𝑆𝑖𝑒𝑡𝑒.
—¿Qué le pasó? ¿Por que está toda golpeada?
—N-no lo sé, yo soy el vecino y junto a mi esposa escuchamos gritos, no dudamos en ir, pero nadie abría la puerta. Llamamos a la policía y al llegar ellos abrieron y la vimos tendida en el piso, ensangrentada...
—Esperé a la policía y le cuenta todo lo que me dijo a mí, necesitarán su declaración. Está inconsciente, la llevaremos a una sala para hacer que recobre la conciencia y desinfectar esas heridas.
Es lo que pude escuchar en medio de mi subconsciente. No quería escuchar ruidos, no quería nada.
Solo quería paz.
—Está bien, declararemos.
Y por fin, dejé de escuchar. Solo pitidos de diferentes máquinas, pero me sentía agotada. De pronto, no escuché más nada.
Tranquilidad.
Solo tranquilidad.
♡♡♡
—¡Ay, por fin abriste tus ojos! — escuché la voz de Eungi.
Comencé a pestañear de manera constante, acostumbrandome a lo blanco de la habitación. Mi cuerpo dolía como si un camión hubiera pasado por encima de mí y mi rostro lo sentía muy hinchado.
—Por fin despertaste, bella durmiente — Yoongi caminó hasta al lado de mi camilla — estuviste cinco años en coma.
Abrí los ojos anonadada.
¿Qué?
Vi como Dahyun golpeó a su hermano y me acarició el cabello. Esto es extraño, Dahyun nunca demostraba afecto.
—Estuviste todo un día inconsciente, Iseul — me explicó esta vez Dahyun, sentándose en una pequeña silla que había a mi lado — ¿Quién fue? ¿Quién te hizo esto? — preguntó de manera suave, no queriendo incomodar o hacerme sentir mal.
—F-fue... — aclaré mi garganta, la sentía muy seca. Eungi lo notó y me sirvió agua, le agredecí haciéndole un gesto — fue Kwan.
Las dos chicas estaban sorprendidas, pero Yoongi no lo estaba, sólo pasó su lengua por su mejilla de manera interna y negó con la cabeza.
—Ese gran hijo de puta — masculló furioso — nunca le creí esa apariencia del típico chico perfecto, ¿sabes? Nunca me cayó y ahora el idiota saca sus garras en contra de una mujer, que poco hombre.
Estaba molesto. Se cruzó de brazos y su semblante era serio, eso hizo que mis ojos se aguaran. Me sentía tan mal.
Él pareció darse cuenta de mi condición y ablandó su rostro, llegando hacia a mí y darme un abrazo en lo que se podía.
—Y-yo no pensaba que podía llegar a esto — balbuceé, aún aturdida por todo — descubrí que me engañaba, lo encaré y lo eché de la casa, ¿estuvo mal lo que hice? — pregunté mirándolos a los tres. ¿Yo tenía la culpa?
—No cariño — respondió Eungi tomando mi mano y dándole caricias — sólo él la tiene. Tú eres víctima de ese psicópata, no te debes martirizar por eso, por favor no lo hagas.
Hice un leve puchero antes de soltar las primeras lágrimas que descendían por mi mejilla. Me sentía tan pasada a llevar, tan frágil, que no podía evitarlo.
—Estamos contigo, linda — Yoongi me dio un sonoro beso en mi cabeza — sabes que puedes contar conmigo siempre, ¿verdad?
Le asentí mientras limpiaba mis lágrimas. Yoongi jamás era así, y me ponía aún mas sensible que fuera por mi situación.
Debo verme terrible.
—Siento interrumpir chicos, pero la policía necesita hacerles algunas preguntas a Iseul — el doctor llegó a mi lado de manera rápida, colocando frente a mi una luz, con su mano abrió cada ojo con cuidado — ¿Cómo te sientes?
—Como si me hubiera pisado un elefante — confesé, tocando mi frente y haciendo muecas de dolor.
—Es normal, te di antiflamatorios y también analgésicos. La golpiza que sufriste fue dura, por eso la policía te va a interrogar, ¿si? Los dejaré solos, para que puedan tener privacidad.
Yoongi, Dahyun y Eungi se despidieron de mí y me dijeron que estarían pendientes de mi estado. Les agradecí, de todo corazón.
Cuando todos salieron, incluyendo el doctor, entró la policía. Era una mujer, en mis adentros estaba mas aliviada por eso. Se sentó a mi lado y me dio una leve sonrisa.
—Hola Iseul, ¿como te encuentras?
—Bueno, bien no me veo, pero podré mejorar — me encogí de hombros, jugando con mis dedos. Siempre hacia eso cuando me encontraba en una situación incómoda o nerviosa. Pude notar que mis manos también tenían magulladuras.
Te intentaste defender.
—¿Quién fue el culpable, Iseul?
