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❛ 𝒏𝒐 𝒃𝒐𝒅𝒚, 𝒏𝒐 𝒄𝒓𝒊𝒎𝒆 ❜

❛𝑛𝑜 𝑏𝑜𝑑𝑦, 𝑛𝑜 𝑐𝑟𝑖𝑚𝑒❜

❛❛𝑁𝑜, 𝑛𝑜 𝑏𝑜𝑑𝑦, 𝑛𝑜 𝑐𝑟𝑖𝑚𝑒

𝐵𝑢𝑡 𝐼 𝑎𝑖𝑛'𝑡 𝑙𝑒𝑡𝑡𝑖𝑛𝑔 𝑢𝑝 𝑢𝑛𝑡𝑖𝑙 𝑡ℎ𝑒 𝑑𝑎𝑦 𝐼 𝑑𝑖𝑒

-  Taylor Swift - ❜❜

𓇼 ⋆.˚ 𓆝⋆.˚ 𓇼

ɯınter 2001 - SERINE

SIEMPRE RECORDAMOS COMO CONOCIMOS A NUESTROS AMIGOS, lo normal es por un accidente, en clase, amistades en común; sin embargo, desde pequeña supe que mi vida nunca iba a ser normal. Si me hubieran dicho que conocería y a mis mejores (únicos) amigos por una acusación de asesinato, pensaría que seguro tomaron los vinos de Dionisio.

Antes de empezar con esta historia, hay que ver el pasado, porque las consecuencias de las acciones que tomamos antes van a seguir repercutiendo en el futuro, causa y efecto, aunque algunas tienen mayor magnitud.

Mi llegada al campamento no fue la mejor que digamos, en realidad, podría ser de las peores que he oído. Venir con un historial de asesinato y que a la semana te acusen de otro, es una gran forma de empezar desde cero en un nuevo lugar.

— Asique tú eres la nueva - suspiro Dionisio mientras me miraba de arriba para abajo - Traeres problemas, Sirini

— Es Serine.

— Eso dije. — tomo una hoja que estaba en su escritorio y empezó a leerlo - Huérfana, hija de Anthony Rousseau, trabajador público... blah blah blah... un incendio y sin familiares. Tú y yo sabemos qué paso realmente, Sirini, asique será mejor que no causes ningún problema.

— Bienvenida, querida - lo interrumpió Quiron acercándose a mí - Veo que ha sido un largo recorrido hasta aquí, será mejor que vayas a descansar, es tarde y está haciendo frío, no queremos que te enfermes.

— Yo... ¿Puedo ir a la enfermería? Me hice algunas heridas y-

— Ve a donde se te dé la gana, ahora sal de mi oficina - me respondió el dios del vino con MUCHA amabilidad

Si hubiera sabido que era así, preferiría quedarme en el orfanato y que un monstruo me termine matando. Fui a la enfermería y me eché en una de las camillas, para mi buena suerte no había nadie más. No había traído tantas cosas del orfanato, no es que tenga muchas tampoco, todo se quemó en el incendio, todo...

Saque lo único que tenía... el collar que me dio papá. Todo había sido mi culpa, yo... yo lo mate... él me quiso calmar y yo... yo era un monstruo... una asesina. Desde ese día no me había quitado mis guantes para nada, tenía miedo... En la foto estaba mi papá junto a mí en el parque, uno de sus compañeros de trabajo, tomaba fotos en los parques y se ofreció para tomarnos una gratis el día de mi cumpleaños.

No teníamos mucho, papá trabajaba encendiendo los faroles y ayudaba en un orfanato por las tardes, era divertido ayudar, se sentía bien y si sobraba algo de comida nos la daban, papá lo llamaba: "acto de amabilidad". Nuestra casa era chiquita, era la habitación de un viejo departamento, aunque deslizarse por las barandas de la escalera era lo mejor y en un cuarto del primer piso había una gran chimenea que calentaba a todos durante las noches de invierno, de alguna manera el fuego de esa chimenea lograba calentar todo el lugar, era magia.

