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𝐷𝑖𝑒𝑐𝑖𝑜𝑐ℎ𝑜.

Ya esto no era un maldito sueño.

Esto era una maldita pesadilla.

Esto era jodidamente real y no sabía que hacer para estar tranquilo.

Mi apetito había decaído, tenía notorias ojeras debajo de mis ojos. Me había desmayado dos veces pero aún así no cesaba en la búsqueda de Iseul.

Cuatro días habían transcurrido desde que desapareció y aún no teníamos ninguna novedad, tal como se la hubiera tragado la tierra y eso no podía ser cierto.

—Jungkook, por favor, come... — por sexta vez escuchaba la voz de Areum pedirme lo mismo y solo... yo solo... no tenía mente para comer.

—Comeré después, no te preocupes por mí. — la interrumpí y me levanté del sofá para salir nuevamente a pegar folletos en otra ciudad.

Estaba por salir cuando me toman de la camisa, impidiendo el paso.

—Quédate por hoy, por favor... solo hoy. Descansa, no te has preocupado por ti, solo por... ella.

Levanté una ceja de manera inquisitiva. No me gustaba cuando adoptaba tal actitud, es como si fuera otra Areum completamente diferente a la de hace cinco minutos atrás.

—¿Cuál es tú problema? ¿En qué te afecta a ti que yo pase todo mi tiempo en buscar a Iseul? — demandé bastante enojado. — los policías están haciendo poco y nada. Piensan que ella quiso fugarse con su ex novio... fugarse con el tipo que intentó matarla — expresé con un sabor amargo en mi boca — haré todo lo que esté en mis manos por encontrarla y que nada malo vuelva a ocurrirle, ¿entiendes?

Su barbilla temblaba levemente, pero aún así su mirada se mantenía desafiante. No dejó en ningún momento de mirarme fijamente a los ojos.

—Eres un gran idiota. — escupió para ir de lleno a su habitación. Apreté mi boca para no soltar alguna barbaridad y salí rápidamente de ahí.

Había estado en las ciudades más concurridas y gracias a que no hemos parado de movilizarnos, logramos que un pequeño canal de televisión nos diera cobertura sobre el caso.

Los chicos estaban iguales o peores que yo. Su madre llegó al día siguiente que le notificaron sobre la desaparición junto al padre de Iseul. Ya sabía todo lo que había hecho ese idiota, no soltaba la mano de la señora Im-Jeong en ningún momento, como si ella fuera a arrancarse a algún lado.

Ya vería ese tema, ahora solo importaba Iseul.

Estábamos en Daegu pegando volantes cuando mi celular comienza a sonar de manera incesante. Era un número desconocido que no tardé en contestar.

—¿Si? — fue lo primero que dije al atender la llamada, pero había un silencio desde la otra línea — ¿diga? ¿quién habla?

—¿Quieres ver a Iseul con vida? — preguntó dejándome estático en mi lugar. Miré hacia todos lados notando como nadie me había puesto atención. Yoongi, Dahyun, Eungi, Taehyung, sus padres seguían hablando con gente a los alrededores.

—¿Dónde está? Por favor no le hagas daño, por favor...

—Ven al galpón que está en Ulsan, te mandaré la dirección y más te vale que vengas solo, ¿oíste?

Estaba en un estado de shock, no podía moverme ni gesticular palabra alguna.

—Déjame hablar con ella, por favor — pedí desesperado — deja asegurar que ella está bien...

No respondió y sentía que podría soportar esto más.

—Jungkook... — escuché un leve susurro — Jungkook, a-ayúdame por favor, no me dejes...

Mis ojos se llenaron de lágrimas de manera instantánea y un suspiro de alivio fue despojado desde lo mas profundo de mí.

Estaba viva.

—C-cariño, te sacaré de ahí... yo... yo iré por ti — susurré con la voz entrecortada por el solo hecho de escucharla y asegurarme que estaba bien. La esperanza que lentamente estaba disminuyendo con el correr de los días, volvió con más fuerza.

—Jungkook, por favor...

—Iré por ti, lo haré.

—Sé puntual, sino alguien más sufrirá las consecuencias — fue lo último que dijo y lo último que escuché fue un grito desgarrador por parte de Iseul.

—¡No! — grité, de manera automática, casi intuitiva — no le hagas daño, por favor... — susurré, pero ya nadie estaba en la línea.

Nadie podía oírme.

—¿Qué pasa, Jungkook?

Taehyung y Yoongi ya estaban a mi lado viéndome con preocupación. Mi corazón latía desbocado, sentía ganas de vomitar y lo hice, vomité en una zona donde afortunadamente solo había tierra.

—¿Estás bien?

—Debo irme — dije una vez me recompuse — y-yo no debo perder más tiempo...

El mensaje con la dirección exacta ya había sido mandada a mi celular.

—¿Dónde irás? ¿Qué sucede? — Taehyung me tomó por los hombros, no dejando que avanzara — mira tú estado, es bueno parar un poco, ¿sabes? Así estarás en óptimas condiciones para seguir en la búsqueda, no te sobre explotes de esa manera.

—Sé donde está Iseul...

—¿Qué? — preguntaron ambos abriendo demasiado sus ojos.

—Acabo de recibir una llamada. Me pidió que fuera solo a un lugar donde me citó — confesé.

Debía hacer las cosas bien.

—Debemos ir con la policía, esto es... — Yoongi balbuceaba otras cosas que eran casi inaudibles.

—No puedo, si voy con alguien Iseul será quien sufrirá. Cuando esté por llegar, les enviaré la dirección. Vayan con la policía, no se preocupen por mí, yo... yo quiero rescatarla, quiero que esté a salvo.

