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Cap.2-Angustia en todos.


Capitulo dos: Angustia en todos.

Ya es costumbre iniciar la semana con un buen caos. ¿No? 

Sobre todo si el protagonista se llama Harry y termina por Potter, tal vez encuentre un James en él medio. Pero eso casi nadie lo sabe. Así que Harry Potter esta bien por ahora. 

Fred dijo algo en la mañana sobre romper un nuevo récord por quien se metía más en problemas, pero a la tía Molly no le hizo ninguna gracia y lo mando a limpiar los sillones llenos de musgo. Y no la culpo, la verdad es que nadie esta para chistes de baja calidad mientras hay un tema delicado, aunque estoy segura que a Hannah le hubiera gustado. Pero no esta aquí, ni ella ni mis amigos de Hogwarts a quienes no he visto en todo el verano. Pero claro que no es mi culpa, Dumbledore pensó que seria prudente no visitar a nadie mientras estoy siendo investigada. 

También pensó que seria de gran ayuda venir a vivir a la casa de un criminal para limpiar su desastre. 

¡Aguarden, ustedes aun no lo saben! 

¿Recuerdan al loco asesino en serie llamado Sirius Black? ¿Aquel hombre que mato a tantos, incluyendo a James y Lily Potter y a su mejor amigo de la infancia? Quien escapo de azkaban hace dos años para desollar el cuello tiernito del niño que vivió. ¿Si? 

Pues estamos viviendo en su casa, ¡Como lo escuchas! 

La gran, lujosa, vieja y descuidada casa Black. Más de 10 cuartos y 13 baños, sala de estar, cocina bien equipada, ático, sótano, un estudio y otros grandes cuartos para pasar el rato. Pero la mayoría de ellos necesitan un gran mantenimiento, como cambiar los tapices o matar a las extrañas criaturas que tomaron la casa en la ausencia del dueño. 

Un dueño que resulto ser diferente a lo que muchos de nosotros pensábamos. Claro que me incluyo, casi me desmayo cuando lo vi en la enfermería de Hogwarts por primera vez. Sin embargo, Sirius ahora parece de la familia. Lo que es raro. 

Entonces así esta la cosa: Un ex convicto, un ex maestro de Hogwarts y hombre lobo de medio tiempo, una gran familia de pelirrojos, Hermione, un viejo elfo gruñon y la prima incomoda quien nadie conocía. A veces recibimos visitas de la Orden del Fénix como bien dijo Hermione el otro día. Una especie de asociación que fundo Dumbledore la primera vez que el innombrable hizo de las suyas hace años. Y ahora que sabemos sobre su regreso, ellos también lo han hecho, bueno. Al menos los que creen en su regreso. 

—¿No vas a comer? —me pregunta Hermione dando un codazo leve en mi estomago. —¿Te sientes bien? 

—Por supuesto, solo me quede pensando —conteste fijando la mirada en mi comida que comenzaba a enfriar.

—Se lo que piensas —me susurro ella, con tono de preocupación —. Todos estamos preocupados. 

Tome un poco de puré de papa y lo metí a la boca evitando hablar sobre el tema, pero Hermione insistió. 

—La orden del Fénix se esta preparando para lo que sea —dijo dando un pequeño vistazo a la tía Molly para que no nos cachará con ese tema que le molesta mucho del que hablemos —. Si estamos seguros de algo, es que Dumbledore sabrá que hacer. 

Deje mi tenedor clavado en la espesa comida y me volví a Hermione tratando de no ser tan evidente. 

—Escuchar eso menos me tranquiliza —Replique —¿Tu crees que solo debemos dejarlo así? ¿Que ellos se encarguen? ¿Que hagan todo? 

—Son los adultos Ellie, tienen la experiencia, ya estuvieron en una pelea con el. ¡Por supuesto que esta en sus manos! —Habla firme. Estoy preparada para abrir la boca pero los otros se voltean escandalizados. 

—¿Las manos de quien? —Pregunta George. 

—Espero que no sean las de Ron, el nunca se las lava después de entrar del baño —Cuenta Fred riendo y Ron en lugar de negarlo se pone rojo de la vergüenza. 

Hermione me fulmina con la mirada. Estoy segura que va a utilizar a los demás para ganar la discusión.  

—Ellie y yo discutíamos sobre si es sensato dejar que la orden del fenix haga lo suyo. 

