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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴜ́ɴɪᴄᴏ

Kyabetsu estaba molesto con alguien, más específicamente, con un pequeño y millonario chico rubio, el cual era su pareja desde hace unos meses.

Y todo esto se debe los celos, sí, celos... Nada nuevo en ellos.

Ésta vez, los celos se daban por un chico nuevo de la escuela, con el que aparentaba llevarse bien su pareja y del que se sabe que son amigos desde antes: Endoyuki,

El peliverde sabía que ambos eran muy buenos amigos, gracias a las salidas que su "solecito" tenía con el trío de hermanos y su grupito de amigos, incluyendo a las primas de su pareja; por lo que era inevitable que le tendría que ver la cara a ese niño mimado muy seguido.

Intentó no darle importancia a la situación. Sin embargo, nunca se imaginó que se volverían tan cercanos, al punto de volverse mejores amigos, y con el tiempo, confidentes.

Para empeorar la situación, Endoyuki era de los típicos chicos que se tomaban ciertas libertades y tratos especiales que, para los ojos de Kyabetsu, casi eran insinuaciones o coqueteos indirectos.

El chico de cabello celeste, se había vuelto muy cercano a su novio, y eso no le estaba gustando.

Por otro lado, Kinokotaiyo se había percatado del estado de ánimo y los celos de su chico.

Aunque sabía que normalmente se ponía así cuando alguien más acercaba mucho a él, y más si esa persona es alguien nuevo en su círculo social; no podía evitar sentir molestia ante esta situación.

"¿Acaso no confía lo suficiente en mí?"

Era ese el pensamiento que lo atormentaba siempre cuando peleaba por su pareja a causa de las inseguridades del mayor.

Lo más irónico de todo es que el que se supone que debería estar celoso es él. No hasta hace mucho, Kyabetsu todavía sentía algo por Marigo, sin mencionar que había muchas mujeres detrás de él, chicas guapas y talentosas que eran de buena familia; fácilmente pudo haberle sido infiel y reemplazarlo, y sin embargo no lo hizo.

Entonces, si Kinokotaiyo le tenía mucha confianza y no lo celaba, pese a que era algo inseguro, y a veces su novio estaba rodeado de bellas féminas que tenían mejores cosas para ofrecerle como prometidas...

¿Por qué Kyabetsu no le tenía la misma confianza? ¿Por qué se molestaba tan sólo si alguien se le acercaba a pedir la hora? ¿Por qué se llegaba incluso a molestar si se ponía una prenda más corta de lo habitual?

"Esto no puede seguir así... Tengo que hablar con él." pensó nuestro querido rubio.

Sin perder el tiempo, aprovechó para hablar con él ese fin de semana. Ahora que tenía la casa sola el chico, nadie los podía interrumpir.

(...)

Kyabetsu estaba en la sala su casa, en total tranquilidad, debido a que su padre viajó por trabajo, y sus hermanos salieron con sus novias. Había invitado a su "solecito" para ver películas y pasar tiempo juntos; tuvo suerte de que lo hizo antes de que Rikaru lo invitara a una fiesta en la casa de Chompuro.

Fiesta en la que probablemente iba a estar ese molesto chico...

Como sea, era hora de que los dos hablaran sobre su relación.

El rubio regresó de la cocina con un tazón de palomitas y botanas, en lo que Kyabetsu esperaba a que la película se reproduciera en la televisión de la sala.

Después de un largo silencio, Kinokotaiyo habló:

- Kyabetsu...

¿Qué sucede? - Responde el peliverde mientras no aparta su vista de la tele, pero escuchando atentamente lo que decía su novio.

El chico de piercings suspira. - Te he notado extraño desde la semana pasada... ¿Sucede algo? - Pregunta algo desanimado el chico. Sabía el motivo del comportamiento de su pareja, pero quería escucharlo de sus propias palabras.

¿Hmm...? - Responde Kyabetsu. -¡Oh nada cariño! Sólo he estado ocupado con el tema de la Universidad, y lo de mi padre. - Suspira el peliverde. El conoce a su novio perfectamente, y sabe cómo reaccionará el rubio si se entera de que anduvo de celoso.

... ¿Seguro? - Cuestiona Kinokotaiyo, mientras comienza acercarse a su pareja.

