CAPÍTULO 2: "Un cuerpo lujurioso"
Si los gatos pudieran hablar, el mundo definitivamente sería un caos. Eso era lo que pensaba Hyunjin.
Los gatos son hermosos, adorables, cariñosos, pero también pueden ser malvados, manipuladores y dañinos. Es por esto, que según Hwang, no había que darles el poder del habla.
―Entonces, ¿Quieres que me quede callado después de enterarme de este jugoso chisme? ―preguntó Minho, incrédulo.
―Hyung, le conté esto para que me ayude a ayudar a Channie hyung. ―Hyunjin ya se estaba arrepintiendo de haber abierto la boca.
― ¿Y qué gano yo si los ayudo? ―el mayor juntó las yemas de sus dedos, cual villano empoderado. ―No suelo pedir recompensas a cambio de mi buen accionar, pero si logro mi cometido en este caso casi imposible, creo que un premio no estaría mal ¿Sabes? ―sus ojos se dirigieron al peli-negro, esperando una respuesta o algún gesto que le dijera algo.
Hyunjin quedó callado por un momento, tratando de pensar en una recompensa que sonara tentadora para el aterrador hyung frente suyo. Pero al final, después de tanto pensar, se rindió, no estando muy convencido de sus ideas.
―Eso dependerá de usted, piénselo sabiamente. ― dijo, tratando de no sonar inseguro. Esperaba que la recompensa que Minho pidiera no resultara cara o complicada, pues últimamente había gastado dinero en materiales artísticos de una forma un tanto desmedida. A veces, Hyunjin podía ser un comprador bastante compulsivo, sobre todo si de su hobbie se trataba.
―Está bien, te ayudaré a ayudar a Bangchan, cuando haya logrado mi cometido te diré lo que quiero. ―Minho le extendió su mano, esperando la mano contraria, listo para cerrar el trato. ― ¿Trato hecho?
Hyunjin observó la mano extendida, y aunque dudoso, terminó por estrecharla con la suya misma.
―Trato hecho.
Minho sonrió dulcemente, y Hyunjin sintió escalofríos.
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Tres semanas, en las que sentía que la situación se le estaba saliendo de control.
Maldito sea Seo Changbin y su atractivo físico. Ahora, por su culpa, estaba sufriendo en cuerpo y alma, temblando como una gelatina al sentir el agua helada caer sobre su cuerpo.
Estaba mal, terriblemente mal, no podía creer que haya llegado hasta ese punto, hasta el punto de pensar de esa forma de Changbin. Le gustaría culpar a Minho por eso, pero sabía muy en el fondo que era algo inevitable, en algún momento iba a pasar.
Todo había comenzado esa misma mañana, un caluroso viernes, a las 8 am para ser más específicos. Como era habitual, se habían despertado temprano para ir a ejercitarse al gimnasio de la empresa, el trayecto había sido tranquilo y silencioso, pues allí estaban todos recién levantados y era de esperarse que aún tuvieran sueño.
Los ojos de Chan pasearon por el espejo retrovisor, observando a los miembros descansar sus ojos por un rato más; Minho y Jisung dormitaban con sus cabezas recostadas en la del otro, Hyunjin dormía con la cabeza hacia atrás y la boca entreabierta, Jeongin dormía de la misma forma, pero con la boca cerrada, y a su vez, tenía a un Seungmin prendido de uno de sus brazos, recostado en uno de sus hombros. Y todo hubiera quedado como una bonita escena, de no ser por algo que se le hizo extrañamente desagradable. Changbin también iba dormido, al igual que el resto, uno de sus brazos rodeaba los hombros de Felix, quien le abrazaba por la cintura, a la vez que descansaba su cabeza en fornido pecho del contrario.
Su estómago se había contraído al ver a esos dos, incluso pudo sentir que, mientras más los observaba, su cara y cuerpo eran recorridos por un intenso calor.
Bangchan no lo sabía, pero en ese momento estaba experimentando celos. Christopher Bang Chan estaba celoso de Lee Felix.
Al llegar al edificio se encargó de despertar a todos, dando aviso del final de su trayecto.
Comenzaron con sus rutinas apenas entraron al salón, dirigiéndose cada quien a diferentes maquinas, mientras que Bangchan se decidió por empezar calentando con unos abdominales laterales.
