Cap.25-Un corazón roto.
Capitulo veinticinco: Un corazón roto.
Las sábanas se sienten tan sedosas sobre mi piel, el cobertor me cubre a la perfección para estar calentita y la almohada no puede tener mejor relleno.
Es sábado por la mañana, no sé qué hora exactamente y a pesar de que me desperté hace minutos, el hecho de estar recostada en mi cama sin necesidad de salir me reconforta un poco.
Por milagro sobreviví la primera semana del colegio. Entre chismes, secretos, explicaciones, molestias y reconciliación. El sábado se sentía como el descanso perfecto.
—Vamos, levántate —apresura Susan que se ha cambiado la pijama desde hace rato —Le prometimos a los chicos que estaríamos puntuales.
—Un rato más —le suplico removiendome entre las sábanas.
—Es hora de hacer ejercicio —se para Hannah contenta, lo que es raro en ella porque casi siempre es la última en hacerlo —. Este bello físico no se mantiene solo.
—Bien dicho Hannah —anima alegre, Susan —. Apresúrate Ellie. Será divertido, además te hará muy bien para las audiciones del equipo de Quidditch ¿Lo recuerdas?
Si, lo recuerdo.
Los días anteriores Justin y yo estuvimos practicando un poco en los campos de Quidditch con otros chicos de diferentes casas que aspiraban por un puesto este año. Yo podía volar perfectamente pese a mi poca seguridad, ya que Cedric me había enseñado a volar mientras estaba en la madriguera, el verano del año pasado cuando nos conocimos. Si pasa rápido el tiempo, eh.
Con el mayor pesar, obedezco a las chicas y me pongo lo más deportivo que encuentro entre mis pertenencias. Lo que consiste en una camiseta blanca de manga larga y unos pantalones de licra negros que a veces utilizaba cómo pijama, encima de todo esto, una sudadera del Tour de Bon Jovi que me había robado del armario de Cedric... Si no me recuerda a mi, mucho menos la sudadera.
—Casi no reconozco a Hogwarts sin el tumulto de personas —susurra Bones impresionada por las vistas del castillo sin los demás alumnos —. Es como tener el colegio para nosotros solos.
—Yo estuve aquí en vacaciones de navidad una vez —nos cuenta Hannah contenta —. Aunque no es divertido si no hay nadie a quien molestar.
—Tienes razón, cuando se te acaban las víctimas siempre recurres a mi —chilla Justin y ella rueda los ojos.
Tan pronto llegamos al lago negro. Todos excepto Ernie comenzamos a estirar como en la revista de deportes que le robó Hannah a un tal Oliver Wood cuando venía al colegio.
—El ejercicio no es para mí — dice el rubio recostando su espalda en el húmedo cesped igual que una lagartija —Prefiero disfrutar del aire fresco. Ah.
—Con razón estás así de flacucho.
—Muy bien amigos —interviene Abbott cifrando la revista de deportes —. Comenzaremos con lo más fácil, un par de sentadillas y luego a mover la cadera en círculos.
Por supuesto que le prestamos atención a sus indicaciones, parece que sabe lo que hace aunque en realidad no sabe lo que hace.
Un poco de sentadillas por acá, rodar la cabeza por allá, fingir que hacemos cardio mientras nos reímos. La estamos pasando muy bien, hace tiempo que no lo hacíamos. Sobre todo yo, que lo único que hacía era preocuparme por cosas ajenas en vez de solo disfrutar el momento.
—Más gente se acerca —avisa Ernie aún recostado sobre una piedra —. Creo que son de nuestra casa.
No les doy mucha atención, sabía que eran los chicos de séptimo grado, entre ellos obviamente Cedric Diggory. Si lo trataba como un compañero del montón, supongo que ya no sería tan difícil encontrarlo por los pasillos.
—Genial, nos querrán robar nuestras rutinas —dijo Hannah cerrando la revista tan pronto los chicos se acercan.
Y en efecto, eran chicos de Hufflepuff, más específicamente los del equipo de Quidditch que en su mayoría son de último año. Todos amigos de mi ex novio, incluyendolo.
Tal vez si no lo veo a los ojos, ya no se acordará de mi ridícula huida.
—Hola chicos ¿Haciendo actividad? —Herbert es el primero que se acerca amigable. Por lo que todos le saludamos de inmediato.
Aunque la cosa se pone más interesante por la llegada de Cedric, quien permanece con unos pants y esa camiseta que le ajusta tan bien a sus notorios músculos.
¿Por qué no me había fijado en ellos cuando estábamos juntos? Creo que es el efecto cuando rompes con alguien.
Cuando era feliz y no lo sabía.
—En efecto, queremos mejorar nuestra condición física este año —asiente Susan.
—Maravilloso, les deseo suerte —guiña el ojo Fleet causando unos suspiros por las chicas que vienen detrás —. Eh, Hannah. Quise charlar contigo pero ví que estuviste ocupada esta semana.
Volteamos a ver a la chica y ella se queda congelada.
—Si, el deber de Prefecta llama.
