𝐷𝑖𝑒𝑧.
—No es gracioso, Jungkook.
—Si, si lo es — vi como se incorporó de mi cama, para sentarse — es gracioso cuando te enojas. Arrugas la frente, la nariz y frunces los labios, tan linda — me molestó.
Su hobby era molestarme al parecer, lo disfrutaba bastante.
—Yo siendo tan buena contigo y no recibo el mismo trato. Me dueles, Jungkook — me hice la ofendida, dándole la espalda.
—Perdóname, no volveré a decir que Vincenzo es mucho mejor que Goblin — bromeó levantando sus manos — aunque lo es — murmuró bajo, pero no tanto para no escucharlo. Tomé una almohada y se la lancé, cayendole en el rostro — auch, este tipo de agresividad, tú no eras así.
—Tú me transformas al decir esas cosas — refunfuñé. Me senté en la cama en modo indio, cruzando los brazos. Jungkook me miró con una ceja alzada y con una cara terriblemente divertida.
—Ya se enojó otra vez, eres muy enojona Han Iseul — me reprendió negando con su cabeza de manera exagerada — ¿Qué sigue? ¿Enojarse porque no me gusta una película de Disney?
—¡¿No te gusta alguna película de Disney?! — inquirí sorprendida —esto si es inaceptable...
—Ey, yo no dije nada, aquí soy inocente — respondió saliendo de la habitación, para volver al minuto con dos botellas de agua — toma, a lo mejor así baja un poco tu modo Hulk.
Lo miré mal, porque obviamente entendí su referencia. Le quité el agua de las manos y bebí, sintiendo la intensa mirada de Jungkook en mí. No demostré nerviosismo, pero por dentro sentía mi inestable sistema nervioso teniendo fallas a causa de él, el maldito efecto que tenía en mí. Tragué mal el último sorbo y como consecuencia; una tos convulsiva.
No podía parar de toser, podía sentir lo roja que estaba por el esfuerzo que estaba haciendo de no morir.
Jungkook de manera inmediata llegó a mi lado para golpear mi espalda suavemente. Y como por arte de magia, dejé de hacerlo, solo para enfocarme en él. No podía seguir de esta manera, no podía quedar con cara de boba cada vez que lo mirara.
—¿Mejor? Yo creo que deberías levantar los brazos — tomó mis brazos y los elevó. Enseguida los bajé y lo golpee nuevamente.
—Ya dejé de toser, gracias por los golpes, casi quedo sin espalda.
—No es nada, siempre para ayudarte, guapa — guiñó su ojo y ambos reímos — ¿Qué tal si cenamos? Ya es tarde, podríamos cocinar algo — propuso entusiasmado. Carraspee levemente, para terminar aceptando.
Hoy es mi día libre, esperaba estar triste y solitaria en mi hogar, pero la inesperada visita de Jeon obviamente me sorprendió. No esperaba para nada verlo aquí con una rosa en sus manos que le había robado a la vecina Choi.
Respecto a lo que he ido sintiendo por él, es totalmente secreto. Sigo actuando como si nada ocurriera, aunque a veces falle gracias a que Jungkook es demasiado expresivo —recalco el demasiado— y siempre lograba colocarme en un estado de nerviosismo total, haciendo que mis piernas temblaran y tuviera el efecto bambi.
¿Pero cómo no me iba a colocar nerviosa con él, en la misma habitación? No podía, solo podía pensar en el beso de ayer y ahora quería lanzarme nuevamente a sus labios.
¿Qué si estoy jodida? Efectivamente. Y lo peor es que yo no sé que clase de sentimientos tendrá él hacía mí.
Ahora aquí, riendo junto a él mientras cocinamos, solo hace que los sentimientos vayan incrementando, ya no podía evitarlo y negarme a sentir esto. Lo vi picar verduras como todo un profesional y se notaba que le gustaba cocinar, otra cosa más en común.
¿Se viene la boda?
Negué riendo de mi propia pregunta, mientras salteaba los mariscos en un gran sartén y también agregándole los vegetales que Jungkook había lavado y picado previamente. Estaría mintiendo peor que Pinocho si dijera que no disfrutaba estos momentos, porque lo hacía con demasía. Cosas tan básicas como salir al parque, cenar en casa, ver películas y tomar el té se convirtieron en mi panorama favorito, y todo gracias a la persona que tenía frente a mí.
Cenamos entre anécdotas, risas y también quise jugar a las siete preguntas, cosa que el aceptó.
—¿Color favorito? — pregunté mientras tomaba las verduras con los palillos para llevarlos a mi boca y degustarlos — esto está buenísimo, deberíamos inscribirnos en Master Chef, seríamos un grandioso equipo.
—Creo exactamente lo mismo, le ganaríamos a todos esos ineptos — respondió con la boca llena — y respondiendo a la pregunta, el negro. Que preferirías, ¿viajar al pasado o ver el futuro?
Tomé mi barbilla y reflexioné sobre eso.
—Supongo que viajar al pasado y no cometer los mismos errores. Pero sé que eso provocaría otras cosas. Un mínimo cambio en el pasado altera enormente el futuro, ¿sabías eso?
