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El miedo lo invadió por un tiempo, la paranoia lo perseguía a donde volteaba. Creía que Kim SungOh entraría a aquella enorme casa pasando por toda la seguridad que JungKook siempre tenía y que había reforzado después de HoSeok.

Pero los meses pasaron calmando su corazón, y ahuyentando los nervios y malas ideas, sobre poder vivir nuevamente lo mismo que experimento con HoSeok.

Hoy, habia sido su última cita con HyeJin, su noveno mes al fin había llegado, estaba tan feliz de saber que su pequeña motita de ahora 30 cm estaba a nada de nacer.

Tanto JungKook como él habían decidido no saber el sexo de su bebé hasta su nacimiento, querían mantener esa incertidumbre por un tiempo más, esa emoción de pensar en que sería su pequeño ángel.

Pero a decir verdad, no les importaba mucho. Pues siendo una niña como tanto anhelaba HyeJin y Lisa o siendo un niño como tanto esperaban SaNa y JiMin, el amor que sentirían por su bebé no cambiaría.

TaeHyung ahora se encontraba sobre una silla de puntitas intentando alcanzar la base del árbol para colocar la estrella de navidad.

La temporada de invierno ya había llegado a ellos, y con ello las fiestas. Era emocionante para el rubio/pelirosa, pues sería la primera navidad que pasaría en un ambiente lleno de alegría y amor, desde sus 6 años. Que fue la última navidad bonita que tuvo con sus padres.

-Amor, baja de ahí, puedes caerte.

-Tranquilo, estoy bien-Dijo estirándose todo lo que podía con el fin de alcanzar a colocar la estrella.

Sonrío victorioso al conseguirlo, y bajo cok cuidado de la silla dejándose caer en el sillón más grande soltando un suspiro.

-Dios, eso fue agotador.

JungKook río y se acercó arrodilladose frente a él. Estiro sus manos quitando los zapatos de TaeHyung y liberando sus pies hinchados por estar tanto tiempo de pie.

TaeHyung dejo salir un gemido placentero cuando su novio comenzó a masajear sus adoloridos pies.

-Se siente tan bien.

-Deja de hacer esos sonidos porque me altero.

TaeHyung río y se estuvo tomando a su pareja del cuello de su camiseta y acercando sus labios a los contrarios besándolo con pasión.

JungKook sin hacerse del rogar los acepto gustoso y sostuvo al menor de su cintura, recostandolo en el sillón y subiendo sobre él, sin presionar su abultado vientre.

Se separo del beso, guiando se hacía el cuello del menor besándolo con parsimonia mientas TaeHyung acariciaba el cabello azabache disfrutando del toque que hace meses no sentía.

Le gustaba sentirse deseado aún estando pasado de peso por el embarazo.

-Aah~-Gimió el sentir el miembro creciente de JungKook en su zona baja.

Llevo sus manos a la camiseta de JungKook comenzando a desabotonarla y quitandola lentamente mientras el mayor acariciaba su cuerpo bajo la gran camisa qué usaba como vestido para su comodidad.

Acaricio la espalda ya desnuda de su mayor y beso sus hombros sintiéndose extasiado por hacerlo pese al largo tiempo.

-Amor, no creo que...

-JungKook, te necesito. Muéstrame que... que aun me deseas.

-Mi amor, por supuesto que te deseo. Eres todo, lo que deseo... solo, no quiero hacerle daño al bebé.

TaeHyung sonrío con ternura y volvió a besar JungKook acariciando el cabello erizado de su nuca.

Llevo sus delicadas manos al fornido pecho del mayor, acaricio lentamente su cuerpo, bajo tocando el borde de su pantalón desabotonandolo y bajando el cierre.

-Ayúdame, JungKookie... ya no alcanzó-Rió y JungKook asintió quitándose el pantalón.

Volvió hacia TaeHyung quitando su ropa y besándolo su vientre y su pecho, su cuello, sus clavículas y sus labios.

Deleitandose con cada beso que dio, con cada toque y embestida.

Así pasaron la tarde de invierno, junto a la gran chimenea y al inmenso árbol de navidad que sellaba su amor en un recuerdo.

No pensaron en nada más, que en el amor que se tenían, si, se habían conocido de la dormía más rara posible, en un prostíbulo, donde JungKook lo compro por una noche y quedo tan fascinado que lo compro en definitiva para tenerlo siempre, había sido frustrarte al principio los malos tratos que perduraron casi 4 meses, y el enamorarse en un momento tan extraño, todo cambió en sus vidas con conocerse.

Hasta el punto de ser padres.

-JungK-ook, A-am-amor, Dios... sí.

Una empleada que pasaba por el gran living, quedo estática al ver una espalda marcada y un brazo tatuado, reconoció completamente a su jefe y asustada corrió con todo y las toallas dobladas hacia el interior del cuarto de lavado, mientras escuchaba los gemidos incontrolables de la pareja.

-Tae... te amo-Jadeo JungKook incorporandose a su lado en el gran sillón.

-Y yo a ti, JungKookie. Te amo, más de lo que llegue a imaginar-Suspiro dándole un corto beso a su amado.

-Bien, vamos a bañarte, precioso.

JungKook se levantó estirándose, limpio el sudor de su frente con su antebrazo izquierdo y tomó a su amado en brazos, camino con el a paso lento hacia las escaleras buscando encontrar equilibro para no caer con él y lastimarlos en el proceso.

-JungKookie, puedo caminar, amor.

-Deja que lo haga por ti, Tae.

Entraron a la habitación, JungKook dejo sobre el sillón gris aterciopelado a TaeHyung y caminó hacia el cuarto de baño moviendo la llave del agua para llenar la tina de hidromasaje y ajustandola para la comodidad de TaeHyung.

—Listo, mi amor, vamos—Llego a TaeHyung, viéndolo extender sus brazos, sonrío ante la ternura del menor y lo tomó en brazos llevándolo hacía el cuarto de baño.

Lo dejo lentamente sobre la tina y se quito el pantalón para acomodarse tras él y comenzar a bañarlo con tranquilidad.

Ahora era feliz cok su nueva vida, lo único que cambiaría desde la llegada de TaeHyung, era la perdida de su mejor amigo y hermano. Pero de ahí en más, ni los malos tratos, por que todo aquello, los había orillado a donde estaban ahora, amándose sin barreras.

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