〢𝗣𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗥𝗲𝘁𝗼: 𝕀 𝕕𝕠 𝕒𝕕𝕠𝕣𝕖
〢Reto del dia: 13/1/2021.
〢Publicado: 28/05/2021.
〢Editado: 18/4/2021.
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𝐌𝐢𝐧𝐝𝐲 𝐆𝐥𝐞𝐝𝐡𝐢𝐥𝐥: 𝐈 𝐝𝐨 𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞
One, two, three, four...
Para ser un sábado de verano, no habia nada mejor que correr desde las 07:00 de la mañana hasta las 8:15. Y asi poder pasar el tiempo restante en la universidad y los estudios. No era muy de él, pero en algun momento debia crecer y saber lo que la vida le espera.
Sus cabellos cuál fuego azul, se movian a la fresca brisa de ese sábado en la mañana. El calor no era tan sofocante como se debe pensar. En la mañana era muy fresco el ambiente que era perfecto para correr. Sus orbes lilas miraban el entorno sin mostrar un ápice de maravilla por el lugar. Para el, todo era lo mismo en ese lugar, nada le podía hacer llamar la atención.
Hasta que se lo encontró.
Al no soportar ni un segundo más, busco el aire que necesitana, terminó descansado cerca del mar y mirando tranquilamente la playa que se asomaba. Un ambiente fresco junto al sol que se mostraba de un hermoso color dorado se mostraba en ese azul cielo de verano.
—Hermosa vista ¿verdad?
Una voz a su espalda le habia sorprendido. Un chico de cabellos albino estaba a su lado, mirando el hermoso cielo dejando ver unos rubíes de ojos. Una sonrisa que le caló hasta el mas fondo de su corazón de hielo. Se le quedó mirando por un rato, intentando asimilar ese extraño encuentro. O tal vez no era muy buena idea quedarsele mirando.
Una sonrisa apareció en su rostro pálido dejandolo casi sin palabras.
—Hola, soy Shu Kurenai. Mucho gusto—extendió su mano amigablemente esperando el saludo.
Un tanto confundido, acepto ese saludo.
—Mucho gusto, Lui Shirosagui. Shu.
Una sonrisa y nunca más supo si guardaria su alegria.
Cuando estás cerca, escondo mi cara sonrojada.
Han pasado dos días y aun recuerda ese maravilloso y extraño adolescente. Si, era alguien de su edad. Pero, lo que más odia fue haber hecho un miserable intento de coqueteo que no habia salido bien.
Y tropiezo con los cordones de mis zaparillas. Grace no es mi fuerte.
Ese día, se quedó a su lado con el pretexto mas viejo de todos.
—No conozco el lugar.
Ese dia, se prometió jamas cometer una locura. Y la va romper muy pronto. Ya que para el entablar una conversación le fue como encontrar un dragón en las montañas. Cada palabra era una tortura para su consciencia, pero nada le hacia delirar que una simple sonrisa o risa del albino a su lado.
Tropiezo tras tropiezo, pero nada hizo cambiar el ambiente cómodo de ellos. Más todo debia volver, luego de comer con el albino en un cafetería que les quedó de camino. Volvieron cada uno a su vida. El habia deseado volver a encontrar esa mirada fuego que le atrajo con solo unas simple mirada. Aún luego de querer olvidarlo, le fue difícil.
Al llegar a su departamento había pensado que encontró algo que valia la pena en ese lugar. Solo debía esperar a saber si el destino fue una ayuda o un misero recuerdo de un dia.
﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏
Ir a la universidad le era un asco para muchos y el no era la excepción. Nada bueno salia de ese lugar más que tarea qué te dejan para un mes enteró. Llegar a su salón correspondiente era lo unico que hacia en todo el día. No sería raro que hubiese nuevos alumnos en medio de las clases. A el siendo sincero, cualquier cosa le daba igual si no era su asunto.
Más la vida que tenia le hacia un giro de 360° grados, sin importarle si su vida se acabaria mañana o el infarto era una opcion conveniente.
—¡Siéntense!— ese profesor de cara larga, era su menos favorito, —hoy tenemos un nuevo estudiante de Japón. Puedes pasar... Shu.
Y asi era, en el salón aparecio un albino con la vestimenta del colegio. Una camisa de mangas cortas blanca con una corbata color rojo al fuego dejando casi estupefacto a medio salón y a las chicas.
—¡Hola! Mucho gusto, soy Shu Kurenai.
Un amigable sonrisa fue lo que hizo ver a todos sus compañeros. Y más de uno le sorprendió tal reacción.
—esto debe ser una broma.
Que tengan la misma edad, es una cosa. Que se hayan encontrado por mera casualidad es otra... pero que esten en el mismo salón cambia las cosas totalmente.
—Bien, puedes sentarte... al lado de Shirosagui.
Estupido, profesor.
Maldice a todos los dioses del mundo por darle esa oportunidad.
—Hola Lui, casualidad que nos encontremos en la escuela... ¿verdad?
—Sí, una muy extraña casualidad.
Desde entonces me eh enamorado de un albino de orbes rojos.
