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🐺EPÍLOGO🐺

<<<—¡Tu puedes cariño! —apoyaba el Alfa a su Omega, todo mimoso y empalagoso.

—¡Cariño tus pelotas azules Alfa! —vociferaba el irritado y sufrido Omega mientras trataba de focalizar las contracciones y pasarlas con el menor dolor posible.

—¡Pero qué perro atrevido mi amigo! Aguanta un poco, ya vendrán por tí mi querido —comunicaba Jin a su alterado amigo. Llamándolo así porque -últimamente- ladraba y mordía a quien se le acercara a menos de dos metros.

—¡Perro tú Jin y sobre que me sigas diciendo así, ni mierda serás el padrino de mi cachorro! ¡Haaaaawww! —las acentuadas contracciones transformaban el rostro del Omega, en despojos de dolor con restos de sollozos.

—¡Maldición Alfa! —se gira sobre su costado tomando la remera del mismo, (que a estas alturas, parecía más un intimidado cachorrito que un imponente Alfa) para encararlo desafiante y con su respiración descompasada exigiéndole: —Si no haces algo para que lo saquen ahora... olvídate de mi trasero —>>>

—¡Pero! ¿Por qué lo pausas cariño? Venía la parte divertida donde le lanzas a Nam, tu botella de agua mineral dejándolo malherido... —comento entre risas cómplices con mi amigo y escandalosas risotadas contenidas de parte su prometido. Prometido que no puede reprimir sus llantos al recordar la atípica situación.

—Claro... ríanse ustedes, pero los quiero ver en ese estado y encima, siendo grabado —articula mi fastidiado Omega dirigiéndose a la cocina. Y  aprovecho para ir tras su pisar, mientras el príncipe del hogar duerma y no retoce como su papi Omega, dispongo de unos minutos para gozar.

Al arribar cerca suyo, el exquisito aroma a lasaña casera impacta de lleno en mis fosas nasales, receta que mi madre se encargó de traspasar dado que a su "bebé" le encanta, según ella.

Nótese el sarcasmo porque de "bebé" no tengo nada, pero atisbando a mi sexi Omega inclinado sobre el horno, podría hacerle varios ahora mismo...

—¿Vas a continuar observando mi culo de esa manera, Alfa? —inquiere todo sensual, apoyado en sus codos sobre sus rodillas mientras menea -de lado a lado- sus caderas... ¡Y maldita sea! Si me incita a pecar.

Me acerco como buen lobo al acecho de su frágil presa... Y agarrando sus caderas, le arrimo mi creciente y húmedo espesor —No me provoques cariño... porque ganas de follarte duro contra la mesada no me faltan. Y no me va a importar, una mierda, tener público espectador —susurro con mi decadente voz empañada de deseo mientras comprimo las benditas carnes que rodean sus epicúreas nalgas.

—¡No puede ser! Jeon Dong-yul, no mires a tus cochinos padres —gesticula Jin de modo exagerado mientras cubre los ojos de nuestro pequeño retoño que, nuevamente, ha despertado —¿No pueden esperar a que nos retiremos?

Observo a Jin, risueño y venturoso. Y acomodado en la suave piel del hombro de mi Omega mientras me afianzo a su cintura (como si mi vida dependiera de ello) nos trasladamos hasta cercar a Jin.

—Lo siento querido amigo, pero en mi defensa, mi Alfa, me calienta —suelta todo descarado mi Omega. Y no puedo contener los jocosos sonidos que amenazan por salir desde mis fauces, mi esposo es un desvergonzado y me embelesa, aún más, cada día.

—No escuches bebé, el padrino te cuidará de estas bestias —emite a nuestro cachorro alzado en sus brazos, entre morritos y monadas.

—¡Es mi turno de mañas! Dámelo Jin, porque en cuanto olfatee los pechos de su api, se olvida de su padre Alfa —extiendo mis brazos para asirlo, con sumo cuidado, al otro dueño de mi corazón.

—¡Pero qué dices amor! Te recuerdo que poco le dejaste a nuestro pequeño retoño —comenta risueño mi Omega, ante un horrorizado Jin a causa de su desfachatez.

—No creas nada mi pequeño príncipe... tu padre ya comprobó que se llenan de nuevo... —susurro a mi cachorro. Y percibo a Jin, sobarme el hombro mediante un coscorrón para luego mi nombre vociferar. Entre tanto mi Omega se jacta entre risas de la hilarante situación.

—Cariño, te abandono, me debo a mi otro amor —dispongo de pequeños roces de labios robados a mi flamante esposo, para encaminarme hacia el salón con mi pequeño "Pasión Oriental" entre mis brazos. ¿A poco no estuve acertado en el nombre de mi cachorro, dado su significado?

