— Papá.

Un jalón ligero en su suéter y la suave voz de su pequeño llamándolo, hizo que alejara su atención de la comida y volteara hacia abajo para poder regalarle una sonrisa a su cachorro.

— ¿Qué sucede Seojoonie? — Cargó a su hijo de cinco años cuando vio los ojitos brillantes y un puchero triste en su carita, dejó un casto beso en la frente del menor y caminó hasta una de las sillas del comedor para sentarse con él en su regazo. — ¿Por qué estas triste mi bebé?

— Minjoon-hyung no quiere jugar conmigo.

La preocupación abandonó su cuerpo y dejó otro beso en la esponjosa mejilla con un suave rubor.

— Y estás triste porque si Minjoon no juega contigo, tampoco lo hará Doyoun.

Su hijo se abrazó a su cuello rodeándolo con sus bracitos y escondió la carita en la curva que se creaba en su hombro. Sabía que a su pequeño realmente no le interesaba pasar mucho tiempo con su hermano mayor, lo que realmente quería era que el pequeño Jeon estuviera con él.

Siempre que Jungkook y Yoongi pasaban por la casa, el cachorro en sus brazos se pegaba al hijo mayor de sus amigos y rara vez se separaba de su lado a menos que el pequeño Jeon se pusiera a jugar videojuegos con su hijo Minjoon.

— Mi bebé, ellos solo jugarán un poco, te aseguro que en cuanto comience tu fiesta de cumpleaños, Doyounie jugará contigo.

Su pequeño solo asintió con un sonido bajo mientras sorbía por la nariz.

Durante un momento estuvo sosteniendo a su hijo en brazos y arrullandolo un poco con el silencio rodeándolos, hasta que la puerta de un coche se escuchó y su lobo emocionado empezó a menear la cola en su interior.

No fue mucho el tiempo que tuvo que esperar, no podían haber pasado más de un par de minutos, pero estaba ansioso mirando la separación de la sala y la cocina, como si hubieran pasado días desde que no veía a su esposo y no solo un par de horas.

Cuando su beta por fin apareció con las compras en un brazo, su hija en el otro y una enorme sonrisa en el rostro, él sonrió de igual manera con su pecho llenándose de amor como cada vez que lo miraba.

— Esta princesa se porta muy bien y me ayuda bastante con las compras, creo que a partir de ahora la llevaré siempre conmigo.

Su tierna Hee-sook sonrió encantada cuando Namjoon dejó un beso en la regordeta mejilla y no podía culparla, sabía que él se veía igual de feliz cuando su castaño dejaba un beso o una caricia.

Con un gesto, su esposo señaló al pequeño en su regazo y el cual no había ido a recibirlo, por medio de su lazo pudo sentir la pregunta que no había formulado en voz alta y solo sonrió para tranquilizarlo.

"Doyoun"

Mando el pensamiento a su beta como respuesta y no necesito más explicación para entender de qué se trataba el puchero en el rostro de su hijo.

Con cuidado, su castaño dejó las compras en la mesa y le entregó a su pequeña cachorra, para tomar en brazos a su hijo de ojos llorosos y mejillas húmedas, dejando de por medio un rápido beso en sus labios que hizo que su sonrisa se ensanchara aún más en su rostro.

— ¿Puedo saber por qué mi bonito bebé del cumpleaños está llorando y no me saludo?

— Lo siento papi. — En un segundo, el pequeño tomó el rostro de su padre en sus manitas y dejó un beso en la mejilla, beso que fue correspondido con muchos otros que le causaron cosquillas a menor y que lo hicieron reír de manera escandalosa. — No papi, cosquillas, cosquillas.

Namjoon se alejó con una sonrisa, contento de haber hecho que su bebé riera y dejará de tener un puchero triste.

— Mi bebé, tus tíos y tus otros primos están por llegar, ¿me acompañas por tu hermano y por Doyoun?

— ¡Si!