Los hermanos Weasley miran por la puerta de la cocina a su madre para asegurarse de que no nos vigile o algo parecido. 

—¿Enserio preguntas Hermione? —niega Ron —Harry sabe más cosas que todos en la orden, a excepción de Dumbledore. En todos estos años no nos han podido ayudar mucho que digamos. 

Hermione frunce el ceño por no ser apoyada, pero luego Ginny abre la boca y eso le da esperanzas. 

—Saben más que nosotros de todas formas —dijo restando importancia a Ron —. Si, Harry se ha salido con las suyas un par de veces, pero sinceramente, hablamos de magos experimentados. 

Granger sonríe orgullosa. 

—Bueno, si eso evita que Harry muera en los próximos segundos te aplaudo —Fred termina de dar su opinión y logra que la castaña se torne nerviosa.

Entonces me mira angustiada. 

—¿Crees que deberíamos hacer algo? 

—No, Hermione. Me acabas de decir que no me preocupe... 

—¡Pero como si no sabemos nada!  —Ella acaba de gritar, todos hacemos cara de terror por el escandalo, pero en ves de ver a la tía Molly entrar exaltada, es Sirius quien entra por la puerta principal y nos observa dudoso. Es la primera vez que lo vemos desde ayer así que tendrá noticias y no muy buenas. —¡Sirius! ¿Sabes algo de Harry? ¡Tiene que ser! 

Hermione chilla y esta ves la señora Weasley se asoma con intriga. 

—¿Que sucede aquí? 

—A mi no me mires, acabo de entrar —reprocha Black alzando las manos.

Hermione la ignora y continua suplicando a Sirius.

—No nos han dicho nada sobre él y estamos preocupados. 

—¡Esta prohibido hablar sobre eso en la mesa! —riñe Molly roja de la furia. 

—Pero mamá, los adultos hacen eso. 

—¡Ustedes aun no tienen la edad suficiente! 

—Vamos Molly, ya no son unos niños —relaja el ex convicto con un gesto de mano. —A estas alturas estoy seguro que lo han leído en el profeta. 

—¡Bueno tampoco son Aurores para tener esa información! 

—Que mas da. 

La tía Molly aprieta los puños pero al final termina cediendo y abandona la cocina diciendo: —Sera tu problema. 

 —Dementores —dijo en un tono dramático, pero bueno, eso ya lo sabíamos —Lo atacaron enfrente de su primo y el ministerio detecto su patronus. Lo echaron de Hogwarts. 

—¡Pero es injusto! —reclamo el pelirrojo menor, enterrando su tenedor en la mesa de madera. 

Sirius rueda los ojos —Es obvio que es injusto. 

—¿Y? —pregunto devuelta Hermione insistente —¿Ahora que sigue? 

 —Esperar. 

—¿Esperar? ¡Esperar! Sirius ¿Te has vuelto loco acaso? Eres su padrino, como que no piensas hacer nada. —reprocha Ron. 

—¿Crees que si hubiera algo que hacer no lo habría hecho ya? ¡Por supuesto! Aunque ya sabemos que las cosas no son así de fáciles. Merlín, los adolescente de hoy son muy intensos. 

—Entonces los demás ya lo están resolviendo —dije firme, sin embargo la reacción de Black me da mucho en que pensar .—Tenemos gente que trabaja a lado del primer ministro, ¿no lo haría eso más fácil? 

Es la ultima vez que veo a Sirius acomodarse en su asiento para tener más poder en la conversación. Extiende sus brazos en la mesa y después me mira. 

—Cornelius Fudge es del que estamos hablando. 

—Y eso que, como buen ministro debe saber lo que es correcto —Suelta Ginny. 

—No lo tendría tan seguro. 

—Aunque los Dementores pertenecen al Ministerio... —Hermione habla por lo bajo. 

—¿Que? —rie nervioso George —No creerás... 

—El ministerio los mando —complete sorprendida. 

En ese momento todos intercambiamos miradas incrédulas. ¿Todo fue  a propósito? Los Dementores, el ataque, dejar en mal a Dumbledore y su confiable pupilo Potter.

Claro que podría parecer loco, sin embargo, entre más lo pensaba, más tenia sentido. 

En ese momento, en que la única que estaba dispuesta a seguir preguntando era Ginny, quien abre la boca, es interrumpida por un adulto de cabellos rubios y postura fatigada. 

