
Capítulo 19: Presentimientos y champú de coco
Creo que luego debería hablar con Ellie. Habíamos trabajado en esto, en el pánico que le entra cuando Pitt le dirige unas palabras. Etapa superada. Pues no. A lo largo de los años, se ha escondido detrás de arbustos, trepado árboles, se ha metido un montón de comida en la boca para así no hablar o se ha quedado mirándole más rígida que un zapato cuando el moreno interactuaba con ella. Hacía poco que podía saludarle sin balbucear y tener una corta conversación, hemos ido para atrás como los cangrejos.
Ahora mismo estoy caminando del brazo con mi hermano intentando excusar a mi amiga, esa que acaba de salir corriendo porque "tenía que hacer un trabajo". Pitt le ha sonreído en ese momento, claramente sin creerla, y Ellie, roja como un tomate, se ha apresurado para huir hasta el comedor dejándonos a todos atrás. ¿Qué tarea vamos a tener si acabamos de empezar? Con lo rápida que es lanzando pullas y lo lenta para cosas que tengan que ver con el de musculitos.
—Tranqui, Mel. Conozco bien a El y sé lo trabajadora que es —responde a mis torpes alegaciones en favor de mi amiga—. Además, solo estaré un rato.
—Os parecéis mucho —comenta Timmy de la nada. Está caminando a mi derecha y aún mira con algo de canguelo a Pitt—. Salvo la altura y el pelo sois calcados.
—Bueno, tiene como el triple de musculatura que yo y una nariz de dios griego —replico con sorna pero muy agradecida de este cambio de tema. Me guiña el ojo, parece que el de gafas me ha leído la mente—, pero sí, algún aire nos damos. Y el pelo porque se lo rapó el año pasado pero era más largo que el mío casi —le explico—. Yo se lo hubiese teñido de rojo fuego.
—Exagerada, ella es muchísimo más guapa que yo y no puedo competir, aunque creo que eso tú ya lo sabes Tim —suelta Pitt tan tranquilo—. En cuanto a lo de teñirme, no gracias. Primero porque la reina Luna me echaría del cuerpo si no fuese como corresponde a los soldados y segundo...quisiera verde lechuga.
Al igual que Brandon, porque esos sí que son dos gotas de agua, no sabe mantener la boca callada. Si Pitt piensa algo, lo va a decir sin filtro alguno y su rostro va acompañar a todo lo que diga, como ahora. Le dedica una provocadora sonrisa a Timmy con los ojos brillando de malicia.
—Cierra tu gran bocaza, Pittardo —le regaño al ver que mi amigo no sabe qué contestar y se pone como el color de las amapolas—. Me estás cambiando de tema todo el rato, por cierto.
—¿Yo? —Alza los brazos al cielo—. ¡Las hadas me libren! ¿Qué es lo que quieres saber? ¿Si Tim tiene mi bendición para poder salir contigo? Sí, la tienes. —Y le da dos palmaditas en el hombro a Timmy, que casi sale volando por el ímpetu.
—¡Pitt! ¡Deja de decir tonterías de una vez! —Le tiro de la oreja derecha aunque quede demasiado alta para mí y no le vaya a hacer ni siquiera daño—. Me dejas en evidencia delante de mis amigos siempre —grito muy enfadada mientras él se carcajea. Su sonora risa se escucha por todo el pasillo vacío—. Si no...
Enmudezco repentinamente. Iba a decir una barbaridad pero al pensarla, me arrepentí. No, la verdad que no quiero que el quemado le mate. Aunque la líe una y otra vez, es mi hermano. Me cruzo de brazos y freno mis pasos. Él ha dejado de reír y nos quedamos los tres cerca de la entrada del comedor, yo centrada en los ojos marrones de Pitt. Pienso en lo mucho que les he echado de menos a él y a Brandon. En ninguno de los dos días me he olvidado de mencionarlos en alguna conversación o de tenerlos en mente.
Aunque Pitt se haya ido este año a Solaria, Brandon continúa en casa. No tengo muchísimos amigos en Linphea, paso la mayor tiempo con Ellie o con ellos dos y me parece que tengo la mejor vida de todo el universo. Con eso me sobra y si no están me pongo triste. Son mi par de atolondrados, precisamente por eso me preocupa algo más. Es de los mejores especialistas que han pasado por Alphea y nadie lo puede rebatir, sin embargo, no es garantía de que ese inmenso asesino de miles de hadas y especialistas no vaya a poder destrozar el cuerpo de Pitt en dos segundos. Estoy aterrada de que algo salga mal...
