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Su risa no se hizo esperar, y resonó en toda la habitación.

—Buena broma, Hye, buena broma. Ahora, dime, ¿qué te trae por aquí?

—Kook, no es una broma, es en serio, debes cuidar mucho a TaeHyung, debes hablar con él sobre esto.

A JungKook se le borro la sonrisa al ver la mirada seria de la morena frente a él y se llevó una mano al cabello frustrado.

—¿Es un...

—Si, es un doncel, de los pocos que se conocen hoy en día. Han mantenido un perfil bajo hasta la época, pero... tal parece ese prostíbulo maneja a más de 1. Lo supongo debido al nivel de anticonceptivos qué TaeHyung maneja.

—Ahora entiendo, gracias por decirme, hablaré con él cuanto antes.

—Después de que hables con él, agenda una cita conmigo, necesito hacerle análisis para saber su índice de fertilidad... lleva tomando estos anticonceptivos desde los 16, debo saber si no lo perjudico de alguna forma.

—Bien, así será.

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—TaeHyung, ¿Podemos hablar?—Preguntó esa mañana, 3 días después de su impresionante platica con HyeJin.

—Claro, ¿Pasa algo, JungKookie?—Preguntó el peligris con aquel dulce apodo qué comenzaba a usar y al mayor le encantaba.

—Si... me entere de algo muy importante y lo debes saber. Vamos a mi oficina y ahí te cuento.

TaeHyung asintió y caminaron ambos hacia el interior de aquel lugar. Mientras HoSeok bajaba las escaleras y los veía entrar en el lugar.

Curioso por la mirada nerviosa de su hermano, camino hacia la puerta pegando su oreja a esta.

—TaeHyung, es importante que no te exaltas y tomes en serio esto que te diré.

—Vamos, JungKookie, dime. Me pones nervioso.

—Tae... las pastillas que tomas no son para la prevención de ninguna enfermedad.

—Ah... ¿no?, ¿Entonces?

—Son anticonceptivos, Tae, eres... eres un doncel, un hombre con la posibilidad de-

—De concebir... yo... había escuchado eso de, de mi entrenador SeokJun, contaba historias a otros sobre ellos. Ahora encuentro sentido al porque varios tenían también sus frascos de pastillas.

HoSeok parpadeo un par de veces debido a la información.

—Así que doncel, eh. Genial.

No es que odiara a su hermano, no es que lo odiara y por ello buscaba la forma de dañarlo. No.

El amaba a su hermano pero quería hacerlo pagar por siempre ser él la primera opción, por siempre ser él elegido por todos. Hasta por su propio hijo. No le gustaba ser siempre la sombra se su hermano. Y por ello debía pagar.

Y ese peligris, era la primer y única debilidad de su hermano. No podía desaprovechar esa información.

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1 semana antes.

Últimamente lo que más hacían a diario era salir a comer. Pero ese día se sentía distinto.

JungKook le había comprado un hermoso conjunto de ropa qué le había pedido usará ese día especialmente.

Una playera celeste de será que se ajustaba a su cuerpo y un pantalón de vestir negro con aberturas en los costados adoraban al pantalón, unos tacones chicos negros que le daban un porte elegante y un hermoso collar de diamantes.

Se sentía distinto más aún caminando con sus manos completamente unidas a las de JungKook, quien sin miedo a lo que otros dirían lo tomaba con orgullo en aquel famoso restaurante en el centro de Gangnam.

Y si, aunque la gente no los veía por primera vez juntos, si los veían con esa cercanía y esos actor que daban a conocer algo más allá de una simple relación pasajera.

Les entregaron su mesa de reservación en la 2da planta junto al barandal de cristal qué les evitaba caer a la primer planta.

Ordenaron algo tan sencillo como filete de ternera con aderezo de trufas y filete mignon con salsa de brandy, acompañado de un exquisito vino blanco.

—TaeHyung, después de tanto dudarlo y no poder sacar este pensamiento de mi cabeza... debo admitir algo que jamás pensé que yo, pudiese llegar a sentir con tanta fuerza.

TaeHyung sonrío nervioso sin separar su mirada de aquellos cautivastes ojos.

—Estoy enamorado de ti, te amo, TaeHyung. Esta es solo una declaración. Pretendo proponerte dar el siguiente paso de la mejor forma y más digna de ti. Porque mereces lo mejor después de tanta miseria. Y yo me encargaré de hacerte la persona más feliz, en este mundo que solo te ha tratado mal.

El pecho del menor se desboco en alegría y una sensación de aplastante emoción que le robaba el aliento.

—JungKook...—Las lagrimas de felicidad no tardaron en correr por sus mejillas— Yo también te amo.

JungKook se levantó de su asiento, caminando hacia el menor y robandole un beso que no solo a TaeHyung dejo sin aliento, si no a todas las personas que los miraban profesarse su amor.

Si ese era un sueño, TaeHyung no quería despertar.

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