Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝑆𝑒𝑖𝑠.

—¿A tú casa?

Juro que le lanzaría el café al oír la misma pregunta por tercera vez.

Rodeé los ojos.

—Si Jungkook, ¿puedes llevarme o llamo a otro taxi?

—No, claro que no — respondió rápidamente — vamos bonita, te llevo a casa.

Asentí y me puse de pie. Sacudí un poco mi pantalón y caminé hasta la salida con Jungkook pisandome los talones, voltee a verlo y me dedicó una sonrisa, que obviamente se la devolví.

Me iba a subir detrás, pero una mano me impidió hacerlo.

—Sube adelante, sé mi copiloto. — me pidió dándome esa acogedora mirada.

Tampoco me iba a negar, abrí la puerta del copiloto e ingresé al vehículo, colocando el cinturón de seguridad. Él también hizo lo mismo.

—Entonces, ¿a tú casa?

Lo miré mal.

—Si, por favor ya no preguntes más — le pedí juntando mis manos. Soltó una carcajada armoniosa. Su risa es bonita.

—Está bien, está bien. Entonces vamos.

El viaje fue muy ameno, con Jungkook podía ser yo misma y sabía que no me iba a juzgar. Es algo sumamente extraño. Yo no soy de confiar en la gente o debo pasar mucho tiempo con ellos para poder expresarme como a mi me gusta.

Con Jeon todo es natural, espontáneo, instintivo que puedo estar riéndome como foca con retraso y después hablar seriamente sobre el calentamiento global.

—No me dijiste cuántos años tenías, bonita.

—¿Sabías que a las mujeres no se le pregunta su edad? — pregunté divertida. — nah pero tengo veinticuatro, recién cumplidos.

—Wow, yo también tengo veinticuatro — Me respondió dándome esa cálida sonrisa. Enserio que yo no debería tener estos pensamientos en mi mente, debería estar sufriendo en la ruptura con Kwan, no en estar pensando besar esos labios.

—E-eso es bueno — tartamudee torpemente, quitando la vista de su rostro y volviendo a mirar al frente.

De pronto el auto se detuvo en un semáforo en rojo.

—Iseul, si quieres besarme, solo debes hacerlo.

Me quedé estática. Mis manos comenzaron a sudar y el sentimiento de nerviosismo se apoderó de todo mi sistema.

—¿Qué?

—Lo que escuchaste, bonita. Si quieres besarme, hazlo. Porque yo muero por besarte aquí mismo.

Su mirada era de deseo, deseo puro. Era como si pudiera ver dentro de mí, pero a pesar lo intensa que era, le sostuve la mirada. No debería estar nerviosa, no estaba haciendo nada malo.

Estábamos a punto de llegar a mi casa y la ansiedad cada segundo se incrementaba. No volví a mirarlo por el resto del camino y solo me dediqué a jugar con mis dedos, también enviarle un mensaje del porque de mi falta a mi jefe y mirar por la ventana.

—Llegamos — su voz irrumpió mi pensamientos. Solo ahí lo observé mientras me sacaba el cinturón. — Lo siento, no debí decir lo que dije, me disculpo. No quería ponerte en un aprieto. Sé que estás sufriendo por la ruptura, fue algo sumamente desubicado de mi parte y...

Lo callé. No quería que siguiera disculpándose. Tomé su rostro y lo besé, con anhelo, con pasión, con deseo. Nuestras bocas se movían a un ritmo exquisito y sus labios eran suaves, muy suaves tal como lo había imaginado. Sentí el roce de su lengua, la cual acepté con mucho gusto, nuestras lenguas habían iniciado una lucha entre ellas, de la cual ninguna quería dar el brazo a torcer. Comencé a sentir las manos de Jungkook tocando mi pierna, pero no subió de ahí. Me separé un poco para tomar un poco de aire, pero él de forma rápida volvió a unir nuestros labios, de manera incesante, de manera salvaje. Sus labios eran la gloria, sin mentir, sabían estúpidamente bien, maldición.

—Eh, Iseul...

Escuché chasquidos a mi lado. Estaba totalmente desorientada.

—¿Qué pasó? — pregunté confundida.

¿Qué mierda acaba de pasar?

—Te dormiste camino hacia acá, creo que pasaste una pésima noche, bonita -— me respondió dándome una linda sonrisa.

El color rápidamente subió a mis mejillas. Que vergüenza, soñé que besaba a Jungkook, mas patética no podía ser.