Ehhh... Sí. - Responde Kyabetsu. - No sé por qué me preguntas eso, ¿acaso es un interrogatorio? - Dice mientras voltea rápidamente hacia donde está su novio, mirándolo fijamente.

En otro contexto, la broma de Kyabetsu hubiera sido graciosa, pero en este caso estaba algo fuera de lugar, o al menos eso creía el rubio.

Kinokotaiyo dejó las botanas y el tazón de palomitas en la mesa de centro de la habitación. - Mmhhh... No me convences y lo sabes. - Termina por acercarse a su novio, con una mirada (bastante) seria.

El contrario solo pudo regresar su mirada al televisor y responder:

- Sí lo sé, eres muy necio.

Largos minutos de silencio incómodo pasaron. Kinokotaiyo se dirige hacia su novio hasta quedar frente a él, y después de verlo fijamente, lo empujó un poco hacia atrás de su lugar.

Kyabetsu se sorprendió ante dicha acción. - ¿Kinoko, qué ha-

No terminó de hablar cuando vió que su pareja estaba encima de sus piernas, teniendo sus rostros muy cerca, sentado y viéndolo fijamente.

Esa posición para Kyabetsu era algo excitante y molesto a la vez. Molesto porque eso significaba otro berrinche del rubio. Excitante porque podía sentir la respiración del menor en su cara y cuello, así como sus finas manos recargadas en su pecho, sin mencionar su delgada cintura a la que fácilmente puede rodear con sus manos...

Además, el trasero del chico estaba frotando su entrepierna indirectamente, algo que lo hacía sentir más caliente todavía.

Dime algo. - Habla Kinokotaiyo, quien se le queda viendo hacia los ojos de contrario. - ¿Estás celoso? - La pregunta saca al mayor de su trance.

"¿Acaso soy tan obvio?" piensa Kyabetsu de manera sarcástica, ya era hora de que el otro se diera cuenta de su evidente molestia. - Kinoko-chan...

No has respondido mi pregunta. - El rubio gruñó. Estaba más serio y enfadado que nunca, a él nunca le gustaba que le mintieran o le ocultaran las cosas, y su pareja lo sabía perfectamente.

Kyabetsu ya no podía evadirlo, sabe lo insistente que llega a ser su novio con esos temas. Sin embargo, su orgullo podía más que su honestidad.

El mayor decide poner sus manos sobre la cintura de su novio, sosteniéndolo fuerte y acercándolo más a él. - Si, estoy celoso. - Respondió de manera sincera.

Kinokotaiyo estaba rojo por la vergüenza que sentía, no tanto por la situación sino por la invasión a su espacio personal y el repentino contacto físico del peliverde.

Aún así, no dejó que sus nervios tomaran control sobre él.

¿De quién? - Cuestiona el rubio.

Tu ya sabes de quién, no te hagas el inocente, solecito~... - Responde el mayor, mientras regresas tu mirada hacia el chico con piercings.

No, no sé. Ahora responde, Kyabetsu. - Habla con un tono frío el rubio. Kinokotaiyo no se daría por vencido fácilmente con su novio.

Kyabetsu suspira de cansancio y decide mirar a su pareja directamente a los ojos. - De Endoyuki.

Cariño... Sabes que el es un amigo, ¿verdad?. - Le dice Kinoko.

Sí... - Dice el peliverde.

Entonces, ¿por qué no confías en mí? - Pregunta el menor, con algo de tristeza y molestia en su voz. - Se supone que las parejas se tienen mucha confianza, ¿no?

... - Kyabetsu no dijo nada, muy en el fondo estaba apenado. El chico sabía que su novio tenía razón, fue muy injusto con él al juzgarlo y no decirle la verdad o lo que sentía.

El rubio suspiró.

Sabes que Endoyuki es una persona agradable, con la que tengo confianza para hablar y que incluso me ha apoyado con el tema de Seno. - Contesta de manera sincera Kinokotaiyo. - No sé por qué te pone celoso de él. - Le dice Kinoko, mientras le da un beso en la mejilla a su novio.

El peliverde decide sincerizar sus sentimientos con su "solecito".

Me da mucha bronca cómo se te acerca para abrazarte, mientras ustedes dos van a platicar a sólas y... - Habla el hombre de ojos verdes, quien se encontraba muy enojado, recordando las cercanías que su "solecito" tenía con ese chico. - Eso me molesta.

