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𝑇𝑟𝑒𝑐𝑒

—Y, ¿ya son novios?

Suspiré con cansancio al escuchar la misma pregunta cada maldito día. Me volteé a ver a Eungi con cara de pocos amigos y ella se echó a correr hacia otro pasillo desapareciendo de mi vista. Dahyun soltó una risotada.

—¿Viste como arrancó de ti? Hubiera grabado su cara — decía sin parar de reír golpeando su muslo y se limpió una falsa lágrima — uh, así da gusto comenzar un turno, con risas.

Apreté el puente de mi nariz y negué con mi cabeza.

Son mis amigas. Son mis amigas.

Es lo que me repetía a cada instante en mi mente.

—No puedo con ustedes, de verdad.

—Ay que malhumorada. Ya, vamos a trabajar, que el dinero no se gana solo — fue lo último que dijo para perderse a través de un pasillo.

Si, lo mejor es volver al trabajo y dejar de pensar tantas estupideces.

No tenía trabajo administrativo, así que preferí ir a ayudar y comencé a reponer todas las cosas que faltaban en algunos estantes. En estos momentos me gustaría ganar la lotería, ser multimillonaria y no trabajar nunca más.

Me sentía tan agotada y no entendía el porqué.

Luego de terminar ordenar el último pasillo que me faltaba, fui hasta la caja, en donde Eungi estaba con su cara de espanto al verme.

—No te diré nada, Eungi — fue lo primero que le dije al llegar a su lado y atender al cliente que llevaba cosas para comer. Pasé un producto por uno, estaba tan sumida en mis pensamientos que no me había percatado que al lado del señor había una chica que me estaba hablando.  — disculpa, estaba distraída. ¿Qué necesitas? — le pregunté amablemente.

—Me podrías indicar donde está el pasillo de los bebestibles, por favor — pidió de una manera hostil. Apreté mis labios y asentí.

No le podíamos responder de mala manera a los clientes. Le dije a Eungi que siguiera atendiendo para yo llevar a la chica a dicho pasillo. Tampoco era una tienda muy grande, fácilmente lo pudo haber encontrado ella misma.

—Aquí es — le indiqué dándole una sonrisa fingida. Le hice una leve inclinación y me di la vuelta para volver al mesón de servicio.

—Espera...

Volteé y observé como ella se iba acercando a paso lento hasta donde yo me encontraba. La incomodidad era palpable.

—Disculpa, ¿qué haces? — enarqué una ceja totalmente confundida por la proximidad de su cuerpo al mío. Al parecer no conocía el espacio personal.

—Han Iseul — fue lo primero que dijo, al ver mi nombre escrito en la piocha que estaba puesta sobre mi atuendo. Me comencé a alejar lentamente, esto no me estaba dando buenas vibras. — bonito nombre, creo que lo había escuchado de otra persona — terminó de decir dando una risita nasal.

Estaba totalmente perpleja por la situación.

—¿Dónde lo escuchaste? — no pude evitar preguntarle, volviendo a acercarme a ella. No se inmutó ni un poco.

—Oh, escuché a mi novio decir que conoció a una chica muy simpática en una tienda de conveniencia. Que pequeño es el mundo, las coincidencias al parecer si existen.

Fruncí el ceño. ¿Qué diablos?

—Si malinterpretaste las cosas, te pido disculpas. Ni siquiera recuerdo quién fue, a este local acuden demasiadas personas diariamente.

Quise ser cordial. Pero esta chica no me estaba haciendo fácil con su actitud tan petulante, como si me estuviera reprochando algo y ni siquiera sabía que era.

Creí que diría algo más, pero solo se marchó.

Literalmente se marchó de la tienda.

Si antes ya estaba completamente confundida por tal situación, ahora era el triple. Fue algo muy intenso. Es como si enserio quisiera matarme con la mirada.

Quedé unos minutos estática en mi lugar, sin siquiera poder moverme. ¿Qué fue lo que sucedió? La voz de Eungi fue la logró sacarme del enredo mental que estaba teniendo.

