Lynette

Unos golpes en la puerta me despertaron. A mi lado, Percy rodeaba mi cintura con su brazo mientras Tyson abrazaba una almohada.

—¿Quién es? —preguntó un adormilado Percy.

—No lo sé, pecesito, tendremos que ir a ver.

Mi chico asintió y ambos emprendimos viaje a la puerta, no sin antes yo hacer una parada en la cama de Tyson para acomodar su manta.

—Debemos ir por ese vellocino —habló Gro apenas abrimos la puerta.

—¿Es algo que tú quieres o te sientes obligado por Annabeth?

Mi moreno amigo me miró y me dedicó una sonrisa.

—Yo quiero hacerlo, linda Ly.

—¿Tú quieres ir por ese vellocino, amor? —pregunté mirando a mi chico de ojos de mar.

—¿Tú? 

Asentí.

—Pues vamos por ese vellocino.

—¿Entonces si iremos? —habló una rubia recién aparecida.

—Ya que todos quieren ir por cuenta propia, me parece que si, aunque no me parece correcto meternos en la cruzada de mi hermana.

—Sabes que la profecía habla sobre Percy y Luke luchando por el vellocino —respondió la rubia de manera tajante.

—Lo sé, Chase.

Me despedí de ellos, no sin antes pedirle a mi Pers que alistara nuestras maletas, sentía que ahora que emprendía una aventura debía ir en busca de alguna respuesta o pista del futuro.

—Soy Lynette Roberts, necesito saber sobre lo que pasará en esta cruzada —pedí al esqueleto parlante.

—De sangre y oro se mancha, la final batalla se acerca. La desterrada acabará con todo si el mar muere, y el mar destruirá el cielo si la corona no vuelve. Si la corona se tornará oscura ni el Olimpo saldrá ileso. Del tiempo será enemigo, aquel que busca el amor no correspondido, un beso divino ayudará a un viejo amigo. Del rojo tiñe la corona y del oro besa la victoria. De las sombras y escombros, el tiempo flaquea, la persuasión acerca el fin de la guerra. 

Esto debe de ser una broma.

—Gracias por nada, señor huesitos —me despedí antes de salir con la cabeza hecha nudo.

La noche llegó y estábamos escondidos de los mestizos que hacían guardia.

—No nos verán si no hacemos ruido —dijo el de ojos azules.

Unas ollas cayendo llamaron la atención de todos.

—Perdón —habló Tyson en la oscuridad.

—Silencio —lo chistearon todos.

Mi mejor amigo se puso de pie y dijo.

—Estamos haciendo guardia.

—Se fueron sin mí —dijo el cíclope apenas llegó a nosotros.

—Tyson, a donde vamos, es muy peligroso —le explicó mi novio.

—Ya sé, no soy estúpido.

—Claro que no lo eres, dulzura —exclamé sonriéndole haciendo que sus mejillas se sonrojaran.

—No, solo torpe —espetó Annabeth.

—No le hables de esa manera, Chase.

La rubia me fulminó con la mirada y luego volvió a mirar con enojo al cíclope.

—Pero quiero apoyas —. Tyson se quitó las gafas para mirar mejor a su hermano —. Tú lo harías por mí.

—Wow, muchas gracias, pero oye, no creo que tú entiendas lo arriesgado que es este viaje.

—Lo sé, el vellocino lo protege Polifemo.

Mi chico miró confundido a su hermano.

—Polifemo, lo más cercano que tenemos a alguien famoso —explicó Tyson.

—Capturó a Odiseo y vive en Circelandia ¿no? —hablé haciendo que Gro me mirar aconfundido.

—Se mucho sobre mitología y además, Apolo es un chismoso —. Luego de decir eso, una pequeña luz recorrió mi cuerpo haciéndome cosquillas.

Tyson miraba feliz la pequeña muestra de Apolo.

—Sabes que es verdad —le dije a la luz antes de que esta desapareciera.

—Podría ir a hablarle de cíclope a cíclope.

—No lo creo, porque no iré con ningún cíclope —expresó con desprecio la rubia.

Mi cuñado se colocó sus gafas de manera triste.

Sin poder evitarlo, estrellé mi mano en la cara de la rubia tan fuerte que hizo que se desestabilizara y cayera al piso. Mi moreno amigo miró todo sorprendido y la rubia tocaba su rostro lastimado mientras me observaba.

—Entonces tendremos problemas porque yo no iré sin él —me apoyó Gro para luego tomar mi mano roja por la fuerza del golpe e inspeccionar que no estuviera dañada.

