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04:05

El coche se detuvo con un suave rugido en el claro del bosque. La carretera había dado paso a un sendero estrecho, cubierto de hojas secas y ramitas crujientes bajo las ruedas. La luz de la luna filtraba su brillo entre las copas de los árboles, creando sombras danzantes en el suelo. El aire estaba fresco y cargado de la fragancia terrosa del bosque, un contraste sorprendente con la atmósfera cargada de tensión que llevaban consigo.

Jennie apagó el motor y respiró profundamente, el vapor de su aliento se disipaba en el aire frío. Se volvió hacia Roseanne, que estaba mirando el bosque con una mezcla de alivio e inquietud. La mirada de Roseanne reflejaba el mismo torbellino de emociones que Jennie sentía, una mezcla de nerviosismo y determinación.

—Este es el lugar —dijo Jennie con voz baja pero firme, abriendo la puerta del coche y saliendo al aire frío. El sonido de la puerta cerrándose resonó en el silencio de la noche.

Roseanne la siguió, ayudando a sacar el cuerpo del maletero. Mientras Jennie arrastraba el pesado bulto hacia el suelo húmedo del bosque, el crujido de las hojas bajo sus pies era la única señal de la actividad en medio de la inmensidad silenciosa.

04:15

Encontraron un claro en el bosque, rodeado de árboles robustos y una ligera colina. Jennie comenzó a cavar un hoyo con una pala que había comprado en la gasolinera. El suelo, húmedo y pegajoso, era resistente, pero la pala fue penetrando lentamente. Roseanne se arrodilló a su lado, ayudando a mover la tierra con cuidado.

—Nunca pensé que terminaría haciendo algo como esto —murmuró Roseanne, su voz quebrada por la emoción. Sus manos estaban cubiertas de tierra y sudor, pero sus ojos estaban fijos en el hoyo.

Jennie, aunque también agotada, trató de mantener la calma. —A veces, la vida nos lleva a lugares que nunca imaginamos. Lo importante es que estamos juntas en esto.

Roseanne levantó la vista, sus ojos se encontraron con los de Jennie en la luz tenue. —Gracias por no juzgarme. No sé qué habría hecho sin ti.

Jennie le dedicó una sonrisa pequeña pero sincera. —No estás sola. Lo superaremos. Ahora concentremos nuestras energías en esto.

04:30

Con el hoyo listo, ambas comenzaron a colocar el cuerpo en él. El movimiento era meticuloso, cada acción hecha con cuidado para asegurar que el cuerpo quedará correctamente dispuesto. Jennie, con una pala en mano, comenzó a cubrir el cuerpo con tierra mientras Roseanne nivelaba el suelo.

El silencio en el bosque era profundo, interrumpido solo por el sonido ocasional de una rama rompiéndose bajo sus pies. La luz de la luna brindaba un resplandor frío sobre el terreno, acentuando el esfuerzo físico que ambas estaban realizando.

Jennie, agotada por el trabajo, se detuvo un momento para limpiar el sudor de su frente. Roseanne la miró, con los ojos llenos de una mezcla de tristeza y gratitud. La conexión entre ellas era palpable, forjada en la presión de la situación.

04:45

Mientras cubrían el último rincón del hoyo, Jennie notó la tensión en los hombros de Roseanne. Sin pensarlo, se acercó a ella y tomó su mano. Era un gesto simple, pero en el contexto de lo que estaban haciendo, significaba mucho más.

Roseanne se quedó inmóvil por un momento, sorprendida por el contacto. Sus ojos encontraron los de Jennie, y en ese instante, el peso del mundo parecía disminuir. La mano de Jennie era cálida y reconfortante en medio del frío de la noche.

—Gracias por estar aquí conmigo —dijo Roseanne en un susurro, sus palabras cargadas de emoción.

Jennie apretó su mano suavemente. —Siempre. Vamos a superar esto juntas.

El cielo comenzaba a aclararse con los primeros rayos del amanecer, y el bosque se ilumina lentamente. La tensión en el aire parecía disiparse con la luz del día, aunque la realidad de lo que habían hecho seguía presente.

04:55

Con el entierro completo, ambas chicas se limpiaron las manos y prepararon el área para regresar al coche. El bosque, ahora iluminado por el sol naciente, parecía menos intimidante, pero la urgencia de volver a casa seguía presente.

—No podemos hablar de esto a nadie —dijo Jennie mientras cerraba el maletero del coche. —Lo que pasó aquí es un secreto entre nosotras.

Roseanne asintió con determinación. 

—Sí, lo entiendo. A nadie

Jennie encendió el motor y el coche comenzó a moverse por el sendero de regreso. El cielo se estaba despejando por completo, prometiendo un nuevo día. Mientras se alejaban del bosque, Jennie y Roseanne sabían que el viaje de regreso a casa sería diferente. La conexión entre ellas había cambiado, y aunque el camino por delante era incierto, lo enfrentarían juntas.

El coche avanzó por la carretera, con la luz del amanecer iluminando el paisaje y dejando atrás la noche llena de secretos.

***

un asesinato cubierto, se vienen las reales cosas

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