🐺CAPÍTULO TREINTA Y DOS🐺
Caminando de regreso hacia mi hogar, tras finalizar la jornada laboral en la emisora, delineo suavemente mi flamante marca perdido en mis designios... El dominio concebido en conclusión al reclamo de mi Alfa, me tiene obnubilado.
"Estamos unidos... Soy suyo y él, es mío"
Pequeños fragmentos de conciencia, me traen desordenados recuerdos de lo vivido hace un par de días atrás, durante la llegada y el trascurso de nuestros celos. Me convertí en un tierno y dulce cachorrito sexoso necesitado de amor en demasía según mi compañero, quedando vestigios en variadas partes de mi blanquecino cuerpo a consecuencia de la fusión de nuestros calores.
Fue mi primer ciclo de calor tras la suspensión de los supresores. Tomándome totalmente desprevenido pero dichoso de tener mi celo a la par de él, de mi amor, de mi Alfa.
"Mi Alfa" Palabras que se escuchan tan apropiadas...
Percibo la atención de diversos cambia formas puestas en mí. Seguramente, por ir con cara de ilusionado. Y con unas tremebundas ganas de preguntarles: ¿Se nota demasiado? Respondiéndome yo mismo al decirles que sí, que estoy perdidamente enamorado.
—¡Jimin!... —me detengo -abruptamente- disperso en mis cavilaciones ante ese lejano llamamiento que retumbó dentro de mi mente —¡Cariño! —y virando lentamente, a unos metros lo observo, al adonis (dueño de cada uno de mis pensamientos) corriendo como un loco hacia mi cuerpo.
"Con razón todos me observaban" Maldigo internamente escondiendo mi rostro, levemente sonrojado, mientras lo observo arribar.
—P-pero... sí que c-caminas rápido... —comenta algo agitado mi Alfa -—Ven aquí y dame mis besos atrasados, que los necesito.
Dicho esto, me atrapa entre sus vastos y tatuados brazos, arropando hasta mi alma con el simple roce delicado de sus belfos... Belfos que presionan, con firmeza, en una melodía con tempo ascendente que pretende dejarme expuesto.
—A-amor... —comento entre roces —Es...pera —y como lava creciente desde lo profundo de mi pecho que clama por estallar, me desuno. —¡Amor! Nos están observando todos... —le comunico acalorado.
Él, me atisba con su media sonrisa malditamente hermosa y su porte de pequeño en medio de una malicia por acometer.
—¡Oigan todos ustedes! Lobos que se atreven a observar a mi cachorro... Que les quede bien en claro que él, es mío, mi pareja, mi Omega —furiosamente enrojecido, oculto mi rostro sobre su pecho. No puedo creer tamaña verguenza...
A las risas, mi Alfa me abraza con firmeza entre tanto me goza de verme con pudor.
—Cariño ¿Por qué tanta modestia? Bien que para sobarme en público, se te olvida la vergüenza —me susurra al oído y atino a sobarle el hombro pero con un fuerte topetazo.
—Calla... o te quedarás sin nada. —articulo con mi ceño fruncido mientras arremete con sus abrazos y besos apasionados sin importarle nada más que nuestro momento.
Así, comenzamos el retorno a casa, entre arrumacos y besos robados, ymmm algún que otro toqueteo de mi parte como para incentivarlo, luego me quejo como un niño berrinchudo si se digna a exponerme entre rubores.
Los días a su lado son como una suave brisa del mar, refrescantes y relajantes.
Refrescantes por su carisma que me acondiciona en continuas alegrías, siempre sustrayéndome sonrisas.
Y relajantes en su compañía, velando por mis sueños y despabilos.
Respiro mejor a su lado, porque no me ahoga ningún fantasma del pasado... Él, es mi dádiva y mi fortuna.
—Luces hermoso con mi marca cariño —murmura mi Alfa dejando un suave beso sobre la misma a medida que avanzamos.
—Soy hermoso... —me jacto entre risas de mí mismo —pero tu lazo, me magnifica y dictamino hermoso, esto que tenemos amor —él, me observa detenidamente. Y puedo jurar que en su mirada, las constelaciones me observan atrapadas en mi vista.
—Te amo mi redentor Omega...
—Te amo mi liberador Alfa...
Nuevamente, nos arrebatamos entre toques que se deslizan escudriñando caminos de corporeidades que se reconocen y se apasionan mutuamente.
🐺🐺🐺🐺
En la devenida noche del antro, entre sudados cuerpos de lobos hambrientos en deseo consumido por sus fuegos, lo atisbo...
Mi Alfa con su porte implacable, adosado en ese remera negra moldeada por los mismos dioses, emanando seguridad y control a su alrededor.
Calando cada tanto de su cigarrillo es un bendito Dios del Olimpo, deseado por cada cambia forma que lo observa pero es mío... Y eso, me calienta...
Así mismo, intento concentrarme en mi labor, pero mi creciente mal humor me fastidia. Por momentos estoy orgullosamente feliz del Alfa que me envidian, y por otros, quiero arrancarle los ojos a cualquiera que lo mire.
Y para completar, me molestan los olores. No sé que maldita insistencia en desprender sus feromonas alocadas por doquier. Creo, que ni yo me aguanto...
"Debo dejar de pensar y concentrarme en las pistas" medito intranquilo en mi cabina.
—¿Jimin? —advierto a Jin a mi lado. No me había percatado de su presencia —estás bastante distraído, o concentrado en no perder de vista tu objetivo, una de dos —comenta risueño mi amigo.
—Nada... solo algo malhumorado, eso es todo ¿Qué me has traído? —pregunto ansioso.
—Tequila por supuesto, pero está camuflado en este vaso para simular. Solo por única vez ¿Lo entiendes no?—cuestiona mi querido amigo serio y decidido.
—Sí, sí, jefecito, como diga —le digo jocoso porque sé que se encoleriza.
—¡No me llames así! Ahora, no te doy nada —retira el vaso de mi alcance e inmediatamente se lo arrebato llevándolo a mis labios.
Pero sobre que el líquido es apenas degustado entre mis labios lo arrojó de nuevo al vaso.
—¿Qué mierda me trajiste Jin? ¡Esto es un asco! —articulo con mi ceño fruncido.
—¡Encima que te traigo! El señorito es fino... Llegó hoy con el pedido, es lo que hay, así que si no te gusta, lo lamento —anuncia Jin algo ofendido, teniendo razón. Él, solo quiso complacer a su amigo y en cambio, lo destrato.
—Perdón querido amigo, no quise ser irrespetuoso, gracias igual —me observa un buen rato pseudo ofendido hasta que se acerca y lo abrazo.
—Estás bastante loquillo más que malhumorado, amigo. Mejor regreso antes de que me muerdas y encima, tenga que aguantar a tu Alfa reclamar por su "cariñoso Omega" —comenta entre risas —Y hablando de Roma... — rodea sus ojos ante la presencia de mi Alfa —los dejo, me retiro.
—¡Alfa! —me arrojo a sus brazos entre morritos.
—A lo lejos, te observabas enojado ¿Todo bien cariño? —consulta acariciando mis cabellos. Y preciso solo de él, en este instante.
—Sí, mi amor, solo bésame...
Y como si nuestra mera existencia se dictaminara a morar entre nuestros brazos, nos embarcamos en un férvido beso regulador de mis delirios.
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LOS AMITO MUCHO♥️
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