El reloj marcaba las 7:45 de la mañana cuando Park Somi atravesó las puertas de la comisaría. Su cabello estaba ligeramente despeinado y equilibraba con cuidado una bandeja de cartón con dos vasos de café caliente y una bolsa con crepas. La sonrisa que llevaba en el rostro era suficiente para desviar algunas miradas curiosas de sus compañeros.

—¡Llegas tarde, Somi! —le gritó uno de los oficiales desde su escritorio.

—Lo sé, lo sé —respondía ella mientras se dirigía a la mesa que compartía con Jun-Ho—. Pero traje combustible para el día. Eso debería compensar, ¿no?

Jun-Ho, sentado frente a su computadora y revisando informes, levantó la vista cuando Somi dejó el café frente a él.

—¿Debería agradecerte por llegar tarde y luego sobornarme con café? —preguntó con una ceja arqueada, aunque un ligero destello de humor brillaba en sus ojos.

—Tú decides si agradeces o no —replicó ella, encogiéndose de hombros mientras dejaba la bolsa con crepas junto al café—. Pero déjame decirte, estas crepas son obra de arte.

Jun-Ho tomó el vaso de café y dio un sorbo, dejando escapar un suspiro de alivio.

—Podría perdonarte solo por esto —admitió, aunque su tono seguía siendo estoico.

Somi sonrió triunfante y se sentó frente a él, sacando una crepa para ella. Mientras comían, hablaron de los casos pendientes, las novedades en la comisaría y un poco de todo. La conversación fluyó con facilidad, y Jun-Ho no pudo evitar notar cómo Somi iluminaba el ambiente con su presencia.

Al final de su turno, mientras organizaban los informes del día, Jun-Ho se acercó a Somi con las manos en los bolsillos.

—Tengo una pregunta para ti —dijo, evitando su mirada por un momento.

—¿Sobre el caso del robo? —preguntó ella distraídamente, enfocada en la pantalla de su computadora.

—No, algo más. ¿Te gustaría salir a cenar esta noche?

Somi levantó la mirada, sorprendida.

—¿Cenar? ¿Tú y yo? —preguntó, intentando procesar lo que acababa de escuchar.

—Sí, tú y yo. Pero si estás demasiado ocupada o no quieres, puedo entenderlo —dijo, intentando sonar casual aunque su tono traicionó un poco de nerviosismo.

Somi sonrió.

—Está bien, oficial Hwang. Acepto.

Esa noche, se encontraron en un pequeño restaurante al estilo tradicional coreano, lejos de la formalidad de la comisaría. Jun-Ho la esperaba en la entrada, vistiendo algo más relajado de lo habitual. Cuando Somi llegó, llevaba un vestido sencillo pero elegante que la hacía lucir diferente a como la había visto en el trabajo.

La cena estuvo llena de risas, historias personales y momentos cómodos. Jun-Ho descubrió que, debajo de la fachada segura y desafiante de Somi, había una persona llena de pasiones e inseguridades que no compartía con nadie más. Somi, por su parte, se dio cuenta de que Jun-Ho, a pesar de su apariencia seria, tenía una calidez inesperada que hacía que se sintiera cómoda.

Cuando la cita terminó, ambos sabían que algo había cambiado entre ellos. De camino a casa, Jun-Ho la acompañó hasta su puerta y, antes de despedirse, dijo:

—Gracias por aceptar. No esperaba que fuera tan fácil hablar contigo fuera del trabajo.

Somi sonrió, sintiendo su corazón latir un poco más rápido de lo habitual.

—Quizá deberíamos hacerlo más seguido.

Y con esas palabras, su relación comenzó a transformarse en algo mucho más profundo de lo que ambos habían anticipado.

Somi comenzaba a notar un cambio en su rutina desde que Jun Ho entró en su vida. Las crepas del café en la esquina de la comisaría se habían convertido en un ritual casi sagrado. Cada mañana, sin falta, se encontraban allí antes de comenzar sus largas jornadas como policías.

Ese día, como de costumbre, Jun Ho ya estaba sentado en una de las mesas junto a la ventana cuando Somi entró al café. La saludó con una sonrisa amplia y un gesto que indicaba que había reservado su lugar favorito. Ella suspiró, aunque en el fondo no pudo evitar sonreír.

—¿Qué será hoy, detective? —preguntó Jun Ho con una sonrisa mientras hojeaba el menú, aunque ya sabía la respuesta.

Somi levantó la vista del café que había estado removiendo. —Siempre lo mismo. Crepas de chocolate con fresas. No veo razón para cambiar algo que ya es perfecto.