El pequeño se empezó a agitar en los brazos de Namjoon y corrió en cuanto sus piececitos tocaron el piso. Con otro rápido beso dejado en sus labios y cargando nuevamente a la pequeña de su regazo, su esposo fue tras su pequeño cachorro al segundo piso.

En dos meses más estaría cumpliendo siete años de casado y amaba cada momento vivido en ese tiempo, incluso las pequeñas peleas que terminaban con él rodeado por los cálidos brazos de su esposo.

No quería cambiar ni un solo instante de lo vivido en su relación con Namjoon, ni siquiera los años que ambos pasaron anhelándose, su madre una vez le dijo que algunas esperas valían la pena completamente, claro que en ese momento se refería a un pastel de chocolate que se estaba horneando, pero aplicaba totalmente bien para su situación con su esposo.

— ¡Tio Hobi!

Saliendo de sus pensamientos, recibió en brazos a la sonriente niña que se le abalanzó encima con tanto cariño, detrás de ella venían Jimin y Jin, el último cargaba al pequeño y dormido Jiho.

— Jiwoo, hermosa. Cada vez que te miro estas mas bella.

— Eso es obvio, salió a mi.

Un codazo nada disimulado fue a parar al abdomen del mayor de todos.

— Se supone que tienes que decir que salió tu hermoso esposo.

— Lo siento Jimin, pero aunque diga eso, con solo vernos la gente se dará cuenta de quién es el hermoso de esta relación.

La mirada asesina que le dio el omega fue lo único que necesito Jin para salir huyendo de ahí con su hijo en brazos y alegando que iba en búsqueda de Namjoon.

— No le digas a nadie, pero yo también creo que mi esposo es el más hermoso del mundo. — Su amigo sonrió mientras se acercaba y se sentaba frente a él.

Antes de que pudiera contestar cualquier cosa al omega que tenía una mirada completamente enamorada, la voz divertida de Jungkook llegó desde la entrada.

— ¡No lo diremos, Jiminie-hyung!

Su amigo rodó los ojos y en unos segundos estaba rodeado de sus amigos.

Yoongi solo veía con diversión como Jungkook molestaba a Jimin mientras la pequeña Yun-min se escondía detrás de él siempre tímida para jugar con los demás y totalmente opuesta a su hermana mayor que ya estaba molestando a su gemelo en cuanto lo tuvo a la vista.

Minjae sostenía a Ha-neul y Dong-yul y Taehyung gritaba a Yungsoo que no corriera mientras sostenía en brazos a bebe que habían adoptado en su último aniversario de bodas, el pequeño Chung-hee.

Todo se volvió muy ruidoso y activo, con los niños corriendo y sus amigos platicando y riendo.

Su familia.

Amaba a todos y cada uno de los que estaban ahí sonriendo, gritando, jugando... eran la familia que formó con el tiempo, la familia llena de amor que se había convertido en su todo.

— ¿Por qué sonríes así, mi bonito?

Se recargó en el calor que le brindaron los brazos de su esposo con su sonrisa agrandándose aún más.

— Recordaba todo por lo que pasó nuestra familia para llegar aquí. Estoy feliz de haberlos conocido.

— Yo estoy feliz de que seas mi esposo.

Se giró en el apretado abrazo para poder rodear el cuello de su alto castaño.

— Y yo estoy feliz de que te acercaras a hablarme cuando teníamos ocho años, desde ese momento nos pusiste en el camino para que yo conociera al amor de mi vida.

Beso los labios gruesos que tanto amaba, y perdiéndose un momento en todas y cada una de las emociones que se intercambiaban por medio de su lazo.

La promesa que le hizo a su madre se cumplió de la mejor manera. No encontró a su pareja destinada, ni a un alfa destinado. Con Namjoon estaba cien por ciento seguro de que había encontrado a su único destinado y ahora vivía un amor que lo llenaba de fuerza y felicidad al lado de su beta.

Agradecimientos ➠...