Ni siquiera podía mirarlo a la cara. No fue tanto lo que dormí, ¿cómo es posible que en tan poco tiempo mi mente recreara una escena tan peculiar como besar salvajemente a la persona que no me quitaba la vista de encima? Esto no tuvo que suceder, claro que no.

—Discúlpame — murmuré aún con el rubor en mis mejillas. Definitivamente no podía hacer contacto visual.

—¿Por qué te disculpas? —su mirada era confundida, mientras levantaba una ceja.

Por qué soñé que nos besabámos sin pudor alguno, de la manera más candente posible.

—Por dormirme y dejarte solo en el viaje — terminé por decir mientras me quitaba el cinturón y acomodaba mi pelo.

—No es nada —hizo un ademán con sus manos, restandole importancia — creo que te esperan en tu casa — apuntó con su barbilla hacia al frente, voltee a ver y ahí estaba sentado en las escaleras que daban a mi hogar, Kwan.

Resoplé con desgano. No quería verlo.

—Muchas gracias, Jungkook — ahora si hice contacto visual, pero aún reinaba la vergüenza dentro de mí. — no quiero quitarte más tiempo, ya has hecho mucho por esta persona — expresé apúntandome.

—No es nada, sabes que para mí es un placer ayudarte — manifestó agarrando el volante y haciendo un guiño. Ya era característico de él.

No me digas esas cosas cuando soñé que te besaba, por favor.

—Está bien. Gracias — salí del auto y me despedí con la mano. — ¡Espera! — le dije antes que partiera. Le eché un vistazo a mi bolso y saqué dinero, para extenderlo a través de la ventana. — ten, ya has hecho mucho. Deja pagarte esta carrera por lo menos.

—Te dije que no era necesario, bonita — respondió negando aceptar el dinero.

—Por favor, tómalo — le pedí con la mirada suplicante. Sentía como si me estuviera aprovechando de él.

Con resignación tomó el dinero, para luego asentir. Después hizo algo que me dejó sin respiración; besó mi mano. El suave toque de sus labios solo hizo que todo se encendiera dentro de mí y sonaran como miles de sirenas diciendo que eso era peligroso, muy peligroso.

—Nos vemos, bonita — me sonrió para partir. Respiré hasta diez para calmarme y calmar mi alocado corazón. Esto sin duda era nuevo, nunca había sentido tantas emociones en tan poco tiempo. Me sentía una quinceañera con las hormonas alborotadas por ver a un chico muy guapo. Que estupidez e impropio de mí.

Ya estando mas tranquila, caminé hasta la entrada de mi casa. Quería ignorar a Kwan, pero era imposible, cuando estaba en medio de la puerta.

—¿Quién demonios era ese tipo? — rugió como todo un primate. Tendría que aguantarlo.

—¿Qué haces aquí? Creo que fui lo bastante clara. No quiero verte más. — respondí sin mirarlo, mientras buscaba las llaves y al encontrarlas, abrí la puerta. Iba a cerrarla, pero Kwan como una bestia irrumpió, entrando igual.

Cerró la puerta de un portazo, mientras me veía de forma amenazadora. Pero no me ablandé, no dejé que me intimidara.

—¿Quien carajos era ese tipo? — volvió a preguntar mientras se acercaba a mí. Sin darme cuenta comencé a retroceder. Al tenerlo cerca, pude oler como desprendía el olor a alcohol. Hice una mueca de asco.

—No debería importarte Kwan. Que te valga lo que yo haga con mi vida.

Su mirada era de locura, sus ojos desorbitados, como si otra persona se hubiera apoderado de su cuerpo. Soltó una risa nasal, sarcástica y levantó su puño para pegarle a la pared, justo al lado de mi cara.

Aguanté la respiración mientras cerraba los ojos, con el miedo ya instalado en mí.

—¿Quién mierda te crees? — me preguntó a centímetros de mi rostro, no quería abrir los ojos — mírame cuando te hablo — tomó mi barbilla con fuerza, solté un gemido de dolor. Quité su mano de forma inmediata, pegandole un manotazo. El sonrió, su sonrisa torcida que daba escalofríos — me terminaste para ir corriendo a los brazos de otro. Eres una maldita puta, Iseul. No puedo creer que estuve tantos años con alguien...

No dejé que terminara la oración.

Le pegué una bofetada tan fuerte que el sonido resonó por toda la sala. Mis ojos estaban llenos de lágrimas.

