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"La marca de unión que mi omega me dio"

Cuando su hermoso esposo volvió a la mesa su mente estaba un poco ausente.

Lo noto cuando lo vio a la distancia y el mayor no busco su mirada, también cuando se sentó a su lado y no le dio un rápido beso ni le regaló una de sus hermosas sonrisas.

EL resto de la velada paso de la misma manera, su pelirrojo si se incluía en las conversaciones que se formaron, bailó en la pista de baile en varias ocasiones, se reía cuando algo gracioso pasaba/cuando Jin contaba sus chistes y volvió a ponerle un poco más de atención, pero aun con todo eso podía asegurar que algo más estaba ocupando la mente de Hoseok y de vez en cuando se permitió perderse un par de segundos en sus pensamientos.

Con el alcohol dominando a la mayoría de los invitados, sus amigos incluidos, pensó que su ausencia no sería notada por unos minutos. Tomó la mano de su pelirrojo y lo condujo a la misma terraza que ocupó para hablar con su tío.

Se colocó detrás del cuerpo más bajito y pegó la espalda contraria a su pecho para poder colocar sus manos en el vientre abultado y repartir suaves caricias.

— ¿Qué es lo que te tiene pensando tanto, mi bonito? ¿Es algo malo?

El suave cabello hizo cosquillas en su nariz cuando el mayor negó rápidamente. Después de un par de segundos era obvio que Hoseok estaba pensando cómo iniciar la conversación, por ello imitó el silencio que se instaló en su esposo y empezó a repartir besos cortos en detrás de la oreja derecha del más bajito.

— Namie... recuerdas... sabes que mi lobo pedía una marca cuando estaba contigo.. ya no había pasado... creo que es porque mi tío lo mencionó... pero yo...

Giro el cuerpo entre sus brazos y silencio el balbuceo nervioso con sus labios presionando suavemente en los contrarios.

— Tranquilo, mi bonito. — Se separó unos centímetros para poder ver el lindo puchero nervioso que mantenía su pelirrojo. — Si yo recuerdo lo de la marca, pero en serio no te entiendo mucho de lo que dices en este momento, así que respira y cuéntame.

Siguiendo sus palabras, el mayor tomó una profunda respiración y después lo miró a los ojos.

— Cuando yo le conté a mi tío, él me dijo que investigaría porque mi lobo pedía un lazo contigo aun cuando era consciente de que eras un beta. Yo ya no había pensado en eso, por lo menos no hasta que mi tío lo menciono hoy nuevamente, cuando me dijo que puede haber una manera de que compartamos un lazo.

— ¿La hay? - Sus corazón empezó a latir un poquito más rápido, le gustaba demasiado la idea de compartir esa conexión con quien ahora era su esposo.

— Si... pero yo no llevaría la marca. — Los ojos de su mayor se desviaron hacia abajo, evitando su mirada. — Mi tío estuvo investigando, dijo que los omegas también tenemos la posibilidad de crear una marca, hay muy pocos registros de ello pero mi tío está convencido de que funciona de la misma manera que una marca hecha por un alfa.

— ¿Por qué hay pocos registros?

— Porque para un alfa o un beta era humillante portar una marca de un omega. Sabes que hasta hace algunas décadas los omegas seguíamos siendo tratados como en los tiempos de las manadas, mi tío supone que nuestros antepasados eliminaron en los omegas ese instinto de marcar con el paso de los años, pero que aun así todavía somos capaces de hacerlas.

Llevar una marca de Hoseok.

Para él sería magnífico llevar una marca que le hiciera saber a cualquiera que lo viera lo feliz que era con su amado. Humillación era lo último en lo que pensaría, de hecho nunca pasaría ese pensamiento por su mente, solo podía estar seguro de que cada vez que viera o sintiera su marca sentiría todo ese amor que tiene por su pelirrojo.