Mi estómago dolía y mis piernas no dejaban de temblar. Era un maldito debilucho en estos momentos.

—Jungkook, puede ser una trampa — Taehyung emitió luego de un momento en silencio — es muy arriesgado, no podemos permitir que algo te pase a ti también.

—Yo estaré bien, lo prometo.

—Tú maletero...

Miré con confusión a Yoongi. Su cambio de tema fue un poco drástico.

—¿Mi maletero? ¿Qué tiene que...

—Llévame en tu maletero. Yo no saldré, hasta que pueda asegurar que no haya nadie mirando ni nada.

—No lo creo...

—No se discutirá. Iré en el maletero, cuando estés dentro saldré y llamaré a la policía. Tú solo has tiempo, tiempo para que el imbécil que hizo esto no tenga oportunidad de escapar nuevamente.

Lo miré dudoso. No estaba seguro de esto.

—No creo que sea buena idea. — rasqué mi nuca.

—No hay tiempo, vamos...

Me olvidé lo terco que podía llegar a ser Yoongi. No tuve mas remedio que aceptar su propuesta y ambos partimos rumbo a Ulsan, siguiendo la ruta que había sido mandada a mi KakaoTalk con otro número desconocido.

Le dejé bastante agua a Yoongi y algo de comer para que fuera por lo menos un poco grato estar en ese lugar, pues no me detendría en ningún lugar.

Luego de cuatro horas manejando, divisé a lo lejos un gran galpón junto al lado de la carretera. El lugar era casi desértico y al parecer estaba abandonado. Los vidrios rotos de las ventanas y como la pintura estaba en mal estado daba a entender que sí, estaba completamente abandonado. Me bajé lentamente del taxi y le envié un mensaje para que supiera que estaba aquí, también le mandé uno a Yoongi indicando que habíamos llegado al destino, pero que no saliera hasta que hayan transcurrido quince minutos, para evitar desastres.

Maldito hijo de puta, se estaba burlando de mí. Apreté el celular con fuerza y conté mentalmente hasta diez. No debía enojarme con tal facilidad, podría perjudicar todo.

Caminé hasta la entrada, observando a mis alrededores, siendo cauteloso. Hacía un frío de los mil demonios y todo esto no ayudaba en nada.

Al llegar, respiré profundamente y entré. El lugar definitivamente era tétrico, como para una filmación de una escena de una película de terror. Si por fuera se veía desgastado, por dentro lo era aún más. Era un galpón demasiado grande, tenía tres pisos en donde a las dos escaleras que habían, les faltaban peldaños y se veía que en cualquier momento se derrumbarian.

Tragué seco, caminando pero sin bajar la guardia. No se veía o sentía que otra persona además de mí estuviera aquí, hasta que sentí un grito aterrador.

—¡No! ¡Déjame en paz! ¡Déjame!

El grito de Iseul me hizo dar un brinco en mi lugar y automáticamente comencé a correr hasta donde se escuchaba. Había eco, pero logré encontrar el lugar en donde la tenían.

Estaba amarrada de pies y manos, su ropa estaba sucia, su cara estaba llena de heridas, moretones, su ojo izquierdo junto a su pómulo estaban totalmente hinchados.

Me encogí al verla así, tan vulnerable, mis labios temblaron y mi voz no podía salir desde mi garganta.

—¡¿Qué estás haciendo, maldito hijo de puta?! — grité como un loco.

—Oh, ¿pero si no es tú Romeo, Iseul? Espectacular que tenemos al otro protagonista de esta historia, adelante, pasa, pasa, te estábamos esperando, ¿no es así, cariño?

—¿Qué mierda tienes en la cabeza? ¿No ves el estado en que se encuentra? Necesita un hospital con urgencia — me acerqué hasta donde estaba ella, pero sentí como algo era posicionado en mi nuca.

Solo escuché como recargó el arma para que detuviera todo movimiento.

Iseul estaba en un semi grado de inconsciencia, sus labios estaban secos, como si no hubiera ingerido líquido alguno.

—Dale agua, necesita agua...

—¡No me des indicaciones, imbécil! — me golpeó con la parte de atrás del arma en mi cabeza, dejándome bastante mareado — tenía que aparecer el idiota encantador, ¿no? Debías quitarme a la única persona que había estado para mí, no pudiste poner tus ojos en otra mujer, ¿por qué en la mía? ¿Eh? — preguntó fuera de sí.

En este punto tenía miedo que se le fuera a escapar algún tiro.

—Tú la engañaste, Kwan... nadie te hizo nada a ti — respondí lamiendo mis labios, aguantando el dolor que estaba teniendo mi cabeza. Debía pensar que hacer y ganar tiempo.

—¡Cállate!

—N-no le hagas... daño...

Escuché el leve susurro de Iseul. Ella a pesar de estar débil me quería defender. Debía sacarla de acá en cuanto antes.

—¿Te pondrás de su lado, amor? ¿Y yo qué? — se agachó hasta la altura de Iseul y tomó fuertemente su cabello, haciendo que gimiera de dolor.

—¡Suéltala! — grité para abalanzarme sobre él y comenzar a golpearlo con todas mis fuerzas, estaba a punto de quitarle el arma de su mano derecha, cuando siento una risa sarcástica al lado de nosotros.

—Que horror el espectáculo que están montando.

Me quedé congelado en mi lugar y Kwan aprovechó eso para pegarme un puñetazo, colocarse de pie y volver a apuntarme con su arma, mientras con su otra mano se limpiaba la sangre que corria de su nariz.

A su lado estaba Areum, quien también apuntaba con un arma a Yoongi en su cabeza.

Estaba arruinado.



AAAAAAA se viene la acción?????? DIOSSSSS

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