
𝟎𝟐𝟐. viajes sorpresa
CAPÍTULO VEINTIDÓS
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ALINA ☾
Habían pasado varias semanas desde esa conversación en el mirador. Estábamos entrando ya a mediados de noviembre y no había visto a Pedri en persona desde entonces.
Pero aún así, su presencia seguía en mi vida. Y no, no porque yo siguiera la cuenta del Barça por Instagram, sino por todas las cosas que me llegaban de su parte:
Las primeras semanas todos los días me llegaba un ramo de lirios blancos a casa (mis flores favoritas cabe destacar), con una pequeña nota donde, dependiendo del día, una pequeña frase ponía:
"me pasaré el resto de mis días diciéndote lo que me encanta ponerte nerviosa" - P
"¿sabes que los girasoles giran siempre en dirección al sol? pues ese soy yo, siempre teniéndote en mi punto de mira" - P
"Fer ha hecho callos para comer. Parece que no soy el único que te echa de menos por aquí" - P
"espero que cuando leas esto, estés sonriendo mientras niegas con tu cabeza, pensando lo tonto que soy por mandarte tantas flores. porque yo lo estoy mientras lo escribo." - P
"dicen que en la vida se está destinado a encontrar a esa persona que te complementa. llámame cursi, pero desde el momento en que me insultaste aquel día en la casa Batlló, supe que esa personita gruñona era la idónea para mi." - P
"te cansarás de escucharlo, pero te pido perdón de nuevo. te mereces el mundo y más y pienso demostrarte que merezco la pena. que tú mereces la pena." - P
Y todas las flores, llevaban una pequeña dedicatoria con su inicial de firma. Se podía decir que mi casa parecía una floristería con tantas plantas que iban llegando.
Pero eso no era todo: todas las mañanas y todas las noches, sus mensajes saltaban en la barra de notificaciones. No eran mensajes muy extensos, pero eran audios de dos a tres minutos de él hablando de temas variados. Los de por la mañana iban acompañados de su voz ronca y rasposa de recién levantado diciéndome que iba a entrenar a la vez que un "¡Hola Alina!" se colaba de su hermano Fer entre medios.
Y los de por la noche, eran más íntimos, más profundos. En ellos, me repetía una y otra vez lo mucho que echaba de menos: mis caricias, mis ojos, mi forma de mirarle, mi risa, la forma en la que me enfadaba por todo, el olor de mis velas, el roce de sus manos con las mías cada vez que caminábamos al lado, cuando iba a verle a entrenar, mis besos... Y, sobre todo, la manera en la que lo quería a mi forma, sin importar sus imperfecciones.
Era difícil de creer que él se diera cuenta de tantas cosas y que me las dijera abiertamente. Pero oírlas, me hacía sentir vista. Me hacía pensar que de verdad le importo. Me sentía querida.
Ahora mismo estaba de camino a Qatar. Si, tuve la gran suerte de que Sira me invitó a venir, diciendo que necesitaba unas "merecidas vacaciones para enseñarle al paleto de Pedri lo que se perdía".
Así que aquí estábamos, en un avión de camino a donde se celebraría el mundial y en donde con suerte, España conseguiría ganar su segunda estrellita en el escudo.
— Alina — me zarandeó Sira, despertándome del sueño. Parpadeé levemente mirando por la ventana, viendo que estábamos sobrevolando tierra. — Estamos a punto de aterrizar.
— Se me ha hecho el vuelo súper rápido. — murmuré, viendo como Sira se reía levemente.
— Normal, has dormido casi todo el vuelo, y mira que son más de cuatro horas. — Bromeó, haciendo que la empujase levemente. — ¿Has oído de él?
— No. — Respondí con una mueca. — Su último mensaje fue antes de que despegaran, y desde entonces no se ha comunicado conmigo. Fer es el que me ha comentado a cerca de su estancia y de que si al final iba, que le avisara para encontrarnos.
— Bueno cariño, fijo que es porque está ocupado centrándose en los entrenamientos. Ferran también está en ese plan, por lo que no te preocupes. — Me sonrió, guiñándome un ojo. — Además, así le sorprendes por su cumpleaños. ¿Le has traído algo?
Me sonrojé levemente. Llevaba pensando en su cumpleaños desde hace unas semanas: no sabía si debía regalarle algo. Soy una persona muy detallista, y me gusta regalar regalos hechos a mano que tengan un significado.
— Bueno, tengo una idea pensada, y lo otro ya lo he hecho. — Murmuré, viendo a mi amiga alzar ambas cejas. — No preguntes, no pienso decir nada hasta que queden dos días.
— Vale vale. — Levantó ambas manos la morena, sonriéndome pícaramente. — Espero que no sea lo que creo que es Lina.
— Serás pervertida Sira. — Negué con la cabeza, viéndola reírse fuertemente.
Miré por la ventana, viendo el avión cada vez acercándose más a tierra firme. No voy a mentir, iba un poco nerviosa. Sabía que Pedri se arrepentía después de toda su atención este último mes, pero aún así un poco reacia seguía estando.