—Teoría del caos, lo tengo muy claro — regodeó como si ningún tema se le escapara — si hubieras cambiado algo, no me hubieras conocido, eso ya sería tormentoso. — dramatizó.
—Uy, si, bastante diría — bromeé. Pero no estaba tan segura de eso. ¿Qué si estaba agradecida por cruzarme con él? Efectivamente. — ¿Te has enamorado alguna vez?
El guardó silencio y yo comencé a inquietarme. Revolvía la comida con sus palillos y bebió un poco de agua.
—Si, como cualquier persona, ¿no? Nos hemos enamorado alguna vez. — respondió al cabo de unos minutos — me enamoré como no tienes idea, pero comprendí que era muy joven y que no estaba pensando con claridad las cosas. Nunca me confesé hacia esa persona y aunque ya no tenga el sentimiento de amor, está el cariño, pues era una amiga... mi mejor amiga.
Ahora fue mi turno de guardar silencio y las dudas comenzaban a aparecer en mi insegura cabeza.
¿Realmente se le habrá ido el amor?
Tenía muchas preguntas ahora, pero no era el momento ni el lugar de hacerlas y menos quería entrometerme en su vida, se notaba que estaba incómodo hablando del tema.
—Entiendo. Dicen que el primer amor nunca se olvida... — declaré con un tono de amargura. No quería sentirme de esta manera, con una molestia en mi estómago.
—Le tengo cariño. Si bien pude llegar a sentir amor, que es lo que creo que sentí, ahora es un recuerdo lindo. Tenía dieciséis años, ¿podría considerarse que estuve realmente enamorado? — preguntó mirándome fijamente y yo me encogí de hombros — ¿Tú estabas realmente enamorada de Kwan?
Apreté mis labios con fuerza y me tensé en mi lugar.
—Al comienzo si —admití, tomando agua, ya que de pronto mi garganta se tornó algo seca — ahora puedo entenderlo con mas claridad. Era costumbre lo que sentía al pasar los años, pues nunca había estado con otra persona ni tampoco viví otras experiencias. En mi vida reinaba la monotonía, ahí junto a Kwan era mi zona de confort. Pero a veces la vida tiene planeada otras cosas para ti... cosas completamente diferentes y que se alejan mucho a lo que uno está familiarizado, pero que no son tan malas después de todo.
Terminé de decir sin dejar de mirarlo a los ojos. Él tampoco dio el brazo a torser y fijó su mirada aún mas penetrante. No me intimidaría, no lo hará. Se mordió el labio y comenzó a jugar con su perforación. Tragué seco, y sí, como ya es costumbre, mi órgano vital estaba bombeando sangre con un poco más de rapidez.
Corazoncito, por favor cálmate.
La tensión que había en este instante era demasiada, me gustaba este juego de miradas, pero de un momento a otro nuestros labios estaban en contacto como si nada mas existiera, no pudiendo resistir más. Fue como un imán, donde ninguno pudo reaccionar. Jungkook me atrajo hacia él y profundizó el beso tomándome la nuca, lo cual imité.
Su lengua rozó mi labio inferior, y de pronto, ya la tenía en mi cavidad bucal, iniciando una lucha entre ellas. Comencé a sentir un cosquilleo en mi parte baja y también como mis bragas comenzaron a mojarse con tan solo un beso.
Maldita sea.
Entre besos candentes y tropiezos, llegamos a mi habitación. Y donde sin vergüenza alguna, saqué su hoodie junto a su camiseta, dejando a la vista su definida musculatura. No pude evitar morderme el labio ante la magnífica vista que tenía frente a mí. Él me dedicó una sonrisa ladina y se acercó nuevamente a mis labios, donde también levantó mi suéter sin esfuerzo.
—Eres jodidamente preciosa, Iseul — su mirada me contemplaba como si yo fuera la persona mas bella de este mundo y no pude evitar sonrojarme.
La excitación me tenía completamente cegada y sabía que lo que estaba haciendo estaba mal. Pero no me importaba, quería disfrutar este momento sin inseguridades, sin miedos.
Solo era Jungkook y yo en este momento, nada más.
Con mis manos, quité la hebilla de su pantalón y él hizo lo mismo. Nos encontrábamos solamente con la ropa interior y sin tapujo lo lancé a la cama, subiendo arriba de su cuerpo. Comencé a besarle sus labios y lentamente fui descendiendo, proporcionándole un camino de besos hasta llegar a su estómago. Esto es la gloria.
Soltó un leve gemido y no pude evitar sentir satisfacción al oír aquello. No era la única afectada y lo estaba disfrutando.
Con mis dientes comencé a jugar con el elástico de sus bóxer.
¿Qué diablos me pasaba? Era como si otra Iseul estuviera en mi interior y salía a flote una atrevida, sensual y seductora. Me sentía completamente segura de mi misma.
Te puedes arrepentir por esto.
Lo estaba disfrutando, ambos lo estábamos. ¿Tan malo es todo esto?
Volví a subir arriba de él, moviendo mis caderas de arriba hacia abajo, creando fricción con nuestros cuerpos elevando aún más el placer.