Jun Ho se río, su risa resonando como una melodía familiar. —Esa filosofía podría aplicarse a muchas cosas.

Ella rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír. Había algo en la forma relajada de Jun Ho que lograba hacerla sentir menos tensa, como si las cargas de su trabajo fueran un poco más ligeras cuando él estaba cerca.

Cuando llegaron las crepas, ambos se sumergieron en la comida, disfrutando del momento de tranquilidad antes del caos del día. Entre bocado y bocado, la conversación fluía con una naturalidad que sorprendía a Somi.

—Somi, tengo curiosidad. ¿Por qué eres tan escéptica con el amor? —preguntó Jun Ho de repente, rompiendo el silencio.

Ella se detuvo en seco, dejando el tenedor a un lado. Sus ojos buscaron los de él, intentando descifrar si estaba bromeando, pero no lo estaba. Jun Ho la miraba con genuino interés.

—Es complicado —dijo finalmente, jugando con el borde de su taza. —Nunca he sentido que sea algo real. Al menos, no para mí. He visto demasiadas relaciones fallidas, demasiado dolor.

Jun Ho inclinó la cabeza, reflexionando. —Pero no todas las historias tienen un final triste. ¿No crees que el amor podría ser diferente, dependiendo de las personas involucradas?

Somi suspiró. —Tal vez. Pero para mí siempre ha parecido una pérdida de tiempo.

—¿Y si te equivocas? —preguntó él con suavidad. —¿Y si el amor no es perfecto, pero aún así vale la pena?

Ella lo observó detenidamente, sintiéndose vulnerable bajo su mirada. —¿Siempre tan optimista, verdad?

Jun Ho se inclinó hacia ella, su expresión ahora más seria. —No es optimismo. Es fe en que algunas cosas buenas pueden suceder, incluso cuando menos lo esperas.

Había algo en su voz, algo en su presencia que la hizo sentir un nudo en el estómago. Antes de que pudiera pensarlo demasiado, Jun Ho se inclinó un poco más, cerrando la distancia entre ellos. Su rostro estaba tan cerca que Somi pudo notar el leve aroma de su colonia.

Somi no se apartó. Algo en su interior le decía que este era uno de esos momentos que no debía dejar escapar. Cuando sus labios se encontraron, fue como si el ruido de fondo del café desapareciera por completo. El beso fue suave, tierno, y al mismo tiempo lleno de una promesa que Somi no estaba segura de entender del todo.

Cuando se separaron, Jun Ho la miró con una sonrisa ladeada. —Tal vez las crepas no sean lo único perfecto aquí.

Somi se río suavemente, sin poder evitarlo. Por primera vez en mucho tiempo, se permitió la posibilidad de que tal vez, sólo tal vez, Jun Ho tuviera razón.

Las siguientes semanas consolidaron su rutina. Cada mañana, entre risas y miradas cómplices, las crepas se convirtieron en un simbolismo de algo más profundo. Jun Ho encontró pequeñas formas de sorprenderla: una rosa envuelta en una servilleta, notas pequeñas con mensajes como “Eres más dulce que estas crepas”.

Somi se burlaba de sus detalles, pero en el fondo sentía que algo cambiaba en ella. Las paredes que había construido durante años comenzaban a derrumbarse. Incluso se sorprendió a sí misma pensando en él cuando no estaban juntos, algo que nunca le había ocurrido antes.

Una mañana, mientras caminaban hacia la comisaría, Jun Ho rompió el silencio de nuevo. —Somi, nunca te lo he preguntado directamente, pero ¿crees que podrías darme una oportunidad? Una verdadera.

Ella se detuvo, mirándolo con los ojos entrecerrados. —¿No lo haces ya cada vez que me traes crepas?

Él sonrió. —Hablo en serio.

Somi se cruzó de brazos, pensativa. Finalmente, dijo: —Tal vez. Pero no prometo nada.

Jun Ho asintió, satisfecho. —Con eso me basta por ahora.

El día continuó como de costumbre, pero algo en Somi había cambiado. Mientras trabajaban juntos, resolviendo casos y enfrentando los retos diarios, no podía evitar pensar que tal vez, sólo tal vez, el amor no era tan complicado como había imaginado.

💕｡˚ ᵃᵘᵗᵒʳˢ ⁿᵒᵗᵉ
Hola bebesitas preciosas hermosas divas espero que lo hayan disfrutado como les dije estos son capítulos de intro para estos dos enamorados ya después comenzamos con la primera temporada
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