𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜.
—Aquí es —dijo al estacionar el auto frente a una gran cafetería.
"Pink Pool Café" era el nombre. Iba a bajar cuando siento que abren la puerta del copiloto. Miré en su dirección y un Jungkook con una gran sonrisa estaba de pie estirando su mano.
Un acto tan simple de caballerosidad que me dejó un remezón el corazón.
Nunca habían hecho eso, jamás.
—Que caballero — le dije al tomarla, su tacto hizo que una corriente se manifestaba por todo mi cuerpo provocando miles de sensaciones dentro de mí.
—Siempre lo soy, bonita. Uno siempre debe ser caballero — me guiñó un ojo. Le puso alarma al vehículo y caminamos dentro del café. Pude notar que aún no soltaba mi mano, pero no estaba incómoda, para nada. Su tacto me gustaba, así que lo dejé pasar.
Me pude percatar que absolutamente todo era rosado, tal como su nombre indicaba.
Pero no creía que fuera tan literal.
—Wow... — miraba a mis alrededores— que rosa — susurré al sentarme en una mesa, que obviamente también era rosa.
—Pensé que te gustaría el rosa.
—¿La verdad? — apoyé mis codos sobre la mesa y apoyé mentón en mis manos — lo detesto, el rosado nunca me ha gustado. Me gusta el negro, amo todo lo que lleve negro.
—No encontré una cafetería con concepto dark, me disculpo.
Reí tomando la carta en mis manos. Habían muchos tipos de café y diferentes pasteles, pero como soy una persona que no cambia su gusto y siempre elige lo mismo, pedí lo tradicional; un americano y un muffin de arándanos.
—¿No tendrás problemas en tu trabajo por llegar tarde? — oí que me preguntó. Lo miré frente a mí, con esa polera con cuello en v, su brazo lleno de tatuajes, sus perforaciones... Jamás había conocido a alguien como Jungkook.
Él era alguien diferente al resto en todos los sentidos.
—Mhm, puede que sí, pero diré que se me presentó un problema y no podré asistir — me encogí de hombros. Él enarcó una ceja y sonrió.
—¿Estás faltando por que quieres pasar tiempo conmigo, bonita?
—Si es así, ¿hay algún problema? — le respondí descansando mi espalda en el respaldo de la silla y me crucé de brazos.
Ese incesante juego de miradas podía ser una perdición.
—Absolutamente ninguno — relamió sus labios, también tirándose hacia atrás — pero cuéntame de ti, ¿estudias igual? ¿Cuántos años tienes? ¿Eres feliz con tu novio?
Me tensé en mi lugar. Novio, esa simple palabra me hizo caer y pegarme fuerte, un gran golpe a la realidad.
—No estudio, quise hacerlo, pero para mi situación lo mas factible era trabajar. — comencé a hablar, sintiendo doler mi pecho — Lo único que quería hacer era salir de casa de mis padres, con mamá siempre tuvimos una muy buena relación, ¿sabes? — me detuve al ver como el mesero venía con nuestro pedido, al dejarlo sobre la mesa y nosotros agradecerle, proseguí: — Pero con mi padre no. Es un maldito alcohólico, siempre que toma se pone agresivo, muchas veces me enfrenté a él por defender a mi madre, ¿que ganaba? Un gran golpe en mi rostro. Eso no es vida, no lo es, pero mi madre no lo entendía — tomé un sorbo de mi café — le pedí muchas veces que saliéramos de ese infierno, que podíamos ser felices juntas en otra ciudad, lejos de él — reí mientras sentía que mis ojos picaban. Sentí un suave tacto en mi mano y pude notar que era la mano de Jungkook que me daba suaves caricias — pero ella no quiso, aseguró que estaba enamorada de él, pero eso no es amor. Una persona que maltrata, miente, engaña no siente amor, ¿porque uno debería sentir amor hacia ellos?
—Es lo mismo que yo me pregunté cuando me di cuenta que mi padre golpeaba a mi madre.