—Yo termino aquí y me les uno, amor.  Y... examina, por las dudas, su pañal —comenta arrugando su pequeña nariz. ¡Y ya me veo venir a la expectante toxicidad que exonera tan pequeñito cuerpecito!

—¿Justo con tu padre debías hacer eso, mi pequeño? ¡Padrino Jin..! —me lanzo a la pesca y sonrío cuando me gritan del otro lado, que ni lo sueñe, que desde ahí, se percibe el aroma.


Ya en la habitación de nuestro príncipe, luego de cambiar su pañal y con el corazón desaforado, observo sus manitas que atrapan mis dedos en un intento de succión. Regalándome las más bellas sonrisas que inundan mi corazón de calidez.

Mi pequeño Jeon Dong-yul de cinco meses, es una hermosa bendición. Sobre todo para mi amado Omega, que nunca creyó que podría ser papá y lloró vastas noches repletas de pesadillas en donde lo perdía, o despertaba imaginándose el sueño de ser padre aunque ya anidaba nuestro retoño en su vientre.

Hasta que, por fin, su pancita se empezó a notar y su martirio se fue apaciguando, poco a poco.

Me dediqué a mimarlo, amarlo, ceder lo mejor de mí. Porque cuando lo conocí, el me restableció. Y ahora, a su lado, seré el que guie su tempestad para arribar a buen puerto... aunque eso implique sacrificarme a mí en el trayecto.

—Así es mi pequeño, tu padre les ofrenda su vida y su corazón, para que sean infinitamente felices. Y si en esta bella historia de amor puedo morar eternamente, seré el hombre más afortunado del mundo —le confieso a mi retoño mientras observo sus regordetes cachetes salivados por succionar su dedo.

Entonces, procedo a limpiar su carita entre pensamientos "Nunca imaginé dictaminarme así, tan repleto de dicha y rebosante de inmensurable afecto..."

🐺👶🐺

—¿Dónde están Jin? —consulto al salir de la cocina y no atisbar a mi retoño con su padre.

—En la habitación de mi ahijado, supongo —comenta Jin abrazado a su Alfa y entretenido con la grabación de mi alumbramiento.

—¡No puedo creer que sigan con eso! ¿No se cansan de mirarlo? —cuestiono aún sabiendo la respuesta.

—¡¡No!! —vociferan a la vez y solo sacudo mi cabeza divertido "eternamente seré ese perro amigo que daba miedo".

Arribando a la habitación de nuestro pequeño, percibo los balbuceos divertidos de nuestro retoño y de fondo, la profunda voz del Alfa que amo. Así que acercándome como escondido en mi guarida, atiendo cuando le confiesa a nuestro bebé que él, nos regala todo con tal de vernos felices. Y que si el destino le permite morar a nuestro lado, será eternamente afortunado. 

Mis orbes, nuevamente, se empañan de felicidad. Y lo hacen como desde largo tiempo viene sucediendo. Es que la conmoción de sentirme tan amado, es tan abrumadora, que a veces parece irreal.

—¿Cariño? —pregunta mi Alfa advertido, seguramente, por mi incipiente sollozo. Así que ingreso, lentamente, despejando mi rostro de evidencias hasta sentarme al lado de nuestro niño, que de inmediato se arrastra hasta mi pecho —. Listo, se olvidó de su padre —anuncia con un brillo especial en sus ojos que con el pasar de los meses interpreto como un total enamoramiento. 

Levanto a mi pequeño, acomodándolo entre mis brazos mientras él, organiza las almohadas a mi espalda —. Amor, ya está lista la comida, ¿por qué no vas a cenar con nuestros amigos? Yo iré luego —comento acariciando su rostro y perdiéndome en el renegrido océano de su mirada en cuanto levanta sus ojos... Y solo podría atinar a desnudarme desde lo más profundo de mi alma, solo para reverenciarlo en amor eterno.

—Te amo con toda mi alma, mi amor. Y gracias, por amarme de vuelta con tal intensidad. Ustedes, son lo mejor que me pudo pasar en esta vida —él, me observa detenidamente con una media sonrisa y sus orbes brillosas transmitiendo toda su pasión para luego contestarme con un beso cargado del más puro y profundo amor correspondido. 

—Te amo mi hermoso Omega, y a tu clon, también —sonreímos ante lo expuesto —. Los espero, así cenamos juntos, y si se enfría, lo calentamos. Tú no te preocupes, solo aliméntalo antes de que su padre le robe el pecho.

Alimento a mi pequeño en medio de caricias otorgadas a mis cabellos. Observando su carita con aspecto glotón.

Rememorando y atesorando cada instante que la vida, el destino o lo que sea, me dio la oportunidad de vivir. 

"Llamémosle milagro" Dijo el doctor al revisar mi historial medico a fondo.  "Esas cosas de una en un millón" También promulgo.

Yo solo sé que soy inmensamente feliz y afortunado de conformar este vinculo, mi familia...

