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006- My enemy or my lover?

Simplesmente, ela é muito gata
Totalmente toda turbinada
De inocente ela não tem nada
Sai da área dos boy
Mas se envolve com os quebrada❞






















Bajamos las escaleras encontrándonos con Evie y Richard, suspiré algo nerviosa al sentir su mirada sobre mi, pues realmente no me había esforzado por ponerme algo menos revelador que lo que tenía puesto.

En pocas palabras, salada.

Ni siquiera tuve la decencia de saludarlo, pues lo nervios me estaban volviendo nada y prefería no hablar. Miré mi teléfono notando que tenía un mensaje reciente de él.

Richard 🇨🇴🇧🇷
[richardrios.m]

pq no saluda?
9:00 pm
está enojada conmigo?
9:00 pm

para nada mijo
9:01 pm

Entonces pq no habla?
9:02 pm
venga, no me gusta que esté sola allá
9:02 pm

Suspiré y me acerqué a él, caminando a su lado. Él me miró y con esa sonrisa que derrite a cualquiera habló.

—¿Le gustó el primer partido?

—Si, de más que jugaron muy bien.—Respondí mientras jugaba con mis manos.

Extendió su mano y tomó mi mano derecha, evitando que siguiera jugando con ellas producto de los nervios.
Me sonroje al instante y simplemente lo miré, detallé cada parte de él, su cabello, sus tatuajes, su perfil, todo.

—No me mire así, no soy una pintura.—Murmuró solamente para ambos.

Su mano aún seguía tomando la mía, entrelazó sus dedos con los míos, afianzando el agarre. Recordá Sienna, vos y él no son amigos, no son nada, vos le tenés miedo a los futbolistas, recordalo.

—Volvió a quedarse callada.—Habló.

—Perdoneme, yo suelo disociar muy rápido.

Me miró confundido pero siguió el paso, sentía la mirada de mi hermano, de Daniel y de Evie encima, pero no me importaba, quizás me importaba más él que otra cosa ahora mismo. Se suponía que yo no debía conocerlo más, que no podía hacerme mentes con él, porque apenas lo conocí ayer y porque es futbolista.

Yo no voy a volver a hacerme el mismo daño dos veces.

Noté que Richard y yo caminábamos solos, pues Evie, James y Daniel se fueron lejos, me sentí faltoneada. El antes mencionado notó que me veía mucho más nerviosa que antes así que entró a un restaurante finalmente arrastrándome con él, pues nuestras manos estaban juntas.

—Ríos..—Me calló y me abrazó tiernamente.

—Ey, no crea que lo hago porque si, la veo muy nerviosa.—Susurró en mi oído.

—¿No cree que es porque lo tengo encima?—Pregunté mirándolo desde mi altura.

Ese man es un hijueputa poste parce, ni doy pa alcanzarlo. Caminamos hacia una mesa, bajé un poco la mirada pues me había llegado un mensaje de...

¡Hijueputa mamera parce, egh!

Jorge Carrascal
[Carrascall]

ey Sienna, como estas?
8:30 pm
podemos hablar? por favor, quiero resolver esta situación y no quedarme con el sentimiento guardado
8:30 pm

ya le dije que no, Jorge, no joda más
8:35 pm
ud q no entiende de q no es no
8:35 pm
está buscando q le diga a Daniel, de bna
8:36 pm

es q yo no quiero dejar esta mierda así, Sienna
8:40 pm
de verdad crees q es bonito estar en el mismo lugar y q no puedas verme a la cara pq te da miedo?
8:40 pm

vos no me das miedo
8:40 pm
hablemos entonces, pa q deje la maricada de una hijueputa vez por todas.
8:42 pm

—Sienna, ¿Todo bien?—Preguntó Richard, sacándome de mi órbita.

—Sisas, no se preocupe, ¿Ya pidió algo?

—No, estaba esperándola, no soy tan guache.—Contestó.