Herbert se muerde los labios, a continuación más suspiros.
—Ya veo. Avísame cuando tengas tiempo.
—Uy, siento romper tus ilusiones muchachote —le dice ella cruzándose de brazos un poco firme pero a la vez burlona —. Pero esto demanda mucho tiempo, no creo estar libre todo el año.
Ahora ya no se escuchan suspiros, más bien se tratan de abucheos por parte de las admiradoras que seguramente quisieran estar en su lugar. En todo caso por supuesto que aceptarían sin pensarlo.
Herbert ahora se ha decepcionado.
Lo que me parece triste, en realidad es un gran sujeto y me agrada aunque probablemente para Hannah no sea suficiente. Ni hablar.
—Eh bien. Adiós entonces.
El rubio se termina alejando junto con un par de admiradoras que ríen estúpidamente ahora que tienen aún más chance con el cazador estrella del equipo.
Mientras tanto Cedric se queda ahí. Quieto.
Cuando éramos novios y hacia eso, era porque iba a decir algo importante o solo se tomaba el tiempo de apreciar el momento. Pensaba que era su obligación cumplir los estándares de las demás personas, que a veces se le olvidaba que tenía una buena vista.
En este momento dudo que sea yo quien quiera tener como vista. Pero se me termina acercando de todas maneras.
Cada paso suyo era en cámara lenta, un sueño difuso. Su cercanía me hizo añorar el contacto de su piel, de su cabello, sus labios y la forma de sus ojos.
¿Cómo podía haber cambiado en absolutamente todo y seguir pareciendo el mismo?
Era imposible.
Ya no era el mismo chico de dieciséis años que conocí en la casa de su madre, era otro, era un nuevo Cedric que a pesar de haber olvidado cosas seguía con el temple rígido.
En cambio yo, había retrocedido vários pasos.
—Hola... —dice titubeando antes de hablar como si se esforzara por recordar mi nombre —... Chica que corre. Linda sudadera. Yo tengo una parecida en casa.
¡No puede ser!
Acaba de recordad la estúpida sudadera pero no mi nombre. Si que era el colmo.
Aprieto la boca para evitar gritarle por lo irritada que estoy ahora y en su lugar me razco la nuca.
—Ah, la compré en una tienda de Pepe Ganga —me excuse de pronto.
—Oh, yo compré la mía en un viaje a Londres que hice con mi padre. Nunca supe que significa el logo hasta que una amiga me dijo que se trataba de una banda.
Que envidia, a esa amiga si la recuerda.
—La mejor banda de todos los tiempos es Queen —comenta Hannah Haciendolo reír.
—Ya lo creo. Bueno, supongo que los dejaré para que sigan en lo suyo. Nos vemos Hannah y sus amigos.
Cedric se despide y se lo devolvemos con un gesto de manos.
No puedo creer que hasta ahora sea la conversación más larga que hemos tenido y salió bastante bien a comparación de las primeras.
Era un avance, al menos eso esperaba.
Pero entonces, después de tener mis ilusiones por las nubes. Puedo ver por lo lejos como su grupito comienza a victorear cada cosa que hacen y entre las chicas se asoma una pelinegra. Que tan pronto la ve Cedric, sonríe como el mismísimo rayo de sol y se acerca para sacar una pluma del cabello de nada más ni nada menos que Cho Chang.
La chica de sexto grado más hermosa que nadie había visto.
Quien acepta cualquier contacto con él, con el chico de oro, mi chico de Mantequilla.
—Ay no, Ellie —Susan se ha dado cuenta de aquella incómoda escena. Haciendo que me sienta peor —¿Estás bien?
—¡Si! —respondi de imendiato —. Yo debo irme. Me duele un poco el estómago, pasaré por la enfermería.
—¿Segura? ¿No quieres que te acompañemos? Mamá puede curarte enseguida —insite Justin lo cual agradezco bastante.
—Segura, segura —menti —. Ustedes quédense aquí, sigan en lo suyo. No tardaré mucho de cualquier forma. Así que nos vemos en la sala comúm por la tarde.
Dicho eso, prosigo a correr lejos de ahí, ocultando cualquier indicio de que me han roto el corazón en mil pedazos.
No era que fuese celosa de ese tipo que son tóxicas. Pero el verlo junto a otras chicas, me reafirmaba el hecho de que lo había perdido para siempre.
Volteo de reojo hacia el lago mientras entro por la puerta principal, pero cuando giro la cabeza, me encuentro con Harry Potter y detengo mis pasos tan pronto deduzco que chocare con el.
—¡Ah, Harry!
—Ellie.
Ambos nos detenemos en nuestro lugar.
—Cielos, nuestros encuentros cada vez son por sorpresa.
—Ni que lo digas —responde un poco nervioso, jugando con un sobre que tiene en la mano.
Así que me relajo un poco para sonreírle.
—No sabía que te parabas tan temprano —acepte, viendo genuinamente que no hay nadie más alrededor —. Está desierto aquí.
—No podía seguir durmiendo. ¿Tu que haces despierta tan temprano?