—Mi ex novio — declaré, levantando la mirada — Choi Kwan, él lo hizo — mi voz tembló levemente y mi cuerpo se estremeció cuando mi mente comenzó a pasar pequeños flashback. Negué repetidamente mi cabeza, para poder ahuyentar esos pensamientos.
—Tranquila — me tendió la mano —sé lo que es esto, lo sufrí también. Pero, ¿por qué sucedió todo?
—Me fue infiel y le terminé. — comencé mi relato, aun con mi voz temblorosa — no quería que estuviera en el mismo lugar que yo, así que lo eché de casa, la casa que la señora Lee me confió a mí, no quería que alguien como él, que me estaba pasando a llevar siguiera conviviendo conmigo. Al despertar, él no se encontraba, y yo, bueno, se suponía que debía ir a trabajar, pero no fui. Me devolví a medio camino. Cuando volví a casa, lo hice en un taxi. El conductor es un amigo mío — mentí, mordiendo mi labio, ¿Qué era Jungkook? Un conocido, solo eso. — Kwan estaba fuera de casa, y malinterpretó todo. Yo no iba a dejar que ingresara, claro que no — di un suspiro, y me quedé mirando un punto fijo en la habitación — pero entró a la fuerza, estaba descontrolado, estaba fuera de sí, como si hubiera consumido algún tipo de droga y también alcohol. No le gustó que lo rechazara y ahí comenzó... comenzó a golpearme —mi voz salió rasposa al final, decirlo es muy complicado. Apreté mis labios para ahogar el llanto, el sentimiento que tenía dentro estaba desgarrando todo en mi ser.
—Lo siento tanto, Iseul —su tono de voz era compasivo. Sentía lástima por verme en este aspecto — tú no eres culpable de nada, ¿me oyes? Estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para capturarlo y hacer que...
Me quedé sumida en la perplejidad, no queriendo haber escuchado lo que la policía dijo.
Estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo.
—¿S-se... él escapó? — murmuré sintiendo como el miedo invadía todo mi sistema. Comenzaba a faltarme el aire nuevamente.
No, por favor no.
—Tranquila, respira Iseul — la policía se acercó rápidamente a mi lado y me tomó las manos — respira, como lo estoy haciendo yo, vamos, uno, dos, inhala y exhala — decía mientras ella también ponía en práctica para que lo pudiera imitar. Lo estaba intentando — muy bien, eres increíble. Te felicito, lograste controlar una crisis de pánico.
Esa felicitación no me hacía gracia. No quería ser felicitada por no morirme. Estoy hasta la mierda de esta situación.
—Esto seguirá hasta que no encuentren a Kwan — expresé con un deje de molestia. ¿Cómo pudo haber escapado? Se supone que la policía llegó cuando yo aún estaba inconsciente.
—Hemos desplegado varias unidades policiales recorriendo todo el sector, y tú estarás protegida, nada malo puede sucederte, ¿bien? — le intentó calmar.
Pero calma es lo que menos tenía.
—Espero que así sea.
♡♡♡
—Hemos llegado, pequeña.
Yoongi me ayudó a salir del vehículo, y cuidaba cada paso que daba.
—Tranquilo, que no soy una anciana eh — bromee. El me sonrió, creo que bromear ya no estaba en mi diccionario y al ver que volví a hacerlo, sé que lo hizo feliz.
—Me gusta esta Iseul, ella es la que se ganó mi amistad, ella es la que luchó para que yo la tomara en cuenta.
Lo golpee en el brazo derecho e hizo una mueca de dolor.
—Además eres salvaje, te pasas Iseul, de verdad te pasas.
Medio sonreí. Yoongi si lograba que mi ánimo aumentara, la amistad que tengo con él es única y sé que siempre estará para mí y yo para él. La mayoría de las personas decían tener muchos amigos, pero cuando estás mal, estás en picada, la vida se te derrumba, ¿cuántas de esas amistades estaban para ti? En esos momentos es cuando dices; "los amigos se cuentan con los dedos de una mano". Y dios, es tan cierto.
—Creo que no te he agradecido lo suficiente Min — le dije haciendo que detuviera su andar — de verdad que estoy agradecida por haber tirado tu café, hacer que te enojaras y me dijeras; "fíjate por donde caminas, descerebrada" — terminé de decir imitando su voz.
—Por dios, que recuerdos — se secó una falsa lágrima, y tocó su pecho — y yo estoy agradecido de decirte aquello y que tú me golpearas. Eso forjó nuestra gran amistad.
Solté una reverenda carcajada. Si, en definitiva mi ánimo aumentó muchísimo.
—Ay, que haría sin ti, Min Yoongi — negué repetidamente con mi cabeza sin quitar mi sonrisa del rostro.
—¿La verdad? Nada, cariño — afirmó, para luego guiñar un ojo.
Es un ser de luz, definitivamente. Podía ser el el mas gruñón, su humor cambiaba mas rápido que Usain Bolt, pero sin duda era un gran chico.