Asentí y miré la carta, escogí algo sencillo y no muy caro porque no había traído mucha plata. Observé el lugar luego de pedir y volví a disociar nuevamente, recordando lo que había pasado con Jorge.

Jueputa, no.


Enero 2023.

Llegué al edificio donde vivía Jorge a buscarlo con urgencia. Necesitaba decirle algo y el hijueputa bobo ese no contestaba los mensajes.

Nuestros errores y desliz nos cobraron factura, por no cuidarnos terminé embarazada. Tenía solo veintidós años y un contrato con Victoria Secret que no podía perder para nada del mundo, me arriesgaba a perder años de entrenamiento y carrera, no podía hacerme eso, no ahora.

Suspiré caminando hacia donde suponía que él estaba, necesitaba decirle para saber que putas hacer, pues el miedo me estaba volviendo mierda.

Llegué, lo vi allí, de pie junto a una mujer pelinegra, morena y algo esbelta. Mi corazón dio un vuelco al verla pues sentía ese bajón en mi autoestima, estaba embarazada, mi cuerpo cambiaría demasiado. Mi corazón terminó por destrozarse cuando miré nuevamente, estaba besándola con tanta pasión y tanto amor que me rompía, me dolía.

Tapé mi boca para evitar soltar un sollozo por error, mis ojos se llenaron de lágrimas sintiendo que el alma se me iba en ese beso. Gran bobo hijueputa, asqueroso infiel de mierda.

Retrocedí para no seguir viendo aquella imagen, encontrándome con una pared y golpeándome por accidente, haciéndome soltar un sollozo ahogado, siendo notada por aquellas dos personas que habían pisoteado mi corazón como si fuese un juego.

El rostro de Jorge cambió, sus ojos se abrieron excesivamente para luego hablar.

—No es lo que tú piensas...—Dijo, era de esperarse que lo diría.

—¿¡Que no es lo que yo pienso!? No seas vos tan cínico, Jorge.—Grité.

Él caminó hacia mi, pero yo retrocedí, extendiendo mi mano como límite entre ambos, no lo quería cerca, no quería tenerlo cerca pues sabía que iba a ceder.

—No.—Dije entre lágrimas.—No quiero verlo, no me llame, no me escriba, ni mierda.

Corrí hacia la salida como lo hace una niña cuando no cumplen sus caprichos, me sentía engañada, dolida por todo lo que había pasado.

Llamé a Evie, pero no contestó, llamé a James y ese si que menos, estaba en pleno traslado a Sao Paulo y eso también me estaba jodiendo ahora.

Daniel...

—¿Alo? Mi vidota, ¿Cómo está?—Preguntó Daniel con una voz alegre, mientras yo me estaba rompiendo.

Entré a mi carro y lo prendí, para irme de ese lugar de una vez por todas, la ansiedad estaba volviéndome mierda.

—Daniel, Jorge me puso los cachos marica.—Dije entre sollozos manejando hacia mi casa.

—¿¡Que Jorge hizo que!?—Gritó, aturdiendome un poco.—¡Voy a encender a machete a ese hijueputa! ¡Espereme que ya voy pa su casa!

—No me cuelgue, se lo ruego Daniel, voy en el carro gonorrea y siento que me voy a estrellar parce, por favor.—Dije con la voz entrecortada.

Me faltaban cinco minutos para llegar a casa y sentía que el tiempo pasaba lento, muy muy lento.

Finalmente llegué y dejé el carro donde fue, para mí mala suerte Evie tampoco estaba en casa pues tenía otras ocupaciones el día de hoy, Daniel llegó segundos después de mi, corriendo a abrazarme.

—Vos no tenés que llorar por ese malparido aguevado Sienna, mirate.—Dijo Daniel besándome la cabeza.

—¡Nea es que no es eso!—Exclamé, ahogándome en mis propias lágrimas.—¡Estoy embarazada de ese hijueputa!

Su cara cambió y se separó de mi, sus ojos denotaban enojo y decepción, solo tenía veintidós años y ya la había cagado.

