11
Después de ese incómodo momento en el que Roseanne huyó, la alarma de reunión sonó informando a todos que se reunieran en cinco minutos en el cuarto principal.
La rescatista se maldijo porque debería ver a Jennie justo después de haber probado sus exquisitos y adictivos labios.
Cuando llegó a la sala de juntas vio que la tailandesa ya tenía a todos, absolutamente todo el personal reunido para dar un aviso importante.
Roseanne vio a sus mejores amigos cerca de Jennie. No quería ir, porque se sentía como una cobarde y sentía que la castaña seguramente estaba decepcionada por lo que pasó anoche.
Sin embargo no pudo pasar desapercibida cuando la pequeña Somi que sostenía la mano de su madre la visualizó y se soltó de ella para correr y saltar para abrazar a Roseanne bajo la mirada de la agotada castaña.
La rescatista no dudó en atraparla con una sonrisa, se sentía muy cálido aquello, lo sentía como si la castañita fuera su hija de verdad.
—Hola pequeña —pellizcó su naricita— ¿Cómo estás?
—He estado mejor, pero supongo que bien —dijo apagada— Voy a extrañar al abuelo, aunque sé que ya está en un mejor lugar.
Roseanne asintió sintiendo la necesidad de consolarla a ella y a su hermosa y sexy madre a quien moría por volver a besar.
—Descuida pequeña. Ya verás que todo mejorará, te lo prometo —le revolvió el cabello sacándole una pequeña risita.
Jennie sonrió afligida por aquella interacción. Aún se sentía nerviosa por pensar que no pudo gustarle lo suficiente a Roseanne y le preocupaba un poco acercarse a ella.
En cuanto notó que Roseanne se acomodaba a su lado disimuló un poco y prefirió centrar su atención en la tailandesa que les hablaba de la situación.
—Hola —saludó en susurro la rubia aún con Somi en brazos.
—Hola —respondió de igual modo.
—¿Cómo te sientes?
—Bien, supongo.
Roseanne tomó su tonto distante como un "Cállate y déjame oír", mientras que Jennie entendió su silencio como "Ah ok, chido por ti".
—Ya informé al gobierno Chino del meg. También a las autoridades de Tailandia, Vietnam, Indonesia y Australia —notificó a los presentes— Los chinos enviarán dos destructores para acabar con él, por lo que me queda decir que esto, ahora y por suerte, ya no nos corresponde.
Mina suspiró aliviada. Al menos significa que no volvería al agua y para ella era grandioso.
—Y cerraré Mana uno —dijo seria.
Ok, eso ya no era tan grandioso.
Todos la miraron como si estuviera loca, incluso Jisoo que estaba cabizbaja abrazada a sus rodillas alzó la mirada incrédula.
—Al menos hasta que maten al meg—se apresuró a explicar al conectar mirada con la australiana— Un barco vendrá mañana a evacuarlos a todos.
Muchos asintieron aliviados.
—Finalmente quiero decir que... Lamento sus pérdidas —algunos bajaron la mirada con pesar— Sus amigos eran grandiosas personas... Y yo honestamente vine aquí con la ilusión de hacer dinero, pero después de todo lo que viví entendí que hay otras cosas mejores y en serio comparto su dolor.
Esperen... ¿Por qué el equipo principal lo sintió como una extraña despedida?
—Fue un gusto trabajar con ustedes y conocerlos, pero ahora que el problema está en manos de otros, debo marcharme.
Evitó la mirada dolida de Jisoo y de los demás chicos con los que había entablado una relación amistosa, pero fuerte.
Ahora tenía un propósito muy claro por el cual se iría.
[🦈]
Lisa se preparaba para irse en su helicóptero junto a un par de chicos más. Lucían muy rudos para el criterio del equipo a decir verdad y eso solo incrementó sospechas de Chanyeol y Mina.
—¿Volverás cuando esto termine? —preguntó Jisoo abrazándose a sí misma por el frío.
La tailandesa dudó un poco en responderle a la pelirroja, porque siendo honestas, no estaba muy segura de sí realmente volvería.
—Seguro —desvió la mirada incapaz de mirarla por miedo a que supiera que tal vez sería la última vez que se vieran y solo le mentiría.
Antes de subirse al helicóptero la pelirroja estampó sus labios contra los de Lisa en un suave, corto y tierno beso.
—Tengamos una cita cuando regreses, te enseñaré a armar el cubo —le sonrió ligeramente sonrojada.
Lisa parpadeó un poco embobada por tal acto quedado con la mirada perdida y soltando una risita tonta.
Sin más Jisoo se fue junto a sus amigos para alistar sus maletas y prepararse para irse.
La única que se quedó ahí, fue Roseanne quien también tenía sospechas de lo que estaba planeando hacer la inversionista, solo que una idea bastante distinta a la que su mejor amigo se había planteado.
Su ropa negra y cómoda delataban un poco a la tailandesa, al igual que sus acciones nerviosas y expresiones.