—Oye, te estaba hablando y... ¿estás bien? — preguntó una vez estuvo a mi lado. — ¿Qué sucedió?

—¿Por qué lo preguntas?

—Estás pálida, Iseul. Como si te hubieras encontrado un fantasma, ¿sucedió algo? — su preocupación era notoria, pero no quería contarle lo que acababa de suceder, porque para ser totalmente sincera ni yo sabía muy bien que ocurrió.

—Está todo bien. Solo me sentí un poco mal del estómago, debí haber desayunado algo que me cayó mal — respondí dándole una sonrisa para que no se preocupara mas de lo debido.

—Okey — alargó la palabra no muy convencida de lo que acabo de decir — te venía a preguntar si quieres ir conmigo a reponer la zona de ramyeon, ya sabes, para que charlemos... pero no de eso — terminó de decir de manera rápida, al ver la mirada severa que le dediqué — no, no de eso... te quería contar sobre Yoongi — saltó en su lugar emocionada — por primera vez él fue el que inició la conversación en Kakao...

—No me digas — ahora estaba demasiado emocionada por ella — ¿Qué te dijo?

Hola, ¿Dahyun está contigo? Es que no contesta el celular”.

Me quedé en silencio para después soltar una carcajada. La abracé con fuerza y me uní a su emoción.

—Eso es genial, muy genial.

—Si y luego de eso yo seguí con un tema de conversación, tenemos mucho en común Iseul, ya era tarde cuando dejamos de hablar... ese hombre cada día me enamora más sin ningún esfuerzo — tocó su corazón y puso cara de enamorada.

—Esto es un gran avance, Eungi. Estoy muy feliz por ti — fui totalmente sincera. He presenciado cuanto a sufrido porque Yoongi jamás la ha mirado con otros ojos, siempre ha sido la “amiga de su hermana y amiga de su mejor amiga” y eso puede cambiar ahora.

—Si, nunca perdí la esperanza — dio una sonrisita amena para ambas ir a reponer aquel pasillo y seguir hablando de Yoongi.

♡♡♡

—Tengo algo que decirte.

Fue lo primero que escuché cuando me subí al vehículo. Observé su rostro y vi como lucia muy emocionado, su nariz se arrugaba un poco al no dejar de sonreír.

—Soy toda oídos — le respondí dejando mi bolso a un lado y colocarme el cinturón de seguridad. Mordió su labio y tomó mi mano, dándole caricias en ella.

—Hoy tenemos una cita en un restaurant de lujo — soltó y su emoción era aún mas evidente — hice horas extras manejando y ahorré dinero para poder llevarte. Yo... yo tengo algo muy importante que decirte... necesito hablar contigo y mis amigos me recomendaron mucho ese  lugar. ¿Qué me dices? — su voz era de total emoción cuando comenzó a hablar, pero terminó con nerviosismo. Enarqué una ceja dudosa por su cambio.

—¿Está todo bien? — pregunté al tocar su rostro y hacerle cariños, le gustaba mucho que hiciera eso. Solo al sentir mi tacto cerró sus ojos, disfrutando de la caricia. Hizo un asentimiento con su garganta, sin abrir sus ojos.

—Es solo algo que tuve que decirte hace mucho, Iseul y... y no puedo negar que estoy un poco asustado — concluyó abriendo por fin sus ojos, esos ojos tan maravillosos que posee.

—Está bien, iremos. Pero sabes que con una salida al parque solo a charlar estaría maravillada, ¿lo sabes verdad?.

Se acercó lentamente hacia mi rostro y depósito un beso en mis labios, para luego besar mi frente.

—Lo tengo más que claro, pero tú mereces eso y más, bonita. Démonos un gusto, será divertido, ya verás.

¿Cómo decirle que no cuando utiliza ese tono de voz? Es imposible.

—Está bien. Disfrutemos de la noche — ahora yo fui la que besó sus labios. Este hombre estaba calando tan profundo en mí que me llegaba a dar miedo todo lo que estaba sintiendo. — oye, sabes que me sucedió algo muy extraño hoy — le conté al momento de separarme de él.