—Melody, no va a pasar nada —me asegura. Ya, sí. No calma mi preocupación, es como si tuviera una molesta nube con lluvia encima de mí—. El operativo saldrá perfecto, el quemado será trasladado y no tendrás ningún problema más. Disfrutarás de Alphea como te mereces, además, algún día más vendré de visita.
—Tu hermano es una máquina, Mel —interviene Timmy con una pequeña sonrisa al ver que no respondo—. Podría acabar con el quemado de un manotazo fuerte si se escapara, algo que dudo que pase.
—Es muy cierto —Pitt eleva cómicamente varias veces las cejas antes de estrujarme entre sus brazos—. ¡Ay, la chiquitina de Mel-Mel, que no puede vivir sin mí!
Es inútil tener una conversación con él sin que la lleve a algo gracioso y me haga, por fin, sonreír. Al principio doy golpecitos en su pecho para librarme de su agarre pero termino por darle un buen abrazo a este corazón con patas. Tendré que confiar, si dice que saldrá bien, ocurrirá así. Me gusta ser positiva, tengo que ser positiva.
—Timmy, no te conozco pero únete a tan sentimental momento si quieres. Tengo amor para dar y regalar.
—No quiero molestar —Ríe él. Se está acostumbrando al humor de mi hermano rápido y ya no tiembla como un flan—. Me acabo de acordar de una cosa y...
—¿De que tú también tienes un trabajo de principio de año que hacer? —interrumpe Pitt. Ambos nos separamos y deja de rodearme con sus fornidos brazos—. Todos ocupados justo el segundo día de clase. ¡Qué faena!
—No, tengo que hablar con Sky para que me cambie un turno de entrenamiento —responde con las mejillas coloradas—. Melody, ¿te veo luego? —Sus ojos verdes me dan una cálida mirada a través de esas gafas de pasta negra.
—Por supuesto, marcianito —Sonrío.
—Aunque vaya a por el Quemado, si haces algo que no debes con ella te corto los huevos, Tim —dice Pitt con tono serio.
—¡Pitt, qué pesado eres! —le regaño a voz en grito—. Vamos a comer, no te está llegando la sangre al cerebro ya. Igual así se arregla.
—Voy, pero porque tengo hambre. Para nada es porque tú tengas poderes y yo no.
💜💚🖤💙
Aunque estoy algo molesta con mi prima, la sigo junto con Aisha para irnos al cuarto a descansar un rato. Espero que Beatrix no asome su carota por ahí, quiero estar tranquila y prepararme para la misión suicida que vamos a hacer todas junto con el soldadito rubio. A ver si recuperando su preciado anillo, Stella deja de dar la plasta. Es como un moco con Sky y luego, a nosotras, ni agua. Pues que sea moco pero lejos. A las personas interesadas se les da lo que dan.
—¿Cómo va la búsqueda del chico misterioso? —inquiere con voz aflautada Aisha.
La cara de Musa se ilumina a través de una sonrisa cansada y sus ojos recorren, en último vistazo, la zona del comedor de la que ya nos alejamos. No sé de qué hablan pero no parece que vaya bien.
—¿Qué me perdí? —lamento yo. Musa frena los pasos de golpe y se pone frente a nosotras, lista para regañarnos y negar lo evidente—. ¿Te interesa algún chico, primita?
—Un chaval de camisa verde oscura que se desaparece de la faz de la tierra cada vez que Musa sigue su rastro —Ríe la morena antes de que Musa pueda intervenir.
—¿Rastro?
—No es un rastro como el de las migas de pan. Solo que cuando está él cerca, siento...paz —murmura pensativa, seguramente ansiando de nuevo esa "paz" que debe acallar toda su mente cuando él aparece—. Pero no es nada.
—¡Claro que lo es! —exclamo emocionada agarrando sus brazos—. Tenemos que encontrarle, Musa.
Aisha, sorprendida a la par que divertida, me da un codazo y con su cabeza señala a alguien delante de nosotras. Por la pared acaba de aparecer Sam Harvey, el amigo de Ellie, ese que parecía bastante majo y que conocí en la fiesta de bienvenida de ayer. Vuelvo la vista a Musa, cuyos ojos relucen y se tornan de un magenta intenso. ¡No me lo puedo creer!
Antes de que Aisha pueda confirmarme si ese es el misterioso chico —para mí está bastante claro por la boba sonrisa de mi prima—, saludo con efusividad a Sam y él, rápidamente, se apresura hacia donde estamos.