—Escuchame bien, Chase —hablé mirándola con enojo —. Tú fuiste quien quiso ir por el vellocino, eso significa que no debería importar si Tyson viene o no, lo único que sería importante es traer esa cosa al campamento y curar el árbol. Además, debes dejar de tratarlo así, no solo es el hermano de Percy, él es hijo de uno de los tres grandes y mi cuñado, sea lo que sea que hizo que odiaras a los cíclopes, debes dejar eso de lado por el momento, porque al parecer estas quedándote sin acompañantes al tratar de que Tyson no vaya, y creo que tu misma sabes que no puedes hacer esa misión tu sola.

La rubia se puso de pie y resignada comenzó a caminar.

Tyson tomó mi mano temeroso de que la furiosa rubia volviera a atacarlo con sus palabras, y viéndolo de esa manera, escondido tras de mí, con él pensando que yo lo protegería de aquella chica, me recordaba a un cachorro asustado buscando protección en su madre.

A lo lejos escuché a Percy y Annabeth hablar.

—Ay, oye, ya dejalo en paz, ¿okey? —le dijo mi novio para seguir caminando.

Gro tomó mi otra mano para caminar juntos. Sabía que mi chico estaba un poco celoso de que Tyson tuviera eso, de que Poseidón lo trajo al campamento, pero incluso así Percy no había tratado de lastimar al chico de ninguna manera.

—Annabeth y tú están verdaderamente peleadas —habló mi amigo.

—Sí —respondí —, ella quiere conseguir eso a toda costa y yo solo quiero proteger a todos sin arriesgar a nadie, además ella trata muy mal a Tyson y el no parecer ser alguien malo.

Ambos pusimos nuestros ojos en el chico que jugueteaba con mi cabello con su mano libre sin dejar de caminar.

—Yo creo saber la razón de que odie a los cíclopes.

—Si se trata de un trauma u odio de la infancia, no la juzgo, pero debe de saber que este chico de aquí no ha hecho nada para lastimarla, incluso el salvó a muchos del toro y su fuego.  Sé que estoy siendo dura con ella y tal vez pienses que soy una maldita, pero sinceramente no me agrada esta Annie que no le importa nada con tal de conseguir que el árbol esté bien.

—Tú también harías cualquier cosa por salvarnos.

—Lo sé, pero pensé que nosotros también éramos sus amigos —. Mire a mi amigo con los ojos un poco lagrimeantes —. Creo que ella está muy aferrada a ese árbol y tengo miedo que eso haga que ella tome malas decisiones. Sé que es lo único que queda de Thalia, pero si yo estuviera en su lugar no me aferraría a algo material, me quedaría con los recuerdos y no lastimaría a mis amigos. Puede que al inicio intentara acabar con todos y destruir el mundo, pero luego de un tiempo comprendería que si debo dejar ir algo que me recuerda a ustedes que ya no están junto a mí, lo haría por el bien de los demás.

De la nada, la rubia se acercó y roció algo en el ojo del chico, haciendo que otro ojo más apareciera.

—Cambio de imagen extremo, Uh Uh —celebró Gro haciéndome reír.

—¿Cómo me veo? —preguntó el cíclope tímidamente.

—Muy lindo.

—Te pareces algo a él —dijo Pers.

—Sigue siendo un cíclope —espetó Annabeth.

Hice algo que nunca imaginé hacer.

—Annabeth —llamé a la chica haciendo que ella volteara a mirarme —. Espero que ahora seas igual de linda y tierna que Tyson.

La chica no puso moverse cuando moví mi mano apuntando a su rostro y sus ojos se unieron para formar uno solo. Con un espejo que tenía en mi bolsillo le mostré su nueva apariencia.

La rubia gritó asustada al verse.

—No grites, es temporal —expliqué como si no se tratara de nada.

Ese truco era algo que había aprendido de mi madre, mi lado hija de Afrodita me permitía hacer cambios de imagen temporal en las personas.

—Guíanos, Grover.

Vellocino de oro, ahí te vamos.

¡Hola, mis corazones! Se que he estado un poco atrasada, fue por falta de tiempo e incluso ahora estoy un poco enferma, pero nada que pueda detenerme de volver con Lynette. Espero que les haya gustado el capítulo, sé que Ly y Annie ya no son tan amigas, pero ambas están defendiendo a los suyos y cometerán erros porque son solo adolescentes, equivocarse es parte de crecer. Tyson el nuevo protegido de Ly. Nos vemos en el próximo capítulo.

Con amor,

Ivy.