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Capítulo 51

Diecinueve días habían pasado ya y Hoseok aún sentía que estaba flotando en una nube.

Después de la propuesta de matrimonio de Namjoon las cosas solo iban mejorando. Cuando llamó a su tío Dak-ho para darle la noticia estuvieron varios minutos gritando y llorando al igual que cuando le informó lo de su embarazo. La esposa y los pequeños que tanto adoraba, aseguraron que estarían ahí en cuanto la fecha.

La llamada lo había puesto a pensar sobre qué día se realizaría la boda. Estaba claro que se necesitaba organización, pero su ansioso corazón no iba a soportar mucho la espera y en cuanto platico de ello con su magnífico novio, no pudo estar más que feliz cuando su beta, igual de ansioso que él, fijó una fecha a poco más de dos meses de distancia. Quizás era un poco apresurado, pero moría de ganas de poder llamar a Namjoon su esposo, además no tenían planeado una enorme celebración, ambos solo necesitaban una ceremonia donde la gente que le importaba pudieran compartir con ellos dos como se unían de manera legal y como se prometían amor más allá de un lazo, no les importaba mucho el lugar.

En esos días había tenido la cita con la doctora que estaba llevando el registro de su embarazo y también había ido de lo mejor, por las palabras que dijo la beta, su bebe estaba creciendo y desarrollándose de la mejor manera. Ahora tenía un pequeño cachorro de ocho semanas instalado en su vientre bajo y en continuo crecimiento, al que ya tenía enterrado profundamente en su corazón compartiendo lugar con su amado novio y sus seres más queridos, es decir, la pequeña y rara familia que había formado con los años.

Sentado en la cómoda silla de Namjoon, alzó su vista para ver a sus amigos. Jimin seguía con un adorable puchero mientras discutía con Jin, nuevamente, por cual seria el mejor pastel; con las pocas sillas que había en la oficina de Namjoon y sin ánimos de arrastrar otras al interior, Taehyung estaba en el suelo con las piernas cruzadas y con varias fotos esparcidas intentando escoger la mejor pareja de trajes, solo que esta vez tenía la ayuda de Minjae, quien seguía esperando a que Jungkook terminara de hablar con Yoongi para que se fueran a trabajar; finalmente su amado beta había acercado una silla hacia ese lado del escritorio para que ambos pudieran ponerse de acuerdo en unas cuantas cosas más.

Era consciente que las cosas entre Jin y Minjae no estaban como antes, pero por lo menos ya habían hablado y llegado a un acuerdo que solo ellos dos, y Jungkook, sabían, solo el tiempo decidiría qué tipo de relación llegarían a formar.

Jimin también había dejado claro unas cuantas cosas a los dos alfas y por lo que sabía, su pequeño amigo en ese momento se estaba enfocando en apoyar a Taehyung en el proceso por el que estaba pasando, le había contado que cuando su amigo estuviera finalmente a salvo, él empezaría a enfocarse en formar una relación con Jin.

Tal vez las cosas no estaban como antes, pero su pequeña familia seguía unida enfrentando las situaciones que venían y eso era lo que mantenía tranquilo su corazón.

— Hobi-hyung, siento que deberíamos de darles una mano con lo que nosotros pensamos, si no me temo que Jiminie golpeara a Jin-hyung.

La ronca risa de su beta chocó contra su oído izquierdo y él también rió un poco cuando las caras de sus amigos se giraron enojadas.

— Yo se que realmente no importara mucho lo que digamos, así que es mejor que tu y Jin-hyung acepten de una vez que Minie no dejara de insistir en ese pastel hasta convencerlos a todos — dijo a su novio y finalizando con un rápido beso en el hoyuelo que le quedaba cerca.

— De ninguna manera voy a aceptar, yo soy quien hará el pastel y esa monstruosidad que eligió Jimin no la terminare nunca, además los invitados serán pocos así que todo mi esfuerzo terminará en pastel tirado a la basura. — El mayor habló de manera calmada y con brazos cruzados, al igual que los últimos cuarenta minutos y por experiencia sabía que esa postura solo causaba que su pequeño amigo replicara aún más.

— Pero es el pastel más bonito y si no es de ese tamaño no se verá igual de bien. — Y ahí volvía a comenzar el omega de cabellos plateados.

Bueno, lo intente — susurro a su novio y ambos sonrieron de la nueva discusión que comenzaba con exactamente los mismos argumentos.

— Minjae, lamento haber tardado, pero ya podemos irnos.