—Se acerca, Musa, prepárate —Creo que la que más se está divirtiendo es Aisha con todo esto—. ¿Cómo se llama, Melody?
—Hola, Sam —digo con una amplia sonrisa. Él, cálidamente, me la devuelve—. Estas son Aisha y Musa. Creo que tienes una conversación pendiente con la segunda.
—¿Ah, sí? —pregunta confundido.
—Melody, sé muchos de tus peores secretos. Los voy a sacar a la luz y mataré a los hijos de tus hijos aunque sean mi propia familia —sisea en voz baja. Suelto una carcajada, pobre prima. Es más tímida que yo, necesita un empujoncito.
Si las miradas mataran, la morena y yo estaríamos muy pero que muy muertas. Además, de la forma más horrible posible.
—Musa te ha estado acosando —remata Aisha. Me tapo la boca con la mano para evitar armar un escándalo, alguna lágrima de risa se me escapa eso sí.
—Te odio, os odio —Musa se da la vuelta cohibida, con las orejas y las mejillas coloradas.
La dulce sonrisa de Sam aumenta cuando ve el rostro del hada de la mente. Se queda unos instantes embelesado con la belleza de mi prima, sin decir nada.
—¡Pues qué suerte la mía!
Agarro la muñeca a Aisha para salir juntas de este momento. Ya estábamos sobrando. Sin despedirnos, corremos por los pasillos de Alphea riéndonos como locas por la escenita.
—¿Cómo has podido decir que es una acosadora? —me desternillo. Tengo que sujetarme la tripa porque me duele de tanto reírme—. Espero que no suelte ninguna de las cosas que la he contado en confianza como venganza de esta encerrona.
—¿Qué oscuros secretos tienes tú?
Me giro al escuchar la voz de Timmy. Me sorprende verle por aquí. Espera, si no sé ni dónde estamos. Miro a mi alrededor y me sitúo con rapidez, girando a la izquierda encontraremos la salida principal de la escuela. Hmm, pues sí que hemos andado.
—Bueno, voy a buscar a Bloom antes de nuestro "plan de tarde".
Con una mirada más que sugerente, la morena pone pies en polvorosa dejándome a solas con el chico de gafas. No sé qué les ha dado a todos con juntarme con Timmy. Él está apoyado tímidamente en la pared esperando a que diga algo, sus pequeños ojos me observan de arriba abajo. ¿Por qué siento que está siendo un momento incómodo?
—Eh...No escondo nada más allá de lo común —balbuceo para romper el silencio que se había instalado. Imagino que quería que hablara—. Algún jarrón que rompí por jugar dentro de casa con la pelota o alguna travesura —Él sigue sonriendo, eso me pone más nerviosa.
—El cuerpo se va ya al operativo —comenta él alejándose de la pared—. Quizá quieras ver de nuevo a Pitt, despedirte.
Asiento conforme. Ambos comenzamos a caminar en silencio, hace dos horas que he estado con él pero siento que algo ha cambiado. No sé el qué. Me quedo observándole, a ver si así alcanzo a saberlo. Anda con más seguridad, sus ojos verdes sonríen de la misma manera que sus labios. Curva perfecta en ellos. Tiene una energía diferente a esta mañana, ¿qué le habrá pasado?
Fijarme más en él me ha hecho darme cuenta de que tiene varios lunares en la barbilla, algún granito y las gafas bastante sucias. También que parpadea mucho y tiene una chaqueta que no portaba antes. La verdad que estamos bastante cerca el uno del otro y no me he dado cuenta siquiera de que nos hemos parado a un lado de la puerta principal, debajo de un árbol, por haberme centrado en él.
Escucho los motores de muchos coches ponerse en marcha. Echo un vistazo y puedo ver el rostro serio de mi hermano antes de entrar a un todoterreno negro, ahora vestido totalmente de azul marino y con numerosas protecciones. Parece reconocerme aunque estamos bastante alejados. Guiña un ojo y me dedica una bonita sonrisa de medio lado, levanto la mano derecha para darle un tímido saludo. Pone morritos en respuesta y hace como que me lanza un beso. Suelto una risilla, es un payaso. Entre golpes de puertas cerrándose y ruedas trasteando por el terreno arenoso, la comitiva para recoger el quemado comienza a ponerse en marcha. Pitt se pone un casco y entra al coche sin volver la vista atrás.