Seguimos caminando hasta la entrada y sentimos como un auto se estacionó. Ambos volteamos, pero ya sentía que mi corazón palpitaba más rápido, y creo que Yoongi lo notó porque no podía dejar de apretar su brazo.
Estaba paralizada por el miedo.
Relajé mi postura al notar que era un taxi y me relajé aún más cuando Jungkook salió de él.
—¿Lo conoces? — me preguntó bajando el tono de su voz para que solamente yo pudiera oírlo.
—Sí, es... un amigo. — respondí torpemente de igual manera. Ambos nos quedamos embelesados por como Jungkook estaba caminando hacia nuestra dirección. Parecía un maldito modelo sin siquiera hacer un esfuerzo.
—Creo que estoy dudando de mi heterosexualidad — escuché decir a mi lado. Reí por lo bajo, si estuviera en su posición, pensaría igual.
—Iseul... — fue lo primero que dijo cuando llegó a nuestro lado — yo... vaya, y-yo, lo siento...
Lo miré con algo de desconcierto al oír aquello.
—¿Por qué te disculpas?
—Por... porque si hubiera esperado un poco, solo un poco cuando te vine a dejar, nada de esto hubiera ocurrido — terminó de decir, para agachar la mirada. Miré a Yoongi, que aún estaba parado con cara de estúpido.
—Yoongi, mhm, ¿nos podrías dejar a solas? Por favor. — pedí dándole una mirada para que despavilara. Sacudió su cabeza y al parecer salió de su trance.
—Oh si, seguro. ¿Estarás bien verdad? De cualquier modo dejé mi número guardado en llamadas de emergencias, así no debes desbloquear el celular — viré mis ojos — cualquier cosa no dudes en llamarme, estaré aquí en un santiamén...
—Está bien, Min. Y sí, estaré bien, cualquier cosa te llamo, lo tengo claro.
—Soy Min Yoongi, mejor amigo de Iseul — estiró su mano, y Jungkook no dudó en tomarla.
—Jeon Jungkook. Soy... amigo de Iseul.
Al parecer nos comunicabamos por telepatía, dijo exactamente lo mismo.
—Un gusto. Bueno, me iré. Pequeña, cualquier...
—Cosa te llamo de inmediato — lo corté — Está bien, te quiero. Muchas gracias por traerme.
—No es nada. Adiós — me dio un beso en mi cabeza, como siempre lo hacía — adiós Jungkook, nos vemos en otra oportunidad.
Jeon hizo un asentimiento de cabeza. Cuando Yoongi ingresó a su auto, me despedí moviendo mi mano, gesto que él devolvió y también haciendo sonar su bocina.
Sonreí de costado, para volver a mirar al chico frente a mí.
—¿Quieres pasar? — invité, sacando mis llaves del bolso donde traía mi ropa. Estuve dos días en el hospital, detestaba ese lugar y ahora, mucho más.
—No lo sé... — respondió, mientras rascaba su cabello.
—Anda, vamos. Y me preparas un té — propuse al abrir la puerta. Lo miré esperando alguna respuesta. Soltó un suspiro, para asentir. Se quitó los zapatos, al igual que yo y le presté unas pantuflas de osito.
—Lindas pantuflas.
—Lo sé, las escogí yo — sonreí. Iba a caminar hasta la cocina, cuando el reflejo de mi costado me hace detener. El espejo daba alusión a una Han Iseul con su rostro lleno de moretones, su labio roto y el ojo izquierdo hinchado. Me veía fatal. Jungkook se posicionó detrás, también mirando el espejo. Y con algo de duda, posó sus brazos sobre mi cuerpo, un simple gesto que hace reconfortar, un gesto que significa todo y a la vez nada, un gran abrazo. Sus brazos eran fuertes, se notaban las venas en él y todos sus tatuajes.
—Le hubiera dado su merecido si hubiera esperado un poco más... — su voz me hizo cosquillas en mi oreja, y también, hizo que mi pobre sistema nervioso estuviera alerta — no te merecías esto. No merecías estas marcas en tu bello rostro...
Me giré y lo miré directamente a sus ojos. Sus ojos que miraban con una intensidad tan profunda como el océano. Y sin titubear, tomé su mejilla, para darle una suave caricia. Estaba al tanto de nuestra proximidad, pero con él me sentía tan malditamente cómoda.
Me percaté que mi tacto lo hizo estremecer. Me tomó con delicadeza por la cintura. Estábamos a solo milímetros, podía sentir sus labios rozar los míos y demonios, quería que lo hiciera. Jungkook tenía el poder de hacer olvidar cualquier cosa y estaba muy agradecida por eso.
Cerré los ojos, esperando sentir sus labios, pero no los sentí sobre ellos, sino en la comisura de mis labios, con una lentitud abrumadora, tanto que sentía que mi pobre corazón iba a explotar por tales emociones. Se alejó lentamente, y por ningún segundo bajó la intensidad de su mirada.
—Te prepararé el té, bonita.
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