🐺CAPÍTULO DIECISIETE🐺
Hoy me levanté mucho mejor de ánimo ya que han pasado dos semanas desde el arribo a mi hogar. Y con mi Alfa en casa ayudando constantemente con los quehaceres o con la cachorra, todo a sido mucho más llevadero.
Pero todavía me carcome un pensamiento en mi cabeza, rememore que no quiere dejarme en paz. Prácticamente obligué a mi Alfa a renunciar a su empleo luego de tanto tiempo que le costó sentirse útil y creerse capaz de que no caería nunca más en sus propias mierdas.
Y maldigo ser tan dependiente y dejarme llevar por mis emociones, solo espero que sus decisiones (aunque haya sido participe yo) no delimiten su felicidad. Porque lo único que quiero en esta vida, es que él sea pleno y feliz haciendo lo que quiera.
Y perdido en mi pensar estoy cuando sus grandes manos rodean mi cintura y unas feromonas de creciente excitación me golpean de lleno, haciéndome acojonar.
—¿A-Alfa? —cuestiono en un susurro y solo recibo un gruñido caliente y sostenido de su parte, que solo puede deberse a una sola cosa en cuestión —. ¿Amor? —pregunto nuevamente, virando mi cuerpo paulatino hacia su frente mientras él, con sus orbes privadas de visión, olfatea intranquilo la unión entre mi cuello y mis hombros.
Lo observo refregando, inconscientemente, su entrepierna sobre mi pelvis provocando un jadeo de dolor sobre la región de mi operación, a lo que -automáticamente- abre sus ojos alejándose en creciente resquemor.
—Y-yo... lo s-siento —dice con su respiración agitada y su cuerpo en conmoción.
—Alfa... tranquilo, solo que con esto de la cachorra nos hemos perdido en la fecha, debemos estar sobre la llegada de tu primer ola de calor...
Mi Alfa me observa con cara de preocupación e inmediatamente dictamina: —Debes alejarte de mí, avisa a nuestros amigos para que te quedes con los niños en la casa de ellos.
Dicho esto, se pega la vuelta y desaparece de mi visión cerrando el acceso de nuestro dormitorio de un fuerte empellón.
Movimiento que despierta a la pequeña tragona, como le he puesto yo, ya que solo succiona mis pechos o la mamadera aunque ni hambre tenga mientras esté despierta.
Rebusco mi teléfono sobre el mesón y despido un mensaje a Jin alertando de la situación.
Por suerte, mi pequeño Dong-yul se encuentra en su escuela. Una situación menos para tener en cuenta. Entonces, alzo mi pequeña y acomodo su cuerpo entre mis brazos mientras -por instinto- rebusca con su olfato mi pezón.
De inmediato, recibo una llamada entrante de mi querido amigo, así que me acomodo en el sofá para atenderlo mientras la pequeña princesa no se aleja de su teta ni por casualidad.
<Dime> contesto al tercer timbrado insistente.
<Pero ¿Será posible que lo único que te faltaba es que tu Alfa entre en celo con tu cuerpo en ésta situación?> debo alejar el celular de mi oreja porque con el grito que emitió me dejo con sordera.
<En vez de gritar, ven a casa ni bien puedas, así nos organizamos. Te necesito Jin> confieso en un susurro de resignación para con mi amigo, que luego de un largo suspiro me contesta.
<Eso ni lo dudes mi valiente Omega, ya le aviso a Nam por si tu Alfa se le antoja reclamarte en medio de la huida, total faltan horas para que mi ahijado salga de su escuela>
<Gracias amigo, no se que haría sin ti> contesto ante sus palabras.
<Andar de culo entregado por ahí, eso seguro y ahora mírate, con un Alfa guapo pero desquiciado y dos milagros según el doctor>
No puedo contener mis risas ante sus palabras hasta que la pequeña glotona se atora de tanto engullir y le cortó de inmediato avisando que la llave está debajo la alfombra.
—Pero cariño... ¿Cómo puedes ser tan pequeñita y tragar así? —le cuestiono a mi pequeña mientras la cambio de posición para acercarla nuevamente al otro pezón.
En eso, regresa mi amor con un bolso cargado de ropas tanto mías como de Dong-yul (aparentemente).
—Creo que tienen todo lo que podrían necesitar para un par de días, dale un beso a mi pequeño gigante de mi parte, iré a armarte lo de la cachorra.
Dictamina seriamente y saliendo del living a toda velocidad, sin siquiera dejarme hablar aunque quisiera.
Entonces, me dedico a terminar de darle el pecho a mi pequeña meditando seriamente la cuestión. No tengo muchas opciones que prever ya que por lo que se ve, es inminente su celo, porque las feromonas mezcladas de enojo con excitación que quedaron flotando en el ambiente; claramente dictaminan su creciente primer ola de calor.