Levanté mi mirada asombrada ante tan confesión. Él me entendía, él había pasado la misma mierda que yo.
—Lo siento mucho...
—No lo sientas, ambos pasamos por algo parecido. La diferencia es que mi papá golpeaba a mi mamá sobrio y yo nunca me enteré — vi como también tomó un sorbo de su café y lo oí suspirar — hasta que ella misma dijo basta. Lo denunció y ahora el infeliz no puede acercarse a nosotros, lo cual me da algo de tranquilidad. Pero siempre está el miedo que se pase las leyes por donde se le plazca e intente hacerle algo a mamá...
Suspiré aliviada. Al menos él pudo tener un final feliz, su madre pudo recapacitar, pudo frenar todo ese círculo de violencia.
—No sabes la tranquilidad que me da oír que todo pudo mejorar para ustedes — le dije totalmente sincera y Jungkook se removió algo incómodo en la silla y evitó mi mirada— espero que mi mamá también pueda darse cuenta de todo. Ella sabe que yo siempre estaré para ella. Pero si no da el primer paso, yo no puedo ayudarla.
Mi voz disminuyó. Un sentimiento de congoja se presentó en mi cuerpo. Recordar todo eso siempre me ponía mal.
—Lo siento tanto bonita — siguió impartiendo caricias, que solo me causaban tranquilidad — si pudiera ayudarte, lo haría sin pensarlo. Pero tú bien sabrás que si ella está decidida a no querer hacer algo al respecto, no hay nada que se pueda hacer...
Asentí ante su afirmación, porque era verdad.
—A mi madre nunca le gustó Kwan — me gustaría cerrar mi bocota y ya no hablar, pero Jungkook me inspiraba confianza. — Kwan era mi novio — le aclaré al percatarme de su mirada confundida.
—¿Era? Ayer me dijiste claramente: "¿estás coqueteando conmigo? Tengo novio" — dijo haciendo una pésima imitación de mi voz.
—Larga historia que no quise contar para no sentirme mas patética de lo que ya soy — él iba a abrir la boca para hablar y refutarme lo que acababa de decir, estaba segura, pero no lo dejé hablar — siempre me decía que él no era una buena persona para mí, que no le daba buena espina, que lo mandara a volar — murmuré divertida, para volver a mi semblante serio — ¿por qué si ella se daba cuenta de como era mi novio, no es capaz de darse cuenta del hombre que tiene a su lado? Yo no iba a soportar humillaciones, ¿por qué ella debe soportarlo?
—Ay bonita, si la vida fuera tan fácil, todo sería tan distinto. Pero lastimosamente uno tiene que sufrir para caer en la realidad, uno debe experimentar para así tomar acciones a lo que no estamos acostumbrados. Uno debe dar el primer paso para poder sanar — me miró nuevamente, y estiró su mano sobre la mesa, para dejar un mechón de mi cabello tras mi oreja — a tú madre le costará, pero ella debe ser su impulso, ella misma. Debe un día decir "mi cuerpo es un templo y no debo dejar que lo pisoteen". Tal cual como una vez me dijo mi madre, al decirme todas las atrocidades que mi padre le hacía.
No aguanté más y lloré.
Lloré por lo sucedido con Kwan, por mi madre, por absolutamente todo.
Jungkook seguía siendo una persona desconocida para mí, pero era como si un ángel lo mandara para cumplir una misión, y esa misión era escuchar mi tortuosa vida y aconsejarme para poder sentirme aunque sea un poco mejor.
—Gracias por escucharme Jungkook, de verdad gracias. Eres una increíble persona y buen oyente. No cualquiera estaría escuchando la desdichada vida de una mujer.
—Somos muy parecidos, Iseul. — expresó mientras mordía un trozo de tarta. No pude evitar fijarme en sus labios, se veían tan lindos, tan apetitosos, tan... — Te dije que llamabas mi atención, ¿no? Me causas curiosidad, desde la primera vez que subiste a mi auto, con tu semblante triste, como si algo te afectara de gran manera. Llamaste completamente mi atención.