—¿Que putas Sienna?—Murmuró.—No me chimbies, no jodás.

Desordené mi cabello estresada, sentía que todo se me venía abajo, quería vomitar y llorar.

—¿De buena cree que estoy en posición de chimbiar, Daniel?

Se cruzó de brazos y respiró profundamente para no hablarme de mala manera, ya que él sabía que no era un buen momento para mí. De más que quería matar a Jorge.

—Vamos pa adentro, estas cosas no se hablan en la calle, pilas.—Me empujó suavemente y entramos a la casa.—¿Usted cómo va a estar embarazada de ese man Sienna?

—¡Pues si, parce! ¡Uno cuando culea sin protección pasan estas cosas!—Le grité entre hipidos por el llanto.—Gran guevon.

—Vos no te preocupes ahora, yo estoy aquí.—Me abrazó.

Me sentía mal por haberlo insultado, pero sabía que Daniel entendía que era por el enojo y la frustración. Eso no quitaba para nada el peso.


























Febrero 2023.

Había pasado este último mes llorando, sin descansar, sin salir de casa. ¿Que putas iba a saber de ser mamá, nea? No he ni cumplido los veintitrés y apenas se cuidarme a mi misma. El llorar empeoraba mi condición, si quiera comía, había bajado de peso y realmente no me importaba.

Muñoz e Evie me cuidaban o hacían el intento, hasta que Daniel tuvo que irse con la selección, sabía que ahí estaba Carrascal y también sabía que Evie no me dejaría verme nada sobre los partidos por miedo a deprimirme más.

Ella sabía algo, no todo, pero sospechaba sobre quién era el papá de ese bebé que llevaba dentro de mi.

Jorge no había dejado de escribirme en ningún día desde que me di cuenta que era un puto venado, un hijueputa juguete. Rogaba por una oportunidad de hablarme y aclarar las cosas, pero, ¿Que putas íbamos a aclarar, nea? No había nada que aclarar, todo estaba dicho.

Me había levantado para tomar agua luego de estar horas llorando cuando sentí algo recorrerme las piernas, algo líquido.

Sangre.

—¡Evie! ¡Evie, por favor!—Grité desesperada.

La rizada corrió hacia mi habitación y abrió la puerta, angustiandose inmediatamente al ver la sangre. Me ayudó a bajar para llevarme al hospital, mientras manejaba llamó a Daniel para avisarle.

Ahí fue cuando el mundo volvió a irse al garete.

—¡Daniel, soplaverga, escúchame! ¡Sienna está sangrando y no sé qué hijueputas hacer!—Gritó ella en la llamada, alarmandome más.—¡Voy a llevarla al hospital y le digo lo que pueda!

La sangre no dejaba de salir, asustandome más, no sabía que pasaba, solo sabía que algo estaba mal.

No supe más después, hasta horas luego de ello, pues me había desmayado.

Por favor que Carrascal no se haya enterado.

—Sienna perdió el bebé, Daniel.—Murmuró Evie en la llamada.—Hubo problemas con la placenta, no se estaba desarrollando bien y no tenía los nutrientes necesarios ni las proteínas necesarias, Sienna estaba desnutrida marica, la niña se nos estaba muriendo junto a ese bebé.

—Jueputa.—Susurré, sintiendo el dolor en mi vientre.

—¿Bebé? ¿Que bebé, Muñoz?—Escuché la voz de Carrascal y luego la respuesta de el antes mencionado.

El frío empezó a invadirme al escucharlo.

—Su bebé.—Habló con enojo.—Sienna estaba embarazada de usted, parce, embarazada. Y la niña lo perdió también por usted, de buena que no tiene velas en este entierro ya, abrase como las hijueputas yucas, mijo.

Las lágrimas empezaron a invadirme y toqué mi abdomen, no había nada, nada.

Por suerte Evie no había escuchado a quien le decía eso Daniel, de hecho, ni siquiera lo había escuchado.