Papá fue huérfano, decía que era divertido, aunque no lo estaba siendo, pero muy solitario... solía decirme que desde que me sostuvo entre sus brazos dejo de sentirse solo y fue el hombre más feliz del mundo, eso me hacía reír, ya que solía decirlo con muchas muecas o como un rey o pirata. Le gustaba actuar, quería ser actor y tenía talento para ello. Cada noche era una historia diferente a la anterior, cada vez más divertida y a pesar de que llegara cansado, siempre tenía tiempo y energías para contarme una historia para dormir.

Recordarlo me hacía sentir menos sola, me hacía sentir acompañada, ver esa foto y recordarlo era la única forma en la que lograba dormir.





















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Pasaron cinco días desde que llegue y seguía sin conocer a alguien, era mejor. Evitaba hablar con todos, porque había una posibilidad que mientras hablara con alguien, vuelva a provocar un fuego en mis manos y termine quemando el campamento, evitaba sacarme los guantes que me dio Quiron, supuestamente evitaba que provocara fuego. Él se ofreció a enseñarme a controlar mi magia y lo estaba considerando, no tenía nada más que perder y así haría amigos. Los únicos que hablaron conmigo fueron los gemelos Stoll, aunque tenía cuidado con ellos, todos sabían que eran los más bromistas del campamento.

Todo el campamento estaba cubierto de nieve, asique aproveché a salir a pasear por el bosque, estaba leyendo el último libro que salió de Harry Potter, alguien dejo el suyo en el comedor y como nadie lo tomo, lo tome prestado... temporalmente.

Aún no me reclamaban, no me sorprendía, ¿qué diosa reclamaría a una asesina? Por lo menos sabía que no era hija de Atenea, ni de Afrodita, nunca cuide plantas en mi vida, asique podría ser su hija.

Estaba leyendo tranquilamente cuando escuché a una niña gritar, inmediatamente fui corriendo hacia donde oí el ruido y me escondí detrás de un árbol.

— Qué linda, la pequeña bastarda está llorando - se burló un chico de cabello azabache y ojos azules mientras tiro a una niña de cabellos dorados contra un árbol - Más te vale decirme que hiciste con la foto.

— Lo siento - contesto la niña con dificultad después de ese golpe - Solo quería saber como lucía mi papá.

— Es mi protector, niñita, y lo único que has hecho es ensuciar su nombre - le dio una cachetada a la niña y luego volteo a ver al otro chico, lucía un poco mayor, pero se notaba que no comía en semanas y a las justas podía sostener su propio cuerpo. — Y tú... ¿Qué haces aquí, escoria? ¿Acaso te dije que salieras de tu tumba, hijo de Thanatos?

— Yo... vi un hilo... tu muñeca... tú - tartamudeo cosas sin sentido

— Ahora veo porque nadie quiere juntarse contigo.

Le dio un puñetazo en la nariz al niño, haciendo que la niña llorara al ver esa horrible escena y yo no dudara en correr hacia ellos.

— ¿Qué te pasa? - le dije, distrayéndolo

— ¿No eres la huérfana rarita?

— Supongo que sí - susurre - Solo aléjate de ellos, o tendrás que verterlas conmigo

— ¿Tú? ¿Qué vas a hacerme? ¿A lanzarme tus guantesitos? - se burló

— Tal vez - conteste

Aún no había practicado lo suficiente con la espada como para defenderme, ni siquiera tenía una propia y no tenía nada de fuerza en los brazos. Este sería mi fin, tal vez vería a papá del otro lado.

Para mi buena suerte, llegó una niña castaña que usaba dos trenzas y tenía pedazo de vidrio en su mano.

— ¡ALEJATE DE ELLOS, LIAM!

— ¿Qué haces aquí, Swan? ¿Quieres que te cace como a un cisne?

— Su ruido se escucha muy fuerte y es la quinta vez que molestas a esa rubia. ¿Acaso no tienes nada mejor que hacer? Si eres tan fan de Eros no deberías de dejar en paz a su hija, cualquier persona con dos neuronas deduciría eso.

— Awww, el pequeño cisne se rebeló. Mira, pajarita, a Eros le importa tan poco su hija que sería una ayuda para él que ella se muera.

El chico con la nariz sangrando le tapo los oídos a la rubia y yo me puse enfrente de ellos, aún no me había hecho nada.