Jungkook se asomaba por la puerta entreabierta y le regalaba a todos una enorme sonrisa, pero sus ojos no brillaban de la misma manera que siempre, su lobo se removió con tristeza y comenzó a pedirle que se acercara al pelinegro.

Namie, creo que algo no está bien, iré a hablar con Kookie un momento — Le susurró rápidamente a su novio antes de levantarse y seguir por el camino que los dos alfas menores iban.

En cuanto salió de la oficina, Jungkook se giró para mirarlo y le regaló otra sonrisa antes de detenerse.

— ¿Pasa algo Hobi-hyung?

— Quiero hablar contigo Kookie, dos minutos, lo prometo Jae.

— Está bien hyung, no te apresures, de todas maneras el obsesionado con llegar veinte minutos antes es él no yo.

— ¡Ey!

Minjae se alejó hacia la entrada mientras se reía de la expresión que puso el más alto. Cuando estuvieron solos se dirigieron a una de las mesas que quedaban un poco más distanciadas de la puerta de la oficina.

— ¿De qué quieres hablar, hyung?

— En realidad de nada, quiero que tu me hables de lo que te pasa. Y no me digas que nada, porque mi lobo está inquieto.

— Yoongi-hyung y yo peleamos. — Un largo suspiro salió del alfa y le siguió un silencio de varios segundos. — El mismo día que hablamos con nuestros hermanos, Yoongi-hyung me dijo.. eh dio a entender que quería que tuviéramos un hijo, dejo de tomar las pastillas pero aun no lo ha conseguido. Está feliz por el cachorro que ustedes esperan, pero eso también lo ha puesto triste. Hoy me dijo que deberíamos de deshacer la marca, aunque se que eso lo dijo porque cree que yo me alejaré si es que alguno de los dos no puede tener hijos.

— ¿Crees que ayude si yo hablo con él?

— La verdad no lo se, pero no me gustaría que ustedes pelearan, cuando hyung está en ese estado suele tratar de manera dura a quien se acerca.

— Déjame intentarlo, te prometo que no pelearemos. — Espero a que el menor asintiera antes de sonreírle y darle un abrazo para despedirlo, esperaba que su olor lo tranquilizara tanto como sucedía de manera contraria. — Ahora vete antes de que llegues diez minutos más temprano en lugar de veinte.

El alfa se alejó con una gran sonrisa, que esta vez sí llegó hasta los brillantes ojos.

Miro la hora en su celular y se dirigió a la cocina, todavía faltaban al menos treinta minutos para que los empleados comenzarán a llegar, por lo que podía hablar con el mayor en ese lugar.

Cuando entró, Yoongi rápidamente se levantó del lugar en el que estaba sentado y le dio la espalda, no alcanzo a ver bien, pero unas pocas gotas en la superficie de la mesa delataban que había estado llorando.

— Yoongi-hyung, ¿podemos hablar? — preguntó mientras se acercaba hasta que estuvo a unos pocos pasos de distancia del omega.

Huele a tristeza.

— No es un buen momento Hoseok. Mejor ve con los demás yo estaré aquí limpiando.

— Kookie se veía triste. — Las manos temblorosas no pasaron desapercibidas. — Quiero asegurarme de que tu estés bien.

Un sollozo fue la única respuesta que obtuvo.

Envolvió sus brazos alrededor del mayor y lo guió hacia la mesa que ocupaba unos segundos atrás. Agarro unas cuantas servilletas y empezó a limpiar las lágrimas que corrían por el rostro del omega.

— ¿Quieres hablar de lo que pasa, hyung?

— Le pedí que rompiera nuestro el lazo.

Cuando fue obvio que no diría más, fue que rompió el silencio. — ¿Por qué? ¿Las cosas van mal?

— El.. él es perfecto para cualquiera, y yo.. tengo más defectos de los que puedo contar... Quiero que él sea feliz.

— Yoongi-hyung, lo que dices no tiene mucho sentido para mi. Quieres que él sea feliz, pero él no lo será si está lejos de ti.

— Tu no lo puedes saber Hoseok. Tu no viste como sus ojos brillaban cuando hablo de tener hijos, si rompe la marca conmigo podrá encontrar a alguien que sí pueda dárselos.. yo no puedo.

— ¿Eso ya te lo dijo un doctor? — Su tono de voz continuó siendo amable aunque el de su mayor se había vuelto frió desde que inició con la conversación.

