Capítulo 11
Su celo ya empezaba a llegar a un punto cada vez mas alto al tener a su beta repartiendo caricias por la sensible piel de su abdomen y la experta lengua ahogando sus gemidos con arrítmicos movimientos.
Su erección agradecía aquel roce que las caderas y el duro miembro del castaño creaban y su entrada palpitaba pidiendo atención.
— Namie~.. ah.. ya~.
— Creo que tu celo ya empezó hyung.
La pequeña risa ronca provoco otro temblor en su excitado cuerpo y la vista de Namjoon retirando su playera hizo que su entrada se contrajera.
Sabia que el beta tenia piernas trabajadas debido a su gusto de salir a dar largos paseos en bicicleta pero no lograba comprender porque su abdomen y brazos estaban deliciosamente marcados.
No tenia la músculos exagerados, pero los que tenia se abultaban en los lugares correctos debajo de esa piel ligeramente mas morena que la suya, creando unas definidas líneas que le gustaría recorrer con sus dedos y seria todavía mejor que las delineara con su lengua.
Las veloces manos viajaron a su cuerpo para deslizar fuera la tela que cubría su torso mientras los traviesos pulgares presionaban la piel y antes de que la vergüenza tiñera sus mejillas, estas ya se encontraban viajando de regreso para quitar las prendas que cubrían su parte baja.
Pero fue ahí que recordó aquello que intentaba ocultar por lo que detuvo los movimientos del castaño antes de cumplir su cometido.
— ¿Que sucede hyung?
— Emm.. yo.. tengo que.. ir al baño.
Sentía los rasgados ojos analizándolo por completo intentando averiguar que ocultaba y tembló satisfactoriamente ante la intensa mirada.
— Hyung, sabes que yo no haré nada que tu no quieras, así que si no te sientes seguro podemos detenernos aquí.
— ¡No!.. Quiero decir.. Yo.. si estoy seguro.
— Entonces dime que sucede hyung.
Se encontraba inmensamente avergonzado, pero aun así tomo valor para levantar levemente sus caderas y deslizar el pantalón de chándal hasta la mitad de sus muslos, aprovechando que Namjoon se encontraba sentado sobre sus talones.
Sus ojos se mantuvieron fuertemente cerrados y después de sus acciones sus manos se posaron firmes cubriendo su enrojecida cara.
— Jimin dijo que se vería bien pe-pero yo...
El beso en su vientre lo hizo callar de manera abrupta, separo sus manos lo suficiente para ver como el beta terminaba de quitar rápidamente la prenda gris que él había bajado anteriormente.
Las calientes manos del menor regresaron a manosear sus muslos apretando levemente la carne de estos sin quitar la vista de la lencería de encaje blanco que cubría su intimidad.
— Hyung, ¿tienes idea de lo increíblemente hermoso que luces? Me estas haciendo imposible la tarea de controlarme.
Un beso apasionado dio inicio nuevamente y la piel debajo de la lencería comenzó a ser explorada por largos y fuertes dedos.
Su lengua era empujada por la contraria sin poder seguir el ritmo que le había impuesto y un hilo de saliva realizo un camino de la comisura de su boca hacia su mejilla.
Sus manos se aferraban con fuerza a los hombros del castaño necesitando sostenerse de algo para mantenerse un poco cuerdo ante todo el placer que estaba recibiendo.
Pero el potente gemido que soltó cuando su novio simulo una embestida contra su trasero, hizo el trabajo imposible.
— Tengo que agradecerle a Jimin por el increíble regalo.
Las palabras que el beta le decía y la voz ronca que estaba empleando estaban provocando un que su entrada empezara a soltar lubricante en abundancia y que empezara a ser dolorosa la forma en que las punzadas le atacaban reclamando ser atendida.
— Nam~ por favor.. te necesito~.
— Mmm, donde me necesita mi lindo omega.
El susurro en su oído ocasiono que arqueara la espalda, haciendo que ambas erecciones se tocaran.
— ¡Mgh!... mi.. en.. dentro.. por favor~.
No era capaz de formular decentemente una oración. Su mente y cuerpo empezaban a ser dominados por su omega.
— Ven aquí hyung.
Se dejo mover por los brazos de Namjoon, quien se encargo de ponerlo sobre sus rodillas y con su espalda pegada al ancho pecho del castaño, quien empezó a lamer y morder el lóbulo de su oreja mientras acariciaba su vientre bajo.
