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Capítulo 42

Observando a sus dos mayores sentados frente al escritorio de su oficina soltó otro pesado suspiro .

¿Cuándo y cómo sería la mejor manera de solucionar el problema de Jin, Jimin y Minjae?

— Si entiendo lo que dices Jin-hyung, pero siendo sincero no creo que sea la mejor idea. Tu hermano llega mañana y tu te iras al día siguiente a casa de tus padres en Daegu, no sabes cuanto tiempo estarás allá, no puedes retrasar más tiempo la  plática con Minjae.

— Se que parece que lo estoy evitando, pero no es así y aunque ustedes sigan diciendo que las cosas no resultaran mal yo les recuerdo que he estado en la vida de Jae durante veinticuatro años, no me malentiendan, estoy totalmente decidido a tener a Jimin a mi lado y a reclamarlo como mi pareja, pero aprovecharé el viaje para informarles a nuestros padres y prevenirlos. — Tanto él como Yoongi  iban a comenzar a refutar esas palabras pero el mayor de los tres siguió hablando para no ser interrumpido. — Si, si es necesario avisarles. No quiero que la primera pelea que tendrán sus hijos los tome por sorpresa.

— Haz lo que quieras, es evidente que no te haremos cambiar de opinión, pero si se que Jimin también está decidido a terminar con esto de una vez por todas, así que no te puedo prometer que lo detendremos de decirle — dijo su amigo omega con un rostro de fastidio que trataba de ocultar lo preocupado que estaba sobre el resultado final.

— Yo hablaré con él Yoongi-ah, no te preocupes. — Unos cansados ojos por parte del alfa le hicieron ver cuanto le estaba afectando realmente este problema. — Justo ahora no me vendría nada mal tomar algo de alcohol para poder descansar y tomar fuerzas para mañana poder ver a mi hermano menor a la cara.

— No seas idiota, tu eres un buen hermano mayor, Minjae te adora. Ya no seas pesimista, que en este grupo ya es suficiente conmigo.

—Wow Yoongi está tratando de animarme, eso si que es nuevo, tendré que hablar con Jungkookie y agradecerle por este milagro.

Pensó que su bajito hyung vería de manera amenazante al mayor y que daría inicio una de sus tantas peleas, pero en cambio esta vez casi cae de la silla al ver como el omega se sonrojaba y bajaba su mirada hacia las manos que tenía recargadas en su regazo.

Compartió una mirada con su amigo alfa sin que ninguno pudiera evitar una enorme mueca de sorpresa plasmada en sus rostros.

— No se miren así, parecen un par de tontos.

— Lo siento Yoongi-hyung, pero normalmente hubieras empezado a discutir con Jin-hyung — dijo, aun sorprendido por la reacción de su amigo.

— Porque iba a discutir si es verdad. — Ahora toda la cara del omega se encontraba ruborizada, se veía adorable. — Jungkook siempre logra que actué como en verdad quiero hacerlo, así que soy consciente de que he cambiado.

— Tendré que encontrar a alguien más para molestar, si no te enojas no es divertido.

— Ya, ya no te enojes hyung, mejor cuéntanos si ya sabes porque tus padres quieren que vayas a Daegu — era extraño que le hablarán un día antes para decirle que le tenían un boleto de avión para que los visitara, cuando normalmente el matrimonio Kim viajaba a Seúl para ver a sus hijos.

— Mi padre dijo que papá se quedó con ganas de verme luego de que Minjae se despidiera de ellos mientras estaba allá.

— Pero no le crees. — Adivino al ver la cara de su hyung.

— Ni una palabra, Minjae es igual a nuestro padre, es demasiado transparente en cuanto a sus intenciones, en cambio yo soy como papá y sé que tras esas palabras se esconden otras totalmente diferentes, así que he estado dándole vueltas toda la noche pero no logre nada, tendré que averiguarlo cuando llegue allá.

Antes de que pudieran decir algo más acerca del tema la puerta de su oficina fue tocada con dos suaves golpes y un par de segundos después se encontraba viendo la sonriente cara de su bonito novio pelirrojo.

Después de que su novio saludara rápidamente a sus amigos y rodeara el escritorio ya tenía sus brazos rodeando el esbelto cuerpo de su bonito omega y con un ligero jalón pudo lograr que se sentara en su regazo con su cara cubierta con un adorable sonrojo.

— Nam, están todos aquí — dijo su novio en voz baja y tratando, sin poner mucho esfuerzo, de levantarse.

Dejó un beso en ese puchero que se había formado en los delgados labios y apretó el agarre logrando que la pequeña lucha por liberarse quedará totalmente olvidada por parte de su omega y que el cuerpo contrario se relajara contra el suyo.

— Hobi, luego te comes a besos a tu novio, primero vamos a contarles sobre la nueva noticia.

Ambos se separaron para poder ver a Jimin, quien ya había acercado una silla para sentarse en el espacio que antes estaba entre sus hyungs. Vio como su novio le daba una mirada de reproche mientras que él no podía hacer más que sonreír, por lo tímido que se portaba frente a sus amigos.

— ¿Qué noticia? — preguntó finalmente Yoongi, que era el único que al parecer no tenía a nadie a con quien embobarse justo como Jin y él lo estaban haciendo.

— ¿Eh..? Ah, si. Finalmente ya tenemos una fecha para abrir la academia — dijo su pelirrojo con una enorme sonrisa adornando su rostro —. Va a ser mucho antes de lo que esperábamos y tendremos bastante trabajo, pero ya podremos abrir las puertas en un mes.

Eso era tres meses antes de lo que tenían planeado en un principio. Estaba tan orgulloso de que las cosas resultaran bien para su Hobi y para Jimin, ambos habían trabajado duro desde que se graduaron de la universidad, pudieron ir por el camino fácil y aceptar la ayuda que tanto sus padres como los de Jimin les ofrecieron pero en su lugar buscaron crear su propio camino a seguir.

Con fuerza acercó el delgado cuerpo para que quedara completamente unido al suyo en un abrazo para tener cerca el oído derecho de su omega — Felicidades mi bonito. Felicidades por lograr tu gran sueño. Te amo.

— También te amo Namie, pero este no era mi gran sueño — le contestó manteniendo la voz en ese susurro que era solo para ambos.

— ¿Y cual es tu mayor sueño, mi bonito?

— Tú. Siempre pensé que serias mi sueño imposible, pero no por ello dejaste de ser el más maravilloso de los sueños. Te amo Namie.

— Te amo mi Hobi.

Con sus ojos picando con lágrimas de felicidad y amor hacia su pelirrojo, selló sus labios con los contrarios en un beso suave, importándole poco las palabras y burlas que los presentes en la oficina les dirigían. En ese momento solo le importaba nada más en el mundo, solo le importaba el ser que sostenía entre sus brazos y que iluminaba sus días con esas hermosas sonrisas, su precioso sol personal.

Con el cansancio mental invadiendo su cabeza, terminó de adentrarse en su departamento y caminó hasta quedar frente a ese omega que mantenía un gran puchero desde que salieron del restaurante.

— Jimin, ¿podrías dejar de mirarme de esa manera?

— ¡No! ¡No quiero que te vayas!

Con una sonrisa en su cara terminó de quitar su abrigo y se acercó al menor para hacer lo mismo antes de jalar al pequeño cuerpo entre sus brazos y acomodarlos a ambos en el sofá, con el omega quedando con las piernas a cada lado de las suyas.

— Mi Mochi, mis padres me pidieron que fuera y me compraron el boleto de avión, no crees que sería grosero que les dijera que no. — Un leve asentimiento fue toda su respuesta. — Solo iré, los saludare y regresaré lo antes posible.

— ¿Cuanto es eso?

Dios, esa mirada y ese adorable puchero lo volvían loco, solo podía pensar en besarlo y mimarlo hasta que este desapareciera.

— No lo se mi pequeño, pero te prometo que me librare tan pronto como pueda.

— Bueno... pero tendrás que darme muchos besitos esta noche para que no este enojado mañana.

— Claro que si mi tierno Mochi. Toda la noche me quedaré consintiendo a mi pequeño y mimado omega. — Dejo un beso en esos esponjosos labios antes de apartarse un poco para poder ver esos ojos pequeños y brillantes que amaba. — Pero antes de hacer eso tengo que hablar contigo pequeño. Sabes que Minjae viene mañana. — Y ahí estaba, la mirada triste y culpable que no quería ver en esa hermosa carita. — Amor, mañana solo veré a mi hermano en el aeropuerto antes de que yo mismo me tenga que subir a uno para ir con mis padres. No tengo el tiempo suficiente para explicarle con la suficiente calma y no quiero que después de decirle él piense que estoy tratando de huir, me gustaría ir a Daegu, contarle a mis padres sobre nosotros y regresar para tener una seria y larga charla con Jae, pero quiero saber si estás dispuesto a hacer eso o no, estaba decidido a ello pero jamás quiero volver a imponerte una de mis decisiones.

Por lo que pareció una eternidad, el menor de los dos solo miró a donde las pequeñas manitas sostenían firmemente su ropa antes de que la mirada decidida volviera a encontrarse con la suya.

— Hyung, esperare para que los tres podamos hablar, yo también quiero que tengamos la oportunidad de aclararle las cosas a Jae pero yo ya no puedo seguir en esa relación. Terminaré con él.

Su lobo aulló en su interior felizmente, aunque hubiera echado esa idea hasta el rincón más apartado de su mente, su tierno omega de alguna forma siempre lograba llegar a ese lugar y decir las palabras exactas que quería escuchar.

No estaba en paz con la idea de irse a Daegu mientras su Jimin seguía en una relación. Simplemente pensar que no tenía derecho a pedir que no besara a su hermano hacía que su alfa se acurrucaba en su interior sumido en una total tristeza, pero él aún no sentía que tuviera ese derecho sobre su omega.

Si, sonaba totalmente ridículo que después de lo que hizo más de un año atrás pensara eso. En ese entonces no solo había pasado por encima de los deseos de Jimin sino también que había ignorado a su lobo y la posterior depresión en la que se sumió su parte animal, ni siquiera se detuvo un momento a pensar que tal vez lo mismo le podría pasar a ese pequeño y tierno omega.

Estaba totalmente de acuerdo en que fue un completo idiota en ese entonces y en los meses que le siguieron, pero ahora que había probado un poquito de la felicidad que lo rodeaba al tener al menor a su lado ya no podía ignorar lo que de verdad quería.

El estaba completamente enamorado de su Jimin y simplemente ya no tenía fuerzas para alejarlo y ya no quería alejarlo, ahora estaba dispuesto a quedar como la peor de las personas ante esos ojos que durante más de veinte años lo miraron con admiración si eso significaba que podía tener a su Mochi a su lado.

— Te amo mi pequeño Mochi. Te amo tanto.

Con lágrimas en esos preciosos ojos cerraron la distancia para que sus labios se encontraran y sellaran esa silenciosa promesa donde todo estaría bien si estaban al lado del otro.

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