🐺CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE🐺
Se dedicó a amarme, lentamente, sobre que me aposentó en nuestro nido de amor. Quemando a fuego lento por la desesperación de las sensaciones de sus cálidos besos por cada rincón de mi dermis y rogando porque me tome fuerte pero a la misma vez, lentamente, haciendo que me pierda en la noción del tiempo que le dedicaba a recorrerme.
Minutos que simulaban extensas horas se sucedían al vestigio de su laboriosas manos. Desesperado por no saber que podría abrazar o con qué desahogarme del ardor pasional que consumía con ímpetu cada una de mis entrañas.
Y mientras mi Alfa sostenía su intensa y renegrida mirada sobre mi sonrojado cutis a medida que se hundía lento en mis profundidades, me perdí en el empoderado raciocinio que podía rescatar bajo el poderoso manto de sus ojos y en la escasa cordura que tenía para poder aguantar el no gritar como un poseso bajo su duro agarre. Tratando de no enloquecer con la forma en que cincelaba una erótica danza de vientres entregados a la ardiente devoción con la que nos consumimos hasta bien entrada la madrugada.
Y ahora, con mis ojos enmarcados en el acentuado cansancio, trato de mantener alejados a mis lujuriosos pensamientos que retornan como flashes incesantes a mi mente, provocando que mis feromonas se alteren mientras dedico tiempo perdido a tratar de mejorar la calidad del sonido de una grabación realizada de antemano. Ya que mis conocimientos de acústica arquitectónica se quedaron enfrascados en mis prolongados gemidos de la extensa noche y en sus roncos gruñidos expedidos por lo bajo cuando me exigía con firme voz "que me controle", cuando todo lo que quería era que me parta en cuatro pedazos...
¡Maldita sea lobito! Debo concentrarme antes de que llegues y no he podido hacer ni siquiera la cuarta parte de mi trabajo. Malditas hormonas que han quedado descontroladas luego de pasar largo tiempo sin activarlas con tu lazo. ¡Y es que vamos! Soy un lobo adulto y responsable que no puede actuar como corresponde sin que pase por mis recuerdos la bendita imágen de tu tieso y goteante falo...
¡Maldición! Las señales analógicas emitidas por el pulso electromagnético que debo interpretar para lograr que los sonidos que se reproducen por el altoparlante sean los adecuados para una mayor audiencia, se reducen a sonidos y chirridos molestos al oído gracias a mi nula concentración.
¡Maldito Alfa que vienes progresando en sumar puntos a lo loco en dejarme completamente embelesado con tus formas! Aunque sé muy bien, que haces un esfuerzo sobre humano sumado al incremento de tu instinto animal para soportar las diversas terapias aplicadas a la recuperación de tu lesión. Pero aún así, tienes el descaro de follarme como te plazca, o mejor dicho, hacerme sufrir como un loco al amarme en cuerpo y alma hasta el punto de hacerme llorar por sentirme sobrepasado en sensaciones.
—¿Y, cómo vamos Junin? —dice acercándose a mi lado, el insoportable socio de mi jefe. Idiota que me observa demasiado para mi gusto.
—Es Jimin, por si quiere que le conteste, luego no se queje si no le hago caso.
Y el maldito desgraciado susurra por lo bajo (pero no lo suficientemente bajo) un "Ojalá me hicieras caso aunque hueles feito y estás tomado". Y reprimo las ganas de girar y llenarle la cara de puñetazos porque se lo debo a mi Alfa. Y quedarme sin trabajo luego de todo lo que hemos pasado no es un buen augurio para el venidero futuro que quiero pronto a su lado.
Se desplaza observando los paneles como si entendiera una mierda lo que hago. Él, es un Alfa bueno para nada, solo es un suertudo por ser el heredero directo de una próspera empresa en gran ascenso y algo de lo que estoy seguro es que si no fuera por la gran masa de dinero que maneja, mi jefe le hubiera pegado una patada en el medio de los huevos, hace largo tiempo.
—Ten Omega, pon un poco de música, el ambiente está de más apagado —articula a mis espaldas.
Y percibo como la sangre se me sube rápido hacia el cerebro y a escasos segundos de girarme para agarrarlo a los arañazos por desubicado, escucho: —¿A quién demonios cree que le está hablando de esa manera?
Me sorprende sacándome de mi intranquilo trance, la rasposa y firme voz de mi Alfa nada contento. Pero no sé si es una buena idea dejar proliferar esto cuando el Alfa contrario, es el idiota que le hará la entrevista de trabajo.
—¡Amor! —suelto galante, acentuando mi mejor cara de dulce de leche (de más dulce y comestible para mi hermoso marido) ya que logré que cambie su ceño fruncido por una profunda y estremecedora mirada hacia mi rostro.
—Mi hermoso Omega —dice con una bella sonrisa puesta en su psicópata rostro mientras acaricia mi mejilla y me da un efímero roce de labios que me sabe a gloria —. Y al cual, solo yo, tengo el placer de nombrarlo como mío... —suelta directo a los desenfocados ojos escondidos del otro Alfa que no sabe cómo diablos salir de ésta.