—¿Qué pasó? — me preguntó al momento que echaba a andar el taxi.

—Una mujer llegó a la tienda y dijo que había oído mi nombre por su novio. Fue grosera y al parecer pensó mal de toda la situación. Sé que debería ya estar acostumbrada a que tales cosas sucedan, pero lo sentí muy raro porque era como si me conociera y estuviera reprochando... no lo sé, quizás ya no debería darle tantas vueltas al asunto — finalicé dando un suspiro. Jungkook no respondió nada, pero luego de unos minutos habló.

—¿Te dijo su nombre? — preguntó mirándome de reojo.

—No, solo dijo aquello y se marchó. Ojalá no volverla a encontrar, sino, no sabría como actuar — hice un puchero, y él me dio un fugaz beso en la mejilla para seguir conduciendo — ¿Quieres chocar, Jeon?

—Tú me distraes Han, ¿por qué eres tan hermosa? Haces que mi corazón duela.

Lo miré enternecida. Si mi madre oyera como me trataba Jeon Jungkook, estaría muy feliz por mí, de eso estaba completamente segura.

Porque siempre me dijo que eso es lo que merecía, nada menos. Y estaba feliz de haberme topado como una persona como él en mi vida.

—Ya quiero oír lo que tienes que decirme, como que estoy ansiosa ahora — lo molesté mirando a través de la ventana. Oí como rió por mi comentario.

—Y yo estoy ansioso por decirte todo, absolutamente todo.

Todo. Sentí como mi estómago comenzó a doler a causa de los nervios, ¿qué será lo que debe decirme? Esto me pasa por ser una persona algo ansiosa.

Luego de unos minutos el malestar despareció y ahora solo reía por las ocurrencias que tenía Jungkook, nunca se quedaba sin tema de conversación, me encantaba eso.

Espero sea una velada magnífica.

♡♡♡

Luego de pasar a dejarme a mi casa, él siguió en su trabajo, diciendo que me recogería a las nueve para ir al famoso restaurant, así que enseguida llamé a mis amigas para que me ayudaran a escoger el atuendo acorde a la cita.

Eungi dijo que en unos minutos llegaba y Dahyun la escuché suspirar, pero sé que llegaría antes que Eungi, porque la conozco. Sé que está emocionada por todo esto.

—Yo digo que debe ser ese vestido rojo con el que fuiste una vez a la fiesta de Yoongi — opinó Eungi sentada en mi cama, viendo todos los vestidos que estaban esparcidos arriba.

Tampoco es que tuviera una colección muy grande, así que con mayor razón necesitaba opiniones.

—No, porque a esa fiesta fue con el estúpido de Kwan y se la pasó toda la fiesta enojado porque Iseul había ido con un vestido, maldito cerdo celoso, uy de solo recordarlo me dan ganas de que estuviera al frente y darle sus merecidos puñetazos — manifestó Dahyun con un enojo palpable.

Me removí algo incómoda al recordar aquel suceso.

—Entonces el blanco, es blanco te viene de maravilla — opinó Eungi tratando de que el tema pasara a segundo plano — digo, si es que te gusta.

—El blanco también me gusta a mí.

Las miré a ambas y fui hasta el baño para probarlo. Me miré frente al espejo y la verdad no estaba nada de mal, se veía muy bien. Sin pensarlo más salí, ganándome piropos de mis amigas como también chiflidos.

—Ese es, con ese debes ir — acotó Dahyun, tirándose a la cama y colocando ambas manos detrás de su cabeza.

—Opino exactamente igual. Jungkook le dará un patatús al verte así, aunque le gustaría verte sin él, estoy segura.

La miré escandalizada y sentí como mis mejillas tomaban color.

—¡Eungi! No digas esas cosas...

Las dos son soltaron carcajadas estruendosas y yo solo las ignoré para volver al baño. No podía con estas mujeres.

