Como el primer siglo del imperio otomano llegó a su fin, la salud del viejo Sultán Mehmet estaba fallando.

En esos días el imperio otomano estaba en la cúspide de su grandeza, con diez dragones adultos bajo su yugo.

El Sultán Mehmet gobernó durante sesenta años, años de paz y prosperidad, pero la tragedia le había cobrado a sus hijos Bayezid, Mustafa y Cem, dejando así en duda su sucesión.

El viejo Sultán convocó a un gran consejo para elegir a su sucesor.

Más de mil señores hicieron su viaje desde la lejanía para presenciar aquel momento.

Se atendieron catorce demandas de sucesión, pero solo dos fueron realmente consideradas.

La princesa Turhan Osmanli, el descendiente mayor del Sultán y su primo menor Selim Osmanli, el mayor descendiente masculino del Sultán.

Los guardias reales ingresaron con un cofre de oro, ahí contenía la respuesta que definiría el futuro del imperio.

—Es declarado por todos los señores  primordial y señores vasallos de los siete reinos, que el şehzade Selim sera nombrado principe de Manisa.. - todos los presentes parecían retener el aire, la mitad aceptaba a una mujer y la otra mitad aceptaba al príncipe Selim, pero uno era débil y el otro era mujer. —Sera Selim, Selim es mi sucesor.

El lado izquierdo estaba rebosante en alegría, mientras que el derecho miraba con frustración todo.

El Sultán Mehmet convocó al gran consejo, para evitar que se haga una guerra sobre su sucesión, por que sabía la fría verdad, lo único que podía derribar a la casa del dragón, era ella misma.

Año nueve del sultanato de Selim I.

Un joven dragón dorado oscuro sobrevolaba el cielo, era tan rápido que pocos sólo lograron escuchar sus alas romper junto al viento.

Una melena pelirroja hondeaba con el viento, su risa fue solo escuchaba por su dragona, al aterrizar pudo divisar a su fiel caballero y casi padre Derviş.

La joven bajo de su dragón y le dio unas leves caricias, esta hizo un leve ruido y la vio alejarse.

—Bienvenida Hanimsultan, espero que su viaje haya sido agradable.

—Intenta no parecer demasiado aliviado sir - ambos rieron.

—Lo estoy, cada vez que esa bestia dorada te trae de vuelta, me salva la cabeza de un pico - del carruaje bajo su mejor amiga, Mahidevran había estado con ella desde que tenia uso de razón.

—Yildiz esta creciendo rápidamente.

—Pronto será tan grande como Kizil, eso es lo suficientemente grande como para colocar dos sillas.

—Creo que estoy bastante contenta con espectadora, pero gracias.

Una hermosa pelirroja yacía sobre un enorme diván recostada, su enorme vientre avisaba que pronto daría a luz y sus cuidados eran el doble que antes.

—Hürrem, sabes que no me gustas para ir a volar estando yo en estas condiciones.

—No te gusta en ninguna condición madre. - la haseki fue ayudada a sentarse.

—Su gracia.

—Buen dia Mahidevran  - la haseki le dio una pequeña mirada.

—¿Haz dormido?

—He dormido -preguntó la princesa.

—¿Cuanto tiempo?

—No necesito que me den de comer Hürrem.

—Bueno aquí esta rodeada de doncellas, todas enfocados en el bebé.

—Alguien tiene que atenderte.

—Te acostarás en esta cama muy pronto Hürrem - su hija le dio una mirada —Este malestar es como servimos al imperio

—Prefiero servir como guerrera madre.

—Tenemos vientres reales tu y yo, el lecho infantil es nuestro campo de batalla, debemos aprender a afrontarlo con el labio rígido, ahora toma un baño, apestas a dragón

La joven le dio una corta sonrisa y beso su mano.

Amaba a su madre y cada parto que pasaba temía perderla, su madre era una mujer alegre que había sufrido tantas pérdidas que temía un día que perdiera aquella hermosa sonrisa.

Su amada madre era su gran amor, ambas hacían todas juntas y siempre platicaban de todo, para ella Gülbahar era si preciada rosa y una gran madre.

La joven corrió hacia el pequeño consejo, su padre mantenía una reunión con sus hombres más leales y ella servía el vino siempre.

Aquellos temas eran los mismos de siempre y el único que tenía algo que decir era Farhad Velioğlu, pero todos solían ignorar lo.

—Princesa - solo basto un susurro para que ella mirará a su guardia, salió en silencio y lo siguió por todos los pasillos.

—Paso por las puertas del palacio al amanecer.

—¿Sabe mi padre que esta aquí?

—No.

—Bien.

Las puertas se abrieron dando paso al trono otomano, en el yacía sentado su tío Süleyman, ella sonrió un poco y se acercó lentamente.

Definitivamente aquella platica seria interesante para Hürrem, había algo en su tío que le atraía con fuerzas.

—¿Qué estás haciendo sentado ahí tío?

—Esta también podría ser mi silla algun día.

—No si ejecutan por traición, no has venido en la corte por mucho tiempo.

El şehzade la miro desde lo alto, la joven siguió caminando hasta él con porte elegante y pacífico.

—La corte es terriblemente aburrida.

—Entonces ¿por que volver?

—Escuche que tu padre organizaria un torneo en mi honor.

—El torneo para su heredero - el şehzade se reclino un poco.

—Tal como dije.

—Su nuevo heredero.

—Hasta que tu madre de a luz a un hijo, todos ustedes están malditos conmigo - Süleyman se puso de pié y se acercó a ella —Te compre algo. -saco un collar.—¿Sabes lo que es? Es acero Ateşsoy como la hermana oscura, da la vuelta.

Hürrem obedientemente hizo lo pedido y recorrió su cabello aun lado.

—Ahora tu y yo somos dueños de una pequeña parte de nuestra descendencia - Hürrem se giro nuevamente y le miro —Hermoso.

Sus mejillas parecían querer arder en fuego, la tensión era evidente pero debía de disimular bien todo para evitar problemas.

—No te metas en problemas.

—No prometere nada Hürrem  - ella sonrió un poco.

—Ten cuidado entonces, te van a castigar.

—Que lo intenten entonces, aquí lo espero - señaló el trono, Hürrem sonrió traviesa y negó, su tío era rebelde y no le importaba absolutamente nada, quería ser así pero amaba a su madre y no le daría ninguna preocupación.

Primer capítulo aquí.

Recuerden comentar para motivarme y seguir actualizando.

Mis redes.