Maldita sea el momento en que me dejé llevar por estar feliz de compartir con mi familia. Feliz al punto de que no fui capaz de controlar el comienzo de mi ciclo de calor con mi Omega en este estado.

Ahora, me encuentro bañando mi cuerpo con el agua más helada que puedo dejar salir de la ducha. Y sobre que cae en mi cuerpo, percibo como una neblina se eleva en contraste con mi ardor mientras masturbo con fuerza mi dura erección por eternos minutos, deseando que pase mi celo lo más rápido que pueda.

Mi lobo se estremece rasguñando mi interior. Desesperado por tomar el control que junto al maldito dolor de cabeza, me aturde de a momentos. Y no se que será mejor, si dejarlo agarrar posesión de una buena vez por todas o resistirme al ardor destrozando lo que sea que tenga a mí alrededor.

Debería buscar el saco de boxeo, guardado por desuso, para descargar toda la energía y furia contenida que pueda socavar desde mi interior, para ver si puedo controlar la inminente primer ola de calor que me azota de manera creciente y sin perdón.

Percibo de a momentos, lagunas mentales que me hacen divagar. Y a continuación, se me cruza por mi mente que debería encerrarme en el cuarto de modo que en dominio de mi lobo y ciego por mi instinto, me asegure de que no busque un lobo cualquiera por estar tan desesperado.

Aunque al estar enlazado con mi Omega, eso sería prácticamente imposible. Igualmente, no me quiero arriesgar y tentar a mi mala suerte ya que los aromas de otros lobos provenientes del exterior hacen mella en mi maldita mente. Y reino el valor de inspirar controlando mi conmoción aunque me cueste.

Hermosa herencia que me quedó después de tanta mierda que me metí hace unos años atrás: celos intensos y un lobo que se enloquece con cualquier aroma durante su ciclo de calor. Solo controlando su instinto ante la presencia de su reclamado Omega. Claro, que ahora recién parido es otra cuestión.

Me pego mentalmente -y con suma rabia- ante la culpa de mi descuido mientras finalizo mi manual empalmándome al instante aún cuando poco dure... "¡Maldición! Esto será más difícil de lo que creí" se cruza entre mis pensamientos a medida que salgo del baño secando mi agitado y acalorado cuerpo.

Decido dejar mis cabellos más húmedos para obtener algo de frescor que ayude a despejar -en parte- mi mente. Y me aboco a investigar el modo de sellar las ventanas para evitar que el ingreso de aromas exteriores me puedan enloquecer mi mente.

—¡Con un demonio! Debo bajar esto si quiero alimentarme y no morir de inanición —susurro entre gruñidos a mi duro miembro que cobra vida en todo su esplendor nuevamente.

Y como si fuera una maldita broma, tu aroma impregnado en el ambiente y en las cosas me azota cruelmente y sin piedad, provocando mis gruñidos desde lo más profundo de mis adentros sin poder controlarme aunque lo intente.

Entonces -nuevamente- me dirijo a la bañera pero ahora, arrodillado sobre el piso mojado de la misma mientras someto mi miembro al chorro helado de la canilla, provocando un enfriamiento que hela hasta mis renuentes pensamientos. En una de esas, te puedo sacar momentáneamente de mis rememoros a medida que jalo mis cabellos con total desesperación.

Mantengo por un extenso lapsus de tiempo mi sometimiento con el fin de bajar mi temperatura corporal. Pero mi aroma intoxica el ambiente y las feromonas de excitación, se potencian con mi creciente ola de calor provocando mi continuo asqueo y turbación.

Con fuerza golpeo mi frente sobre los azulejos maldiciendo a todos mis ancestros por ser tan desprevenido, percibiendo el metálico sabor del carmín que recorre mi garganta al aprisionar mis dientes con extremado vigor.

—Te vas a hacer daño si sigues así... — escucho en un dulce susurro a mis espaldas poniendo en alerta a mi lobo que se retuerce sin conmiseración dentro de mis entrañas.

—¿Se puede saber qué demonios haces aquí? —escupo sin tacto y sin controlar mi labia, absorbido por mi acentuado mal humor.

Tratando de controlar -sin éxito- a mi instinto animal que clama porque vire y tome a mi Omega sin piedad. Aún así, mi poca consciencia me frena y me enervo a la misma vez. ¿Cómo puede arriesgarse a presentarse así ante el despertar de mi celo?

Escucho a mis espaldas, su pausado respirar. Con mi miembro duro de nuevo y mi agitado pecho que crece y decrece cada vez menos lento. Meditando entre lagunas y flashes de consciencia que mierda es lo que debo hacer.

—A-Alfa...

"No te atrevas..." dicta mi efímero discernimiento.

Reina un silencio sepulcral donde solo se escucha el agitado respirar de nuestros pechos. Y dictamino mi escaso dominio queriendo fallar a sobremanera.

Percibo el calor que emana de tu cuerpo y el exquisito aroma de tu creciente lubricación, pautas que nada ayudan a mi dominación. Y entre incrementados gruñidos, golpeó fuerte los azulejos para tomar algo de control y no girar a destrozarte en el intento de no hacerlo.

—No me harás daño, eso te lo aseguro... ¿A-Alfa? —cuestionas casi rozando mi hombro y me estremezco al sentir tu entrega y tu pasión.

Mi animal se comunica con tu lobo interior haciendo algún tipo de danza del deseo donde se enroscan con devoción ante mis ojos, pero mi escasa consciencia dictamina que tu cuerpo está frágil aunque tus feromonas me nublen la razón.

Entonces, percibo el toque de tus pequeñas manos sobre mis hombros y cierro con solidez mis ojos ante la impresión, dejando tomar control a mi lobo que como un vesánico solicita por tu tacto y tu calor.

—Déjame ayudarte mi Alfa, mi amor... —susurras sensual sobre el comienzo de mi cuello mientras desciendes tus manos camino hacia mi perdición.

DIABLOS OMEGA😬CUANTO VALOR🤭

A PASAR EL CELO SE HA DICHO, AUNQUE ME DA MIEDO COMO QUEDE NUESTRO OMEGA🤕🥴

GRACIAS POR LEER😍