Ay Kyabetsu... - Dice el rubio con piercings, que veía algo tierno y triste a la vez la imagen de su novio sintiendo celos por él.- No quiero verte de esa manera, me pongo triste cuando te ves decaído. - El rubio toma el rostro del contrario con sus manos, obligándolo a que lo mire.

Me conoces muy bien, "solecito" y ya sabes lo celoso que soy~... - Sonrió para después abrazarlo y llenarlo a besos por toda su cara.

El peliverde decidió darle un beso en la mejilla a su novio. Kinokotaiyo rió brevemente, causando que su novio lo mirara algo confundido.

¿Por qué te ríes? - Pregunta el chico, algo inocentemente.

El rubio paró de reir - Por lo celoso que eres, eso sólo demuestra que me amas. - Procede a darle un beso corto en los labios. - Eso sí, vuelves a hacerme una escenita de celos y ya no te hablo cabrón.

Kyabetsu lo miró divertido al ver su berrinche, y más cuando le dió ese insulto que él mismo le enseñó. Así estuvieron por mucho rato ese par de enamorados, olvidándose por completo de las películas que iban a ver y dejando la televisión apagada.

Oye Kinoko-kun. - Llama el peliverde a su novio. - Y si... ¿Aprovechamos que tenemos la casa sola hoy?

El rubio tardó en entender lo que su novio le quería decir, hasta que lo supo por la mirada coqueta que le daba y las insinuaciones de él.

Oh no, ni lo pienses. - Respondió Kinoko, más avergonzado que nada por dicha petición.

Kinokotaiyo trató de voltearse para levantarse de ahí, pero Kyabetsu rodeó la cintura del otro chico con sus brazos.

De inmediato, comienza a recorrer su cintura con sus manos, mientras el otro se sonrojaba cada vez más.

El rubio trata de safarse, pero empeora su situación al hacer que su trasero roce mucho el miembro del contrario.

Kyabetsu se sonroja ante aquel movimiento de Kinoko. Después le dedica una sonrisa a su pareja.

Kinokotaiyo, estoy muy caliente... Tal vez me pueda ayudar~ - Susurra en el oído del rubio, con la intención de avergonzarlo e intimidarlo.

Cariño~ No es buen momento para hacerlo... - Dice Kinoko, tratando de desviar su mirada hacia otro lado para que no se viera su evidente sonrojo. - Ap-Aparte yo todavía no es-estoy listo.

¿Por qué no? Ambos somos pareja... ¿O tienes miedo, solecito?~ - Después de decirle eso cerca de su oído, Kyabetsu procede a besar y dejar marcas en el cuello de Kinokotaiyo, ignorando las palabras del otro.

N-no es eso, es que yo- Ah~... - No dejó que el otro chico siguiera hablando, pues de inmediato, Kyabetsu comienza acariciar el trasero del rubio. Ya estaba tocando zonas prohibidas para el otro.

Kyabetsu decide acercarse nuevamente hacia el cuello de su novio, y comienza a morderlo con sus dientes.

Ah~... - Gimió el rubio, lleno de vergüenza. - Kyabetsu~

Mordisco tras mordisco, Kyabetsu estaba marcando lo que él considera que le pertenece, mientras escucha los dulces gemidos que salían de la boca del rubio.

Kinokotaiyo estaba muy rojo de la pena. Su cuello estaba lleno de chupetones y marcas de dientes.

¡Ah~! - Seguía gimiendo el chico, pero esta vez de placer.

Y según tú no querías. - Se burló el peliverde.

El mayor besaba de manera apasionada el cuello de su novio, escuchando sus dulces gemidos y viendo su lindo rostro levemente sonrojado.

Kyabetsu decide darle un corto beso para calmar un poco al rubio.

Quiero que te vayas preparando. - Dice el peliverde, quien levanta del sillón y carga al rubio. - De esta no te libras precioso~... - Después de eso, abandona la sala para comenzar a subir las escaleras de la casa.

¡¿Ehhh!? - Exclamó entre emoción y vergüenza Kinoko, al parecer ni Dios lo va a salvar de esto.

(...)

¡Ah!~ N-No se-as tan brusco... Ah~ - Gime Kinokotaiyo, quien ya tenía su alma en la boca. Había estado haciéndolo con su novio por un buen rato.