Quizás había pasado media hora, en la que pudo enfocar su mente en algo que no fueran sus pensamientos o sus sentimientos, su rutina siempre lograba acaparar gran parte de su atención. Sin embargo, debió aterrizar sobre tierra de sopetón, tras ser interrumpido por quien menos quería ver en esos momentos.
―Hyung ¿Puede ayudarme con este ejercicio? ―preguntó su australiano amigo, sosteniendo un disco de 20 kg entre sus brazos y su pecho, una de sus manos agarraba suavemente la planilla con sus respectivos ejercicios personalizados.
Y a pesar de su evidente mal humor, y las inmensas ganas de rodar los ojos hacia atrás, terminó por esbozar una leve sonrisa, a la vez que emitía un suave "claro".
La verdad es que quería, realmente quería estar enojado con el Lee menor, pero sabía que no era muy maduro de su parte aquella actitud. Felix no había hecho nada malo, de hecho era algo normal que siempre se comportara especialmente cariñoso con Changbin, siempre había sido así; a parte, Felix no sabía que le gustaba Changbin.
―Hyung ¿Estás bien? ―preguntó Felix, tras terminar su respectivo ejercicio. Por un momento, el mayor se le había quedado mirando un buen rato, con una expresión que parecía denotar confusión o duda.
Bangchan finalmente reaccionó, saliendo de sus cavilaciones, cayendo nuevamente al mundo físico.
―Eh, no es nada, lo siento, es solo que...―pensó rápidamente en una buena excusa. ―Me he dado cuenta de lo rápido que has crecido. Me siento un poco triste al respecto, supongo que así se deben sentir los padres. ―suspiró con falsa melancolía.
Felix lo observó serio por unos segundos, para luego sonreír dulcemente.
―Eres muy sentimental, Channie hyung. ―y entonces se levantó de su lugar para abrazarlo. ―Pero le agradezco que sea así, me gusta saber que hyung se preocupa por mí.
Sin poder evitarlo, y sintiéndose culpable, Bangchan correspondió aquél súbito abrazo. No podía enojarse con Felix, simplemente no podía.
―Hey ¿Por qué a mí nunca me das abrazos? ―preguntó una voz.
―Porque cada vez que quiero abrazarte te alejas o pones cara de disgusto. ―respondió divertido, alejándose un poco de Felix, pero sin cortar el abrazo del todo.
Minho fingió sorpresa, mas no lo negó, pues al fin de cuentas era verdad. Aunque en esos momentos sí se le antojaba un abrazo.
―Pues sí, tienes razón, pero ahora sí quiero uno. ―rezongó, cual niño malcriado.
―De acuerdo, entonces ven aquí. ―dijo sonriente, abriendo los brazos en su dirección.
Felix entonces le soltó, para que pudiera abrazar al segundo mayor. Entonces ambos hyungs del grupo se unieron en un cálido abrazo, hasta que unas traviesas manos se desviaron hacia el trasero del pelinaranja. Aunque bueno, tampoco era algo fuera de lo común, ya todos conocían las mañas de Lee Minho.
Habían estado abrazados un buen rato, en tanto descansaban tirados sobre el frio piso de madera.
Eran ciertamente pocas las veces que estaban así, tan cercanos y cómodos el uno con el otro, raro era la palabra perfecta para describir ese momento, pero ambos lo estaban disfrutando.
―Changbin realmente se esfuerza demasiado cuando de entrenar se trata. ―le escuchó a Minho decir. ―Su cuerpo está realmente tonificado.
Sus ojos siguieron los del rubio, enfocándose en el anteriormente mencionado, el cual se encontraba haciendo sentadillas con una pesa de 30 kg. Brazos y piernas gruesas y musculosas, hombros anchos y rectos, cintura marcada y curvilínea, pecho abultado y firme, y su...
―Tiene un trasero increíble. ―comentó Minho, dejando escapar una traviesa risita. ―Es tan redondo y firme, y cuando lo tocas se siente genial. ―agregó.
Se fijó, inevitablemente en aquella parte de su cuerpo, y observando determinadamente los movimientos del trasero, pudo sentir como una sofocante ola de calor le recorría el cuerpo, terminando por concentrarse en cierto punto específico.
Bangchan se preguntaba de lo que sería capaz de hacer ese trasero sobre él, se preguntaba si es que el trasero de Changbin se sentiría bien con su...