—Yo les recomiendo que no se entrometan. Dumbledore sabrá que hacer. 

—Pero Remus, debes entender la preocupación —Insistió mi amiga. 

—Lo entiendo y lo comparto —contesto el buen hombre rubio llamado Remus Lupin. —Sin embargo, todos en esta mesa sabemos de sobra que las cosas no funcionan en el estado de ansiedad. Lo mejor que tenemos es la paciencia. 

Sirius rueda los ojos. Es creíble la irritabilidad que puede tener una persona hacia alguien que conoce de muchos años y siempre sale con lo mismo. 

Remus es un buen sujeto, es más relajado que cualquier adulto aquí,  tiene un gran grado de empatia, sin embargo a veces suele dejarse llevar por sus pensamientos de alta lectura y un tanto hippie.

—Hay algo que podamos hacer —dijo Ginny con iniciativa. Yo también apoyaba la idea. Tal vez una carta era todo lo que necesitábamos para saber bien como enfrentar la ola de preocupación que inunda estas cabecitas huecas que tenemos. 

Lupin se cruzo de brazos: —Muy bien, en ese caso... ¿Que podría hacer un hombre lobo, un fugitivo de la ley, una madre desesperada y 6 adolescentes que apenas pueden convocar hechizos de protección? 

—Nos subestimas, Remus —dice Ron sin quitarle el ojo a su platillo —Nos las hemos arreglado con menos. 

—Además, te sorprendería de lo que una madre desesperada puede hacer sola —agrega la hermana menor. 

Seguimos con esa terquedad de no quedarnos con los brazos cruzados, aunque ya no decimos nada, las miradas pueden ser suficientes. Por supuesto el primero en querer ceder a la presión es Sirius, pero Remus se mantiene firme, incluso al grado de demostrar que no le importa tanto si nos metemos o no. De todas formas algo tiene de razón. Mucho que podamos hacer, no creo. 

—Alguien igual de cuerdo que yo en esta casa —sonríe Molly victoriosa, entregando el desayuno al señor Lupin. Él le devuelve la sonrisa. 

—Bien, supongo que quedo de esa manera —resopla Hermione, frustrada. 

—¿Por lo memos podemos saber lo que Planea Dumbledore? —susurré un poco tímida por entrar en la conversación. 

—No —dijo Sirius, seco. —Ni siquiera me lo ha dicho a mi por miedo a que vaya a cometer una tontería. 

—Otra cosa en la que tiene razón. 

—Muy gracioso Remus —se queja el castaño, luego suelta un gruñido —¡Todo es culpa de ese maldito enano! Le tocaba cuidar a Harry ese día, pero no. El estúpido de Mundugus prefirió ir a vender cualquier chatarra que encontraría en los basureros Muggles o seguramente apostando con los duendes. ¡Cuando  le vea partiré su sonrisa amarilla y quedara roja de la sangre!

Ni parece que esta enojado. 

—Dejalo ya. No vale la pena. 

—¡Una mendiga carta! ¡Solo eso se me permitió! —chillo el padrino de Harry. 

Creo que fue mala idea alborotar sus pensamientos de nuevo. 

Minutos después, el desayuno se habría terminado con todos guardando silencio, sin embargo, la rodilla de Hermione insistente de aquí para allá por debajo de la mesa, nos hizo llamar la atención a unos cuantos y sin querer pronto supimos a que se refería con eso. 

De echo desde que salio de la cocina, la castaña se encerró en su cuarto para tener una charla interna, el crujido de su caminar en aquella pequeña hectárea se hizo evidente después de los veinte minutos. Ni siquiera Ron se atrevió a tocar la puerta. Así que los demás se concentraron en lo suyo dejando en paz la conciencia de la pobre chica. 

Yo imite la acción de los demás y me metí al cuarto que comparto con Ginny, pero ella se encontraba en el pasillo leyendo sobre pociones. Así que con tranquilidad saque un par de cartas que tenia pendientes por leer. Algunas eran sobre subscripción de alguna revista o periódicos, la más interesante venia en un sobre plateada y el estomago me dio un vuelco por la emoción. 


Casa Malfoy.


No es lo que imaginan, por supuesto. 

Desde que comenzó el verano, mi necesidad de quedarme sola se había prolongado y aquel sentimiento era evidente para muchos de mis amigos... O lo que fueran. Por eso trataban de enviarme cartas constantemente, para subir mi animo. Lo que me ayudaba, me ayudaba a no pensar demasiado en lo que había ocurrido y sobre todo en lo que ocurría en el presente. 