Miro a Timmy, quien ya tenía su mirada de antes en mí, algo preocupada. Le agarro por el brazo y juntos nos movemos a un rincón más apartado. Antes de sentarnos en un banco envío un mensaje a las chicas de que se vayan preparando. Aisha es la primera en responder, en dos minutos bajan. Stella, Bloom y ella.
—¿Te pasa algo? —inquiero aún confusa por ese cambio de energía tan raro.
—No. Estoy de puta madre la verdad —responde él estirando sus piernas. Me siento a su lado con cuidado de que mi falda rebelde por culpa de la brisa no me la lie.
—Ah, bueno —Río, divertida por la efusividad con la que ha dicho esa frase—. ¿No has ido a comer?
—Ahora voy, después del entrenamiento estoy bastante hambriento. Tú ya habrás comido, ¿no?
—Tardaste una barbaridad, te hubiese esperado —le reclamo poniendo un puchero. Él solo se ríe—. ¿Seguro que estás bien? Te noto...raro.
—Sí, de verdad —vuelve a afirmar. Su sonrisa me tiene obnubilada—. Perdona por no llegar a tiempo pero tenía cosas que hablar con mi gran amigo Sky.
—Sí, ya...
Eso me suena a chino. Sky nos ha estado dando órdenes cual dictador para establecer la operación "Rescatemos el poderoso anillo de la Princesa Hortera" o también llamada, RPAPH. Luego se ha ido con Ellie. ¡Un momento! ¡Que se ha ido con mi mejor amiga! Miro el móvil preocupada, Terra confirma que ella y El vienen ya. ¡Menos mal! Pensaba que habían estado este tiempo juntos. Tengo también que hablar con Ellie de ese señorito, el rubio oxigenado. El mentirosillo.
—Es verdad, ¿no me crees, Mel? —Frunce el ceño, por el tono creo que está algo molesto.
—Ha estado con nosotros antes, marcianito, no mientas —le digo jocosa para que no se enfade—. Si has estado haciendo otra cosa, no pasa nada.
Empiezo a saber qué es lo que le ha puesto quizá tan contento. Le dedico una pícara miradita, debe haberse visto con algún hada o un especialista, quién sabe. Él niega con la cabeza, no sé si porque ha entendido lo que yo he entendido o es por otra cosa.
—Bueno pero he estado ahora mismo con él, te lo puede decir —Tiene los ojos muy abiertos y voz de pánico—. He ido a por esta chaqueta y a decirle que deje mi turno por las tardes. Te lo juro —Agarra mi mano izquierda y la sostiene fuertemente—. No te miento.
—¿Por qué le has pedido eso? —pregunto sin evitar una carcajada. Está muy preocupado porque no le crea.
—Me concentro más creo. Él se encarga junto con Silva, claro, de la división de turnos —explica en tono más calmado. De repente arruga la nariz—. Además, no quiero que me toque con Riven.
—¿Te has enfadado con él?
La verdad que no me extrañaría. Creo que Timmy no ha llegado a escuchar lo que ha dicho el estúpido del chico de los cuchillos, pero seguro que, teniendo personalidades tan diferentes, esos dos chocan todo el tiempo.
—Un poco, le veré lo justo y necesario porque es mi compañero pero...
—¿Por? —le interrumpo sorprendida. Lo dice todo con un tono muy despectivo y de asco.
—Nada, nada...
—¿Quieres que hable con él? —La verdad, no sabría ni cómo empezar la conversación pero me sabe muy mal que entre compañeros haya tan mal rollo. Si luego, a pesar de sus estupideces, es muy bueno.
—Ni se te ocurra —dice crujiendo sus nudillos. La sonrisa brillante ha vuelto a sus labios, cosa que me alegra bastante—. Lo que si te pido es una cosa.
—Dime.
¡Qué tono más misterioso ha utilizado! Escucho algunas voces femeninas a lo lejos pero que se van acercando. ¿Conversan sobre la cúrcuma? Sin duda, son Terra y Ellie. Me levanto del banco con la mano aún agarrada de Timmy, él también se levanta.
—Que le dejes de dar vueltas a lo de la misión de Pitt. El quemado será trasladado por los mejores especialistas y entre ellos tu hermano.
Abro la boca, estupefacta. Quiero decir algo, aunque no sé bien qué. Sí, sigo preocupada por lo del Quemado y tenemos que darnos prisa para llegar antes que ellos, menos mal que iban a parar a por una herramienta o no sé qué me ha contado Pitt. Inquieta por nuestro plan y el de mi hermano. Todo tiene que salir bien.