— No contengas a tu lobo hyung, yo cuidare de ambos.
— Mmmgh.. Nam~
Su omega ya lo había dominado y se entregaría al placer que su novio le ofrecía.
Vio como las pupilas se dilataban y dejaban paso a ese característico brillo de su lobo interno.
Su novio ya había sido dominado por su lado instintivo y ahora le tocaba cumplir su palabra de cuidarlo muy bien.
Empujo el cuerpo hacia adelante causando que su cara quedara recostada sobre las almohadas y que su bien definido trasero quedara elevado de manera perfecta.
Acaricio sobre la prenda que contrastaba magníficamente con su dorada piel y que le daba una apariencia pura y sensual a su novio.
Enserio tendría que agradecerle a Jimin por sugerir algo así, ya que su hyung lucia demasiado bien con su abultadas mejillas estirando el delgado encaje.
Sus manos separaron los glúteos viendo como la fina tela era empapada por el lubricante natural que producía el omega y aunque le encantara esa prenda, se estaba interponiendo en su camino para probar libremente a su novio.
La deslizo rápidamente hasta la curvatura de las rodillas y fue testigo de como un espasmo hacía que la fruncida entrada soltara un hilo de su lubricante que bajo por sus testículos y su pene para finalmente caer en las sabanas.
Tomo ambas nalgas y las separo lo mas que pudo para que su lengua recogiera un poco de aquel liquido con sabor dulce.
Forzó su sinhueso hasta atravesar los primeros anillos de músculos y comenzó con un vaivén que provoco gemidos desesperados por parte del omega.
Pronto unió dos de sus dedos al movimiento de su lengua con el objetivo de dilatar muy bien a su mayor para que no sufriera ningún tipo de daño.
Su erección presionaba de forma dolorosa contra su pantalón y el olor natural del pelirrojo combinado con las esencias de las velas sólo lo estaban empeorando.
— ¡Ah! Nam.. mgh .. ahí ah..
La excitada voz del omega llegó a sus oídos cuando su punto fue tocado, retiro su lengua para poder apreciar el desastre de gemidos que se volvió su novio cuando sus dedos presionaron una y otra vez ese conjunto de nervios en su interior.
Tomo el pene que se encontraba con el glande enrojecido por lo hinchado que su miembro estaba y lo masturbo al tiempo que sus dedos aumentaban de ritmo.
Observo el espasmo que que recorrió el cuerpo del mayor y como las tiras de semen caían en las sábanas cuando el orgasmo el orgasmo llegó a él.
Tomó en sus brazos a su omega y lo acomodó en el centro de la cama con su espalda pegada a la blanda superficie donde se encontraban.
Los cabellos rojos estaban totalmente revueltos, la cara y el pecho tenían un sonrojo cubriéndolos y los finos labios se encontraban hinchados y entreabiertos soltando ligeros gemidos.
Definitivamente era la mejor vista que había apreciado en su corta vida.
Quito la lencería enrollada en las rodillas de su pelirrojo y procedió a quitar las molestias telas que presionaban su pene, tomando antes los condones guardados en uno de sus bolsillos y aventando las prendas hacia algún lugar en la habitación.
La lengua de su novio salió para dejar saliva en sus labios mientras lo observaba poner aquel látex sobre su erección y el pecho empezó a subir y bajar rápidamente mostrando lo excitado que se sentía.
Lentamente se situó en medio de las piernas de su omega recorriendo con sus manos la suave piel de las mismas, beso ligeramente los labios al mismo tiempo que comenzaba a introducirse.
Las calientes y húmedas paredes lo recibieron con una fuerte presión en su miembro y un sonoro gemido salió de los labios su Hobi.
Siguió su camino sin ningún tipo de prisa y buscando que su amante no sintiera dolor.
Cuando su pelvis chocó con las mejillas del trasero de su hyung detuvo los movimientos y empezó a dejar carisias y besos sobre el pecho y el cuello tratando de que se relajará.
— Hobi, eres tan cálido, se siente tan bien unirme a ti.
Su pecho dolía con el palpitar tan rápido de su corazón y tenía una sensación en la boca del estómago demasiado placentera.
Realizo un camino de besos desde la boca de su novio hasta uno de esos bonitos pezones y lo tomo entre sus labios sintiendo como la espalda se arqueada bajo él y como las caderas empezaban a moverse buscando fricción.
Ante la invitación no espero más para iniciar las lentas pero profundas embestidas recargando su peso en uno de sus brazos mientras el otro mantenía firme de la cintura al excitado cuerpo que se removía debajo de él.
La respuesta de su omega fueron fuertes gemidos y rasguños en sus hombros. Las piernas se cruzaron por detrás de su espalda y los talones empezaron a presionar su cadera para insitarlo a ir más rápido.
Y claro que iba a obedecer a su lindo novio.
Ambas manos tomaron la cintura, notando lo estrecha y perfecta que era, para aumentar la velocidad hasta que sus músculos se quejaran por el esfuerzo.
Las paredes anales que lo envolvían se estrecharon firmemente alrededor de él indicándole que había dado con la próstata del más pequeño, así que siguió golpeando ese punto con estocadas rápidas y profundas.
— ¡Ah!.. ahí.. Nam~.
— Claro que si bonito.
Sus caderas se movían a gran velocidad creando un sonoro golpeteo al chocar contra el trasero de su omega y el chapoteo se intensificó cuando más lubricante bajó por el canal que estaba invadiendo.
Tomo las manos más pequeñas entre las suyas y las llevo a los costados de la cabeza del pelirrojo.
Se refugió en su cuello intentando controlar los calambres en el abdomen que le avisaban su próximo orgasmo.
— Namie~... estas palpitando.. dentro de mi~.
— Me envuelves.. tan bien.
Se separó para ver los perfectos rasgos del rostro que amaba deformarse en una mueca de satisfacción cuando llegó a su segundo orgasmo de la noche.
Sin poder evitarlo al ver tan increíble imagen, se enterró por última vez lo más profundo que pudo y terminó dejando toda su semilla en el condón.
Sus respiraciones eran erráticas y su lindo omega temblaba completamente por los dos orgasmos seguidos.
Salió cuidando el preservativo y después de anudarlo lo tiró al suelo sin querer apartarse de su bonito novio.
Jaló a su mayor para situarlo encima de su pecho y empezó a repartir suaves besos por el rostro cansado.
— ¿Estas bien Hobi?
Un leve asentimiento fue su única respuesta por un par de minutos.
Pensaba que su bello novio se había quedado dormido, sin embargo las caricias en su pecho lo sacaron de su error.
Aunque los bellos ojos que le encantaban estaban cerrados, una sonrisa se extendía por su rostro.
— Fue tan perfecto Namie.
— Mi bonito hyung, me gustas tanto.
— Tu también me gustas demasiado Nam.
Ambos pares de ojos se encontraron y no pudieron evitar volver a unir sus labios.
Se sentían tan bien escuchar el latir frenético de ambos corazones.
Estaba tan feliz, se sentía con toda la suerte del mundo al tener a su Hoseok entre sus brazos.
Cuando se despertó esa mañana su cuerpo se sentía satisfecho pero también increíblemente cansado.
No era mucho el tiempo que pasaba para que Hoseok volviera a tener otra oleada de su celo y requería atención.
El no era un alfa respondiendo a las feromonas de su omega, así que su cuerpo tardaba en recuperarse.
Aún así, durante toda la madrugada y parte de la mañana, cada vez que su omega empezaba a soltar lloriqueos por lo necesitado que se encontraba, él no dudaba en hacerle el amor de la mejor forma que su cansado cuerpo le permitía.
Y viendo cómo dormía entre sus brazos su amado pelirrojo se dio cuenta de que valía totalmente la pena desgastar sus energías si podía compartir toda una vida al lado de su novio.
Los ojitos de su hyung empezaban a parpadear buscando despertarse y los brazos y piernas se enredaron aún más, si es que era posible.
— Buenos días mi lindo Hobi.
La enorme sonrisa de corazón que se instaló en el rostro del mayor termino de iluminar su ya magnífica mañana.
— Me gusta cuando me llamas así.
Un ligero beso fue depositado en sus labios mientras el espacio entre ellos era eliminado totalmente.
Nunca se cansaría de empezar así sus mañanas.
O mejor dicho tardes.
El reloj en la mesita de noche marcaba las dos de la tarde y se golpeó mentalmente por no cuidar adecuadamente del pelirrojo.
Sabe que los omegas suelen descuidar sus comidas durante el celo, pero él terminó tan exhausto que no se encargó de despertarlo cuando era necesario.
— Hyung, aunque no quiero moverme ni un centímetro, tenemos que comer algo ya es tarde. — Solo un pequeño asentimiento y un puchero fueron su respuesta. — No te enojes mi omega mimado, te prometo que después de comer y ducharnos volveremos a la cama mi pequeño pervertido.
— Esta bien, pero solo si pedimos comida a domicilio, porque ninguno de los dos es bueno cocinando.
Las risas y el ambiente entre ellos era totalmente relajado y se sentía demasiado correcto.
— Nam, tapa tus ojos.
— ¿Por qué debo tapar mis ojos? ¿piensas aprovecharte de mi hyung?
— No, solo.. quiero levantarme para ir al baño.
— ¿Y cuál es el problema?
— Que mi ropa está en el piso.
Una sonora risa salió de su garganta, haciendo que un sonrojo y un puchero se instalaran en la cara del mayor.
— Hyung tienes idea de cuántas veces y en cuantas posiciones pude apreciar tu hermoso cuerpo durante la noche. Créeme conozco todos los lunares que tienes, además yo fui el que tapó tu desnudez con la sábana. En serio tienes pena.
— S-si.. no t-te rías.
— Esta bien, lo siento. Pero hyung, para mí es una tortura no poder ver tu perfecto cuerpo ahora que lo conozco.
La cara totalmente roja se escondió entre su pecho escondiendo su vergüenza.
— Vamos hyung te llevaré al baño para que tomes una ducha.
Quito la delgada sabana que los cubría a ambos para tomar el cuerpo más pequeño entre sus brazos y dirigirse al baño de la habitación.
Lo bajo cuidadosamente asegurándose de que se sostuviera en pie antes de rozar los finos labios con los suyos.
— Te espero mi bonito hyung.
Cerro la puerta y levantó su pantalón del suelo para cubrirse.
Cambio las sábanas por unas limpias y junto la ropa esparcida por el piso.
Una vez todo en su lugar, se dirigió a la sala a buscar su olvidado celular para pedir la comida de ambos.
Por su mente cruzó el hablarle a sus hyungs para que resolvieran algunas de sus dudas en cuanto al celo de Hoseok, pero desistió al ver nuevamente la hora que era, sabiendo que ya se encontraban trabajando.
Pero un extenso mensaje en la bandeja de entrada por parte de Yoongi le resolvía cada pregunta que nunca formuló y pequeño mensaje de Jin le informaba que irrumpió esa misma mañana a la casa para dejar suficiente comida en el refrigerador para ambos.
Su pecho se llenó de agradecimiento hacia esos grandiosos hyungs que formaban parte de su vida.
— Que huele tan bien Namie.
Un Hoseok con cabello húmedo apareció en el pasillo que daba a las habitaciones, parecía que solo portaba la playera que él traía el día anterior y que cubría hasta la mitad de sus muslos dejando la piel restante expuesta.
— Al parecer Jin-hyung nos trajo comida en la mañana.
— ¡¿Enserio?! Esos hyung nos consideran un desastre en la cocina.
Las risas llenaron la sala y el abrió sus brazos invitando a su novio a meterse en ellos.
— Hyung te he dicho lo bien que te quedan mis camisas.
— Mmm.. creo que no Namie~.
— Pues tienes un novio muy distraído porque debió haberlo dicho desde hace mucho. Sobre todo cuando es lo único que traes puesto.
— Pero traigo más ropa Nam~.
Se separó para levantar lentamente la camisa hasta que se logró ver la lencería negra haciendo que su garganta se secara.
Jalo el cuerpo del omega contra el suyo y dejó una fuerte palmada en una de sus nalgas que provocó un gemido de sorpresa.
— Eso es por provocarme aún cuando sabes que tenemos que comer, omega malo.
— Mmm~ lo siento Namie~.
— No creo que lo sientas enserio — su boca fue a parar al oído del más bajo para que sintiera su aliento golpear su piel —. Pero después de comer te enseñaré a ser un buen omega.
— Mgh~.. si Nam~.
Al parecer su cansancio podía desaparecer gracias a la misma persona que lo hacía llegar a ese estado.
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