Mas su cumpleaños era una fecha importante. En mi familia eran algo especial, y que significaban mucho para mi. Por lo que independientemente de nuestra relación, no iba a arruinar su día especial.
Incluso Gavi me escribió diciéndome que viniese, diciendo que no le contaría nada a Pedri si al final accedía, pero que estaba seguro que le haría muchísima ilusión.
Así que si, estaba de camino a ver a mi supuestamente "novio-no novio" jugando en el mundial sin él saberlo. ¿Podía acabar mal? Desde luego.
Pero había algo dentro de mi que me decía que fue la mejor decisión que pude tomar.
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El calor en Qatar era insoportable. Nadie me avisó de que daba igual si me hubiese duchado que estaría sudando de todas formas.
Pero aquí estábamos, a 23 de noviembre a más de treinta grados paseando por las tiendecitas que había cerca del hotel.
Sira había insistido que quería comprarse un vestido de playa mono que había visto desde el taxi, así que no me quedó más remedio que acompañarla (no fui tirada del brazo ni nada).
Pero si que tenía que admitir que las vistas eran impresionantes: desde el hotel a la playa había como unos diez minutos andando, y desde donde estábamos en los puestos, se podía ver el desierto a lo lejos, con sus grandes dunas. Toda el ambiente era muy parecido al de la película de Aladdin, con todos los vendedores enseñándote sus productos desde frutas y semillas, hasta joyas y pañuelos.
Incluso tuvimos la oportunidad de tocar y montar camellos. Desde luego hubo algunas complicaciones como que el animal que iba detrás nuestra, no dejaba de tirarle del pelo a Sira, haciendo que ella chillara y yo riera.
Desde luego estábamos teniendo un tiempo increíble.
Más tarde, después de pasarnos toda la
mañana buscando el vestido de Sira, decidimos volver al hotel para comer algo y cambiarnos de ropa. Gavi me había mandado un mensaje preguntándome a cerca del cumpleaños de Pedri, asi que decidí reunirme con sus amigos más cercanos con Sira para contarles a cerca de mi idea.
No tuvimos que movernos, ya que gracias a Sira, otra vez, nos alojábamos en el mismo hotel que ellos, diferenciando que ellos estaban en las plantas de abajo y nosotras en las de arriba.
Llegando a la planta baja acompañada de Sira, pude encontrar a Gavi rodeado de Ferran, Ansu, Balde y Eric. El primero, haciendo contacto visual conmigo, me sonrió, acercándose a abrazarme. Correspondí, separándome y abrazando a los otros también.
— Hombre gallega. — Empezó Ansu abrazándome. — Ya pensábamos que te habías echado para atrás.
— Déjala en paz Ansu. — Me defendió Eric, guiñándome un ojo. — ¿O tenemos que hablar de porqué tardaste tanto en bajar?
El mencionado cerró la boca, haciendo que los demás riéramos.
— Bueno, cuéntanos. ¿Qué tienes pensado? — dijo Ferran, agarrando a Sira por la cintura.
— ¿Qué hicisteis con Pedri? — pregunté. Me parecía extraño que ellos cinco, siendo sus mejores amigos, pudieran esquivarlo tan fácilmente.
— Hablamos con Fer para que lo entretuviese, diciéndole que ya le avisaríamos de todo. — Dijo Balde. — Pero desembucha, me estoy poniendo nervioso de la emoción.
Reí tímidamente, sabiendo que no era gran cosa. Pero creía que le iba a gustar, me había asegurado que tuviera un poco de todo lo que a él le gusta.
Así que suspirando, les describí mi idea, detallando todo lo que pude y asignando trabajo para cada uno de ellos. Quedaban dos días para su cumpleaños contando con hoy, así que no había tiempo que perder.
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25 de noviembre. El día del cumpleaños de Pedri.
No iba a negar, estaba bastante nerviosa porque todo fuera bien: Gavi me contó que le iban a felicitar los de la selección todos juntos, pero que después más tarde, podría sacar tiempo para lo que tenía planeado.
No era ni nada menos que una pequeña fiesta en la playa. Sabía que Pedri extrañaba su hogar, Tenerife, y que de pequeño se pasaba la gran mayoría del tiempo fuera de casa en la playa, ya sea jugando al fútbol con su hermano, o buceando en el mar. Por lo que con poco tiempo para planear algo, decidí hablar con sus amigos y planearle una pequeña fiesta sorpresa en la playa, donde gracias a la ayuda de los chicos, pudimos conseguir todo lo que una fiesta necesita: altavoces, mesas y sillas, bebidas y comida. Todo lo que sabía que a Pedri le gustaba.
Ferran me había dicho que para hacerlo todavía mejor, que fuese él el que lo trajese hasta el lugar, y que yo luego, me presentase delante de él, sorprendiéndole.
Sonaba muy bien, tanto, que esperaba que se alegrase de todo esto. Y también de mi.