—Estás jugando con fuego bonita —me advirtió deteniendo mi movimientos — No quiero que te arrepientas de esto, yo...
Lo callé para besarle, no quería que hablara. Me sentía demasiado bien al experimentar todo esto y hablar solo hacia que mas ganas tuviera.
Me sentía como si todo mi interior ardiera a causa del placer. Aún tenía mi ropa interior, pero Jungkook no me estaba haciendo fácil al besar mis senos alrededor y sintiendo como la llama se avivó aún más.
—Te... — iba a decir algo, pero al instante me callé.
—¿Qué quieres bonita? — sus labios estaban en mi hombro, para bajar lentamente, de la manera mas tortuosa posible, hasta mis pechos y luego hasta mi estómago. Sentía su respiración, el calor que emanaban sus labios en mi monte de venus y eso no ayudó... empeoró.
—Dios, te necesito Jungkook. Te necesito ahora, dentro de mí — pedí con súplica, sintiendo todo arder en mi interior. Sentía que estaba un quinientos por ciento con mi efervescencia y no pretendía bajar.
—Tus deseos son ordenes, preciosa.
Por fin iba a ver su anatomía completamente, lo iba a hacer, mordí mi labio esperando ese momento y fue opacado gracias al sonido de celular de Jungkook. Me mordí el labio con fuerza y bufé. Su celular estaba encima de la cama y pude ver nuevamente el nombre de Areum en él.
—No contestes, por favor. — le pedí tomándole el brazo al escuchar el ringtone por segunda vez.
—Puede ser algo importante...
Lo solté lentamente y el tomó su móvil, contestando la llamada.
—Hola, ¿qué pasa? — respondió de manera fría — estoy ocupado en este momento, no puedo ayudarte. Puedes pedirle ayuda a Taehyung, él irá a cenar hoy. — se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación... solo en bóxer. Que vista — Areum, por favor, yo... ¿Me puedes dejar hablar por un maldito segundo? — respondió totalmente cabreado — Okey, okey. Estaré ahí. Adiós.
Cortó y no pude evitar sentir algo de decepción.
—Bonita, yo...
—Está bien, debe ser importante. Ve — le dije con una fingida sonrisa — además, esto... esto fue un desliz. Ambos nos emocionamos demás — intenté justificar lo humillada que me sentía aún en ropa interior. No esperé más y me coloqué una camiseta extra grande que cubría hasta mis muslos.
Jungkook tensó su mandíbula y no dijo nada, solo se limitó a vestirse en un silencio sepulcral.
—No quise incomodarte, ni tampoco hacerte sentir mal... — escuché su voz a mis espaldas, pero no quise girar — no somos unos niños, sabemos lo que queremos y lo que no. Y yo lo que más quería era estar contigo en esa cama haciendo que disfrutes como no tienes una maldita idea...
—Tranquilo. Si te llama tu hermana, por algo será — me encogí de hombros y traté de sonreír al girar — yo... uhm... yo lo siento, me dejé llevar demasiado y no pensé con claridad.
—¿Te arrepientes? — formuló la pregunta en un susurro y noté como sus ojos brillaron aun más.
¿Me arrepentía?
—No — respondí con seguridad — no lo hago. Pero quizás el llamado fue un mensaje indicando que esto no tuvo que ocurrir.
El se acercó hasta quedar frente a mí y se agachó, para que pudiera verlo.
—Ambos queríamos esto. Si esto hubiera ocurrido, yo hubiera sido el hombre mas afortunado — mi corazón comenzó a latir con frenesí al escuchar aquello — porque tú me... — se calló, mirando el piso y tomó un gran respiro — ¿Qué persona no quisiera estar contigo y estar en mi lugar?
Fruncí el ceño. A mi no me importaban las demás personas.
—Está bien, Jungkook. Déjalo así, tranquilo. Todo está bien — le resté importancia y le di otra sonrisa, esta vez una más creíble. Se acercó nuevamente a mi rostro y besó mi mejilla.
—¿Me dejas venir a visitarte mañana? — preguntó con algo de temor a ser rechazado.
—Mhm... —lo pensé, no quería volver a estar a solas con Jeon. Todo es mucho mas complicado y hasta peligroso. Soy débil, con él lo soy. — mañana vendrán mis amigas y Yoongi. ¿Te quieres unir?
Me dio una sonrisa que se le iluminó todo el rostro y no pude evitar pensar en lo lindo que veía emocionado.
—Me parece perfecto. — asintió con efusividad y nuevamente besó mi mejilla — te veo mañana, hermosa.
Fue lo último que dijo para salir de mi habitación y escuchar como la puerta se cerraba, indicando que ya había salido.
Tapé mi rostro con mis manos y me lancé hacia atrás, rebotando en el colchón. Tenía dudas respecto a Areum. Me gustaría saber el porque se lleva tan mal con Jungkook, quiero saber la razón, pero sé que no conseguiré nada a través de él. Era algo en vano.
¿Tendría que usar mis dotes de FBI? No, claro que no. Eso sería caer muy bajo y tenía muy claro una cosa...
El que busca donde no debe, encuentra lo que no quiere.
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