El otro lobo (que de imponente le quedó poco) se retuerce como culebra en una zanja y bajo el atento escrutinio de mi vesánico esposo que pareciera querer arrancarle las tripas con sus fulminantes ojos.
—Bueno, bueno, ya está lobito. Vamos a aflojarle a las feromonas porque apestas —le comento entre susurros a su oído mientras golpeo suavemente su pecho con mi mano para luego asir su brazo con firmeza y trasladarlo hacia el interior del recinto —. Ven que te muestro mi equipo de trabajo. Y usted... —me dirijo hacia el susodicho asociado —, vaya preparando lo necesario. Empezaremos con las pruebas de sonido para que nos muestre luego eso que con tanto ímpetu usted vitoriaba el otro día entre aplausos. Aquí lo tiene, él, es mi Alfa. El dueño de esa agraciada voz que usted mismo dijo, que lo haría ganar por goleada. Y déjeme decirle, que le tomo la palabra.
El condenado, nervioso y transpirado, expide feromonas que lo ubican en continuo alerta. Como si fuera un pequeño cachorro indefenso que tropieza con la magnificencia de mi Alfa y el sublime torso escultural que se carga. Y del cual estoy dispuesto a degustar por partes sobre que el entrevistador traspase la puerta.
—Cariño, esos ojos te delatan, ¿no estarás pensando en follarme antes de la primer entrevista de trabajo luego de meses? —se queda como pensativo mientras se rasca la barbilla —. Eso solo sería posible si el maldito condenado sale ileso luego de atreverse a llamarte Omega —suelta con su ceño fruncido.
"Y eso que no escuchaste lo de feito aroma" se me cruza por mi cabeza pero solo sonrío coqueto hacia su dirección y le suelto: —Con tu entrada de "este espécimen es todo mío" más tu meada, no creo que se atreva a acercarse o a llamarme Omega, nuevamente.
¡Diablos! Recién caigo en cuenta de que pronuncié lo de acercarse. Y sobre que percibo la creciente irritación de su lobo que se encuentra de más compinche con el mío, lo jalo del brazo y murmuro sobre sus apretados belfos que parecen dos finas líneas a punto de desgarrarse —. ¿No pensarás enojarte y dejarme necesitado de mimos? Me imagino, ¿no?
—Eso nunca, mi hermoso espécimen culón —me suelta divertido pero con su porte sugestivo que ratifica que ante un paso en falso mío, me consume hasta la última gota de aire dejándome enteramente a su merced.
—¡Por la madre Luna Alfa! ¿Es normal que te ame tanto? —cuestiono a escasos centímetros de sus labios mientras relamo los míos.
—Es que soy un irresistible dulce envuelto solo por y para ti, cariño ¿No quieres rasgar en envoltorio para que asome la paleta? —suelta sugestivo y con la ceja elevada en implícita provocación.
Y sin dudarlo dos veces, me dejo caer de rodillas excitado por la riesgosa situación y babeando por saborear cada gota de su ofrenda a mi favor, mientras su acrecentada respiración sale disparada directamente hacía mi ingle.
Entonces, me meto entre el equipo y la pared a un costado, escondido a medias por uno de los asientos que acompañan a mi mesa de trabajo. Y con una ferviente convicción, deslizo el cierre de su pantalón hasta dejar asomar la punta roma y brillante cual paleta se ofrenda para mi degustación.
Y sobre que percibo el firme agarre de mis cabellos con sus manos, deslizo mi tacto milímetro a milímetro, cerrando mis ojos para recordar por antaño el relieve de sus calientes venas y palpitante carne sobre mi lengua.
Una, dos, tres lamidas y realizo una garganta profunda que atora mi gargantilla sobre el final. Y cuando voy a secundar mi accionar, se percibe el movimiento del tomo de la puerta y mi candente morocho se congela en el lugar. Pero de inmediato, se inclina sobre la mesa como dejándose reposar.
De inmediato, extraño sus firmes manos apretando con vehemencia mis cabellos, pero un mayor ruido proveniente la puerta altera la situación.
—¿Y Jimin? —se escucha proveniente de ese lobo bueno para nada.
Y en ese momento, me lo trago profundo mientras barro sobre la base de mi delicia, todo el estremecimiento que le resta con mi inquieta lengua.
—E-el... e-está... ¡En en el baño! viene de inmediato.
Un perturbador silencio seguido de un "Ok" que se aleja cada vez más espaciado, fue la bandera verde para continuar velozmente con mi acometida y forzarlo a largar todo su simiente en lo profundo de mi garganta.
El firme retorno de sus gruesas manos a la dermis de mi cabeza me calienta a sobremanera, y de una forma que hace tiempo no me había obsesionado, me dedico a tragar y a morder cada tanto a la espera de su entrega.
👀Que cosas no?😏
Gracias por leer, votar y comentar🥰
Los amito mucho❤️
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