— Lo dices como si también te hubieran reclamado, por lo menos ella sabe quién es su padre, no como tú.

El chico se enojó y le tiro un puñetazo en el estómago. Me acerqué a ayudar a la niña, pero el chico me agarro del cabello y me jalo por el suelo.

— ¿QUÉ HACES? DETENTE - grite de dolor

El chico no parecía controlarse, su ira y enojo le habían ganado. Por un segundo, pude ver como los ojos de la niña rubia brillaban, solo que no del color celeste de sus ojos, sino de un tono de rosado.

— ¡AYUDA! - volví a quejarme tratando de patalear

Intentaba hacer cualquier tipo de movimientos bruscos que le dificultaran seguir jalándome del pelo y tirando por el suelo; sin embargo, era muy fuerte. Los otros niños corrieron hacia mí, tratando de seguir el ritmo mientras le tiraban todo tipo de cosas a Liam. ¿Cómo es posible que nadie escuchara los gritos?

En el camino mis guantes se atascaron con una rama que estaba en suelo... iba a pasar algo MUY MALO.

— ¡NO SE ACERQUEN! - les gritaba. Ellos oyeron todo lo contrario y corrieron más rápido hacia mí

El miedo me invadió y mis manos empezaban a arder como aquella vez... no, no, no. Por favor, no ahora. Una llama apareció en la punta de mi dedo índice y poco a poco se fue extendiendo por toda mi mano. Los niños me miraron sorprendidos y su velocidad disminuyo, pero seguían tratando de alcanzarnos. ¿No le tenían miedo al fuego o eran inmunes que quemarse? Porque podía jurar que mi cara mostraba absoluto terror.

No pasaron ni cinco minutos para que el fuego empezara a chocar con el suelo, y aunque todo estaba cubierto de nieve, todo el suelo comenzó a incendiarse de un color rojo intenso, no era fuego normal, no era como el del incendio, era diferente a cualquiera que haya visto antes y eso que mi padre encendía faroles.

El chico por un momento se detuvo y me tiro al suelo... Era demasiado tarde, sin querer había hecho un círculo de fuego rodeándonos y cada vez se acercaba más hacia nosotros, sentía el calor cada vez más fuerte y el aire me empezaba a faltar, todo se veía borroso. Soplaba mis manos para que se apagara el fuego y no funciono... cubría mis manos con nieve y seguían ardiendo, nada podía detener ese fuego. Si mi mamá estaba viéndome, le rogaba por su ayuda.

— ¿QUÉ HAS HECHO? - Liam me agarro del cabello nuevamente

— Yo... yo no lo sé, solo traté de-

—¡NIÑA! - gritaron los chicos que al por fin alcanzarnos, pero desde afuera de círculo de fuego que por cada segundo que pasaba, se acercaba más a nosotros.

— ¡AYUDA! Llamen a Quiron, tengo miedo... no sé cómo detenerlo

— Tranquila, estarás bien, solo cálmate - trato de decir el chico, pero se notaba que se moría de los nervios. Sabía algo...

— Y TÚ, SUÉLTALA

— Harías lo mismo en mi lugar.

— NO PUEDO, NO ME PUEDO HACERLO.

—TRANQUILIZATE, RESPIRA

— ¡AYUDA! ¡AYUDA! - Grita Liam mientas el fuego no hacía nada más que acercarse y que las llamas fueran más fuertes.

Los gritos de ambos no hacían más que confundirme y frustrarme, el miedo y la desesperación son armas mortales.

Las llamas lograron alcanzarnos, yo ya sabía que no me iban a hacer daño, era inmune al quemarme por el fuego, pero él no. Era como si el fuego supiera exactamente donde estaba él y jugara con su miedo, logrando quemarlo... en busca de apagar la flama, él se tropezó, cayendo en el fuego y este mismo lo abrazo. Los cuatro vimos esta horrible escena y el cómo gritaba de dolor mientras el fuego lo quemaba rápidamente. Por un momento vi a mi padre en vez de aquel chico y me caí, llorando al verlo gritar de dolor, hasta que solo quedaron sus cenizas.