Él se había dado cuenta que no estaba bien aquel día. Pudo notarlo.
—B-bueno...
—¿Quieres contarme que es lo que te atormentaba esa vez?
Dudé en contarle, no quería que sintiera pena por mí. Pero al ver su rostro nuevamente pude notar su preocupación. A él de verdad le interesaba lo que ocurría conmigo.
—Mi relación con Kwan estaba mal — confesé revolviendo mi café — él ya no quería pasar tiempo conmigo, siempre tenía cosas que hacer, nunca tenía tiempo para mí.
—Cualquier persona en su sano juicio quisiera pasar tiempo contigo, y el no lo aprovechaba, que gran idiota — bufó interrumpiendo y cruzándose de brazos.
Lo miré desconcertada, ¿de verdad pensaba así?
—Bueno, el primer día eso fue lo que me afectó — dije rápidamente para intentar calmar el nerviosismo que me provocaron sus palabras — ese mismo día dijo que llegaría tarde por tener mucho trabajo, pero no llegó. No sabes lo mal que me sentí, lo que no quise pensar todo este tiempo, ya lo estaba haciendo y me torturaba. Llegó en la madrugada, cuando debía ir al trabajo y pude sentir que venía impregnado con un olor a perfume femenino, tú sabrás lo que eso significa, ¿verdad?
—¿Que abrazó a una compañera al despedirse luego de trabajar arduamente? — preguntó con sarcasmo — claro que sé, prosigue, es una historia digna de una película.
—Me complace divertirte — respondí con ironía — ahí fue cuando me diste la "terapia del taxi" — dije haciendo las comillas con mis dedos — pero eso era lo que me sucedía, llegué del trabajo y lo oí hablar por celular. Luego de tanto silencio, me harté y le pedí una explicación — suspiré por décima vez en este rato — me confesó que me engañaba con una compañera de trabajo, Jiyeon se llama. ¿Puedes creer que ella fue hasta mi casa en una oportunidad? Soy la idiota número uno — exclamé con tristeza, apoyando mi cabeza en la mesa.
—Que va mujer, deja de insultarte — me reprendió serio — depositaste tú confianza en la persona equivocada, ya está, deja de tratarte mal por un imbécil que no supo aprovechar lo que tenía al lado.
Porque decía esas cosas tan a la ligera. Hacía que mi corazón latiera con desenfreno. Levanté con cautela mi cabeza y lo observé.
—¿Siempre dices esas cosas?
—¿Qué?
—Eso, ¿a todas las mujeres les subes el ánimo diciéndoles cosas bonitas? — inquiri y supe que no debía preguntar esas cosas. Qué importaba si se lo decía a otra chica.
¿A caso quieres ser especial, Iseul?
Esa molesta voz en mi cabeza siempre aparecía. Jodido subconsciente.
—Las mujeres deben tener el autoestima en el cielo, ¿que hay de malo que alguien les recuerde lo valiosas que son? — se encogió de hombros — pero respondiendo a tu pregunta, no. La verdad salen palabras de mi boca sin yo quererlo. Porque sí, Kwan fue un estúpido y tú una gran mujer. Llegará alguien con noción de eso, bonita — dijo dando un guiño.
Y ese maldito acto me hacía querer mandar todo a la mierda. Acto tan simple como un guiño lo hacía ver genial y... sexy.
—¿Quieres ir a otro lado? — pregunté removiendome en la silla. Todas sus palabras provocaron miles de sensaciones en mi interior.
—Tú di dónde y vamos de inmediato — respondió llamando al mesero para pedir la cuenta y pagar.
—A mi casa... — dejó de buscar el dinero y me miró. Pero su mirada era diferente, era intensa... me estaba comiendo con la mirada y me gustaba. Me encantaba — llévame a mi casa.
Yo no digo nada... Yo me quedo en silencio.
Aunque si debo decir algo:
#EsoMamona 👏.
En multimedia tenemos a nuestra bella Iseul 💜.
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