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TaeHyung caminaba con tranquilidad por el enorme centro comercial, acompañado de 2 escoltas que habían llegado minutos antes por mandato de JungKook, y sus buenas amigas, Lalisa y SaNa.

Caminaba con una mano apoyada en su vientre y con la otra sosteniendo su pequeña cartera.

El ánimo estaba en el aire, acompañándolo en cada paso que daba pues el ánimo por comprar la ropita unisex para su niña o niño aumentaba cada vez más, sin importarle ese pequeño mal presentimiento que lo asechaba.

JungKook en esos momentos ya se encontraba buscando la muebleria para la habitación qué sería de su pequeña motita, pues un lindo mensaje de texto había aparecido en su pantalla informándole que había llegado al lugar.

—Joven Kim, cuidado—Habló uno de sus escoltas, sosteniendolo evitando que tropezaste con una loza rota del suelo, un pequeño letrero de "Cuidado, en mantenimiento" se asomaba y la cinta amarilla que rodeaba la fuente se hacía notar.

—Gracias, Moon.

Entro a la tienda de ropa que más colorida se le hizo, sus ojos brillaron en lágrimas al ver aquel lugar lleno de color y ropa de bebé, jamás pensó estar en una etapa así de su vida, pero le encantaba.

—¡Tae!, ¡Por Dios, mira este mameluco!—Grito con emoción SaNa quien sostenía un mameluco color amarillo en sus manos, tenía pequeñas abejitas adornandolo, más un hermoso gorrito qué dejaba ver unas antenitas y unos ojitos, en la parte trasera tenía un pequeño adorno que simulaba ser un aguijón.

Sin duda ese mameluco se lo llevaría, camino viendo un enorme estante que dejaba ver toda la ropa de niña y sonrío emocionado.

—¿Serás una hermosa princesa o un encantador príncipe?—Preguntó acariciando su vientre mientras su mirada permanecía fija en unas preciosas pijamas azules con puntitos lilas. Se acercó a ellas a paso lento tomando una, la colocó en el carrito qué uno de sus escoltas llevaba tras él, con ya más de 5 prendas colocadas por las chicas.

La caminata por el lugar y la elección de ropa estaba acabando con su energía, puesto que llevar un bebé de 9 meses no era algo sencillo, tomó asiento junto a un estante con zapatillas y se quito con lentitud sus zapatos, liberando sus cansados y adoloridos pies.

—La traición es algo que no esperaba de ti, digo... venir a comprar ropa para el futuro amor de mi vida sin mi, es algo inaceptable—Escucho a su lado paralizadose automáticamente, sus ojos se llenaron de una película de lágrimas y doblo su cabeza mirando ahí de pie a su querido amigo Park JiMin, quien ahora mostraba un aspecto más pulcro, su cabello ahora permanecía teñido de café.

Se paro con lentitud caminando hacia él sin importarle la ausencia de sus zapatos, se acercó abrazándolo con delicadeza y soltando pequeñas lágrimas en su hombro.

—JiMinie, Dios... cómo te he extrañado.

—Yo a ti, TaeTae, lamenyo haberme ido, necesitaba despejarme.

—¿Cu-cuándo volviste a Seúl?, digo... ¿tienes mucho aquí?

—Volví anoche, HyeJin me había notificado que por estos días podrías dar a luz, no podía perdérmelo. Llame a JungKook hace unos minutos y me aviso que estabas en esta plaza, me comunique con mi fiel amigo, Jack, y me dijo que estaban en esta tienda.—Habló mientras volteaba saludando Jack, uno de los escoltas de TaeHyung.

—Me alegra que estés aquí, ¿cómo te ha ido en estos meses?

—Pues, bien... ha sido difícil adaptarme a un nuevo entorno, y aún más enfrentarme a la ausencia de YoonGi, quizá nuestra historia duró muy poco tiempo, pero este amor se que me acompañará el resto de mi vida.