Y si, duele. El recordar cada momento me pone triste, pero mis amigos y familia hacen que él recuerdo de mi relación con Diggory sea mas llevadero. 

Supongo... 

En ese caso, mejor procedo a leer la carta. 

Querida Ellie.

Es la primera vez que te escribimos desde la casa de Mía, pero seguramente sea enviada desde la mansión Malfoy, como siempre. Los días en la residencia de los Wolf ha sido gratificante, en verdad hubiéramos querido verte allí, sin embargo conocemos nuestras ultimas circunstancias. Coincidimos que es una gran pena que tuvieras que pasar las vacaciones con esa gente de escasos recursos a la que sueles llamar familia, nuestras mansiones te hubieran fascinado. Sin embargo, no te preocupes, tu ubicación y la correspondencia la tenemos en secreto, como acordamos. En tanto, los días han sido perfectos para nadar en la piscina techada, los elfos nos preparan buena comida casi todo el tiempo, a veces jugamos al ajedrez con ellos en el tablero tamaño real de Mia. Solo se han lastimado como dos o tres. También iniciamos un juego Muggle llamado Cricket Mortal, aunque dudo que lo conozcas porque es muy sofisticado y a lo único que pueden alcanzar en tu especie de hogar es quitar a los sucios gnomos de jardín, descuida sabemos que no es tu culpa. Mía te extraña demasiado, eres la única mujer que soporta, a veces las visitas de nuestras compañeras de casa la mantienen loca. Yo también lo hago, es decir, nuestra convivencia el año pasado permaneció escasa, por lo cual espero que podamos remediarlo el siguiente curso. Me comprometeré a enseñarte mis gustos cultos y exquisitos para que en unos años, sin mucho esfuerzo puedas encajar con nosotros.  Malfoy también se muestra muy interesado de lo que pasa en tu vida, te pido que no se lo digas a nadie, pero a leído tus cartas a hurtadillas y Mía lo ha atrapado varias veces, aun así me sorprende que no haya abierto la boca con sus padres o alguien fuera de nosotros dos. De todas formas hemos hablado de ti en casa y Los Malfoy estarían complacidos de conocerte oficialmente como una de mis buenas amigas, ellos saben que no eres como tu familia de pepenadores. Mía te manda saludos, ahora comenzara con un nuevo instructor para sus poderes, le han dicho que pronto los utilizara para algo importante, permanecemos nerviosos por ello, ha estado ocupada últimamente así que las disculpas por falta de sus palabras son enviadas. Draco me ha pedido recordarte que te odia, sin embargo espero puedas escribirle unas pequeñas palabras en tu próxima carta ya que se esmera en saber una pizca de ti. Te echamos de menos. 

Avisa si algún día de estos te cansas de ser pobre y decides vivir la buena vida, te acogeremos en nuestras ostentosas mansiones sin problema alguno. 

Atentamente tu buen amigo Logan Crackfford.

  

Sonrio complacida. 

A veces pienso que todas sus palabras deben ser sarcasmo, sin embargo entre mas conozco sus redacciones me doy cuenta que tiene la costumbre de ser tan arrogante como su familia adoptiva. 

Dispuesta a contestar la carta de mis amigos, escucho unas cuantas voces provenientes de la siguiente habitación, exactamente en donde Hermione se ha encerrado para meditar. Y aunque eso puede que haya acabado, la preocupación aun llena su corazón. Salgo de mi estancia y me dirijo al chisme. 

—Le diremos como esta todo por aquí —resopla Hermione mientras me asomo por el hueco de la puerta y jalo de esta para poder abrir.  Las miradas son de sorpresa, susto también, cuando ven que solo se trata de mi relajan sus expresiones. 

Ginny sujeta mi muñeca y tira de ella antes de cerrar la puerta. 

—¿Que sucede? —pregunte. 

—Planeamos contactar a Harry —responde Ron con una mueca, lo que me indica por supuesto que no se siente seguro. 

Giro la cabeza hacia Hermione para comprobar que hablan enserio. Ella entiende el gesto, asiente. 

—¡No! —exclama en protesta —. Hermione, Dumbledore lo prohibió. 