—¿Quién mierda te crees tú para irrumpir en mi casa y tratarme como se te de la gana? — escupí cada palabra con enojo, con rabia. — tú fuiste el idiota que me engañó, ya está, se acabó. Puedes revolcarte con cuanta mujer quieras, ya no me importa. Yo ahora puedo hacer lo mismo.

Las palabras que salieron de mi boca no le gustó en absoluto y me tomó por el pelo para lanzarme al suelo con fuerza. El dolor en mi cuero cabelludo era punzante, como también el de mi cuerpo. Al caer me golpee con la mesa de centro.

—¡Maldita puta! Eso querías, no eres más que una zorra.

Volvió a tomarme por el pelo, para levantarme y pegarme una bofetada, sintiendo como el sabor metálico estaba presente en mi boca. Me había roto el labio.

—¡Déjame! — comencé a lanzarle golpes, pero era inútil. Tenía mas fuerza que yo, estaba fuera de sí — Kwan, suéltame — le pedí, llorando. Estaba totalmente asustada.

—¿Quién es él? — volvió a preguntar. Mi cuerpo temblaba. Podía hacer cualquier acto de locura y yo no sabría como defenderme. Estaba en total desventaja — Te lo preguntaré una última vez, Iseul... ¡¿Quién carajos es él?!

Me sobresalté con su grito, dando un brinco.

—Es el conductor del taxi, claramente viste que era un taxi — susurré, mirando el piso.

—¿Por qué besó tu mano? No un simple chófer, ¿es tu nuevo novio? — preguntó con un deje de diversión en su voz — las tonterías que pregunto, ¿quién va a querer estar con una aburrida como tú?

Con cada palabra sentía que me hacía mas pequeña. Eran cono dagas que llegaban directo al corazón.

—Kwan, por favor. Déjame en paz — mi voz salía temblorosa — ya está, soy aburrida, por eso buscaste a otra. Vete con ella...

—¡No! Mierda, Iseul — se agarró el pelo con fuerza — mira las locuras que me haces cometer, amor. — nuevamente comenzó a acercarse a mí y yo a retroceder, con el miedo latente.

—Kwan, vete. Si te vas ahora no le diré nada de esto a la policía, vete por favor. Haz tu vida y deja hacer la mía — le rogué, aun con lágrimas corriendo por mi mejillas.

El comenzó a negar mientras se reía. Estaba fuera de sí, es como si hubiera consumido otra cosa que lo hizo convertirse en una bestia. Lo más seguro es que había consumido algún tipo de estupefaciente.

—No lo entiendes — se colocó de cuclillas, juntando sus manos — eres mía Iseul...

—¡Basta! ¡Déjame en paz! Dijiste que era una aburrida, pues bien, lo soy. Sé feliz con Jiyeon o con quien quieras. Pero a mi déjame tranquila. — lo que dije claramente no le hizo gracia y quizás fue un pase gratuito a mi perdición. Comencé a ver hacia la salida y al ver que aún estaba agachado, corrí hacia ella.

Estaba a punto de abrir la puerta, cuando la vuelven a cerrar con fuerza. Ya estaba detrás de mí, y yo estaba paralizada. Me volvió a tomar del pelo y me arrastró hasta el sofá.

—¡Ayuda! — grité con todas mis fuerzas — ¡Por favor, ayuda!

Un solo golpe me hizo callar. Ya no era una bofetada, ahora era un puño, que había impactado en mi pómulo derecho, quedando aturdida.

—¡Cállate! — gritó dándome otro golpe, seguido de otro.

—¡A-ayuda! — grité nuevamente. Teniendo fe que alguien vendría. Sintiendo como mi cara ardía, ya debía estar hinchada.

A lo lejos escucho golpes en mi puerta, Kwan se aleja de forma rápida y de pronto, parece volver en sí.

—Iseul, querida, ¿estás bien? Abre la puerta — escuchaba al señor Min-Ho a través de la puerta, golpeando de manera incesante. — llamaré a la policía... ¡Querida llama a la policía!

Es lo último que alcancé a escuchar, también viendo como Kwan lucía desesperado tomándose el pelo mientras lloraba. No pude aguantar más y caí inconsciente.

Sintiendo como el dolor de mi cuerpo no se comparaba al dolor que sentía mi corazón.

:( me colocó triste escribir esto, pero es necesario para la trama 💔.

Kwan maldito poco hombre 😞.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro