𝐶𝑎𝑡𝑜𝑟𝑐𝑒.
Estaba jodidamente nervioso.
Le contaría a Iseul sobre Areum y también le confesaré mis sentimientos.
Le diría que me volvía loco, me gustaba mucho... que la quería.
Me decidí a hacerlo. Siento que la conozco de hace bastante tiempo, me ha hecho sentir cosas que jamás había sentido y necesitaba decirle todo aquello, todo lo que tenía guardado dentro de mí.
Quedaba una hora para poder verme decente ya que recién había salido del trabajo. Me daría una ducha y me vestiría para la ocasión lo ameritaba.
Esta noche sería mágica si todo sale a la perfección.
En mi mente todo salía perfecto, espero que realmente sea así, porque sino, lloraría una semana entera.
Luego de un baño relajante con agua tibia, me comenzaría a vestir, eligiendo un traje negro junto a una camisa también negra. Me comencé a abotonar viéndome en el espejo y cuando ya estuve, me inspeccioné, me veía muy bien.
No es que sea egocéntrico, solo no podía negar lo obvio. El negro me sienta muy bien.
Di un largo suspiro viéndome aún en el reflejo de aquel enorme espejo en mi habitación, cuando mi celular comenzó a sonar. En la pantalla aparecía el nombre de Areum, así que contesté.
—¿Qué pasa? — pregunté una vez acepté la llamada.
—¿Hola? Disculpa por llamarte pero era el número que salía en favoritos, perdón por la molestia.
Esa voz de otra persona y mis sentidos se alarmaron de manera inmediata.
—Disculpa, ¿quién eres? — no creía que le hubieran robado el celular... un ladrón no haría eso de llamarme.
—La dueña del celular se descompensó, aún no logramos que recobre la conciencia, llamamos a una ambulancia y no tarda en venir. Te llamé porque creo que eres un familiar.
—Si... si, lo soy. Gracias por avisarme, ¿me podrías enviar la ubicación del hospital al que la llevarán? Llego en unos minutos.
—Claro, la mando enseguida.
—Gracias nuevamente — corté lentamente la llamada.
Me encontraba entre la espada y la pared. Si iba y le decía a Iseul, todo se iría al carajo porque de seguro no me creería que no somos nada y mucho más viviendo los dos en un apartamento... pero si no le decía, pensaría que la dejé plantada.
Removí mi cabello con brusquedad. Justo cuando quería comenzar a hacer las cosas bien, suceden acontecimientos que están fuera de mi alcance.
Recibí el mensaje donde indicaba el hospital en que estaría Areum y partí rumbo hacia allá tomando la chaqueta y las llaves.
Era un hospital bastante lejano, ¿dónde andaba metida esta chica? Estaba a unos cuarenta minutos de acá. Golpeé mi cabeza en el volante por la frustración. Soy un imbécil al no contarle nada a Iseul, soy el mayor de los idiotas.
Ella ha llegado a brindarme un poco de luz y tengo miedo de que esa luz se apague... tengo miedo de perderla.
¿Cómo se puede tener miedo de perder algo que no es tuyo? Ni yo me puedo explicar eso.
Conducía con la incertidumbre, con miedo... el GPS indicaba que estaba por llegar, cuando me aparece un mensaje de Iseul diciendo que está lista y ansiosa.
Mi pecho se apretó al leer aquello. Confirmaba que era el mayor de los idiotas, porque a pesar que vi ese mensaje, aún así no le respondí.
Soy un maldito cobarde.
Al llegar al hospital fui hasta la recepción preguntando por Areum y me dijeron que aún no salía un doctor a dar información sobre el estado de ella. Me senté a esperar y luego de bastantes minutos, apareció un doctor preguntando por familiares de Kang Areum. Me levanté enseguida.
—Aquí, yo soy familiar — me acerqué rápidamente al lado del doctor. — ¿Qué es lo que tiene?
—Le hicimos bastantes exámenes, porque aún al llegar aquí no despertaba del desmayo, pero aquellos resultados no salieron buenos.
No me gustó el tono de voz que utilizó al decir aquello.
—¿Por? ¿Qué tiene?
—Nos pudimos percatar que la señorita Areum presenta un cáncer bastante agresivo, específicamente el cáncer metástasico al hígado. Está en su etapa 3, lo cual ya ha comenzado a propagarse a otros sectores del cuerpo. Este cáncer se denomina por no presentar síntomas, lo cual es bastante difícil identificarlo a no ser que esté avanzado y la paciente comience con síntomas, lo cual, este fue el caso.
—¿Cáncer? — pregunté impactado ante aquella noticia. No podía ser cierto.
—Si, lo siento mucho. Puede comenzar con terapias de radiación, inmunoterapia, quimioterapia, pero ella se niega a aquello, dice que será una pérdida de tiempo por lo avanzado que está el cáncer. Si usted pudiera hablar con ella y tratar de convencerla de poner en práctica aquellas terapias, seria lo idóneo. Las tasas de sobrevivencia son bajas, pero si empezamos ahora puede ir frenando y quizá pueda ganar esta batalla.
Procesé todo lo que me acaba de decir no podía creerlo. Si había notado que estaba comiendo menos y también que bajó de peso de manera abrupta, pero jamás imaginé que pudiera ser por esta causa.
—¿Puedo entrar a verla? — pregunté mirando hacia un punto fijo.
—Por supuesto, lo llevo a la habitación.
Lo seguí por el pasillo y al llegar, le agradecí. Entré sigiloso, pero de nada sirvió pues estaba despierta, con sus ojos húmedos e hinchados de tanto llorar.
Mi corazón se apretó ante aquella escena. A pesar de todo lo que pudo haber ocurrido entre nosotros, es mi amiga y me dolía verla de aquella manera.
—Ey, ¿cómo estás? — me senté a un lado de la camilla, dándole caricias en su brazo.
—¿Cómo voy a estar kook? — no me miraba al hablar, su mirada estaba perdida — ¿como uno va a estar al enterarse de que va a morir?
—No digas eso. Quedan las terapias Areum, puedes ganar esta batalla, no todo está perdido — la traté de alentar, pero comenzó a negar repetidas veces.
—No, solo sufriré con aquellas cosas y el doctor dijo que estaba muy avanzado, que mi cáncer era agresivo...
—Estaré contigo en todo momento, saldremos de esta Areum. Tú eres fuerte, eres una mujer luchadora. ¿Puedes dar una última pelea? — le pregunté acariciando su cabello. Su barbilla tembló y al levantarse de tiró a mis brazos, para luego comenzar a llorar de uja manera que hizo que mi corazón se encogiera. Le devolví el abrazo de forma inmediata, dándole consuelo.
Estuvimos unos minutos en la misma posición y cuando logró calmarse un poco, asintió.
—Está bien, lo haré — aseguró limpiando sus lágrimas. Le di una sonrisa — solo si prometes que estarás conmigo en todo momento.
Mi sonrisa se evaporó y formé una fina línea.
—Está bien, estaré contigo Areum. Ganarás esta batalla, lo harás.
Ella volvió a tirarse a mis brazos y sentí como mi celular no paraba de vibrar en mi bolsillo. Apreté los ojos con fuerza. Luego de esto me odiaría y lo tendría merecido. Merecía su odio por ser el mayor cobarde que podría existir.
Sabía que merecía a una persona que le diera netamente felicidad. Sufrió con su ex novio y yo no me estoy comportando de la mejor manera, lo tenía más que claro. Pero a pesar de todo, era un maldito egoísta y no quería dejarla ir... porque ella cambió mi perspectiva. Ella es luz en mi vida.
—Gracias kook, agradezco que estés acá. Sabía que estarías ocupado hoy y creo que arruiné todo lo que tenías planeado. Lo siento mucho — agachó la mirada y yo se la volví a levantar.
—Está bien... no sé como supiste que saldría, pero todo está bien. Me importa tu salud, me importa que estés bien, eres mi amiga Areum.
Noté como hizo una leve mueca al escuchar aquello, pero de todas formas sonrió.
—Gracias.
—Vamos a casa. Te prepararé una sopa de pollo que te caerás de la impresión por lo rica que quedará — me levanté de aquella camilla — voy con el doctor para que me diga todas las pautas que debes tomar para que te den el alta, ¿bien? No tardo. — le indiqué y salí de forma rápida.
Saqué mi celular viendo todos los mensajes de Iseul y también las llamadas. Suspiré con desgano, pensar que estaríamos en aquel restaurante, confesando mis sentimientos y quizás le hubiera pedido que fuera mi novia. Pero todo se arruinó tan abruptamente que estaba jodidamente asustado.
Conversé con el doctor sobre los cuidados que debe tener Areum a partir de ahora y también cuando podía comenzar con sus terapias. Luego de asegurarle que yo la cuidaría, me dio el alta y ahora íbamos camino a casa.
Al llegar, dejé acostada a Areum y con la toma de medicamentos y le prepararía la sopa, pero primero debía hacer algo importante.
—Vuelvo enseguida, cuando regrese te preparo la sopa, ¿bien?
—¿Dónde vas? — preguntó de manera rápida.
—Necesito hacer una cosa, no tardo — indiqué, pero aun así no soltaba mi brazo — Areum, no tardo...
—El doctor dijo que no podía estar sola — me recordó las palabras del señor.
—Lo sé, pero te dije que demoraré poco.
De mala gana soltó mi brazo y se giró en la cama para darme la espalda. Apreté el puente de mi nariz y respiré hasta diez.
Necesitaba hablar con Iseul, explicarle todo. Solo... solo esperaba que me escuchara.
Iba a toda velocidad hacia su casa, que si alguna patrulla me hubiera visto, me hubiera multado sin pensarlo. Pero a la mierda todo, esto era demasiado importante.
Cuando ya estaba fuera de su casa, sentí que me temblaba hasta el alma. No quería que sucediera esto. Al tocar, nadie me respondió, por lo que comencé a hacerlo de manera repetitiva. Escuché como alguien caminaba y mi cuerpo se tensó por completo.
Al abrir, ahí estaba la mujer de mis pensamientos, con su semblante triste y todo por mi culpa.
—Bonita... yo, yo lo siento tanto — fue lo primero que dije al tenerla frente a mí. Tenía cara como si quisiera golpearme y si lo hiciera, no la culparía de nada, lo tengo mas que merecido.
—¿Qué haces acá? — preguntó de la manera mas hostil posible y no negaré que me dolió en lo más profundo de mí.
La manera en la que me veía, me hablaba, me hacía daño. Al ver que no hablaba, hizo el amague de cerrar la puerta, cosa que detuve de manera rápida.
—No, por favor, deja que te explique, tuve un problema y yo...
—Jungkook — me interrumpió, por lo que callé inmediatamente — no me hubiera molestado si me hubieras dicho el problema que tuviste, pero tenerme esperando casi tres horas fue demasiado. Me siento humillada, ¿sabes? Quise creer que no contestabas tu celular porque te habías quedado sin batería, pero veo que no, ya que no para de sonar.
Apuntó mi bolsillo y yo me quise enterrar bajo diez metros. Agaché el rostro con vergüenza y por idiota.
—Lo siento, lo siento mucho. Realmente lo siento, soy el idiota más grande Iseul, tú no mereces nada de esto, tú no...
—No lo merezco — me cortó de nuevo — ¿puedes dejarme descansar? Ya es tarde...
El nudo que tenía en mi garganta cada vez se intensificaba más. El dolor que sentía en mi pecho se hacía cada vez más agudo. Su indiferencia son como mil patadas en mis testículos, sin exagerar. A pesar que no quería dejarla, asentí y me comencé a alejar.
—¿Me dejarías explicarte como fueron las cosas? Me siento horrible por todo esto, por favor, deja que te explique — no tenía cara para hacer peticiones, pero necesitaba confesarle todo. Absolutamente todo.
—Lo pensaré. Buenas noches.
Cerró la puerta de manera rápida y yo cada vez me sentía más mal.
Me merecía todo esto, lo merecía.
Volví al apartamento sintiéndome el hombre más idiota del mundo y con mi corazón doliendo demasiado.
Era un idiota.
Cha channn, díganme que opinan de este pov de jk 🌚🤌🏻.
Espero les guste ♡.
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