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🐺CAPÍTULO NUEVE🐺

-¡Maldita sea! -rememoro a mi Omega y cada vez me cuesta horrores el estar alejado y aguantando insinuaciones sin necesidad alguna.

Se que es mi maldito trabajo pero es que ¡Vamos! ¿Se puede vivir de alguna otra cosa también? Maldecida plata que me llama y maldita la necesidad de la misma para los gastos y estúpido yo que por drogarme nunca me especialice en algo.

Sonrío para mis adentros... Mi especialidad es ser jefe de familia, entonces ¿qué mierda hago sin estar al lado de mi Omega justo en estos momentos?

Mi cabeza se llena de preguntas sin respuestas, de cuestionamientos donde la verdad sale a flote cada tanto y me percibo cada vez más equivocado, sin hacer nada para impedirlo.

-Si serás indeciso Alfa, ni que te asustara ser el de menor ingreso -susurro mientras termino de secar todo mi cuerpo para luego proceder a buscar mi laptop.

Y mientras acomodo parte de la ropa de cama para estar algo presentable para la video llamada, se me cruza por la mente el realizarla sin nada de vestiduras sobre el torso. Y de solo imaginar su reacción, me caliento.

Tecleo sentado en la cama: <Cariño ¿Estás despierto?> y recibo un <No, estoy dormido>

-¡Pero será posible! -me cuestiono en voz alta denotando una risilla por la comisura de mis labios. En eso ingresa la video llamada de mi amor resonando a lo ancho y largo de la habitación, y yo, solamente con la toalla envuelta sobre mi cadera y algunas mechas completamente mojadas. Así mismo, no pierdo mas tiempo y acepto la llamada.

Mi hermoso y relleno Omega se asoma por la pantalla con un pote de helado en sus manos y una cuchara perdida entre sus belfos. Y no puedo dejar de pensar en qué maldita deidad me bendijo para ser merecedor de semejante amor y hermosura.

-¡Hola cariño! Estás cada día más hermoso -comento hacia la pantalla sintiendo el latir desaforado de mi pecho.

-¿Te refieres a ésto, con hermoso? -se señala con sus dedos mediante pucheros -. Alfa déjame decirte que -definitivamente- necesitas lentes.

Sus achinados ojitos durante el maravilloso sonido de sus risas revuelven mi interior como un intenso torbellino. Y no puedo explayar en palabras todo lo que siento. Porque percibo que en cualquier momento me explota el corazón en el medio de mi pecho.

-¡Pero qué dices! Si eres lo más hermoso que han visto mis ojos... ¿Cómo te has sentido amor? -consulto preocupado porque su embarazo está muy avanzado ya a este punto.

-Ahora que te veo, mucho mejor, tuve una pequeña ¿crisis de celos? Ponele -comenta como al pasar mientras retoma el raspado del pote de helado sentado como chinito frente al ordenador.

-¿Celos? Imposible Omega -retengo mis audibles risillas mientras observo como frunce su seño -. A menos que siguas rezongando con aquellas cambia formas de la playa. Me imagino que no, ¿no?

-Imaginas mal por qué sí, mi Alfa... Es que en cada maldita foto se observa a una de ellas babeando como loba en celo cerca tuyo -comenta irritado dejando de lado su helado vaya a saber por cuánto tiempo.

-Pero amor ¿qué culpa tienen esas lobas de que tengas un esposo Alfa tan guapo? -me vanaglorio mientras seco mis cabellos con una toalla de mano que alcance de la mesa de luz a mí costado.

No me percato del silencio hasta que observo la pantalla con detención observando a mi Omega apoyado en sus rodillas y talones sobre el lecho y con su mirada fija sobre mi cuerpo.

-Alfa... -cuestiona en un susurro que fue -perfectamente- entendible para mi oído -Sácate la toalla -finaliza en un susurro más bajo pero firme y decidido.

La comisura de mis labios se elevan en coquetería ante tamaña orden de mi obnubilado Omega y percatándome de su respiración más acentuada, lo provoco.

-Te refieres a ¿esto? -me incorporo a un costado de la cama sin perder el foco de la cámara y dejando caer lenta y agónica la toalla mientras sus orbes detallan sin perderse ningún rincón de mi cuerpo.

Mi hombría saluda con algarabía a su dueño mientras muerdo mi labio inclinando de costado mi cabeza, en un afable acto de provocar sus reacciones y reaccionar a consecuencia de ellas.

-Estas... Tan malditamente caliente Alfa... ¡Tócate!

La piel se me eriza reaccionando de inmediato a su exigencia y como un masoquista con ganas de sufrimiento en agonía sexual, me entrego a su determinado pedido.

-Yo también quiero verte disfrutar -dictamino apoyando mi espalda al respalda de la cama y situando la laptop en un punto fijo donde los detalles no se pierdan en el erótico camino por gozar.

Mi Omega coloca el ordenador de modo que no pierda detalle del indecoroso acto. Y el solo pensarlo, enerva mis sentidos. Él, ni siquiera es capaz de darse cuenta de que aún en su estado, es lo más sexi y erótico que han visto mis ojos a lo largo de estos años.