—¿Crees... crees poder llegar a tener alguna pareja después de YoonGi?—Preguntó mientras tomaban rumbo hacía el lugar donde había dejados sus zapatos.

—Estoy seguro de que si, sin embargo, no se si quiero hacerlo. Digo, ¿para qué estar con alguien que se que no amaré como lo hice con Yoonie?

TaeHyung asintió escuchando a su amigo, quien ahora estaba incado frente a él ayudándolo a colocarse sus zapatos.

Lo entendía, claro que lo entendía. Si JungKook ya no estuviera más a su lado, no podría vivir con alguien más que no sea él.

—Preciosos, iremos a la tienda que esta en la 3er planta, esa de nombre... ¿como se llamaba Lisa?

—No recuerdo bien, tenía un nombre medio extraño, Bogetta... bogetta no se que.

—¿Bottega Veneta?—Preguntó JiMin con el ceño fruncido.

—¡Si!, ¡Esa!, vi un traje precioso para Tae, y no puedo perdérmelo.

—Chicas, también comprense algo ustedes—Dijo TaeHyung una vez de pie al lado de JiMin.

—¿Estás seguro?

—Por supuesto, tomen todo lo que necesiten—Dijo TaeHyung.

Las chicas sonrieron en grande caminando hacía él y dándole un fuerte abrazo procurado no lastimarlo.

—Moon, ¿podrías compararlas?

—Pero, Joven Kim, el señor Jeon nos mandó a cuidarlo a usted.

—Jack se quedará con nosotros, acompañalas.

El escolta de cabello dorado asintió tomando camino junto a las castañas.

—

Bien, como veo que ya hay mucha ropita comoda aquí, me dedicaré a elegir ropa elegante, mi intención dice que será niño así que, le haré caso a mi intuición—Dijo decidido caminando hacia el otro extremo de la tienda.

TaeHyung sonrío, y tomó camino hacia los pequeños calcetines y guantes que se guardaban en una gran caja metálica junto a un estante de pañales.

Comenzó a observarlos con delicadeza cuando una mano se posó sobre la suya jalandolo con brusquedad hacía una puerta con el letrero de "solo personal autorizado".

Una cara familiar fue la que vio al estar pegado a la puerta, ahí estaba a su lado Kim SungOh, su pesadilla par de noches atrás.

—No sabes cuanto estuve esperando a que ya no estuvieras acompañado. Maldita sea, ¿por qué estas rodeado de tanta gente?

TaeHyung lo miraba perplejo, asustado tiro de su brazo buscando la libertad de este sin éxito alguno.

—Me enteré que tu querido dueño es el famosisimo actor Jeon JungKook, te conseguiste buen partido. Pero vamos, nadie mejor que yo.

—Suéltame, ¿qué te pasa?

—Sabes, desde aquella noche que compartí contigo te enterraste en mi cabeza y no deje de pensarte todos estos años. Volví más de una vez a Red Drop esperanzado por volverte a tocar, siempre llegaba tarde, o ya no estabas en el pedestal o ya estabas con otro. Y maldita sea, eso me ardía en la sangre. Pero aquella noche, aquella noche que llegué puntual para poder volverte a apreciar bajo mi cuerpo, la noticia de que habías sido vendido llegó a mi, no quería creerlo, pero aquella vez que te vi en el hospital lo comprobé. Y bueno, vaya sorpresa la que me lleve al saber que el querido trofeo de Red Drop resultó ser un dulce doncel... y en espera.

—Me... me estas lastimando, suéltame—Habló en un hilo de voz, asustado y adolorido por la cercanía y presión de aquel hombre su abultada barriga.

—Sabes, no me agrada que mi ahora pareja tenga un hijo de otro dentro... no, no. Es inaceptable. Pero tranquilo, no será por mucho—Dijo con una afilada sonrisa sacando una navaja de su chaqueta acercandola al vientre del asustado muchacho.

Un fuerte grito resonó por toda la tienda asustando a un castaño en el área niños y a un pobre hombre escolta que salía de los sanitarios.

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