— No te estoy diciendo que lo hagamos. — La voz de su omega sonó totalmente segura, pero había un borde de anhelo en ella. — No tiene por que haber una marca para saber que te amo y que tu me amas, ya somos muy felices y cuando llegue nuestro cachorro seremos aun mas felices, no necesita-

Una vez más calló las palabras de su esposo de la mejor manera que sabía y puso una enorme sonrisa en sus labios cuando se separaron.

— Tienes toda la razón, no necesitamos una marca para probar que nuestro amor es verdadero, pero si me gustaría que me dijeras que en ningún momento cruzó por tu mente la idea de que yo me sentiría humillado por llevar tu marca. — Cuando vio el parpadeo un poco nervioso de su pelirrojo confirmó su sospecha. — Mi bonito, es verdad que una marca no definirá nada en nuestra relación, pero quiero que te quede claro que yo amaría formar un lazo contigo si tú también lo quieres.

— ¿Enserio te gustaría llevar mi marca?

— Lo amaría.

Esa sonrisa en forma de corazón que tanto le encantaba, se extendió de inmediato en el rostro de su esposo y los ojos comenzaron a verse más brillantes por unas cuantas lágrimas felices que se acumularon ahí.

— Te amo, Nam.

— Y yo te amo a ti, mi bonito esposo.

Cuando finalmente ambos ingresaron a la habitación, su corazón ya quería escaparse de su pecho.

Era un poco tonto estar nervioso en su noche de bodas, puesto que ya tenían un pequeño cachorro en camino, pero si seria la primera vez, y la última, en la que formaría un lazo con su amado y estaba un poco impaciente y un poco nervioso.

Vio el mismo nerviosismo en su esposo. Su mayor estaba mordiendo el labio inferior con insistencia mientras miraba hacia la cama sin ingresar al interior de la habitación.

— Mi bonito. — Llamó la atención de su pelirrojo tomando una de las manos para que por fin pasará de la puerta. — Está bien, no pasará nada malo.

— ¿Y si no lo hago bien? — Se sentó en la cama atrayendo al mayor hacia su regazo con las piernas a ambos lados de las suyas. — Mi tío dijo que ese instinto está completamente ausente en los omegas de la actualidad, ahora no sentimos la necesidad de marcar a nuestra pareja. No quiero solo morderte sin saber lo que estoy haciendo, no quiero lastimarte.

— Tal vez tu no lo sepas, pero tu lobo si. Confía en su instinto, dale el control y yo los cuidaré a ambos, mi bonito. — Frotó la punta de su nariz con la contraria.

— Tú siempre nos cuidas a los dos.

Su pelirrojo le regaló otra de las bonitas sonrisas que tanto le gustaban. Tomó las altas mejillas entre sus manos y beso a su esposo cuando el brillo lobuno se asomó en sus ojos.

Empezó a quitar prenda por prenda del cuerpo más delgado, tomándose su tiempo para rozar las yemas de sus dedos con la piel suave que quedaba poco a poco al descubierto.

Con el mayor totalmente desnudo y recostado sobre su espalda, se tomó unos segundos para separarse y prácticamente arrancar la ropa fuera de su propio cuerpo. Escaló por las delgadas y tonificadas piernas abriéndolas lo suficiente para que se pudiera acomodar entre ellas, beso un poco la cima de la pancita abultada y continuó su camino hasta que se apoyaba en sus codos totalmente encima de su esposo.

Al igual que sucedió con sus dedos, se dio el tiempo para que sus labios recorrieran y marcaran con suaves besos cada centímetro de piel disponible. Bajo por el largo cuello para enfocarse en los pezones duros que sacaron gemidos un poco más fuertes de su omega.

También se detuvo un tiempo besando alrededor del ombligo y dejando caricias en el abultado vientre.

El aroma a flores estaba ya por toda la habitación, mareandolo un poco aun cuando su sentido del olfato no estaba tan desarrollado, la piel tersa estaba caliente contra su tacto y los dulces y desesperados gemidos tenían a sus oídos completamente encantados de escucharlos.

La erección con punta rosada se recargaba contra el vientre bajo y las piernas se abrieron aún más para que sus hombros se acomodaran entre ellas.

