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-Papá, Mamá, ¿Qué ocurre?, ¿Por qué se llevan los sillones?, ¿Quienes son esos tipos?

-Hijo... no pagamos a tiempo la hipoteca. Nos están embargando

-Pero Mamá, dijiste que...

-Se lo que dije TaeHyung, pero no. No juntamos el dinero a tiempo.

-¿Papá, no podemos hacer nada para recuperar nuestra casa?

-Es posible que sí.

A sus apenas 16 años había sido presa de las deudas de sus padres, viviendo al día con poco alimento y escasa agua.

Eran pocos los días en los que sus padres acumulaban el suficiente dinero, adelantaban deudas y podían comer un festín.

Añoraba esos días, en los que la paga del los 2 trabajos de su madre y los 3 de su padre llegaban. Para ese día dividir el dinero, mitad para pagar mitad para darse el lujo de salir a comer o llenar la despensa.

Pero la presión los sometió, y su solución fue hipotecar su tan apreciado hogar.

El tiempo limite se cumplió y ni las deudas fueron saldadas ni la hipoteca fue pagada.

Perdieron todo, su casa y muebles, perdieron la miserable vida que conocían.

-Pueden dormir aquí esta noche, pero mañana les pido que salgan de mi casa-Habló su vecino demostrando un poco de compasión.

-Gracias, señor Lee, muchas gracias.

Quería la comodidad de su cama, quería la tranquilidad de su habitación. Pero ahora estaba ahí, acostado en el suelo de la sala de su vecino.

-Papá... ¿Qué haremos?

-Tengo la solución, querido hijo, tengo la solución para todos nuestros problemas.

El joven castaño durmió tranquilo, descanso soñando con el fin de sus problemas.

-¿Papá?, ¿Qui-quienes son ellos?, ¿Por qué, por qué me llevan?

Sus preguntas nunca fueron contestadas. Fue subido a la fuerza a una camioneta blanca y polarizada, fue atado y permaneció en la parte trasera, viendo como su madre y padre se abrazaban con felicidad sosteniendo un cheque en sus manos.

¿Cuánto había costado su libertad?

-Eres joven, virgen, y muy apuesto, tu cuerpo es delicado, perfecto para el trabajo. Dime ¿mujeres o hombres?, cuales son tus gustos, te daremos al menos la oportunidad de elegir eso.

-Y-yo... soy gay.

¿Qué hacia ahí?, ¿Qué haría?

-Perfecto, eres perfecto para esto. Serás nuestra más preciada joya. Dime tu nombre y edad.

-Ki-kim TaeHyung, te... tengo 16 años.

-En hora buena, carne fresca. Bien TaeHyung, tu nos llevaras a la victoria en este lugar.

Tan pronto como fue ingresado, su precio fue puesto al instante.
Una noche con él costaba la gran suma de
10,371,037,500₩ lo equivalente a 7,500,000 dólares.

Era arriesgado ponerle tal precio, si. Pero aquel niño tentaria a más de 1.

En tan solo 8 meses, su nombre había cambiado.

Ahora era QueenKim.

No le agradaba su nuevo nombre. Su cabello también había cambiado, pues la estilista que estaría encargado de él lo había cambiado a Gris.

Ese si le gusta, era lindo y brillante.

Fue entrenado para obedecer, fue entrenado para dar una experiencia placentera, fue entrenado para comportarse como un ser delicado.

Un año y medio después de llegar ahí.

Fue comprado por primera vez, por un hombre alto, moreno y de cabello oscuro, unos ojos dominantes de color verde y un cuerpo robusto.

Esa noche supo su nombre.

-Me llamo Park SeoJoon.

Aquel hombre fue delicado con él, lo trato como un vaso de cristal, pues, quería regalarle una hermosa primera noche.

A pesar de esto sufrió con cada toque, con cada roce, y lloro toda la noche mientras dormía entre los brazos ajenos.

Aún así, le agradecía la delicadeza con la que lo había tratado.

Al amanecer recordado las palabras de SeokJun su entrenador, camino hacia un sillón amarillo qué yacía en la habitación y se sentó, esperando a que SeoJoon despertara, para agradecerle por haberlo elegido y acompañarlo a la salida.

Después de ello se tiro al suelo llorando a cantaros.

Le dolía el cuerpo y su zona baja.

Camino hacia su peinador y tomó el frasco de píldoras qué le habían entregado, bebiendo una.

Píldoras qué hacían adormecer el dolor.

A sus 17 años, el primer hombre cruzo por esa puerta y lo poseyó.

Estaba atado a vivir en un mundo de compra venta, donde debía satisfacer a otros y cuidarse a si mismo.

Al rededor de 8 meses después, el 2do hombre pagó la para nada generosa cantidad de 7,500,000 dólares por él.

¿Su nombre? Kim SungOh.

Aquel hombre al contrario del primero, lo toco sin pudor, lo tomó con fuerza y sin delicadeza lo tomó.

Ahora habían marcas en él, pero aun con el dolor que había en todo su cuerpo y en su pecho, al amanecer tomó asiento con una sonrisa fingida, y agradeció su elección.

5 meses pasaron, para que otro hombre, le sonriera a él mientras entregaba el dinero para entrar en su cama.

Llamado Kim TaePyung, aquel hombre fue como el primero.

Lo trato como una delicada rosa, le daba palabras lindas y lo acariciaba con parsimonia.

Eso no quito que durante la noche llorase frente al espejo, recordando que su felicidad había quedo en manos de sus padres aquel día que fue entregado a aquel prostíbulo.

Durante un año estuvo libre de ser tocado, pero su tranquilidad se esfumó, cuando un nombre que rondaba los 50 años lo compró.

Kim HeeChang, el 4 hombre que lo torturaba todo una noche con su presencia.

A los 9 meses el 5to hombre entró a su habitación.

Cho YoonWoo.

Y aunque no era la primera vez, lloro sintiendo que su mundo caía a sus pies nuevamente.

Quería salir de ahí.

Necesitaba ser libre.

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