Entonces, llevo mi mano por sobre mi despierto falo apretando contra mi vientre su dureza, mientras exhibo mi sensible dermis ante mi tacto de observarme bajo su atenta mirada mientras mi Omega se relame -sensualmente- sus labios.

-Eso es Alfa, tócate para mí y regálame tu caliente simiente -dictamina mientras, recostado a nuestro lecho, desliza todo provocativo sus rodillas, mostrando su depilado y rosado pene que tanto me fascina.

-Me pone de sobremanera observarte caliente y necesitado por mí, cariño. Desearía pasar mi lengua en cada recoveco tuyo hasta tragarme todos y cada uno de tus fluidos -anuncio humedeciendo con saliva la palma de mi mano, para acometer sobre mi excitado miembro, los vaivenes que imagino provenientes de su mano.

O si la bendita imaginación me lo permite, cerrar mis ojos deseando sentir sus redondos y gruesos labios envolviendo y chupando cual delicioso helado, mientras agarro con ímpetu sus cabellos.

-Y a mí me pones tú, con tu escultural cuerpo ofrendado a mi vehemencia Alfa -emite con un gemido ronco mientras desliza sus húmedos dedos por su fruncida y húmeda entrada sin dejar de detallarme a la bendita cámara.

-Por favor... cachorro -suplico en agonía por obtener el maldito poder de trasladarme en este instante y enterrar mi hombría hasta que se apague este infernal ardor en cada parte de mi cuerpo.

Sus gemidos entrecortados junto al vaivén de su cadera mientras ase con firmeza su chorreante pene, enloquecen mis sentidos. Y con un gutural aullido interior percibo mi lobo rasguñar por salir a flor de piel y desarmar todo a su paso si no le permito llegar y reclamar lo que es suyo, como es debido.

Mis colmillos pican por asomar y desgarrar nuevamente la nívea dermis de su cuello como un vesánico lobo salvaje y desquiciado, mientras observo sin perder ningún detalle de su acto.

Sus malditos jadeos socavan en lo profundo de mi cuerpo, enloqueciendo a mi primitiva bestia. Y acompañando a mi asidua mano con la descomunal contracción de mi pared abdominal, derramo mi caliente y espesa leche por todos lados. Sin percatarme de que, en medio del limbo sexual, enterré mis colmillos en una de mis manos.

-¡Ups! -escucho la escueta y jadeante palabra de mi sonrojado Omega a través de la pantalla -. M-me... p-parece que tu lobo... se d-desesperó un poco ¿n-no? -finaliza como puede mientras recupera aire.

Y lamiendo mi herida (nada superficial) para desinfectar y que se recupere enseguida, lo observo mientras deslizo la sabana tapando parte de mi cuerpo a la vista de su alcance.

-Cariño, no es para menos... - dictamino sonriendo como un tonto enamorado de mi amado esposo, entre tanto observo limpiar y cubrir su cuerpo, dejando una perfecta vista de mi esplendorosa princesa... Princesa a la cual no veo las horas de tenerla entre mis brazos.

-¿Cómo se han portado los cachorros? Hermoso mío -consulto enamorado.

-El peque como todo un calco tuyo, protector en demasía y la princesa, ha dormido gran parte del día. Mañana tengo control amor... ¿Será que llegas? -cuestiona acentuando sus morritos y recostado su cuerpo -de costado- sobre el colchón. Dejando descansar así, a su abultado vientre.

Y cuanto voy a contestar que posiblemente no llegue (maldiciendo internamente dado que el destino ha variado por un contratiempo del sujeto a proteger) se perciben unos golpes en mi puerta y una resonante voz femenina que anuncia con elevada voz lo siguiente: -JungKook, no puedo dormir, voy por un trago a la barra ¿quieres?

Mi rostro palidece cuando observo mutar el semblante serio de mi Omega en la pantalla, pero así mismo respondo firme: -¡Espere en su cuarto!Primero debo inspeccionar el bar.

Un okey a lo lejos se escucha seguido de un fuerte portazo y direcciono mi vista a mi furioso esposo que acaba de enterarse que mi sujeto de protección es un ella y no un él.

-Cariño... -digo con cuidado bajo su atenta e inexpresiva mirada otorgada hacia mi rostro -Yo...

-No digas nada JungKook... Ve y cumple tu labor que para eso te pagan... ¡Ah! Y si en una de esas recuerdas tu maldita promesa de no cuidar Omegas, puedes metértela por donde no te da el sol ¡Estúpido!

No alcanzo a formular ni un "cariño" desesperado que corta la transmisión dejando un trago amargo en mi maldita garganta. Y la desdichada situación de tener que salir a velar por el sujeto en vez de tratar de calmar a mi ofuscado Omega, me enerva, mientras rebusco entre gruñidos algo para vendar mi herida.











































DIABLOS JK, YO QUE VOS BUSCO OTRO LABURO O ME VOY A CASA Y COMO ARROZ LO QUE RESTA DE LA ZAFRA🤭

GRACIAS POR ESTAR MIS BELLAS PERSONITAS🥰

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