— ¿Acaso necesita hacerlo? Él es un alfa puro y la vez que me marco yo no estaba usando ningún tipo de medicamento para evitar el embarazo hasta horas después, creo que sabes tan bien como yo que las posibilidades de que no estuviera embarazado eran casi nulas. Desde hace casi dos meses que ambos acordamos tener un hijo pero no he conseguido nada. No soy idiota, ya no me creare mas esperanzas y lo dejare libre para que el pueda tener una verdadera familia.

— Lo siento por lo que voy a decir, pero yo si creo que eres un idiota, hyung. Ni siquiera creo que realmente consideraras como se siente Jungkook cuando tomaste esa decisión por él. Tu me dijiste que hablara con Nam y que no quisiera resolver los problemas por mi mismo, pero tu estas haciendo exactamente lo contrario de lo que me aconsejaste. Jungkook es menor que todos nosotros pero también es muy maduro, si de verdad quieres que sea feliz, habla con él sinceramente y escucha lo que tiene que decir para que los dos puedan tomar una decisión juntos.

Sin esperar una respuesta, o insulto, abrazó fuertemente al mayor y lo dejó recargarse en su hombro cuando las lágrimas comenzaron a aparecer en la piel pálida de las mejillas contrarias. No necesitaba escuchar ni una sola palabra del mayor, sabía que el omega en sus brazos ya tenía claro lo que iba a hacer.

Agradeció enormemente que durante la tarde nadie le hiciera preguntas, tal vez se lo debía a Hoseok, pero se encargaría de agradecerle al día siguiente.

Ahora sostenía el volante de su auto con demasiada fuerza intentando relajarse para poder entrar a la casa de Jungkook. Su menor no había ido al restaurante después del trabajo y eso era obviamente por su culpa.

Con un último suspiro, finalmente abrió la puerta del conductor y caminó hasta la reja que aseguraba la entrada al pequeño patio. Puso el código que ya sabía de memoria, camino la poca distancia hasta la puerta de entrada y giro la manija, pidiendo mentalmente a la luna que esta no estuviera cerrada.

Cuando la puerta cedió fácilmente por fin dejó de bloquear las emociones por medio del lazo. De inmediato la emoción y felicidad que estaba sintiendo su pelinegro con su llegada llenó su cuerpo y calentó su corazón. Después de que él prácticamente lo hubiera obligado a dormir en el interior, su lobo despertó muy alegre cuando el fuerte aroma a playa llenó sus fosas nasales.

Su pelinegro estaba de pie frente a la escalera que llevaba al segundo piso, traía el pantalón de pijama puesto y su cabello estaba desordenado, parecía que había estado durmiendo y esperaba que los ojos un poco rojos e hinchados fueran por esa causa.

— Creí q-que hoy no ve-vendrías a casa.

Quiso contestar con un comentario sarcástico para sacar una sonrisa del alfa que lo miraba con tanto amor, pero su labio inferior tembló y sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas.

Corrió hasta que pudo rodear con sus brazos el cuello del más alto y enterró su nariz en el pecho firme llenándose del aroma que tanto le gustaba.

— Lo siento, lo siento, lo siento.. yo no quiero.. soy un tonto p-por de-decirte que ro-rompieras nuestro lazo...

Varios besos cortos llenaron el lado derecho de su cuello, justo encima de la marca y fuertes brazos lo envolvieron.

— Esta bien, se que no lo decías en serio..esta bien, no pasa nada, por favor no llores mi Gatio-hyung.

— Perdón — volvió a decir con voz baja.

— No tengo nada que perdonarte, mi Gatito-hyung. Se que ambos deseamos un pequeño cachorro para compartirle nuestro amor, pero ese amor no va a ir a ningún lado y creo que lo mejor sería que dejáramos de presionarnos con la idea. Nuestro cachorro llegará cuando sea el momento.

— ¿Y si realmente no podemos tenerlo? — Alzó un poco su cabeza para poder ver los brillantes ojos de su pelinegro.

— Entonces en ese momento podremos resolver juntos qué es lo que haremos con todo el amor que tenemos para dar.

Más besos cortos y suaves llenaron sus mejillas, frente y labios.

— Te amo. — Un suspiro salió de su boca y una sonrisa se instaló en su rostro mientras lo decía.

— Yo también te amo, mi Gatito-hyung — le respondió su mocoso mientras continuaba dejando más y más besos.

Era realmente un idiota si por su mente cruzo la idea de deshacer lo que ellos dos tenían. Ni siquiera podía pensar en su vida antes de su mocoso pelinegro y ya no podía ni quería imaginar un futuro donde no estuviera su Jungkook.

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