Eran ya las 19h de la tarde, y junto con Sira, ambas ya nos encontrábamos en el lugar: la playa a estas horas estaba vacía, el atardecer a punto de romper. El sitio lo habían dejado precioso, iluminado por pequeños farolillos y luces colgantes, dándole un ambiente acogedor. Las mesas altas, esparcidas sobre la arena, el pequeño buffet improvisado sobre unas mesas grandes, y la zona de dj, compuesta por los altavoces que encontramos y el ordenador de Ansu.
No era gran cosa, pero sabía que Pedri adoraba a la gente que quería, así que, ¿Qué más que tener a sus amigos más cercanos y su hermano en la playa con la comida que más le gusta?
— Ey — la voz de Sira a mi lado me sorprendió, sonriéndole levemente. — No estés nerviosa. Estoy segura que le va a encantar, y más sabiendo que él no tiene ni idea de que estás aquí.
— Pero aún así no puedo evitar pensar que a lo mejor es demasiado. ¿Y si está cansado y no le gusta?
— No digas tonterías. Créeme, Ferran me lo ha contado, y desde que ya no estás Pedri anda en las nubes. Si estoy segura de algo es que te echa mucho de menos, y que le hayas preparado todo esto y que estás aquí, creo que el pobre va a explotar de felicidad.
Sonreí levemente, ruborizándome al escuchar las palabras de mi amiga. Sabía que me echaba de menos, y para qué mentir, yo a él también.
Por lo que esperaba que todo funcionase bien, que le gustase y sobre todo, que sirviese para algo.
— ¡Ya vienen! — gritó Eric. Todos nos pusimos en posición, con los nervios a flor de piel. Gavi, Balde y Ansu cogieron las serpentinas y más cosas para soltarlas según llegará el cumpleañero.
Que hablando de él, se encontraba a unos metros de nosotros: el canario iba con un antifaz tapándole los ojos mientras era guiado por Ferran para que no se chocara con nadie.
Ahí estaba. Verlo de nuevo aún sin destaparle los ojos, hacia mi corazón latir con más intensidad. Las mariposas revoloteaban en mi interior y una pequeña sonrisa empezaba a aparecer en mi rostro.
Ferran, al ver que ambos estaban ya casi donde nosotros, paró a Pedri por los hombros.
— ¿Preparado? — le dijo, sonriendo abiertamente.
— Ferran, quítame ya el puto antifaz antes de que me coma el suelo por tu culpa. — exasperó el canario, empujando a su amigo con el hombro.
Ferran, aguantándose la risa, hizo lo que le pidió y ahí explotó todo: los compañeros de Pedri gritaron sorpresa, abalanzándose sobre él mientras las guirnaldas y el confeti salía disparado desde los dia tintos botes que tenían en las manos.
Pedri, el cual se había echado para atrás del susto, reía con sus amigos, quitándose restos del pelo y agradeciendo a sus amigos. Sonreí inconscientemente al verlo feliz, contenta al ver que le había gustado la sorpresa.
Gavi se acercó a él con una sonrisa burlona, alborotando su pelo en burla. El canario lo empujó para apartarlo de broma, pero el menor, con una sonrisa aún más amplia, se volvió a acercar, susurrándole algo al oído.
Y entonces sus ojos se encontraron con los míos. Sus ojos color café me miraron con la misma intensidad que aquella primera vez cuando lo vi entrar al vestuario.
Ahí estaba mi Pedri. El chico por lo que todas las canciones de Taylor me recuerdan a él, el chico por el que tenía puntos en la aplicación de Vueling de tantos vuelos que había cogido para visitarle, el chico por el que comería sushi aunque me dieran ganas de vomitar, el chico por el cual me sonrojaba con el simple pensamiento de él en mi cabeza. El chico por el cual descubrí el amor.
Mi Pedri.
author's note
joder.
siempre digo lo mismo, y aquí estamos, CASI UN MES desde la ultima actualización.
no sabéis el odio que me tengo a mi misma en este momento, porque prometo mucho pero no hago nada.
espero que os haya gustado este capítulo, tuve que pelear mucho para sacarlo adelante porque no sabía que hacer a continuación, si hacer un salto temporal o seguir con el mundial. pero como una chica me escribió diciéndome que le haría ilusión verlos en el mundial, decidí hacerle caso.
a mayores, quiero pediros perdón por no escribir antes, tengo la cabeza en las nubes y dentro de nada comienzo la uni :/
si tenéis alguna idea de algo que queráis que pase con Alina y Pedri, estoy deseando leeros en comentarios❣️ y a mayores, dejadme saber si queréis que haga que españa gane en esta historia el mundial o no, porque llevo bastantes días comiéndome la cabeza para cuál escoger 🤭🥲
gracias por todo el apoyo tanto como por aquí, como con <<EL MISMO AIRE>>, no sabéis la ilusión que me hace que os guste lo que escribo <3
para finalizar, quiero dedicar este capítulo a arithegloss , por estar ahí y por indirectamente darme la motivación para acabar este capítulo. tus historias son increíbles amiga, felicidades ✨ (vayan a leerlas, recomendación personal!).
me despido hasta el próximo (con pov de pedri?) besos 🥰
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