―Hyung, creo que el esfuerzo de Binnie realmente lo conmovió. ―se escuchó decir a Minho entre risas. Bang lo miró confuso, hasta que comprendió a lo que se refería, cuando la mano ajena le dio un pequeño apretón en uno de sus muslos, muy cerca de sus caderas.
―Mierda. ―fue lo único que logró decir, justo después de cubrirse con la holgada remera, a pocos segundos de que Changbin terminara por acercarse hacia ellos.
―Hyung ¿Te encuentras bien? Estás muy rojo. ―preguntó, agachándose para quedar a su altura.
―S-sí, descuida, es que tengo un poco de calor. ―respondió, estirando un poco el cuello de su remera.
―En ese caso ¿Por qué no te sacas la remera? El ambiente está climatizado, así que no hay riesgo de que te enfermes. ―Lee entonces amagó con levantarle la remera, siendo detenido rápidamente por la mano de Bangchan.
―No, está bien, ya se me va a pasar. ―los nervios desbordaban por cada poro de su piel.
―Tranquilo, no es como si tuvieras algo que no hayamos visto antes. ―le tranquilizó Changbin, sonriendo de medio lado. Le parecía gracioso la repentina timidez del líder.
―Creo que iré a ducharme, no me he sentido muy bien, tal vez esté por enfermarme. ―quizás no era la mejor excusa, pero era lo suficientemente preocupante como para que no le siguieran molestando.
Tras decir eso último se levantó, dispuesto a encaminarse hacia las duchas que se ubicaban alado del gimnasio. Una vez dentro, se quitó la ropa, dejándola de forma desordenada sobre una silla que había por allí. Entró a uno de los cubículos, al segundo que estaba cerca de la puerta para ser más específicos. Suspiró pesadamente, mirando hacia abajo, observando 'esa' parte. Se sentía sucio, culpable, un degenerado de primera; no podía creer que su mente se haya dejado llevar por ese tipo de pensamientos promiscuos.
―Mierda, ¿Qué es lo que me está pasando? ―se preguntaba a sí mismo, pues no lograba entenderse del todo.
Bien, Bangchan siempre fue consiente de esa parte de él, era humano después de todo, por lo que, sentirse de esa forma de vez en cuando era completamente normal. Ya se había aliviado antes, y lo seguía haciendo cada tanto. Era algo común, totalmente normal, sabía qué hacer cuando su cuerpo reaccionaba así; pero ésta vez era diferente, no podía hacerlo, el tan solo hecho de pensarlo le hacía querer golpearse la cabeza contra la pared más cercana.
¿Cómo podía tocarse pensando en su amigo? Era repulsivo, inaceptable. ¿Cómo le miraría a la cara? No se creía capaz de hacerlo.
Ahora, pensándolo más detenidamente, ¿Cómo había pasado de heterosexual a sentirse tan malditamente gay por Changbin? Jamás habría imaginado sintiéndose tan fuertemente atraído por un hombre, hasta ahora.
De un día para otro, Seo había logrado poner su mundo patas arriba. La situación lo había golpeado tan fuerte, sin previo aviso. Y ahora, sentía como si le estuvieran dando patadas en el estómago con unos botines de futbol.
Se dejó recorrer por el agua fría, siendo tranquilizado casi al instante, al observar que el líquido casi helado se había llevado todo rastro de lujuria en su cuerpo; como si se tratara de agua bendita que purificaba y eliminaba sus pecados, librándolo de caer en las tentaciones de un apetecible y venenoso fruto prohibido.
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Buenasss. Aquí dejo el segundo capítulo, me salió un poco hormonal a pesar de que quería que fuera tranqui jeje, de paso casi se me escapa el impulso de agregar MinChan, pero me abstuve porque sino el tema de las shipps iba a quedar muy enrevesado. Anyways, espero que les haya gustado, o que al menos les haya entretenido.
Por último les dejo un par de interrogantes que si tienen ganas pueden contestar:
¿Ya vieron el nuevo capítulo de SKZCODE?
¿Cuál fue su momento favorito?
Tengo pensado escribir un one-shot o un mini-fic sobre 3Racha que se me ocurrió viendo ese episodio, pero estoy en duda porque hace bastante tiempo que no escribo historias con contenido explícito(sep, pensaba hacer un r18). En todo caso, de ser que decida hacerlo voy a estar avisando.
Eso es todo, bye bye.
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