—No te hagas la inocente Han Iseul, sabes que no lo eres — gritó Dahyun. — nos iremos, por favor apenas llegues de tu cita de ensueño, nos avisas que tal todo. Usa condón amiga, por favor, no quiero ser tía aún.

Rodee los ojos y suspiré.

—¡Callense! No les diré nada, locas — respondí abriendo la mitad de la puerta para que escucharan bien y volví a cerrarla.

—Nos dirás de todos modos. Te amamos amiga...

Mis comisuras temblaron y no pude evitar reír también, estaban completamente locas. Escuché como la puerta se cerró y corroboré que se habían marchado.

Solo faltaba hora y media para mi cita, así que comencé a arreglarme.

Que nervios.

♡♡♡

Ya eran las nueve y me estaba echando el perfume para esperar al pelinegro.

Me saqué algunas fotos y algunas las subí a instagram para demostrar lo emocionada que estaba por esto. Si, definitivamente lo estaba.

Pero poco a poco la emoción comenzó a disminuir, al notar como el tiempo avanzaba y Jungkook aún no llegaba ni tampoco respondía los mensajes. Primero estaba preocupaba, pensaba que le había sucedido algo, pero estaba segura que no era nada de aquello.

Mis ojos se empañaron en lágrimas, pero no quise derramar ninguna. Ya eran las once de la noche y aún no había rastros de él.

Nada le costaba enviar un mensaje, alguna señal para no quedar como estúpida esperándolo por dos horas. Me sentía realmente mal y no quería decirle nada a las chicas por la vergüenza que sentía en este mismo instante.

Medianoche y decidí cambiarme para colocarme mi pijama, sacarme el maquillaje y todo lo relacionado a esto. Como es posible estar tan emocionada por algo y todo cambie tan drásticamente.

Le envié diez mensajes y aun no leía ninguno. Lancé mi celular con algo de rabia a mi cama y senté en ella, ofuscada. Estaba triste, con rabia, todas las cosas que sentía eran negativas y me sentía muy mal por tener todo aquello dentro de mí.

Escuché unos golpes estruendosos en la puerta, haciendo que diera un respingo por estar tan sumida en mis pensamientos.

Bajé lentamente y vi a través de la mirilla que Jungkook se encontraba fuera.

Con algo de pesar le abrí, pero no completamente, solo asomé mi cabeza.

—Bonita... yo, yo lo siento tanto...

Fue lo primero que dijo. Apreté mis labios para no soltar alguna barbaridad.

—¿Qué haces acá? — pregunté seca. Percibí como se sorprendió al escuchar el tono de mi voz — Ya es tarde Jungkook, ve a casa.

Iba a cerrar la puerta, pero él la detiene de manera rápida.

—No, por favor, deja que te explique, tuve un problema y yo...

—Jungkook — lo corté — no me hubiera molestado si me hubieras avisado del problema que tuviste, pero tenerme esperando casi tres horas es demasiado. Me siento humillada, ¿sabes? Porque quise creer que no contestabas porque tu celular se descargó, pero ahora no para de sonar — indiqué apuntando a su bolsillo derecho, lo estaban llamando.

Agachó la mirada.

—Lo siento, lo siento mucho. Realmente lo siento, soy el idiota mas grande Iseul, tú no mereces nada de esto, tú no...

—No lo merezco — afirmé, levantando mi rostro — ¿puedes dejarme descansar? Ya es tarde.

Su rostro demostraba arrepentimiento, sus ojos brillaban y su labio inferior temblaba levemente. Asintió con pesar, alejándose lentamente.

—¿Me dejarías explicarte como fueron las cosas? me siento horrible por todo esto, por favor, deja que te explique — suplicó cuando estaba a punto a cerrar la puerta.

Guardé silencio un momento mirando al piso, evitando a toda costa hacer contacto visual con esos ojos que tienen poder sobre mí.

—Lo pensaré. Buenas noches.

Ni siquiera lo miré al cerrar la puerta, porque sabía que lo detendría y correría a sus brazos... y las cosas no podían ser así.

Todo se fue a la mierda en un abrir y cerrar de ojos.

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