—¿Crees que no lo recuerdo? —chilla frustrada —Lo he metido por mucho tiempo. Aguantamos el verano completo porque sabíamos que se encontraba bien, pero ahora que sea salido de control, el no verlo a salvo aumenta mi inquietud. 

—Si sólo se trata de tu inquietud, es mejor no hacerlo —le señale, como respuesta fruncio el ceño. 

—No es eso... 

—Eres la primera que nos riñe por seguir las reglas, lo menos que podemos hacer es aguantar otro rato con la duda —me cruce de brazos para notar mi seriedad. —Así lo dijo Dumbledore, debe ser por alguna buena razón. 

Hermione rueda los ojos. 

—¿Y lo que dijiste esta mañana? Ellie, tú fuiste quien dudo. 

—Pues me lo pensé mejor —me excuse. Si, era cierto que no estaba del todo de acuerdo en que la orden se hiciera cargo, pero al fin y al cabo, Remus tenia razón.

—No se trata sobre si La Orden del Fenix o Dumbledore están preparados o no, la discusión se trata sobre Harry. ¿Sera bueno advertirle? Tal vez mantenerlo al tanto —Ron se a echo escuchar como todo un hombre de poder, Hermione al escucharlo se le han iluminado los ojos rápidamente. 

—Tomare la decisión por ustedes. 

Ginny toma la libreta de notas de Hermione al igual que esa pluma Muggle que pinta solita, entonces empieza a escribir los pequeños detalles como la fecha y esas cosas. 

—Bien, ¿que le queremos decir? 

Granger muerde su dedo gordo dejando que las ideas oxigene su cerebro brillante y terco. 

—Que no se preocupe. 

—Parece que no lo conoces— niega mi primo —Se preocupara más... Dile que estamos bien y ya. Así de simple. 

—¡Oh, ustedes los hombres son así de insensibles!  

—¿Por que no intentamos con otro tema? ¡Nuestras vacaciones! —propone la pelirroja y esta vez a los tres nos parece buena idea. —Mmm... Querido Harry ¿Que hay? Aquí no mucho, las vacaciones han estado un poco perezosas, a veces presenciamos peleas de la Orden Del Fenix...

—¡Aguarda! No podemos poner eso, se trata de que no sepa nada de la Orden. Aun no por lo menos. 

Ginny pone los ojos en blanco: —¿Quieres intentarlo tú? 

Hermione se muerde el labio antes de tomar la pluma y desechar la primera hoja. 

—Querido Harry. Estamos bien, espero tu también... ¡¿Y si alguien más lee la carta?! —chilla apretando sus puños con fuerza —¡Ya ha pasado muchas veces! 

—Y es por eso que Dumbledore nos lo prohibió —razono Ron. 

—Esto... ¡Tiene razón! ¡Por Dios! ¿Por que estoy pensando en hacer esto? ¡Que estúpida! 

Tras unos intentos más sobre la redacción nos damos por vencidos, desechando cualquier idea de contactar a Potter. Granger parece histérica y el unico que trata de tranquilizar su estado de animo por supuesto que es Ronald, quien ya le conoce. 

—Otra vez sus ataques de bipolaridad —bufa él mirando a su mejor amiga salir de la habitación —Hablare con ella. 

Entonces la sigue por el pasillo. 

—¿Son así siempre? —pregunte a Ginny quien seguía conmigo en la habitación. 

Ella suspira: —Te sorprendería con que frecuencia —admite. Giro la cabeza y abro la boca para contestar, sin embargo la mirada de la chica hacia la ventana me distrae —¡Mira una guacamaya! 

Mi prima se inclina un poco adelante para abrir la ventana, aquel pájaro grande y exótico entre al cuarto de repente, dando unas cuantas sacudidas a sus grandes Alás. Extiende las patas, mostrando en ellas una carta de sobre rojo con un sello dorado. 

—Es de la familia Smith —me avisa, mientras recibe el papel. Entonces na guacamaya terminado posándose en el brazo de ella con toda la confianza, la ave ya le conocía. 

—¿Para quien es?— extendí la mano y observe la carta roja. 

En dorado se podría leer sólo el destinatario. Por supuesto me sorprendí demasiado cuando leí el nombre de Sirius. 

El apellido Smith no me daba buena espina después de todo. No cuando uno de ellos podría ser un mortifago. 

No cuando uno de ellos estuvo presente el día que el señor oscuro volvió. 


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