de su mochila.
—¿O que vas hacer?—pregunto de forma amenazadora levantando su puño con la intención de golpearlo, un flash lo aturdió unos segundos, y cuando giro hacía su costado observó a Bridget tomándole una fotografía.
—Oh tu solo continua rubia, yo solo estoy grabando esto para el comité estudiantil—dijo la pelirroja sin importancia pero sin dejar de grabar—Dudo mucho que a los profesores les guste ver a un estudiante intimidando y amenazando a otro estudiante, he oído que el castigo sería expulsión—agrego con una sonrisa burlona.
—¡Déjalo salir!—empezó a canturrear Toby para ser seguido por el resto de alumnos que rodeaban la escena.
—¿Qué esta sucediendo aquí?—la voz de la maestra Faradonga detuvo el corto que se había formado, Steve soltó de inmediato al azabache mientras los estudiantes le daban el paso a su maestra.
—No sucede nada señorita Faradonga—respondió el de camisa azul con una sonrisa nerviosa—Solo ayudaba a Eli a salir—agrego abriendo el casillero haciendo que el de lentes cayera al suelo.
La mayor alzo una ceja mirando a ambos, ladeo su cabeza y los hizo aún lado para poder acercarse hacía donde estaba la pelirroja.
—¿Señorita Amber verdad?—pregunto deteniendo su paso, Bridget asintió con los hombros encogidos—¿Puede decirme lo que estaba pasando con los jóvenes Lake y Palchuck?—volvió a preguntar haciéndose aún lado para poder mirarlos—Y también me gustaría saber del por que el joven Pepperjack termino encerrado en su casillero.
—Amm bueno—la menor miro las señas que le hacia Steve para que se quedara callada, Toby jalo a Jim quien miraba a la chica algo preocupado.
—No se deje intimidar señorita Amber, por lo poco que la conozco puedo deducir que usted si es una buena estudiante—siguió hablando Faradonga volviendo a posicionarse delante de ella—Puede confiar en mi.
Bridget miro su celular y luego hacía donde estaba Eli siendo ayudado por uno de sus compañeros, con un suspiro reprodujo el vídeo y se lo mostró a la mayor.
—Mhm ya veo—acomodó sus lentes antes de darle la espalda, esta vez tomando camino hacía el rubio de camisa azul—Señor Palchuck por favor acompáñeme—ordeno pasando por su lado—Tendrá una conversación muy larga con el director Levit.
Steve apretó los nudillos antes de acercarse de forma amenazadora hacía la pelirroja—Juro que me lo pagaras Hart—susurro entre dientes.
—Tu mismo te metiste en esto Palchuck—escupió con molestia su apellido apartándolo hacía un lado.
—¡Viernes, medio día, tu y Lake, tik tak, tik tak!—los sentenció a ambos mientras retrocedía.
—¿Estas bien?—le pregunto el azabache hacía Bridget cuando esta se acerco hacía ambos.
—Solo hice lo que tenía que hacer—contesto con una sonrisa de lado.
・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *
Al regresar a casa, descubrí que mi madre no estaba; se había ido a su trabajo y probablemente volvería más tarde. Me dejó una lista de tareas pendientes, así que me puse manos a la obra. Coloqué algo de música para ambientar y comencé a organizar la casa.
Después de eso, me dediqué a hacer los deberes que nos había dejado la escuela. El profesor de literatura, como siempre, nos asignó un proyecto. Esta vez, me tocó formar equipo con Eli, Seamus y Daphne. Sin embargo, Jim, como de costumbre, le pagó veinticinco dólares a Eli para intercambiar lugares.
No era la primera vez que hacía algo así. Siempre que nos asignaban grupos y no quedábamos juntos, Jim sobornaba a alguien de mi equipo para poder cambiar y asegurarse de que estuviéramos en el mismo grupo. Aunque yo le pedía que no lo hiciera, él insistía una y otra vez, y, lamentablemente, yo no podía hacer nada al respecto.
Terminé mis tareas y sentí cómo el cansancio me vencía. Con un bostezo, me dirigí a mi cuarto, me acosté y, agotada, caí rendida. Al sumergirme en el sueño, volví a encontrarme con esa extraña pesadilla, aunque esta vez algo era diferente: lo único que podía ver era un misterioso amuleto.
Por la gloria de Merlín...
Editado
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