Cuando el peliverde le dijo que se iba a cansar rápido y que esto sólo duraría como dos veces, le había creído a su pareja ciegamente.

Pero los dos ya iban por la octava ronda. El rubio juraba que ya estaba en el cielo debido a lo cansado que estaba.

Si quieres me dejo de mover tan rápido, pero sé que a tí no te gustaría eso~... - Le responde Kyabetsu al otro chico con un tono de voz algo sensual y pervertida. Al peliverde le encantaba torturar a su pareja.

Kinokotaiyo sentía mucha vergüenza, no solo porque su novio tenía razón, sino que además lo estaban haciendo en una posición muy humillante para él. Se sentía como un animal en celo qué exponía su cuerpo y sólo hacía lo que sus instintos le pedían.

D-déjame v-verte por lo me-menos ¡Ah~! - Dice Kinokotaiyo, mientras se muerde los labios para dejar de gemir mucho.

Kyabetsu aceptó dicha petición, cambiando un poco de posición al rubio antes de volverlo a penetrar.

En parte le alegraba que el chico le haya pedido eso, más que nada para ver las expresiones del bello rostro de su amado.

Después de eso, comienza a embestirlo lentamente para acabar con la paciencia del otro y hacerlo "sufrir" a su modo, amaba cómo Kinokotaiyo le decía que quería más de él, mientras rodeaba su cuello con ambos brazos.

M-Más rápido papi~... - Gime el rubio.

Kyabetsu, sin perder el tiempo, aumenta la velocidad de sus embestidas, mientras el otro soltaba gemidos más fuertes.

Habían pasado los minutos y sólo se podían escuchar los movimientos bruscos y los gemidos de ambos.

M-más Kyabetsu~ - Repetía Kinokotaiyo una y otra vez, mientras estaba cada vez más cerca de su "punto dulce".

Puede que suene cursi u hormonal esto, pero para ambos chicos esto era la gloria.

Por un lado, Kinokotaiyo sentía su cuerpo muy cansado por el acto, pero también lo sentía muy satisfecho. El hecho de tener un momento tan íntimo con su pareja luego de que hayan "arreglado" las cosas, le parece espectacular.

Por otro lado, Kyabetsu amaba ser muy dominante con su pareja; aunque antes le daba vergüenza comportarse así con su novio, cuando el rubio le confesó que era algo masoquista, el peliverde se alegró. Amaba dominarlo en la cama y que le dijera que quería más de él.

¡Ah!~ Me voy a venir de nuevo. - Dice Kinoko, tratando de cubrir su boca para que dejara de sacar esos ruidos que considera molestos.

El de ojos verdes comienza a moverse más rápido hasta que ambos lleguen al climax.

Y por fin, ambos llegaron al éxtasis.

Agh~ - Soltó un pequeño quejido el rubio.

Kinokotaiyo estaba tan cansado por el acto que hasta sentía que se iba a desmayar. Sus piernas estaban temblando mucho, había sudado por la adrenalina, su cuello estaba lleno de mordidas y chupetones, y sus mejillas estaban tan rojas como la sangre misma.

Para la mente de Kyabetsu, ésto era satisfactorio. Para Kinokotaiyo, algo vergonzoso, aunque muy divino.

Una vez ya hecho, el rubio se acuesta en la cama del peliverde, mientras Kyabetsu retira el condón que había usado para el acto.

Después de eso, ambos se acostaron juntos, mientras se abrazaban y se cobijaban.

Kinoko-chan~ - Llama Kyabetsu a su novio. - Te amo. - Le da un beso en la frente.

Y-yo también te quiero. - Dice Kinoko, antes de dormirse por el cansancio.

Una vez que comprobó que Kinokotaiyo estaba en "los brazos de Morfeo", el peliverde se levantó con cuidado de su cama; fue a darse un baño y limpiarse un poco porque estaba hecho un desastre... Pero vaya que lo disfrutaron los dos.

“Debería de ponerme celoso más seguido” bromeó el mayor, mientras recordaba cómo en medio del acto, su novio lo llamó "papi". Vaya que fue una sorpresa agradable para él.

- Oh Kinokotaiyo, que gran seductor eres, y pensar que te veías tan inocente...








- ℛℴ𝓈ℯ𝓏ℴ𝓃ℯ𝓈.

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