—Sé lo que vas a hacer ¿Estás segura de eso?
La tailandesa dejó de mirar en la dirección en la que salió la pelirroja para mirar a Roseanne con poca confianza en sí misma.
—Honestamente no —río nerviosa— ¿Puedo pedirte un favor?
—Claro.
—Si no vuelvo, dile a Jisoo que me disculpe por mentirle, pero que su vida va primero y es importante para mí.
—No lo sé. Yo creo que es mejor si se lo dices tú o no podrá perdonarte por haberle hecho eso —le sonrió alentando a qué pensara en positivo.
Lisa asintió insegura subiendo al helicóptero. Miró una última vez a Roseanne mientras el vehículo encendía.
—¡Gracias por todo Roseanne! —le gritó por el ruido de las hélices despegando.
La piloto rescatista asintió observando el transporte desparecer lejos. Después decidió volver adentro para preparar sus cosas.
Necesitaba planear todo para hablar con Jennie y oficialmente invitarla a salir y para ello necesitaba ayuda de su brillante e irritante mejor amiga.
[🦈]
Se colocó sus audífonos anti ruido con comunicadores mientras observaba a su equipo secreto de operaciones especiales.
—¿Qué tienes para mí Min? —preguntó a su compañero haciendo conversación en lo que llegaban a la ubicación del meg.
—Estás son cargas de demolición de alta velocidad semtex —sacó de una maleta un paquete de explosivos rojo y se lo extendió— Les instalaron detonadores de retardo para que tuvieran tiempo de hundirse.
—El resumen por favor —pidió seria.
—En escencia, son explosivos submarinos altamente letales.
—Estupendo —sonrió Lisa observando el explosivo entre sus manos.
Su otro compañero, un nuevo chico que recientemente ingresó al equipo miró con nerviosismo el paquete rojo que Lisa observa con asombro.
—No sé si esta sea una acción recomendable —murmuró el novato.
Lisa rodó los ojos.
—Cada persona que mate o lastime esa cosa, es una demanda en potencia —gruñó intentando verse ruda a pesar de que sus intenciones por matar al megalodón eran otras.
Yoongi sonrió orgulloso. No esperaba menos de su insensible compañera.
—Además, será divertido —le pasó el explosivo al chico quien se puedo más nervioso que antes.
[🦈]
Roseanne suspiró profundamente y se adentró al área médica dónde esperaba ver a su mejor amiga en buenas condiciones y apta para casi irse.
Al entrar lo primero que vio fue a Nayeon jugando cartas con Somi bastante seria, como si la pequeña niña fiera una gran contrincante.
—Hey, ¿Humillando a Nayeon, Somi? —le revolvió el cabello.
La niña río en respuesta asintiendo orgullosa, realmente tenía una buena jugada.
—Hola —Nayeon se alivió al ver a su mejor amiga a salvo.
—¿Cómo estás? —preguntó sentándose a un lado de Somi.
—Pues comparado a lo que les pasó a ustedes, creo que bien.
Roseanne asintió observando la jugada de la pequeña castañita; se sorprendió ante las cartas que tenía.
Nayeon sonrió más enternecida por la interacción de ambas. Parecían madre e hija conviviendo en familia.
—Veamos qué es lo que tienes pequeña —le mostró sus cartas con prepotencia.
Somi miró cómplice a Roseanne y luego mostró sus cartas borrando la sonrisa de Nayeon.
—Tres reyes.
—¿Cómo es posible?
—Al parecer no eres tan buena —se burló Roseanne— Y eso que solo tiene ocho años.
—No es justo —protestó con un puchero.
—Ahora me debes una leche de fresa —Somi extendió su manita esperando recibir dinero para comprarlas de la máquina expendedora.
—Bien —rodó los ojos extendiéndole dinero.
La pequeña se bajó de la camilla para irse a comprar, dándole un poco de espacio a ambas adultas.
—Estoy tratando de distraerla de todo lo que ha pasado —habló tras un silencio incómodo— Jennie ha estado muy ocupada y devastada, así que intento alivianar su peso.
Roseanne le sonrió. Su amiga siempre fue una persona muy solidaria y empática, y eso fue una de las cosas que en su momento le gustó demasiado.
—Esa niña es más ruda que Mina, te lo aseguro.
Ambas rieron. Era cierto que Mina se asustaba y paniqueaba muy fácilmente.
Después de una segundos quedaron en silencio un poco incómodo.
—Lamento no haberte creído —murmuró apenada.
—Al menos no me llamaste loca o demente —se encogió de hombros restándole importancia.
—Pero tampoco te creí cuerda.
—Bueno, eso no es algo que escuche con frecuencia —sonrió.
—¿Y qué harás ahora que las autoridades se están encargando del meg?
Roseanne suspiró no sabiendo que responderle. Necesitaba ayuda de una experta como ella, pero tampoco quería humillarse y doblar su orgullo.
—No lo sé, supongo que volveré a Tailandia a hacer nada más que embriagarme.
