🐺CAPÍTULO CUARENTA Y DOS🐺
"Vergüenza" esa sería la palabra perfecta para definir mi condición en este preciso momento. Porque despertar de mi letárgico ensueño en el baño de la clínica de rehabilitación de mi Alfa, todo ardoroso y jadeante, empotrado a él como un animal en celo mientras redondeo mis caderas y percibo el escape de nuestros fluidos recorrerme hasta el final de las piernas, debería ser inconcebible. Y aunque quiera moverme a regañadientes ¡Estoy tan sensible!
Me siento ido de a momentos y por otros con los pies sobre la tierra. Aún así, su maldito aroma impregnado junto con al mío me vuelve loco a sobremanera. Es como si fuera una constante nube de placer y excitación que me cubre por completo empañando cada célula de mi cuerpo en creciente deseo y una enfermiza necesidad de dejar salir a flote a mi animal interior reclamando lo que es suyo por derecho.
Elevo mi torso para percibir más de cerca su calor. Sus grandes manos rodean mi pecho con un toque suave, más bien se siente correcto. Y a mí me entra el descontrol... ¿Cómo puede siquiera estar tan tranquilo cuando me estoy ahogando con su olor?
-¿Omega? ¿Cariño? -susurra pegado a mí oído con su profunda y rasposa voz. Y no puede más que calentar cada porción ya incinerada de mis adentros ¡Es que su maldita cercanía activa cada uno de mis receptores de pasión! Y quiero dar media vuelta y trepar como un pulpo enredado a su fervor, perdiendo mi escasa y renuente consciencia que quiere asomarse al exterior -. Vamos a casa -se escucha la aseverada orden proveniente desde los erizados vellos de mi cuello y yo no puedo hacer más que apretar mis paredes rectales para no dejar escapar ese extremo caliente que me tiene boquiabierto.
Y en un reinante silencio donde solo se escucha su profunda respiración y mi jadeo, retumba la puerta del acceso al interior del baño en donde estamos siendo llamados por nuestros nombres con elevada voz... Si es que "perro calentón" y " lobito travieso" definen nuestros pronombres.
Se escucha el bufido de mi Alfa a mis espaldas saliéndose por completo luego. Y una maldita sensación de abrumadora necesidad y posesión me carcome desgarrado por dentro.
-¿A-Alfa? -murmuro tembloroso y con mis ojos acuosos.
Él, se acerca velozmente, todavía con sus genitales expuestos y me abraza sosteniendo mis mejillas con total adoración.
-Mi pequeño ¡Te dije que debíamos ir a casa! No me quiero imaginar lo que se te cruza por la cabeza pero no le des rienda suelta, vamos a vestirte que estoy aquí por y para ti, mi amado Omega.
-¡No quiero la ropa! ¡Te quiero adentro! -sollozo angustiado y sobrecargado sensorialmente sin poder reconocerme del todo.
-Pero cariño... No podemos salir en pelotas al medio del pasillo, espérame aquí -dice y se retira del calor de mi abandonado cuerpo.
Entonces, agudizo mis sentidos y cerrando mis ojos, absorbo todo el aroma dispersado a mi alrededor con el único fin de que le dé algo de tranquilidad a mi cabeza, y me refiero a la de abajo porque estoy al palo nuevamente. Me sonrojo a más no poder al abrir mis ojos y tomar real consciencia de mi estado. La piel me quema y anhela ser mansillada por tu tacto.
Un grito exasperado me saca de mi adormecido trance y observo vociferar a mi Alfa mientras recoje del suelo mis prendas desparramadas, para luego acercarse a toda velocidad y enfundarme cual cachorro a cada prenda.
-¿Cariño, podrías colaborar un poco, no? -suelta mi Alfa a medida que hace fuerza con mis pantalones sobre mi redondeada cadera.
Y no sé si es el vaho de excitación lo que me tiene tan adormecido ante su tacto, pero cuando quiero darme cuenta, estoy respirando entrecortado y mi garganta quema por tener algo de humedad sobre la punta de mi lengua.
-¿A-Alfa? -jadeo su nombramiento que quema por salir desde lo profundo de mis entrañas a medida que los minutos transcurren. Y percibo luego todo borroso a mi alrededor...
Lo siguiente que noto es la firme toma de mi cuerpo entre sus brazos mientras me aferro escondiendo mi rostro sobre su amplio pecho y absorbiendo por completo, su esencia. Mi cuerpo es arropado luego con alguna prenda que quema mi ardorosa dermis pero aún así no separo mis fosas nasales de tu piel.
A lo lejos se escuchan palabras mientras me traslada entre sus fuertes brazos con pasos firmes que se ralentizan de a momentos. Y un vago recuerdo de su estado se me cruza por mi adormecido pensamiento antes de perder toda noción del tiempo y el espacio a mi alrededor.