La cena transcurrió entre amenas risas y algún que otro reproche de mi parte por traer a colación algunas escenas de video.

Las monadas de nuestro pequeño Jeon Dong-yul a quién ofrezca sus brazos para mañas, nos sacó más de un suspiro de enamoramiento.

Finalizamos la jornada con la promesa de reincidir la cena o alguna otra comida, sin video de por medio. Lo cual trajo aparejadas nuevas carcajadas, sobre todo de mi amigo Jin, que pensé que se nos ahogaba de tanta risotada.

—¿El príncipe ya duerme? —consulta mi Alfa en cuanto arribo a su costado mientras asea los platos concentrado en su labor.

—Hace un momento cayó profundamente dormido, luego de otra dosis de su leche, por supuesto —comento detallando cada porción de su bendito cuerpo en mi retina mientras percibo el acrecentar de mi lubricación.

—¿Te gusta lo que observas? —articula secando sus manos mientras me otorga esa mirada que tanto me pone.

—Así como te gusta a tí... aparentemente —susurro apresando mi labio inferior entre mis dientes mientras apoyo mis codos sobre la mesada y expongo mi pecho con la camisa a medio cerrar. 

Él, se acerca como un furioso acechador e internándose entre mis muslos, delinea los relieves de mis largas piernas con una mano mientras ase mi cuello con la otra, regando húmedos roces con sus ardorosos labios por cada rincón de mi piel hasta llegar a mi oído, donde gruesamente susurra: —Te amo cariño... pero hoy, no te voy a hacer el amor, te voy a follar bien duro... —levantándome de un fuerte jalón mientras enreda mis piernas a su cadera, sacándome un audible quejido por el roce de nuestros despiertos miembros.

Calor, deseo, asfixiante necesidad de perecer entregado a él... A sus manos, a su ritmo, a nuestro menester...

—Fóllame hasta que estés marchito Alfa, soy tuyo...

Gravitando mi ardoroso cuerpo sobre la mesa, se deshace de mis prendas arrastrando todo como un ardiente huracán devastador. Consumiendo mis labios hasta dejarme sin respiración e inhalar hasta mis pensamientos.

De un ávido movimiento, arrastra mi cuerpo dejando mi cabeza suspendida desde el borde de la mesa. Atacando, nuevamente, mi cavidad bucal y enredando nuestras lenguas en un secuencia celestial.

Y en cuanto percibo el sonido del  despliegue de su cremallera, me preparo para degustar.

Sus benditos toques queman mi piel y solo necesito de él, para enfriar...

Y acercando su regia vena sobre mis menesterosos labios (y favorecido por la posición) me la engullo entera de un solo empellón. Mientras él, agarra mis mejillas dominando la situación. Luego, separo mis piernas y le entrego mis dedos para que los humedezca.

Devorando a mi antojo y cegado de placer, me preparo solo por y para él. Observándolo fijamente y entre gotas de sudor, en cuanto se aleja repentinamente.

—Eres malditamente sexi, cariño... Quiero entrar en ti, tan bueno, tan profundo —susurra completamente excitado y empalmado.

Y arrastrando mi cuerpo desde la corva de mis rodillas hasta el borde de la mesa, se introduce -lentamente- hasta chocar nuestras pieles...

🐺👶🐺

La promesa de una noche sexual eterna, fue arrebatada luego de transcurrida una hora ante el llanto de nuestro pequeño retoño...

Ya bañados y por turno (porque así lo dictamina nuestro pequeño) nos acurrucamos los tres en nuestro lecho. Entre caricias y mimos compartidos, se respira un solo latir. Un amor que abarca a tres, que comparten un sentir, amarnos y amar al otro hasta el final de nuestras vidas.

Mi Alfa, nos observa con un brillo especial que aunque sé que es amor, no me dejo de cautivar...

—¿Cariño? —consulta.

—Me amas, lo sé —risueño contesto mientras acaricio las suaves hebras del cabello de nuestro hijo.

—Te amo, es verdad... Pero, a parte, debo confesarte que aunque controle mis adicciones... estoy completamente DEVOTO A TÍ. A tu aroma, a tu cuerpo, a tu personalidad, mi querido y amado esposo.

Y con mis ojos acuosos e invadidos de gozo, nuevamente manifiesto: —Te amo mi Alfa y estamos muy orgullosos de tí...


















































HAW🥺 SENTIMIENTOS ENCONTRADOS😞NO ME QUIERO DESPEDIR PERO TODO LLEGA A SU FIN😢

GRACIAS A TODOS LOS QUE CEDIERON SU TIEMPO PARA ACOMPAÑARME HASTA AQUÍ 🥺♥️

NOS QUEDAN DOS EXTRAS😍

Y COMO VERÁN, SU CONTINUACIÓN SE LLAMA ASÍ: DEVOTO A TÍ. 🥰



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