Despertar al transcurso de unas horas, luego de dormir lo que se pueda entre llantos y escuchar los lamentos desgarradores de mi Alfa al otro lado de la puerta, no se lo deseo a nadie sobre la maldita faz de la Tierra.

Porque encima de sentirme como un Omega bueno para nada que ni siquiera puede satisfacer a su Alfa como se debe, la maldita puerta del baño sigue totalmente trabada sin permitirme el ingreso.

Solo me resta abrazar mi tembloroso cuerpo tirado al costado de la puerta, sufriendo entre espasmos y en silencio por escuchar sus fuertes gruñidos desesperados al otro lado del acceso.

Aún así, las feromonas de la enérgica oleada de calor avanzan sin piedad alguna chocando de lleno con mi sensitivo olfato, pero bajo el manto de deseo se perciben unas notas tristes expuestas entre diversos aromas camuflados.

Miedo o angustia se mezclan en el ambiente, dándome a entender que no solo piensa en él mismo sino que piensa en mí, en su amado, que aún estando en su estado de mayor involuntariedad... Él, me cuida demasiado.

Nuevamente, unas gruesas lágrimas recorren mis mejillas sin percatarme -realmente- de mi acongojado estado. Angustia que me carcome sobre que siento a mi lobo desgarrarse el pecho desde adentro, clamando por calmar el creciente lamento de su enlazado.

Ambos lobos sufren ante lo dado, pero si dejaba resurgir mi instinto ante su reclamo, no podría asegurar que viviría otra vida para contarlo. Es que amarse en estado puramente animal y en pleno celo supone de todo menos de cuidados.

Y con todas mis fuerzas intento controlar el instinto animal que solloza dentro mío. Instinto que asiduamente intenta tomar posesión a la fuerza para salir a flote aunque yo no esté dispuesto a ello. Y aún así, lucha con todas sus garras desangrándome por dentro.

Son escasas las veces que a lo largo de mis años ha hecho asome dejándome letárgico y perdido en un sueño obnubilado. Despertando sin saber en dónde estoy o lo que hago.

Tomando posesión completamente de mi ser y actuando todo lo contrario a lo que soy o a la impronta de mis actos. Y dejando en evidencia a un hábil lobo excesivamente mañoso para mi total agrado.

Así que luego de un rato de pensar en lo que haré, decido tomar mi celular y mandar unas líneas a Jin para su mayor tranquilidad. Él creyó que me estaba volviendo loco al regresar a su lado, pero luego de agarrar el móvil me percato de no saber que escribirle sin preocuparlo realmente.

¿Qué puedo poner?

"Querido amigo ¿Me puedes venir a rescatar?"

¡No! ¡Nada de eso! Quizás se lo toma a pecho el desgraciado y se me infarta de camino hacia mi hogar y quiero amigo y padrino para rato. O en el peor de los casos, comienza una redada con tal de acorralar a mi Alfa y luego sería la comidilla de mis vecinos en cuestión de chismes.

"Amigo ¿Cómo se comportan los cachorros?"

Eso podría funcionar, a no ser que Jin crea que mi Alfa me ha dejado de lado por follar a cualquiera que se le hubiera cruzado, desatando a la bestia que sueña por tener dentro de su cuerpo. Él, es un Beta muy aplicado. Yo le llamo deseo latente de ser Omega, él cree -fervientemente- que tiene una conexión especial con su supuesto "lado animal" y pobre de aquél que se atreva a juzgarlo.

Cansado de no dirigirme hacia ningún lado, dejo el celular y me sacudo el rostro de caminos salados. Y como no me queda de otra, me incorporo sobre la puerta acariciando la misma con la única finalidad de que me sienta cerca.

Necesito que sepa que estoy aquí, aunque no quiera tomarme y hacer de mi lo que le parezca.

Necesito de su calor y saberlo bien, dentro de lo que se pueda.

—¿Alfa? —cuestiono entre susurros sin recibir nada a cambio. Solo un silencio sepulcral y absoluto.

Silencio que desarma mis barreras que creía fortalecidas...

Entonces, me dejo arrastrar -nuevamente- entre llantos ante la impotencia de mi designio. Es que si no puedo ayudar a calmar su dolor, por lo menos debería estar con mis hijos. Y aún así, no puedo dejar de sentirme mal. Es como si le estuviera fallando a ambos solo por estar aquí sin hacer absolutamente nada...

—A-Al... fa... por... f-favor —sollozo contra la fría madera absorbiendo de a poco su aroma que se percibe en suaves matices tranquilizadores. De repente,  mi lobo se mueve acomodándose pero no angustiado, sino como dejándose dormitar por percibir más calmado a su enlazado.

Luego de unos minutos eternos me recuesto de espaldas sobre la puerta, si hoy no he de hablar con él, no me importa, porque ya percibí que se siente mejor y que su lobo advierte mi presencia exigiéndome calma a la misma vez.

Así que decido prepararle de comer y dejarle agua fresca cerca del acceso para luego retirarme a la casa de mi amigo, ya que mis pechos reclaman vaciarse con suma urgencia haciéndome sentir febril y adolorido en esa zona.

Rebusco en la nevera y sobre la alacena, los comestibles que puedan servir para elaborar una ligera pero nutritiva comida a la misma vez. Estoy decidido a asegurarme de que coma o no me retiraré nada. O por lo menos, hasta que lo observe hidratarse.

Coloco una suave melodía para relajarme y ayudar a distender el pesado ambiente que dejé a causa de mis angustiantes feromonas. Pero ¡es que vamos! Tener semejante Alfa al otro lado y uno tan dispuesto para él, que no se si llorar o ponerme feliz ante su decisión de no tocarme. Porque para mi es algo trágico, aunque otros crean que hizo bien.

Toco ligero la lastimosa piel de mi cuello sobre la mordida, perdiéndose mi mente entre pensamientos aunque persista una leve sensación de ardor. Es que nada puede hacerme sentir mejor, por parte de mi amor, Alfa y dueño de mi latiente corazón, que la firme renovación de mi marca.

MI POBRE OMEGA SE SIENTE MAL🥺 PERO NO DEBE SER NADA FÁCIL PARA NINGUNO DE LOS DOS.

YO SOLO NO PUEDO DEJAR DE PENSAR EN EL POBRE MIEMBRO DEL ALFA, REITERO, MORADO ES POCO🤭😅

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LOS AMITO MUCHO❤