Como la vida quiere que sea una de las mayores guerreras de los dioses, llegaron Quiron, Dionisio y otros campistas al oír los gritos. Yo me había quedado totalmente petrificado, viendo las cenizas mientas lloraba en silencio.

—¿Qué está pasando? - cuestiono Quiron, pero su expresión cambio al ver las cenizas, captando la idea de lo que paso. — TODOS A SUS CABAÑAS EN ESTE INSTANTE.

— Quiron, ella... — susurro la castaña

— Silencio, Ivy

— Yo... yo no quise hacerlo, solo eso... — trate de explicarle

— ¡USTEDES CUATRO A LA CASA GRANDE! - sentenció Dionisio antes que pudiera terminar.

Le hicimos caso, aunque antes voltee a ver lo que hacían. Dionisio estaba recogiendo las cenizas del chico.

— Zeus... él se enterará y-

— Lo sé, esa niña...

— Te dije que no deberíamos haberla traído. No lleva ni un mes y ya mato a un campista, ¿hijo de?

— No lo reclamaron, pero sospechaba que era de Hermes. Hay que llevar sus cenizas, al anochecer haremos el velorio.

La castaña me tomo de la mano y me jalo hacia ella, aleje mi mano inmediatamente, tenía miedo de que sucediera lo mismo.

—Tranquila, no creo que me hagas y nada y ahora ese no es el mayor de nuestros problemas, sino de lo que será de nuestras vidas. — me volvió a tomar de la mano y me llevo hacia la Casa Grande

En el camino pude notar como todos me miraban aterrorizados, juzgándome o lanzándome maldiciones en griego.

Los cuatro llegamos y nos sentamos en el suelo, esperando a que el centauro y el dios llegaran, todo era absoluto silencio y cada uno se perdía en sus pensamientos y recuerdos, atormentándose con los gritos de ese chico.

— Me llamo Juliette - dijo la rubia, rompiendo el hielo

— Theodore

— Ivy - susurro la castaña a mi lado antes de voltear a verme - ¿Y tú, zanahoria?

— Serine, Serine Rousseau. — conteste

Ninguno menciono a sus padres, pues ese tal vez era el impedimento para que hiciéramos amigos o no sabíamos. Preferimos que ignoráramos ese hecho por un tiempo.

— ¿Están bien? - pregunto Ivy

— El golpe no fue tan fuerte - hizo una falsa sonrisa Juliette

— Solo es un poco de sangre - contesto Theodore - He estado peor.

— Tú no te quemaste, ¿cómo es posible? - me cuestiono Ivy

— No lo sé, hace no mucho, lo descubrí— dije mientras me puse mis guantes que ella recogió - Nunca había pasado algo como esto, solo pasaron dos veces contando esta ocasión y una hace un mes.

— ¿Qué paso esa vez?

— Algo malo.

En eso llegaron Quiron y Dionisio muy estresados y furiosos.

— Paso lo que no tenía que pasar, Zeus se enteró de tu existencia - empezó a hablar Dionisio muy molesto - ¿Crees que te dejara viva? Por supuesto que no. Es nuestras cabezas por la tuya o si no otra guerra.

— Cálmate, Di-

— ¿Quieres que me calme? La niña ya asesina a alguien y es justo lo que los demás temían. Y ustedes tres también serán acusados por estar involucrado, algo le hicieron a ese chico.

— Yo, no quería hacerlo...

— Ella no lo asesinó, él mismo se tropezó hacia el fuego. Se lo merecía, molesto a Juliette todo este tiempo que está llena de moretones, la nariz de Theodore sigue sangrando, la arrastro y jalo de los pelos de ¿Serine? Y me dio un puñetazo. Él cavó su propia tumba.

— El chico está muerto, niñita, y espero que tengas las mismas agallas de responderle a Zeus cuando vea que hará con ustedes.

— No hicimos nada - añadió Theodore - No es culpa de Serine no controlar sus poderes, fue un accidente, nadie asesino a nadie.

— Ella comenzó el fuego, ella pudo controlarlo y no lo hizo

— ¡Porque no sabía! - interrumpió Juliette

Todos me defendían contra Dionisio y tal vez contra el mismísimo Zeus que debe estar escuchando todo; pero yo era una asesina, yo debí de controlar el fuego, yo lo empecé... ahora tenía que enfrentarme a las consecuencias.