Viendo como me rompen el corazón.
—Vine a hacer un poco de ejercicio con los chicos —señalo al grupo de Hufflepuff que siguen moviendo la cadera en círculos —. Pero me sentí un poco mal.
—Oh, ¿Quieres que te acompañe a la enfermería?
—No —como si un corazón roto se curará con tónicos —. Solo necesito descansar un poco. ¿Harás algo ahora?
—Si, quería mandar esta carta —levanta un papel de manera torpe —. Es para hocicos.
—¿Puedo acompañarte? —digo recordando de pronto la plática que tuve con Logan ese día que salí del gran comedor —. Tengo noticias para ti, casualmente se trata de Hocicos.
Potter abre la boca sin decir nada pero termina con la sonrisa más grande, el rostro se le ilumino de pronto.
—¡Por supuesto!
—Vamos entonces.
Ambos caminamos por la montaña dónde se encuentra la reserva de lechuzas. Ninguno ha hablado aún, pero se siente bien enérgicamente.
Es agradable quedarse callada con Harry. Parece que no me juzga.
—¿Sabes? Creí que me estabas evitando toda la semana. Desde que te vi afuera de la oficina de Umbridge te pusiste raro.
Harry me mira impresionado.
—Para nada ¿Quien quisiera evitarte?
Volteo un poco atónita por su respuesta que me hizo sentir algo, sin explicación, tal vez era un halago, peroe hizo sentir... Especial.
—Te sorprendería el número de personas —brome dejando de lado mis emociones —. Aunque Smith me dijo que el castigo no fue gran cosa.
—Tuve peores castigos con los anteriores maestros.
—Aun así eres muy valiente. Por enfrentartele.
—Gracias.
Seguimos caminando. Sin decir nada.
—¿Te levantas a esta hora de costumbre? —dice Harry de repente rompiendo con el hielo.
—A veces, aunque no para hacer actividad física.
—Siempre veo a los Hufflepuff correr por el lago negro a estas horas.
—Bueno, ya sabes lo que dicen de los Hufflepuff.
—No, no lo sé —mete sus manos a los bolsillos divertido. —¿Que dicen?
Me río un poco antes de hablar y ruedo los ojos por la vergüenza del mal chiste.
—No hay mejor madrugador que un buen tejón. Porque trabajamos duro y esas cosas —el comienza a reírse a carcajadas y yo hago lo mismo porque era tan contagioso su sonido. Es que se ríe raro —¡No te burles! Es un lema para nosotros, está escrito en el techo de nuestra sala común.
—Eres pésima para recitar refranes —da un golpe leve en mi hombro.
—Pero te hice reír.
El chico se da cuenta que acaba de mostrar sus dientes chuecos que pronto cierra la boca y traga saliva con dificultad.
—Ibas a decirme algo sobre Hocicos.
Sacudo la cabeza para quitar el sonido de su voz en mi mente, entonces procedo a contarle lo que me dijo Logan Crackfford días anteriores, mientras llegamos a la lechuzeria. Le comenté sobre que Lucius y Draco Malfoy se habían dado cuenta que Sirius estaba en el expreso de Hogwarts el día que regresamos. Que tenían planeado algo y que los estaban investigando con detenimiento a mi tío o al resto de sospechosos que apoyaban a Dumbledore, que pronto sucedería algo grande.
—Malfoy me dió una indirecta ese día —asiente Potter, atando la carta en la pata de Hedwig —. Lo pensé un poco después de llegar, pero ahora que me dices es seguro.
—Me preocupe igual. Sobre todo por el alboroto que inicio la madre de Leah. Llamo demasiado la atención.
—Fue extraño. Ni siquiera mi tía Petunia se atrevió a tanto —dijo Harry en tono de burla o eso creo.
—Yo si conocí a una madre peor, se llamaba Mary —recorde de pronto —. Larga historia.
Harry ignora mi comentario mientras trata de hacerle nudo a la carta, pero falla y me mira insistente.
—Dejame ayudarte —dije avanzando hacia el.
Ambos sujetamos los extremos de la cinta mientras tratabamos de hacer un moño, hasta que rosamos nuestras manos por unos segundos.
Ya había sentido esas chispas antes.
Cuando Cedric y yo habíamos casado a Bigotes.
Eran las mismas.
Subo la mirada hacia la de Harry, está igual de sonrojado que yo.
Nos vemos por unos pequeños segundos, y de pronto lo supe.
Supe eso que había querido evitar por mucho tiempo.
Hey Honeys ist me 💙
Espero que les guste y comen mucho mucho
70 comentarios y actualizo mañana!
Les recuerdo seguirme en TikTok cómo LADYDIGGORY.
Además, pronto publicaré un Fanfic de SIRIUS BLACK y estoy emocionada! Solo que aún no se quién poner como Lucius Malfoy, alguien me recomienda un famoso?
En fin
¿Que piensan de Harry y Ellie?
¿Que piensan de Cedric y Cho ? 😭
¿Que es lo que pasará?
Gracias por leer.
Las amoooooooooo.
Bye 💙
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