Lamió a lo largo de la cara interna de uno de los muslos de su omega, quedándose con el sabor dulce del lubricante natural explotando en sus papilas gustativas. Dos de sus dedos ingresaron fácilmente en el interior caliente, húmedo y dilatado que lo esperaba. Su propio pene se contrajo ante el recuerdo de lo bien que encajan sus cuerpos.

No pasó mucho antes de que su pelirrojo pidiera con desesperadas súplicas que continuara y así lo hizo.

Sostuvo la base de su erección para poder conducirla hacia la entrada que se contraía ante su atenta y fascinada mirada.

Hermoso.

Hoseok era tan hermoso, solo bastaba que volteara ver en dirección hacia su bonito y sonriente pelirrojo para que quedara sin aliento.

Se adentro lentamente, disfrutando de cada centímetro que se perdía en el cuerpo de su esposo y quedando un poco mareado cuando su piel parecía ponerse hipersensible contra el tacto de su omega.

Bajo con cuidado para tomar los labios que estaban entreabiertos soltando ligeros suspiros. Quedó apoyado en sus antebrazos y movió sus caderas para empezar con un suave vaivén.

Cada movimiento lento y profundo lo empujaba con fuerza a su esperada liberación, no bastaba con que pusiera su concentración en contenerse, su mente, en ese momento, solo tenía espacio para Hoseok.

— Nam~... mmghh~ — La necesidad con la que su esposo llamó su nombre, se convirtió en propia. — Por... favor Nam... más~...

Embistió con fuerza, sus ojos picando por rodar hacia atrás pero su mente ordenando que siguiera viendo las muecas de placer que hacia ese hermoso ser bajo él.

Se movió de posición sentándose sobre sus tobillos y tomando firmemente las caderas inquietas que se movían en busca de las suyas. Con cada golpe nuevo rozaba el punto dulce que hizo que un fuerte grito saliera de los delgados labios de su esposo.

— Nam... Nam ven...

Las contracciones alrededor de su erección aumentaron avisándole del orgasmo cercano del mayor.

Volvió a juntar sus torsos tanto como podía sin dejar todo su peso encima, pero esos no eran los planes del omega bajo él, Los brazos contrarios rodearon su cuello y lo jalaron aún más cerca. La respiración agitada chocó contra la curva de su cuello, eso lo tomo como la señal para que dejara total disposición de esa área a su pelirrojo.

Un rastro de saliva humedeció desde su hombro izquierdo hasta la unión que este tenía con su garganta y un beso fue dejado justo antes de que los dientes traspasaran las capas de piel.

El semen caliente que pintó su abdomen bajo, el dolor un poco punzante que tenía en el cuello, las imágenes pasando en su mente y las paredes húmedas aferrándose a su miembro, todo fue abrumador y no tuvo que embestir una vez más para conseguir su liberación en el interior de su esposo.

No sabía cómo explicar la sensación de unir su alma con alguien más, era extraño pero se sentía demasiado correcto compartirla con Hoseok.

Cuando las abrumadoras sensaciones se despejaron un poco de su mente busco la mirada de su bonito pelirrojo.

Una sonrisa se extendía en el rostro de su omega, una completamente feliz y radiante.

— Todos tus recuerdos... me incluyen — dijo completamente contento.

— Igual que los tuyos, mi bonito. — Beso suavemente las comisuras extendidas. — Y haremos muchos, muchos más.

— ¿Juntos?

— Siempre — contestó entrelazando ambos pares de manos juntas —. Siempre juntos, mi bonito.

— Nam... te amo.

— También te amo, mucho.

Volvió a unir sus labios con los contrarios, esta vez sintiendo las emociones y pensamientos que invaden a su esposo, su Hoseok.

Y llegamos al final de esta historia 🤧, pero todavía no la eliminen de sus bibliotecas porque estaré publicando el prólogo durante estos días 😋.

También les tengo una sorpresa para los que les gustan las ships secundarias que salieron aquí, esten al pendiente 🤭.

Muchas muchas gracias por acompañarme hasta aqui 🤗.

I PURPLE YOU 💜

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