— ¿Qué me hará Zeus? - le pregunté a Quiron

— Matarte - opino Dionisio

— No lo sé, pequeña. Los castigos de los dioses pueden ser inesperados.

— ¿Soy un peligro?

— Ni siquiera debiste nacer - volvió a "opinar" Dionisio

— Tienes un gran don, Serine, y tienes que aprender a controlarlo.

No. No tenía un gran don, tenía una maldición... un castigo. Esto ya era un castigo.

— ¿Hay una manera de salvarme?

— A menos que tu madre te reclame, nada. Ella tendría que pelearse con Zeus para salvar tu vida y no creo que lo haga, nadie quiere pelearse con papá.

— Necesito irme - dije antes de correr hacia la salida, oí como me llamaban, pero no me importaba, tenía miedo y quería escapar.

Mi padre no murió por nada, quería salvarme y por hacer lo mismo de lo que él murió, me iban a matar. Quería vivir... corrí a donde sea hasta que me tropecé y caí en medio de las cabañas en ese pequeño campo donde todos se reunían a hablar, pero esta ve note todas las miradas sobre mí, en medio de susurros por lo sucedido y como se alejaban poco a poco.

¿Querer tener nuevos amigos? CANCELADO

¿Sobrevivir? CON POSIBILIDADES.

En eso una llama se extendió a mi alrededor y se empezaron transformarse en bellas mariposas de fuego, a papá le encantaban las mariposas... a ambos nos gustaban las mariposas. Sentí una gran energía en todo mi cuerpo, cálidas.

— ¿Entonces si es la asesina? - empezaron a hablar descaradamente en mi cara

Yo no lo estaba haciendo, estaba usando mis guantes, me pare y busque a la persona que hacía esto, no era yo. Definitivamente. Aunque podría ser... no, Dionisio lo dijo, es muy poco probable que mi madre me reclame. ¿Qué ganaría?

Detrás de mí, llegaron Theodore, Juliette e Ivy, observando toda la escena asombrada.

— ¿Tú lo hiciste? - me susurro Ivy

— No. — le contesté

— Lucen adorables - sonrió Juliette

Su expresión cambio drásticamente a una de miedo cuando me vio, voltee a ver a los demás que estaban mirando la escena y estaban igual de asombrados. Nadie dijo nada por unos minutos, algo andaba mal...

Miré hacia arriba y había una proyección de una llama arriba de mi cabeza, brillando tanto como una antorcha y siendo rodeada por las mariposas... ¿Qué diosa significaba el fuego?

Me tomo unos segundos recordar algo que me dijo mi padre:

— ¿Sabes cuál es mi diosa favorita, princesa?

— No, ¿quién es? ¿Afrodita?

— No - él sonrió - Hestia

— ¿La diosa del hogar, la familia y el fuego? ¿De la que cuentas historias a veces?

— Exacto.

— ¿Por qué?

— Es la diosa más dulce, valiente y amoroso de todas, está muy infravalorada, en mi opinión

— En la mía también

— ¿Sabes con qué signo se representa?

— ¿Con cuál?

— Una llama. Pero si fuera ella, le agregaría algo más divertido

— ¿Divertido? ¿Cómo las mariposas?

— Sí, como las mariposas

No... no, no, no, no. Es imposible, ¿era su protegida? Podía ser eso, es imposible que ella sea mi madre, no es posible, jamás, no... esto no podía estar pasando.

Quiron llego, mi salvador, seguro diría que ella me protegía y todo esto se aclararía, era hija de Hebe o de Deméter o Iris, me gustaban los colores del arcoíris.

— Serine Rousseau, hija de Hestia, diosa del hogar, la familia, el fuego y la hospitalidad.

Todos me miraron asombrados, nadie dijo nada, yo no hice nada. Me quede HELADA, PETRIFICADA, ATERRADA. Era hija de una diosa virgen, Hestia había roto su juramento y yo... yo era su hija.

Estosolo significaba algo... tragedia y maldición... si una diosa rompía su juramento debería de traer consecuencias y aunque no sabía cuáles eran, sabía que llegarían... y para cuando llegara ese momento, estaría lista

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