Con respecto a Timmy, lo único que me sale ante sus palabras tan dulces es darle un abrazo. ¡Qué tierno, se está preocupando un montón por mí! Me arrojo sobre su cuello y soltando una pequeña risa, me sostengo en el aire mientras él rodea mi cintura con sus brazos. Su pelo huele a coco.
—Me tengo que ir —Corto el abrazo de pocos segundos cuando escucho a Ellie murmurar desde una esquina. Qué sutiles—. Gracias.
—De nada, supongo —Su mirada viaja de mis ojos al suelo. Como un impulso eléctrico me da por darle un pequeño beso en la mejilla.
—Gracias por leerme el pensamiento y por estar conmigo —le aclaro con una sonrisa que pretendo que sea lo mitad de radiante que la suya—. Me voy con mis amigas. Mañana nos vemos.
Asomando por la esquina del gran edificio me encuentro las cabecitas curiosas de Ellie y Terra que se esconden inmediatamente cuando ven que las he pillado. Me apresuro hasta ellas intentando no reírme mucho. Aquí todo el mundo pone la oreja.
—¿Algo que contarme, Mel? —inquiere mi mejor amiga con una sonrisa traviesa pintada en su moreno rostro. Creo que he tenido un deja vu.
—¿Algo que contarme sobre Sky, El? —contraataco sin disimulo. Su sonrisa vacila ligeramente.
—¡Vamos con su Majestad antes de que nos tire un zapato de tacón que nos reviente el hígado! —Nos anima a movernos a Terra y a mí con mucho brío, agitando las manos—. ¡Vamos, vamos!
Iniciamos la caminata hacia la barrera donde seguramente ya estén la rubia, la pelirroja y la morena esperándonos. Musa me acaba de mandar un mensaje preguntando dónde estamos y le he dicho que se apresure a los límites del bosque. No podemos esperar ni un minuto más, Pitt, Silva y la mitad del ejército de Solaria llegarán antes que nosotros hasta el quemado y no podremos recuperar el maldito anillo. Hay que centrarse.
—Nadie te ha pedido que vinieras, Aisha —escuchamos decir a Stella nada más llegar—. Además, he arreglado a Bloom.
—¡Que estoy aquí! —se queja la susodicha con los brazos cruzados. Eleva los ojos al cielo y nos saluda—. Gracias, chicas, ya estáis aquí. Pongámonos en marcha.
—Sí, ¿a qué esperamos? —Musa entra en escena con una delatadora sonrisa. Está más feliz que una perdiz—. El Quemado se muere por vernos.
—¿Tienes el Sambac, Terra? —inquiere la mandona de Stella. Ella asiente brevemente—. Vamos entonces, cuanto antes se acabe mejor.
—Nosotras tampoco queremos estar con su Majestad más de lo necesario —le recrimina Ellie con el ceño fruncido—. Es tu culpa que estemos aquí.
—¿Dónde está el granero? —Stella obvia lo que le dice mi amiga. Creo que ha optado por la táctica "si no le hago caso no existe" o algo así.
Terra comienza a darnos indicaciones sobre dónde tenemos que dirigirnos más rápido que un guepardo. Resulta que no está muy lejos y es la zona norte. Ellie enreda nuestros brazos y, no sé cómo, acabamos las últimas de la comitiva. Bloom encabeza la misión como la buena líder que es, incapaz de quemar un solo palito y aún traumada porque sus padres no son sus verdaderos padres. Stella, la segunda, mirando discretamente por todo el camino por si acaso hay algún peligro. A unos metros están Musa, Terra y Aisha escuchando la historia de un árbol con forma graciosa que cuenta la segunda.
Dentro del bosque y habiendo traspasado ya la barrera siento una especie de vacío interno y, por lo cual, bastante miedo. La barrera nos protege de los peligros y nosotras vamos directitas a uno. No ha sido muy buena idea, me estoy arrepintiendo. Por aquí seguro que estaba el cuerpo del anciano que Riven encontró descuartizado por ese ser. Un escalofrío recorre mi cuerpo, se acerca algo malo.
—Relaja Melody, que me estás pasando tu inseguridad y estaba muy bien —susurra Ellie a mi oído. Vale, tengo que calmarme. Piensa en cosas bonitas: perritos, gatitos, unicornios...—. Así mejor. Supongo que me querrás contar lo de Timmy, el cotilla.
—Ellie, es mi amigo —insisto con voz neutra. Perrito se cae torpemente por una pequeña escalera; gatito se desliza por una, cansado de la vida—. Ha sido muy amable conmigo y me gustaría que no le llamaras así. Al fin y al cabo, fue Beatrix quien la lio.