—Evie...—Hablé llamando su atención.

—Princesa...—Abrió sus ojos de más al verme despierta.—Sienna despertó.—Le dijo a Muñoz.

Estallé en llanto, la desesperación me estaba volviendo mierda, simplemente quería desaparecer en este momento.

Evie me abrazó fuertemente y besó mi frente, tomó mis manos con lágrimas en los ojos, a ella también le dolia verme así.

—Evie, prometame que no le va a decir a nadie, menos a James.—Dije entre hipidos.

—Sienna, no...No le hagas eso a tu hermano, por favor.—Me rogó la rizada.

—¡Él está lejos! ¡Ese pirobo se fue y me dejó aquí!—Exclamé.—¡No quiero que sepa!

—Cálmate, Sienna, cálmate por favor.—Tomó mis manos y las apretó.—Bien, él no va a saber, pero dime quién es el papá de ese niño.

—No.—La solté bruscamente.—Nadie va a saber esa chimbada, nadie.

—¡Sienna por favor! ¡Déjate ayudar!—Exclamó ella.

—¡No y no! ¡No quiero que nadie sepa!—Me encogí en mi lugar.—Solo yo, solo yo.

Ella entendió por lo que estaba pasando y me abrazó fuertemente.

Salir de esta iba a ser muy, pero muy duro.

Sienna estaba ida, no me escuchaba y por más que la llamaba, no me contestaba, pasaba mi mano al frente de su rostro y no respondía.

Las lágrimas brotaban de sus ojos, asustandome.

—¡Sienna!—La sacudí, haciéndola reaccionar.

Ella me miró e inmediatamente se levantó de la mesa, corriendo hacia el baño, logré detenerla tomándola del brazo, haciéndola tropezar y caer hacia atrás, justo en mi regazo. La abracé fuertemente y ella no dijo nada, simplemente se quedó en silencio, llorando en silencio.

—Soltame Richard.—Fue lo único que escuché por parte de ella.

—Ni muerto lo hago.—Murmuré.—Decime que te pasa.

—No tenés porque saber.—Me miró por su hombro, sus ojos llenos de lágrimas.

—¿Sabe que? Vamos a comer y después la llevo a donde usted quiera, pero coma algo.

—Ríos...

—Hágale, ¿Si?—Insistí nuevamente.

Asintió y se levantó de mi regazo, volviendo a sentarse en el otro lado de la mesa, no me miró, pero sabía que estaba avergonzada por lo que acababa de pasar.

Terminó su comida a duras penas, suspirando cada vez que tocaba el plato. Ella iba a pagar su comida, pero antes de que lo hiciera, yo la pagué.

—Para eso yo traje plata Richard.—Dijo cruzándose de brazos.

—No sea boba y déjese querer.—Murmuré callandola.

Salimos del restaurante más distantes que antes, su mirada se encontraba pegada en el piso y apostaría todo a que estaba llorando.

Pasábamos por un parque así que decidí sentarnos en un banquillo de este mismo, tomándola de las manos.

—¿Que le pasa?—Pregunté mirándola limpiarse las lágrimas.

—Nada, solo recordé algo que no era necesario recordar.—Habló con su voz rota.

—Sienna vea, usted está muy linda como para estar llorando. Mire a su alrededor, está en Houston, un lugar hermoso, igual que usted...

Sorbió su nariz y finalmente me miró, aquellos hermosos ojos rojos e hinchados me dolían, a pesar de que solo la había conocido ayer, me pesaba porque me gustaba demasiado y quería ser alguien que significara para ella. Deseaba conocerla más allá de lo físico, saber cuál era su color favorito, lo que le daba miedo y lo que no, sus películas favoritas. Anhelaba ser quien hiciera esos ojos brillar nuevamente y hacerle saber que quien la hizo llorar ya no vale la pena.

Quiero ser su juego final, la última jugada, el último pase, el último penal.

Author's note 💕

End game referencias JAKAJAKA

-With love, Danna Kim 💗

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