Y sobre que coloco a la pequeña sobre mi pecho para provocar su eructo, ingresa -nuevamente- más enfadado que antes, dejando el pañalero más un pequeño bolso con las ropas de la bebé.
—¡Jung Kook! —lo llamo por su nombre porque sé que es la única manera de llamar su atención en estos momentos —. ¿Puedes no enfadarte? No es tu culpa estar en puertas de tu ciclo de calor, amor.
—Pero bien podría haberme tomado un supresor y sin embargo, se me pasó, y tú en este estado... Ni sueñes que la pasaré contigo cariño.
—¿Y que piensas hacer, Alfa? ¿Acaso me estás buscando un reemplazo? — suelto sin pensarlo.
La habitación se torna oscura entre su errática respiración y mi creciente mal humor. Entonces, el llanto incipiente de la pequeña nos aleja de la burbuja de negación para regresar hacia lo que ella necesita.
—Deja que la cambio yo, si quieres, desde aquí percibo su olor. Esas mezclas de hierbas con lo más tóxico del planeta —comenta mi Alfa, a lo que reaccionamos ambos riendo y por fin se afloja -en partes- nuestra tensión.
—Será todo un gusto amor, te la cedo sin impedimentos —estiro a la pequeña entre mis brazos obligándolo a acercarse hasta mi persona.
Luego de unos momentos de dubitación, se aproxima con pasos seguros hacia nosotros. Entonces, toma la cachorra entre sus brazos y antes que se aleje, velozmente, me aferro a su brazo mimándolo.
—Cariño ¿Recuerdas que te amo como nunca amé a nadie, no? Deja de cuestionarte o enojarte conmigo, solo haces que me sienta peor.
Él, me observa con sus renegridos ojos encendidos como fuego por dentro, tiritando en destellos rojizos de a momentos como dándome a entender que su lobo está al acecho de tomar en cualquier momento el control.
Entonces, beso su mejilla y acunando su rostro le digo: —Alfa. Mi amor. Nadie, ni siquiera tú lobo, se atrevería a dañar lo que ama con tanto amor. Porque ese inquieto que provoca que su enlazado se retuerza como desesperado en mi interior, es el mismo que me ama con pasión y con inmenso amor.
—Lo sé cariño... solo que no sé si podré controlarme... Y eso, me aterra —dice con semblante abatido por primera vez en el día, aflojando su coraza y dejando ver su verdadero temor.
Así que aprovecho su momento de mayor lucidez y me arrimo a depositar un tierno roce de labios donde sello la promesa de mi amor para con él.
En eso, se escucha el acceso ser abierto y unas pisadas rápidas en nuestra dirección. Mi amigo y su amado están sobre el comienzo del pasillo que combina la cocina con el living.
—Muy bien lobo feroz —comenta Jin muy despacio —. Deja la cachorra sobre la mesa para que la tome entre mis brazos... Solo respira, inhala y exhala, repite conmigo la acción —se aproxima despacio mientras Nam mantiene cierta distancia haciendo ademanes con sus manos mientras acentúa -exageradamente- su respiración con el propósito de que mi Alfa lo siga.
—Te juro que te comeré si no dejas de hacer semejante teatro Jin, eso tenlo por seguro —dice serio mi Alfa ante la aparente risa de su amigo, que todo nervioso, se arrima a su lado palmeando su hombro.
—Así que ¿con ciclo de calor lobito? — emite Nam, a lo que me pego mentalmente porque si la idea era no provocar, le están errando realmente.
—Otro que quiere ser devorado con su amor. Tomen las cosas y fuera de mi casa que dentro de un rato me entra más el calor y te trago de un solo bocado por jetón —dice mi Alfa a su amigo, que con cierto resquemor agarra los bolsos del mesón.
—Yo me llevo la pequeña, dile chau al papi calentón —objeta Jin. Y solo puedo llevar mi mano a la cabeza en creciente frustración.
—Adiós mi princesa amada, papi te ama con todo su corazón. Pero no dejes que tu tío te consienta, bueno, aunque un poco de permiso le doy —y mirando seriamente a los ojos de mi amigo, mi Alfa le confiesa: —Gracias por siempre estar para mi familia Jin... aunque quiera matarte más de una vez. De verdad gracias, ahora llévate a este par de mi lado para que me dejen pasar mi celo desarmando el condenado ropero.
Mi Alfa, luego de dar un sentido beso a su pequeña, se vira y envuelve mi rostro regalándome un beso connotado de todo el amor que me profesa.
—Te amo mi Omega, pero no puedo permitirme tener la mínima opción de hacerte daño, lo lamento...
Dicho esto se retira velozmente en dirección a nuestra pieza.
LO PARIÓ🥺Y AHORA?🤔
GRACIAS POR LEER, VALORAR Y COMENTAR😍
LOS AMITO MUCHO❤
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