Se instala un breve silencio entre las dos conforme vamos avanzando a las profundidades del que ahora me parece un siniestro y húmedo bosque. La temperatura ha bajado y apenas quedan rayos de sol, cada paso por este camino improvisado encoge mi corazón. La imagen de Pitt viene a mi cabeza asiduamente y trato de no ponerme nerviosa, de evitar que la congoja me deje sin poder reaccionar.
—Lo siento, Mel —dice Ellie en tono serio. Sonrío dulcemente, con ella no me puedo enfadar. Jamás podría—. Tenemos que darle su merecido a esa enana.
—Es muy inteligente, tiene que saber que no hemos sido nosotras —respondo a su propuesta de venganza.
—Entre todas lograremos algo —Ríe ella—. ¡Oh, estoy deseando verla sufrir! Me ha dejado en ridículo delante de todos.
—¿No te parece que está todo muy silencioso? —le interrumpo. Las chicas ya no están delante nuestra, las hemos perdido el rastro por ir charlando tranquilamente—. El, tengo un mal presentimiento.
—¿Qué pasa? —Ellie se suelta de mi brazo y me mira a los ojos preocupada.
Hago una señal de que comencemos a correr y, tras subir un pequeño terraplén, ubicamos el famoso granero. Mi corazón bombea tan fuerte que siento que va a explotar por la presión y no es por correr, es por puro nervio. Un poco más lejos del granero veo a Terra y a Musa, suspiro algo aliviada de que estén bien. Sin embargo, la opresión en el pecho y en mi estómago continúa.
—El Quemado está suelto, lo siento cerca —Ellie me observa con los ojos como platos. Ni yo misma sé por qué tengo ahora el poder de mi prima. De repente, escuchamos a Stella gritar algo con tono preocupado—. Ve a ver qué pasa, El. Me quedo con Musa y Terra.
Mi amiga asiente y corre como si le fuera la vida en ello. Tengo que cerrar los ojos inmediatamente después, sujetarme la tripa e intentar concentrarme, un ruido martillea en mi cabeza muy fuerte y siento que voy a vomitar. Quiero ir hacia donde están Musa y Terra pero mi cerebro me indica que no vaya allí. No hay ruido, ninguno. Los soldados ya deberían haber llegado.
Tragando fuerte doy un primer paso. ¿Por qué no se escucha nada? ¿Por qué tengo estos dolores? ¿Por qué huele a sangre? Decido seguir lo que mi cerebro me sugiere, bajo por el terraplén pero por otra parte más alejada. Seguramente me pierda en este bosque infinito y, a mi modo de ver, terrorífico. Los dolores aumentan mientras sigo andando, intentando reponerme. Justo a unos metros me topo con un arroyo de agua cristalina, quiero correr hasta allí pero me doy cuenta de que en la orilla llena de hojas pardas hay unas pisadas extrañas. No, hay también humanas. Humanas que terminan por verse al final como una maraña de algo, como si a esa persona le costase andar. Llevan al árbol que tengo justo delante de mí.
Algo pasa a mi lado, algo que me hace una ligera raja en el costado y atraviesa mi sudadera morada con facilidad. Una lanza de madera con punta de plata se clava en el tronco antiguo de un árbol, ha estado a punto de matarme y no venía de frente, sino de arriba. Levanto mi cabeza, aterrada, y veo el cuerpo de Pitt lleno de sangre, con miles de heridas por la cara y la ropa destrozada que me observa con la boca entreabierta justo antes de que pierda el conocimiento y caiga desde siete metros de altura hasta el suelo.
«El operativo saldrá perfecto, el quemado será trasladado y no tendrás ningún problema más».
¡BUENO, BUENO, BUENO! En diez minutos la que se ha montado...
Ahora Mel ha podido sentir al Quemado y a alguien más. ¿Pero no era solo que podía trasmitir emociones y no sentirlas? Pitt no sabemos si ha muerto o si solo está herido. ¿No os morís de la preocupación?🥺
Por otra parte, Timmy ha recibido un besito en la mejilla y un abrazo de la hadita. ¿Podemos decir Timmy 1 (con bendición del cuñao) y Riven 0? ¿Se dará la vuelta a la tortilla? Solo lo sabréis si continuáis esta historia.
¡Y DESTAQUEMOS QUE MUSA Y SAM YA SE CONOCEN!🥺💖
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro