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05

Algo tengo con poner los banners erróneos en las historias JANDNSK mildisculpas, siempre me confundo

"Te ves feliz", Seonghwa se sobresaltó cuando Hongjoong se arrodilló a su lado mientras acomodaba pequeños arreglos en una estantería, con ojos grandes y confundido, miró a su amigo sin comprender por qué le decía aquello tan de pronto, "No creo ser el único que lo haya notado, pero estás más feliz estos días, tus ojos brillan y estás más animado que en los últimos cuatro meses"

"¿En serio?", ladeó la cabeza, Hongjoong asintió.

"No me malentiendas, antes estabas bien, pero se te notaba en esos ojitos que muy en el fondo tenías pena, nunca te lo dije porque sé que te incomoda que hurgue en tus sentimientos... pero ahora te ves radiante, la sonrisa no se te va de la cara y hasta puedo decir que haz subido de peso", Seonghwa se tocó el rostro, algo preocupado ante lo último y eso hizo a Hongjoong reír escandaloso y empujarle suavemente, Seonghwa se sonrojó mínimamente ante aquello.

"No sé, yo me siento igual"

"No me mientas, anda", Hongjoong volvió a empujarlo y Seonghwa bajó la cabeza tirando de una sonrisa, "Esto es por Yunho, ¿no?¿volviste a tener contacto con él?"

Demoró unos segundos en donde sus mejillas se sonrojaron aún más, pero terminó por asentir algo avergonzado ante el festejo del rubio, desde hace semana y media cuando llamó a Yunho, es que todas las tardes se quedaba al lado del teléfono fijo, hablando por horas y horas hasta que se ponía el sol y sus dedos se dormían, hablaban de cualquier cosa, del día de Seonghwa, del de Yunho, de como iban los papeles de renuncia, de qué es lo que había comido de almuerzo o simplemente, Yunho colocando tembloroso a Seonghwa con palabras tontas, subidas de tono o amorosas. Y Seonghwa, a pesar de acostarse entumido y con el estómago vacío sabiendo que solo dormiría cuatro horas, se iba feliz a la cama, con el corazón pesado de amor y las mejillas adoloridas de tanto sonreír, tan liviano y esparciendo florecitas por donde caminaba.

Simplemente, Yunho y su presencia le hacía tan bien, fuera como fuera, inconscientemente Yunho se convirtió en su felicidad y en un pilar en su vida.

Todavía nada era color de rosas, Yunho le comentaba algunas cláusulas a seguir de los papeles de su renuncia que le daban dolor de estómago. Algunos tales como la prohibición de su imagen en televisión abierta por un periodo de tiempo y calumniar o simplemente, nombrar a la familia real, no poder salir al público con los colores representativos de la familia, un pacto de silencio e incluso la prohibición de contactar o dar indicios de contacto con algún familiar de la realeza por cuenta propia.

Pero a pesar de eso, Yunho le comentaba emocionado como un cachorro que no podía esperar a firmar esos papeles. Comentándole que quería pintarse las uñas de mil colores tal como él lo hacía, perforarse las orejas con bonitos pendientes artificiales, poder andar en casa en calzoncillos y comer pizza más de una vez por mes. Cosas tan simples que Seonghwa podía hacer cada día de su vida eran las que emocionaban a Yunho, tanto que si Seonghwa no lo supiera, ser de la clase media fuese un lujo y paraíso. Escuchar la voz tintada de emoción hablándole de poder prepararse su propia comida a la hora que fuese era quizás lo más adorable del mundo.

"¿Cuando renuncia oficialmente?", Seonghwa hizo memoria del día en el que estaban.

"Se supone que en tres días más tiene la reunión con los reyes para firmar", Hongjoong abrió los ojos sorprendido ante lo rápido de todo, y Seonghwa se encogió de hombros, "Quiso hacerlo rápido y cedió a muchas cosas con los reyes con tal de no llegar a un juicio para dictar sus cláusulas, está algo impaciente"

"O piensa que la vida siendo pueblerino es bonita... o realmente quiere estar contigo"

"Deja de avergonzarme o te despido", Hongjoong le miró ofendido, terminando por sacarle la lengua y levantarse para ir a atender a los nuevos clientes que habían llegado.

Seonghwa se rio, acomodando los últimos arreglos para levantarse y pasarse las manos por su chaleco, sus tres amigos estando ocupados con clientes y su florería estando más viva y bonita que nunca, Seonghwa estaba feliz con su pequeño negocio en crecimiento, y sabía que sus padres también lo estarían si estuviesen vivos.

Se pasó la mano por sus cabellos grises, sintiéndose algo nostálgico sin razón alguna, durante esta semana y media estaba teniendo sentimientos tan extraños que le recordaban a las primeras veces que Yunho y él comenzaron a verse con otros ojos -en si, él, porque sabe que a Yunho le ha gustado desde que lo vio-. Seonghwa se sentía como una persona distinta, ¿Cómo eso era simplemente posible? Lo estaba atribuyendo al hecho de que todo estaba mejorando entre él y Yunho, y volvía a enamorarse como el chiquillo de 22 años que fue pensando que todo sería perfecto y viviría con su príncipe azul, con la diferencia de que esta vez era probable.

Al parecer se había quedado como un estúpido parado en una de las esquinas de su florería, cuando la campanita anunciando un nuevo cliente resonó y le sacó de sus pensamientos. Por lo que fijando su vista en el nuevo individuo, una sonrisa se formó al reconocer a Mingi y su cabello color miel acercándose a él y quitándose la mascarilla. Mingi había venido alrededor de dos veces desde la última vez para dejarle tontas cartas y traerle algún almuerzo o desayuno que Yunho coordinaba cuando el repartidor no podía hacerlo. Seonghwa negó con la cabeza cuando el más alto alzó una bolsa gigante con comida al acercarse a él.

"Seonghwa-ssi, hoy almorzarás langosta a la parmesana", Mingi ni si quiera lo saludó, simplemente apuntando la bolsa de forma orgullosa, y Seonghwa soltó una pequeña carcajada tapándose la boca, ¿langosta? jamás en su vida había comido langosta.

"Oh dios, pero con eso puedo alimentar a un equipo de futbol", se quejó bromeando, caminando hasta su oficina con Mingi siguiéndole por detrás, le asintió a Hongjoong indicándole con ese gesto que estaría conversando con Mingi y quedaba a cargo, recibiendo un sonrojo del rubio cuando se percató que Mingi estaba allí, aún no le pedía disculpas por amenazarle con las tijeras jardineras.

"Yo como como un equipo de futbol, ¿eso te sirve?", sugirió Mingi cuando Seonghwa cerró la puerta de su oficina al entrar ambos.

"¿Estás sugiriendo almorzar conmigo, Mingi-ssi?", Seonghwa alzó una ceja, observando la tímida sonrisa del de ojos pequeños.

"Aún quiero conocerte, apenas sé las cosas que me dice Yunho de ti y estoy seguro de que nos podemos volver cercanos... eso si, no le digas a Yunho, es muy posesivo si se trata de ti", Seonghwa se rio, alcanzando una silla para Mingi al otro lado de su escritorio y despejando este de los pocos papeles y cosas que tenía.

"Yunho no es tan posesivo...", murmuró risueño, Mingi le miró como si estuviese loco mientras sacaba envases de comida de un restaurante que parecía ser bastante costoso, ugh, se quejaría con Yunho esa noche por gastar su dinero en él.

"La primera vez que vine, le dije que eras igual de bonito a como te describía, no lo hice con mala intención y tampoco pienso acercarme de otra forma a ti más que amigos, pero casi me saca la cabeza esa noche", Seonghwa se volvió a reír ante la corta historia de Mingi, recibiendo cubiertos desechables.

Cuando probó esa langosta a la parmesana, su lengua se durmió de lo rico y sabroso que estaba, caliente y en su punto según Mingi, que sabía mucho más de gastronomía que él. Y pudo almorzar con el mejor amigo de su amante entre risas e historias, le contó sobre él, sus gustos, como había llegado a obtener su florería y su relación con Yunho desde su punto de vista, el de cabello color miel era alguien tan entrañable y amigable que no fue difícil contarle de su vida, Mingi le escuchaba atentamente y sus ojos no se despegaban de él. Y luego aprendió más del menor, sobre como su familia y él llegaron a servir a los reyes cuando era un niño y formó amistad con el príncipe Yunho al ser casi de la misma edad y este escabullirse al patio de los sirvientes solo para verle, así es como Mingi decidió pedir entrenamiento y un puesto para ser el guardaespaldas personal de Yunho a sus tan apenas siete añitos cumplidos, le tomó tiempo, pero a los dieciséis y Yunho diecisiete ya estaba a su lado como una lapa sobreprotegiéndolo hasta de las moscas. Mingi siempre había estado del lado de Yunho y en cada travesura y esta última era la más controversial que había vivido con el príncipe.

Y así pasaron dos horas, Seonghwa consiguiendo un nuevo amigo y escuchando como Mingi hablaba de un Yunho adolescente que se robaba los pasteles de la cocina, molestaba a los guardias y le ensuciaba las prendas a las sirvientas. Se despidió de Mingi con el estómago lleno y aún una langosta completa que seguramente las tres bestias con las que trabajaba ya la estaban devorando, y con la promesa de Mingi de que esperara a Yunho solo un poco más, que faltaba muy poco para que volviesen a estar juntos.


Seonghwa quería vomitar.

Bueno, estaba vomitando.

Con Yeosang sobando su espalda mientras le quitaba el cabello de la cara, Seonghwa se derrumbó contra su inodoro, pálido y tan nervioso que sentía el almuerzo de hace dos días aún en la garganta.

Hoy Yunho firmaba su renuncia de forma oficial. No iba a ser una conferencia, tampoco el rey saldría a dar el anuncio y menos Yunho, simplemente se publicaría un anuncio de forma pública anunciando su renuncia oficial y Yunho desalojaría el castillo con unas pocas cosas personales que no estaba ligadas al dinero de sus padres. Nadie lo sabía, solo la prensa encargada de publicar el anuncio, la familia real, y Seonghwa con sus amigos gracias a que Yunho le contó el día exacto, todo explotaría en alrededor de una hora y Seonghwa no estaba preparado, por eso mismo estaba enfermo en su casa luego de no soportar la mañana y con Yeosang cuidándole. El pelinegro había acomodado la televisión en la sala de estar y conseguido un montón de mantas para arropar a Seonghwa, pero no se le había ocurrido traer algo para las náuseas y ahora estaba arrodillado al lado de un tembloroso y asqueado Seonghwa.

El peligris fue ayudado al lavarse los dientes, el sueño y el asco venciéndole luego de levantarse del inodoro, solo bastaron diez minutos para que se tumbara en el sofá arropado con mantas y se quedase dormido olvidando que en cualquier minuto salía a la luz la renuncia de Yunho. Yeosang suspiró, pensando que era mejor no molestar a su pobre hyung por lo menos hasta que llegara la hora, así que se sentó en el suelo apoyado en el sofá y le bajó el volumen a la televisión para no molestar a Seonghwa.

Yeosang suspiró, mirando por detrás de su hombro a su mejor amigo de la secundaria. Nunca imaginaría estar en esta situación, esperando la renuncia de un príncipe que tenía una relación amorosa con uno de sus amigos, debía estar loco para tomarse la situación tan a la ligera como lo estaba haciendo. Pero Seonghwa era más importante sobre lo disparatado que era todo esto, y Seonghwa estaba bien, tenía sus altibajos el cual él se encargaba de sostener, pero ver la carita enamorada de uno de sus mejores amigos era suficiente para guardarse todo lo que tenía que decir y simplemente apoyar a Seonghwa en lo que necesitase.

Y así pasó una hora completa en silencio, con la televisión funcionando y mostrando una telenovela que Yeosang no conocía, hasta que esta fue interrumpida con el noticiero del canal logrando despabilarle de la paz que sentía, y arrodillándose en el suelo, movió a Seonghwa con cuidado para despertarlo. El peligris tenía el sueño bastante ligero gracias a Dios, por lo que solo bastaron un par de sacudidas para que esos ojitos grandes se abrieran confundidos.

"Seonghwa, ya es hora", murmuró, el peligris pestañeó confundido sin entender a Yeosang, pero un par de segundos fueron suficientes para que su cerebro despertara por completo y atara cabos.

Saltando como un conejito, se arrodilló en el sofá atento a la televisión y desperezándose por completo en un santiamén. Jaló a Yeosang a su lado en el sofá, mordisqueándose el labio ansioso y nervioso al ver la imagen del palacio desde afuera con el título "Príncipe Yunho ha renunciado a la corona"

"Aquí Son Taeyoon en el palacio de la familia real Jeong, estamos en vivo luego de que se revelara a través de medios masivos que la familia real ha anunciando que Jeong Yunho, quien era el segundo heredero a la corona y próximo gobernante de la isla Jeju, fue desligado completamente de su cargo y títulos el día de hoy esta misma mañana. Recordemos que Jeong Yunho había declarado hace un par de semanas que el papeleo para su renuncia estaba en tramitación, pero no hemos sabido más detalles respecto a eso hasta el día de hoy donde se ha oficializado"

Ya había multitud afuera, Seonghwa podía ver a citadinos llegando por detrás del reportero seguramente esperando algo sobre las nuevas noticias. Seonghwa no había visto el anuncio aún, al parecer en ese canal aún no lo mostraban, pero tratándose de Yunho, Yunho podía mover el país entero sin necesidad de un anuncio, justo como lo había estado haciendo en los últimos dos meses. Y como si lo estuviese invocando, la vista del palacio fue sustituida por el video del rey y la reina, los padres de Yunho, sentados en una oficina con sus emblemas y colores representativos.

"Muy buenos días y/o tardes a nuestros citadinos y compatriotas, hoy la reina y yo, el rey, como gobernadores de la república de Corea del Sur, queremos anunciar que nuestro segundo hijo, el príncipe Jeong Yunho, ha desertado de su cargo oficialmente, Jeong Yunho ya no forma parte de la familia real de forma legal y no se verá incluido en los siguientes eventos que la compongan, lamentamos que Jeong Yunho se haya desligado de la realeza, pero como sus padres, le deseamos felicidad y prosperidad en su nuevo futuro. Pedimos que apoyen a Jeong Yunho en sus futuras actividades y decisiones, y lo recuerden durante sus años como el segundo príncipe heredero con añoranza"

Seonghwa parpadeó ante aquel anuncio, viendo las sonrisas amigables de los reyes y sintiendo algo de molestia al ver la persuasión al desearle suerte a Yunho ahora con su nueva vida. Fueron ellos mismos quienes incluso prohibieron la comunicación de Yunho con su propio hermano por cuenta propia y quienes le prohibieron adueñarse de cualquier cosa que no haya sido comprado con el mismo dinero que Yunho, no tuvieron compasión por su hijo con las clausulas e incluso le golpearon cuando se reveló contra su familia y matrimonio, Seonghwa sentía disgusto por los reyes en ese momento y quería abrazar a Yunho para quitarse esa molestia por la hipocresía que estaba viendo. Las clausulas de su renuncia no se harían públicas, eso estaba más que claro porque si no ardió todo el país con la noticia de que era gay, definitivamente lo haría si se descubría las prohibiciones de Yunho, y la reputación de los reyes se vería manchada en demasía.

Pero todo el disgusto se le fue, cuando por entre las rejas del palacio, el noticiero enfocó a Yunho en la puerta del palacio, haciendo una reverencia de despedida hacia sus padres mientras Mingi y otros dos sirvientes acomodaban dos maletas medianas en un auto común. Yunho ya no portaba un traje como las incontables veces que le vio, simplemente una camisa desfajada del pantalón liso, todo de negro, Yunho nunca tuvo la obligación de usar corona a menos que fuera en televisión, pero en estos momentos verla sin ella, su cabello negro brillante bajo la luz del sol, se veía vacío, tampoco había rastro de los emblemas colgados de su ropa cuando se dio la vuelta, con los flashes de las cámaras y los gritos a la lejanía, para mirar hacia la multitud y dirigirse al auto. Seonghwa vio a Mingi despedirse del mismo modo de ambos reyes, antes de acompañar a Yunho y ambos subirse al asiento de piloto y copiloto, Seonghwa ya entendía, ese auto debía de ser de la familia de Mingi.

Solo bastaron minutos para que la multitud tuviera que moverse, apretada, porque las puertas de salida se abrían y dejaban pasar al auto negro donde iban Yunho y Mingi, y los vidrios al no ser polarizados ni tener la seguridad de los autos de la familia real, se notaba el semblante molesto y serio de Yunho ante la cantidad de cámaras y gente intentando verlo como estampida.

"Hey, no llores", pestañeó confundido cuando Yeosang pasó sus pulgares debajo de sus ojos, Seonghwa estaba tan ensimismado en la televisión que no había notado en qué momento sus ojos comenzaron a lagrimear, "¿No estás feliz? Tú y Yunho al fin podrán estar juntos"

Y era verdad. Miró a Yeosang entre sus pestañas mojadas sin saber como sentirse, un puchero adornando sus labios y sin comprender si estaba llorando por frustración, pena, o felicidad, todo era confuso para él, así que se acurrucó contra su amigo, sintiendo como este lo sostenía entre sus brazos, mirando la tele sin realmente hacerlo donde mostraban a Yunho irse de lo que fue su hogar por 25 años.

Seonghwa despidió a Yeosang dos horas después luego de que el menor le haya encajado un poco de almuerzo al mayor, y Seonghwa se dedicó esa tarde a pensar en un sin fin de cosas y en nada, buscando como sentirse en la soledad de su hogar porque era exasperante escuchar la televisión y la radio, todas hablando el mismo tema sin fin respecto a Yunho y agravando el como se sentía. Tantas emociones mezcladas que su cuerpo y mente le jugaban una mala pasada y le dejaban en blanco. Esa tarde no llamó a Yunho, drenado e intentando pensar que con todo lo que pasó, Yunho tampoco le llamaría y estaría cansado, es que Seonghwa se fue a la cama incluso antes de que se colocara el sol, frío y arropado al tope, y con insomnio hasta la madrugada.

No fue hasta dos días donde el desánimo de Seonghwa seguía y en donde no supo nada más de Yunho. Estaba distraído, incluso estaba cobrando mal los ramos de flores y por error vendió un ramo de rosas al precio de un ramo de margaritas, todo era un caos en su mente y ninguno de sus amigos sabía como solucionar el torbellino de pensamientos que era. Solo quería a Yunho, quería estar enterrado en su pecho y sentir sus manos encima de él, la fragancia masculina explotando en su nariz y esos labios diciendole cosas bonitas. Pero Yunho no había contestado ayer ni anteayer ante los llamados de Seonghwa.

Apenas llevaba abierta la florería una hora y solo dos clientes atendidos, cuando un auto de alta gama que Seonghwa no reconoció se estacionó en plena calle frente a la florería. Seonghwa pestañeó confundido mirando a Wooyoung que de igual forma dejó de cambiar el agua a las cubetas cuando en dos minutos nadie salió del auto lujoso. El impresionante color rojo brillante llamando demasiado la atención de la poca gente que andaba por la calle a esa hora de la mañana.

"¿Serán delincuentes?", preguntó curioso Wooyoung, Seonghwa le miró extrañado.

"¿Cuál es tu afán de ver la peor de las situaciones?", Wooyoung le sonrió avergonzado encogiéndose de hombros.

"Jongho me dice lo mismo", Seonghwa bufó, conociendo al pelirrojo.

No pasó mucho, cuando en la vacía florería y solo con Wooyoung como compañía, es que tres hombres salieron del auto lujoso. Seonghwa y Wooyoung volvieron a mirarse curiosos y girarse hacia los hombres que se acercaban a la entrada de su florería. Pudo reconocer el cabello miel de Mingi que estaba al descubierto y se confundió, ¿qué hacía Mingi allí y quienes eran los que le acompañaban? También pudo ver al hombre que estaba de piloto, más bajo que Mingi y el otro, y tenía el cabello violeta.

Pero el tercero no tenía idea quien era, con una sudadera con capucha cubriendo su cabello y una mascarilla su rostro, Seonghwa no tenía idea quien era y tragó saliva cuando los tres hombres entraron a su florería. Allí recién pudo mirar con atención los atuendos, el de cabello violeta llevaba una camisa y pantalones lisos que se veían igual de lujosos que el auto y un rolex en la muñeca, mientras tanto Mingi y el desconocido cubierto simples sudaderas y jeans.

"¿Mingi-ssi...?", preguntó curioso Seonghwa, alejándose de Wooyoung y saliendo por detrás de la caja para acercarse con cautela al de ojos rasgados que se quitó la mascarilla con una sonrisa.

"Hola, Seonghwa-ssi, te traigo una sorpresa", saludó cortesmente como siempre, y Seonghwa abrió los ojos confundido.

"¿Una sorpresa?"

Mingi asintió, e ignorando al imponente hombre de cabello violeta, palmeó el hombro y trajo al frente al tercero cubierto. Seonghwa lo miró con atención, el estómago dándole un vuelco cuando conectó los puntos de lo que estaba sucediendo al mismo tiempo que la cabellera negra de Yunho y su reconocible rostro se dejó mostrar sacando esa mascarilla y la capucha.

Yunho estaba frente a él, con ojos brillantes y una sonrisa tan grande que esas mejillas estaban abultadas mostrando los dientes blancos. Su Yunho estaba allí al frente, con el cabello con frizz sin peinar, sin maquillaje, una sudadera negra y simples jeans rasgados con zapatillas que parecían nuevas, luciendo tan diferente a lo usual, como un simple joven pueblerino tal como él, sin nada que gritara que era alguien importante, tan ordinario y común que se veía irreconocible. Pero era él, era su Yunho, el que hace poco era un príncipe con una relación homosexual escondida. Era el que le daba cartas bonitas con perfecta caligrafía y rico aroma, quien le mandaba almuerzos y desayunos al menos cuatro veces por semana, con quien hablaba por teléfono por horas al llegar a casa y quien siempre le repetía, en cada instancia, que lo amaba y era su mundo entero.

Seonghwa tembló en su lugar, sus mejillas inundándose enseguida de gruesas lágrimas e incapaz de decir algo, simplemente viendo la sonrisa gigante de Yunho y como este avanzaba hacia él, y lo sostenía entre sus brazos con demasiada fuerza y cariño, escondiendo su rostro en sus cabellos y alzándolo mínimamente en el aire. Seonghwa podía sentir esa sonrisa en su cabello y las lágrimas mojando la sudadera de Yunho, pero su aroma estaba allí, esa fragancia masculina que adoraba en su nariz, las manos grandes y pesadas sosteniendo su cintura y alzándolo como si fuese una pluma, esos brazos tonificados apretando su cuerpo.

"Hola, mi dulce estrella", escuchó contra su cabello, y él solo pudo volver a llorar con más fuerza aún, gimiendo contra la tela de esa sudadera, porque el amor de su vida finalmente estaba con él de nuevo.

No podía hablar, balbuceando mil cosas que no podía entender ni él y toqueteando todo el cuerpo a su paso como si se estuviese convenciendo de que era real y no era producto de su imaginación y pena. Pero Yunho se separó de él lo suficiente para verle el rostro, tan eufórico y sonriente con lágrimas en los ojos, o eso fue lo que vio Seonghwa entre sus nublados írises.

"Hola, mi cielo", volvió a decir Yunho, callando a Seonghwa y sus balbuceos, "al fin estoy aquí, contigo"

Yunho sostuvo su rostro entre sus grandes manos, limpiando las lágrimas abundantes con los pulgares de forma suave. Y no le importó que Seonghwa tuviese los labios salados ni que su nariz estuviese congestionada por moco, simplemente se inclinó para besarlo con cuidado, aún sosteniendo ese rostro y uniendo sus labios mojados y salados con una delicadeza y parsimonia que hizo temblar la espalda de Seonghwa. Yunho los acopló con sutileza y cuidado, volcando sus sentimientos en ese electrizante choque que sabía a reencuentro y el más dulce amor que Seonghwa podía palpar en su boca, un beso sabor a miel casera, dulce y brillante, a caramelo caliente. Aquel beso sabía tan dulce que Seonghwa se empalagó y sus rodillas temblaron, pero no cedió al suelo porque Yunho le sostenía con firmeza y amor, moviendo los labios pausadamente con los ojos cerrados, Seonghwa se fundió atrapando entre sus dedos esa sudadera y llorando de felicidad plena, con el estómago rebosante en alegría y euforia. Porque ese beso había cumplido su promesa, porque ahora podía amar a Yunho libremente, porque él ahora era libre.

Se separó con lágrimas salpicando sus ojos, pero ver de nuevo ese rostro solo le hizo reir con el rostro sonrojado y los labios hinchados, tan feliz que podría salir a gritar y bailar a la calle lo enamorado que estaba.

Se abrazó a Yunho, como un gatito mimoso, ocultándose en ese cuello para posar su boca allí y aspirar ese aroma que tanto le hizo falta, la boca cosquilleandole contra la garganta de Yunho que decía algo que no pudo procesar.

Yunho repitió lo mucho que lo amaba, sosteniendolo contra si y mirando a Mingi y a San por detrás de su hombro con la sonrisa más abierta que pudo haber mostrado en años. Sus amigos estaban allí, San ya moqueando porque el reencuentro era demasiado emotivo y Mingi dando pequeños saltitos de felicidad por él.

Yunho estaba tan feliz, se sentía en una plenitud tan exorbitante que no quería salir de ella nunca más, aquellos seis meses sin poder tocar, ver y sentir a su Seonghwa habían desaparecido ahora que lo tenía en sus brazos de vuelta. Lo había extrañado con tanta locura y pasión, que todo lo que había hecho para este momento se había reducido a nada.

Así de enamorado estaba Jeong Yunho.

Volviendo en si, pudo ver a un nervioso chiquillo pasmado frente a él de cabello grisáceo, y apenas sus ojos risueños se posaron en él, el chiquillo dio un saltito y una reverencia de noventa grados.

"¡Buenos días, s-su alteza!", saludó el chiquillo, logrando que Yunho ladeara la cabeza sin borrar su sonrisa.

Ese debía ser Wooyoung, el nuevo chico trabajando allí del cual Seonghwa le había hablado.

"¿Su alteza?", preguntó risueño, causando que el chiquillo abriera más los ojos, "Aquí no hay ningún rey o príncipe", le recordó, aquellas palabras sonando liberadoras de sus labios, "Tú eres Wooyoung, ¿no? Seonghwa me ha contado sobre ti... yo soy Jeong Yunho, el novio de Seonghwa"

Si, definitivamente ese título era mil veces mejor que el de príncipe de Corea del Sur.

Cuando Seonghwa se enteró que el hombre de cabello violeta era Choi San, tuvo miedo.

Era obvio tenerlo, literalmente la hermana de Choi San hace poco menos de dos meses iba a casarse con el segundo príncipe de Corea del Sur y ser una damisela real gobernadora de la isla Jeju, hasta que el príncipe reveló que todo era una farza. Si él fuera Choi San, estaría furioso de tener al frente al hombre quien le quitó la oportunidad a su hermanita de gobernar y tener un título real. Pero Choi San era como un niño pequeño sin rencores que creía que su hermana era una idiota sin remedio y que le sonreía con genuina alegría. Seonghwa podía jurar que si a Choi San le quitaran la ropa cara y ese rolex en su muñeca, fácilmente lo confundiría con un niño de preparatoria.

San era el dueño del lujoso auto y quien trajo a Yunho y a Mingi a su florería por cuestiones de seguridad y privacidad, al tener vidrios polarizados nadie pudo reconocer a Yunho y este no llamó la atención al cruzar la ciudad. Aunque de igual forma se llamó suficiente la atención con el auto de alta gama, pero al menos, no era por el hecho de que Jeong Yunho, el ex príncipe, estaba por allí.

A Seonghwa le importó bastante poco dejar su florería bajo las manos de Jung Wooyoung y con la alta probabilidad de que podía incendiarla al final del día. Él simplemente se subió al auto de Choi San agarrado de Yunho, ambos dispuesto a ir a su hogar para poder disfrutar de la compañía de ambos. Y durante el viaje, San fue igual de entrañable que Mingi, tan ruidoso y hablador que Seonghwa llegó incluso a marearse, nunca pensó que el hijo del empresario más grande de Corea del Sur hablara con aegyo y escuchase música japonesa.

Ahora mismo estaba en casa, siendo las diez de la mañana y cinco minutos después de despedirse de Mingi y San. Estaba frente a su cocina, como todas las mañanas, calentando té en la tetera. Pero con la gran diferencia de que ahora mismo tenía el fuerte y grande cuerpo de Yunho envolviendo su cintura y besando su mejilla.

"Yunho~ tengo que moverme", Seonghwa rio, intentando buscar las tazas luego de que el té estuvo listo. Recibió un beso húmedo en su mejilla, y su cintura fue abrazada con más fuerza.

"No te tuve por cinco meses, déjame abrazarte hasta mañana al menos", rio de nuevo como un niño, cuando Yunho bajó sus besos a su cuello causándole cosquillas.

"Al menos déjame servir el té, luego puedes tenerme todo el tiempo del mundo", Seonghwa se giró, sonriendo y sosteniendo ese rostro en sus manos. Yunho soltó un pequeño gruñido en falsa molestia, antes de atacar a Seonghwa con picos en los labios que hicieron reir a su enamorado y logró agitar su corazón.

Se separó a regañadientes, yendo a la salita de estar para sentarse en el sofá con una sonrisa. Eran las diez de la mañana y él iba a tomar té con galletas, cuando estaba en el palacio, debía desayunar por regla a las ocho de la mañana y tenía un buffet completo frente a él, y luego no podía comer hasta la hora del almuerzo. Comparar aquellas situaciones en su cabeza era extraño, pero era la primera vez que estaba tan feliz de tener un simple té con galletas.

A lo mejor era porque estaba con Seonghwa, no lo sabía.

Seonghwa no tardó en llegar con dos tazas humeantes que dejó en la mesita de café, antes de sentarse en su regazo en busca de contacto que recibió enseguida, los brazos de Yunho volviendo a atraparle y acercarlo con anhelo a su cuerpo hasta que estuvieron enrollados y pegados cuerpo a cuerpo.

No necesitaban palabras. Seonghwa comenzó a delinear el rostro de Yunho con sus falanges, pasando por el cabello negro y suave entre sus hebras, por esas cejas pobladas y la curva de su nariz con cuidado, sus índices pasando por los párpados libres de maquillaje de Yunho y viendo sus pestañas largas sin rizar, paseando por sus mejillas rellenas y la piel lechosa y blanca para terminar delineando sus labios gruesos, perdiendose por la mandíbula hasta llegar a su cuello. Tan irreal, tan mágico, Seonghwa aún no podía creer que tenía a Yunho así, en su casa, abrazándole con tanto amor y sabiendo que no se iría de su lado a jugar al príncipe nunca más. Yunho abrió los ojos, Seonghwa sonriendole con los ojos entrecerrados y siendo correspondido al instante, los dedos de Seonghwa yendo a sus orejas para delinearlas de igual forma, tan cerca que podía sentir la respiración del otro chocando contra sus rostros y sintiéndose tan bien, tan correcto.

"No puedo creer que al fin te tengo para mi", susurró el peligris, encogiendose en el regazo de Yunho cuando este metió sutilmente las manos bajo su camiseta para acariciar su estómago.

"Créelo, porque no me iré de nuevo", Seonghwa fue besado nuevamente, su boca siendo acaparada por la de Yunho y derritiendose contra él, hace tanto no besaba a Yunho, había olvidado lo rico y adictivo de sus besos que ahora no quería separarse.

Pero debían hablar tantas cosas, aunque de ahora en más tuviesen todo el tiempo del mundo, Seonghwa se encontraba ansioso. Así que se separó, delineando el belfo inferior de Yunho con su tímida lengua y este terminar mordisqueando sus labios jugosos.

Bajó sus manos a ese pecho, acariciando sobre la sudadera con sus dedos los pectorales de Yunho y creando dibujos tontos.

"¿Qué harás ahora?"

Yunho le miró pensativo, Seonghwa perdiendose en un punto en su pecho con los labios apretados.

"¿Qué quieres que hagamos?", Seonghwa subió los ojos grandes hacia Yunho cuando le incluyó en la pregunta, tan inciertos e indecisos, incluso algo temerosos. Yunho acarició su estómago con los pulgares al conectar su ojos, "Ahora soy dueño de mi destino... podemos hacer lo que sea, dulce estrella... podemos vender todo e irnos del país juntos, incluso"

Seonghwa se rio, golpeándolo suavemente en el pecho, "Eso es muy costoso"

"Tengo el dinero suficiente", le contestó audaz, "La entrevista fue hecha bajo contrato, el 60% de las ganacias que se generan por el uso de esta en medios masivos me pertenecen, aunque sea el más mínimo y de forma internacional, me llega dinero, así que ahora mismo podemos fácilmente tomar un avión e irnos a Francia si así lo deseas"

"Oh dios, por supuesto que no nos iremos a vivir a Francia", Seonghwa rio, Yunho alzó los hombros en forma de derrota con una sonrisa.

Seonghwa se encogió, inclinandose para apoyar su cabeza en el pecho de Yunho y escuchar los latidos de su corazón, las manos de Yunho corrienron hacia su espalda para acariciar la piel suave con cuidado, apegándolo aún más a él y sintiendose calentito.

"¿Entonces, Seonghwa?¿qué quieres que hagamos?"

Seonghwa suspiró, agarrando entre sus manos esa sudadera y calmándose bajo el tacto de Yunho y la respiración de este en su cabeza.

"Vive conmigo, acá", murmuró, cerrando los ojos al sentir a Yunho removerse, "Vente conmigo, esta casa es perfecta para los dos, podemos reformarla y arreglarla... puedes trabajar como administrador en mi florería y expandirnos por la ciudad, sería nuestra florería, y nuestro hogar... no es mucho, es nada comparado al gran palacio donde vivías y lo que tenías para el futuro... pero es mio, y quiero que sea tuyo también"

Seonghwa aguantó la respiración con temor, ni sabía por qué lo tenía, tal vez por pensar que lo que tenía para ofrecer no era suficiente para Yunho, pero cuando sintió esos brazos abrazarlo con fuerza y aquellos labios besarle el cabello, alzó la vista moviendose lo suficiente para ver la sonrisa satisfecha de Yunho.

"Me encantaría vivir contigo", Yunho rebuscó con su nariz su rostro, intentando alzarlo como un cachorro en busca de cariño, y acarició su nariz con la propia en un beso esquimal.

"¿E-en serio?", preguntó inseguro, Yunho asintió con un sonidito afirmativo.

"Aunque me pidas vivir bajo un puente contigo estaría encantado", exageró con una risa, acariciando los omoplatos de Seonghwa, "No sabes cuanto soñé con la idea de dormir apretado a ti, tener tu pequeño cuerpo junto al mio y despertar mirando tu rostro, abrazarte mirándote hacer el desayuno a mediodía o hablarle a tus plantitas... imaginé tantas cosas, hasta como se verían nuestros cepillos de dientes en el vaso del baño", Seonghwa soltó una risita con el rostro caliente, avergonzando a Yunho causando que sus orejas se colocaran rojas, "La cosa es que, quiero estar contigo, que me pidas eso me hace el hombre más feliz de la tierra"

"¿A pesar de todos los problemas que se pueden venir?", aunque dijo eso, no borró su sonrisa.

"No me importa si se viene el mundo encima o me quieran separar de ti, todo vale la pena si al final del día te tengo conmigo"

Seonghwa quería llorar, porque Yunho le miraba tan lindo, con ojos brillantes tan claros como el agua, mirándole con amor y anhelo puro tan palpable que Seonghwa se sintió como el diamante más costoso del mundo. Y Seonghwa comprendió de que no habrían más ilusiones, tampoco promesas sin cumplir, y que esas o's de doble vuelta tampoco volverían a arruinarle de ninguna manera.

"Te amo mucho, Yunho"

"Yo te amo más, mi dulce estrella"

Fin


hwalight | 211114

Habrá un extra? Probablemente

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