Se maldijo por ser cobarde.
Pero Nayeon ya se hacía una idea de lo que estaba pasando por la mente de Roseanne. La conocía demasiado bien como para no darse cuenta, además había pajaritos muy chismosos en el lugar y no era noticia que su ex y Jennie irradiaban mucha tensión sexual.
—Chan me contó de ti y Jennie —sonrió con picardía.
Las mejillas a de Roseanne se encendieron de un lindo tono carmesí.
—No hay nada que contar.
—Bueno, podría haber algo —movió ambas cejas de arriba a abajo con burla.
—Tú y Chan son increíbles —bufó Roseanne.
Ya hablaría con su chismoso amigo.
—¿Por qué no intentas algo nuevo? Ya sabes, para que el resto de tu vida no sea un páramo de miseria y soledad. El alcohol no te hará feliz para siempre, mucho menos cuando te quedes sin dinero.
Auch.
Golpe bajo para la rescatista, pero realmente verdadero. Todos su amigos tenían la ilusión de que Roseanne volviera a ser la gran persona que era antes.
—Deberías arriesgarte, estoy segura que valdrá la pena.
Estuvo a punto de responderle a Nayeon, cuando la pequeña Somi entró con dos refrescos y una cajita de leche.
—Yo creo que es una buena idea—les extendió las bebidas para subirse con algo de dificultad a la alta camilla.
—Eso crees, ¿eh? —Nayeon miró con burla a Roseanne que ayudaba a la niña a subir.
La rescatista se sonrojó otra vez. Lo único que le faltaba es que Jennie también llegara y se enterara del chisme.
Aunque no era secreto que ambas se traían muchas ganas desde el primer momento que se vieron cara a cara.
—Oye Roseanne —le llamó Somi para que se acercara— A mí mamá también le gustas —movió sus cejitas de arriba a abajo con picardía tal y como había hecho Nayeon.
Nayeon río enternecida por aquello y luego se volvió a burlar de Roseanne.
—Tienes que dejar de pasar tiempo con Nayeon, niña. Ella puede ser una mala influencia a veces —destapó su lata de refresco y bebió un gran trago.
—Vamos Rosie, sé que viniste por ayuda y consejos para declararte a Jennie. No puedes decir que soy mala cuando sabes que soy mejor que cupido.
—Oh, wow. Tienes razón, debería cuidarme de ti, no vaya a ser que me juntes con una coca—murmuró sarcástica para después besara a la coca como si fuera una persona— Mmm está coca es tan dulce, mmmm sí que bien sabe.
Somi río de lo gracioso que se le hizo, pero en cambio, Nayeon rodó los ojos.
Otra de las razones por las que no duraron mucho, fue por la inmadurez de Roseanne y su actitud sarcástica que a veces la desesperaba.
—En fin, quieres mi ayuda o no. Habla ahora o actúa por ti sola.
A Roseanne no le quedó de otra que parar y tomar una actitud más seria. De verdad quería impresionar a Jennie, pero no sabía cómo y en el fondo le aterraba no gustarle lo suficiente.
—Si, lo siento. Tienes razón, necesito ayuda. No quiero arruinarlo como pasó con lo nuestro. Está vez quiero luchar por Jennie y estar a su lado, quiero cuidarla y protegerla siempre, darle amor y mucho cariño.
—Auch —fingió ser herida— Ni siquiera por una cerveza o por mi te pusiste así —bromeó.
—Y me dices a mi inmadura —bufó.
—Bien, bien, empecemos.
Y así dieron inicio al plan "Seducir a Jennie" contando con la ayuda de Somi, por supuesto, que les brindaba información sobre los gustos de su madre.
Sin embargo, no contaron con que antes, Jennie pasará por ahí buscando a Somi para que cenara algo rápido y se fuera a dormir para levantarse temprano y no ir a prisas como siempre.
Pero al querer ir a preguntarle a Nayeon por su hija, la castaña de ojos felinos observó la interacción de Roseanne con ella. Ambas se veían muy alegres y risueñas, tanto así que se sintió mal.
Tal vez por eso Roseanne frenó el beso, tal vez aún siente algo por Nayeon y por eso no continuaron.
Mierda, ahora hasta sentía celos de como lucían ambas con su pequeña hija.
Parecían una perfecta familia funcional.
Suspiró cansada. No debería hacerse ilusiones de esa manera con alguien que apenas iba conociendo. Ni siquiera besarla.
¿En qué diablos pensaba cuando lo hizo? Ahora se sentía maldita y condenada por la exquisitez que sintió al probar esos peculiares labios.
Pero esperen... Si ella correspondió el beso y ya han tenido uno que otro momento cercano, al igual que sutil toqueteo, debía significar algo, ¿No?
Dios, esto era muy confuso para ella.
Primero estaba en duelo por su padre y sus amigos, luego estaba su terrible deseo sexual por Roseanne y por último tenían un maldito megalodón nadando por el océano.
Debía controlarse y priorizar las cosas sí o sí.
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