🐺🐺🐺🐺
-Dame que te ayudo Jung Kook... ¡¿No ves que fuerzas tu condición acarreando como un maldito ropero a tu Omega?! -suelta malhumorado Jin a su costado sin recibir ni una respuesta del sujeto receptor de su enfado.
Así que luego de arropar el acalorado y mal oliente cuerpo de su amigo con su saco, se encarga de trasladar las muletas del Alfa a su costado mientras lo observa caminar forzado por alzar a su amado en ese estado.
No puede creer el desenfado de este par, tras varios años de casados siguen haciendo de las suyas en donde se le cante. Y él o Nam deben salvarles más de una vez el pellejo. Para su mala suerte pero para suerte de ellos, el llamado del celular de Jung kook hacia Nam quedó activado, así que de ahí pudieron unir cabos sueltos y deducir que su amigo estaba adelantado a la fecha de su celo.
-¡Wow..! ¡Apestas lobito! ¿Puedes dejar de arrojar feromonas si vas caminando como un maldito lobo demacrado al acecho de quién ose mirar a tu Omega?
-¿Pero dónde mierda metiste el auto Jin? -cuestiona enfadado por no poder cargar bien a su enlazado y gruñendo de dolor ante el esfuerzo de hacerlo en su estado.
-Por allá, aquí me cobran multas. Y ahora que soy un padre de familia debo ahorrar hasta la última moneda para la leche de fórmula ¡Es que casi se me salen los ojos con el precio de esa mierda!
-¿Más lejos no podías estacionar, no? Y deja de quejarte, deberías estar feliz de la vida.
-¡Claro! Tú porque tuviste a la vaca lechera en casa, te quiero ver sin trabajo y comprando fórmula -rezonga el Beta a escasos metros del auto, sin percatarse del repentino despertar de su juguetón amigo a su costado.
De un momento a otro, el Omega se enreda con los brazos al cuello de su Alfa, cruzando sus piernas sobre su cadera. Logrando que Jung Kook se afirme con fuerza para no caer de pleno sobre el asfalto.
-¡Wow... wow..! Espera cachorro - murmura el Alfa sosteniendo con fuerza desde la parte posterior de los muslos de su Omega, tratando de resistirse a la intrusiva lengua que avanza como un demente entre sus ribetes -. Espe... -es silenciado por el apoyo sorpresivo de la pequeña mano de su Omega sobre su boca mientras se digna a morderle la barbilla con extremada fuerza.
-¡Pero qué demonios Jimin! -exaltado grita Jin -¡Dense prisa e ingresen al auto que Jimin está exacerbando su aroma! -le grita a Jung Kook, el cual parece absorbido por la intensidad de su Omega sin hacerle caso alguno.
A rastras, Jin los empuja el par de metros que faltan hasta que el Alfa choca de pleno con la carrocería, mientras su Omega emite un indecorosos jadeo ¡Y como si fuera poco el espectáculo! Su indecente amigo comenzó con una intensa sesión de meneo de cadera sobre la dureza de su amado.
-¡Maldita sea Jung Kook! ¡Métete ahora al auto! -dictamina Jin abriendo la puerta trasera.
Los sonidos algo elevados de sus amigos, sumados al intenso aroma que dejaron como estela, llama la atención a varios lobos que circulan por la zona. Así que Jin con su mejor cara de póquer, extrae una loción de su pequeño bolso y comienza a rociar por todo su auto. Indicando que cierren las malditas ventanas para evitar el escape de feromonas.
Por suerte, su auto es completamente polarizado, pero luego verá como extrae el vestigio de manchas que dejen sus queridos amigos fornicando como conejos ahí adentro.
Y al transcurrir de unos segundos, se sorprende de los sonoros gemidos que provienen desde adentro y sin esperar un minuto, pega media vuelta y se aleja pero sin perder de vista a su incansables amigos desde lejos.
Adentro del carro todo es sudor. Aliento absorbido por la hambrienta boca del contrario, y gemidos que se tragan entre ellos mientras algunos sonidos escapan por ser de más entusiasmado la sesión de besos con excesivo franeleo desmedido.
El Omega, perdido en el asome de su primer ola de calor, se encuentra montando la firme dureza de su amado. Se aferra con toda la garra al asiento posterior mientras empuja hacia arriba su cadera, logrando un mayor impacto sobre su punto de delicia.
-¡Maldición cachorro desvergonzado! Eres toda una perdición así de entregado -jadea con su mirada ensombrecida a medida que empuja a sobremanera en el interior de su caliente Omega, elevando el cuerpo de su amado que llorizquea a cada segundo que transcurre y es cruelmente profanado...
Wow con este par😏
Gracias por leer, comentar y votar😍
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