Pero me pongo de rodillas cuando dices:
¡Hola! ¿Como estas, Mi querido hoy?
Si describes esos dias en dos simples palabras seria como... ¡Buenos dias!
Para Lui esa simples palabras era llegar al mismo cielo. Solo a el se lo decía y era una razón más para el, para quedarse con el albino para siempre.
Pero, el no sabia la razón verdaderas de ese chico para hablar solo con el, al principio pensó que era solo porque era el unico al que conocía en ese lugar. Pero, no. Luego de una semana solo con el se quedaba para los demás lugares, y cuando ninguno tenia el mismo horario. No hablaba con nadie más que no fuera él. En las salidas eran lo mismo, y apesar de todo no se separaban nunca.
Eh notado que estas notablemente muy relajado.
Y yo estoy demasiado tenso.
Era para el natural ponerse como un robot cada que esa misma sonrisa era solo dedicada a el. Aún no llegaba a conprender cómo ese albino no parecia tensó. Mientras que el parecia lleno de inseguridades cada que respira.
Ese dia era un tormento.
Jueves por la tarde, luego de que las clases terminarán se habian quedado atrapado en una lluvia de verano. Y para él que desgraciadamente habia olvidado llevar un paraguas para mamtenerse seco. Pero... ¿quien llevaria un paraguas en medio del sol?solo los que si sabian que iba a llover. La idea era esperar hasta que la lluvia parase, no pasó.
Apenas habia sentido como una mano le tocaba el hombro, se aparto bruscamente. Todo cambio cuando vio unos orbes totalmente confundidos por esa reacción.
Desvio su mirada sonrojada al darse cuenta que hizo. Y lo idiota que se habria visto al hacerlo.
Idiota.
Se reprendió mentalmente el peliflama.
—Lo siento.
Intento mirar de nuevo al albino buscando en sus orbes algo que el deseaba no encontrar. Pero, en vez de encontrar ese algo. Lo único que emcontro fue una mirada de comprension y una sonrisa solo para el. Y los nervios volvieron. Aún si entender la razón de tal nerviosismo o porque no se acostumbra, solo se mantuvo callado esperando una reacción del contrario.
—¿Olvidaste tu paraguas?
—Si.
Era mejor que mentirle y quedar más idiota que antes.
—Entonces vamos a mi departamento.
No estaba en sus planes. Aunque, quien no aceptaria tal trato. Era una oferta que no desaprovechó. Y así, al lado del peliblanco se tomaron el tiempo para llegar a el departamento del contrario.
El amor de los cachorros es muy dificil de ignorar.
(Este párrafo me lo tomo literal :v tan literal que el titulo seríamentira)
Bien, dijo que solo estarían ellos y nadie más, no fue asi.
Apenas caminaron un par de calles hasta el departamento de Kurenai y esperar a que la tormenta termine de una vez, vaya sorpresa se llevo al encontrar un animalito de color marrón claro y una bufanda blanca en su cuello que era parte de el.
—Lui, te presento a Eevee. Mi mascota preciosa.
Le mostro con toda la ternura posible ese animalito de color carmin de ojos.
—Hola, eevee.
Vaya mundo.
Al llegar solo pudo mantener fija la vista en la casa del albino. Totalmente blanco, si como su cabello no fuera ya algo natural. Y aún que tiene una mascota el lugar estaba limpio de pies a cabeza, y nunca se sabe que todo puede estar tranquilo sin molestias.
Claro, además del animal.
—¿Lui, sigues vivo?
Un chasquido lo hizo volver a la realidad. Miro a la direccion y la desvio tan rapido como sus sentidos pudieron.
No le era agradable sentirse tan desprotegido y cerca del ser que lo enamoró, sin darse cuenta.
—S- Si. Estoy bien.
Actua natural, Lui. No lo arruines.
Cada pequeña cosa que haces... yo la adoro.
Se dijo que debia actuar natural. Y, para el que era natural ¡nada!
No supo ni en que momento habia aceptado quedarse toda la noche y además en la cama y casa del albino. Si, esto del amor no era su fuerte. Y si debía ser honesto. No seria extraño que el albino no se diera cuenta.
Milagro, no seria mucho. El albino tenia algo que no muchos tienen.
Inocencia.
Aún podia escuchar al albino tarareando una canción tranquilamente mientras cocinaba pasta. Si, el todo tranquilo como si todo el tiempo llevaba personas a su casa para invitarlos a comer mientra la tormenta empeoraría con cada segundo.
Decidió mejor explorar un poco el lugar y saber que escondia su amigo y en secreto su gran amor. Miro por todo el pasillo encontrando todo lo tipico, portarretratos de su familia. Y le tomo una sorpresa al ver a dos iguales a su enamorado (esto es una idea mia) dos albinos con orbes rojos y uno tapado la mitad de su ojo con un mechon blanco, supuso que ese debia ser Shu. Porque, aunque no sabia la razón. El albino tenia una cicatriz que sobrepasa el ojo y termina en su mejilla. No era para exagerar, pero le daba curiosidad. Tenia un hermano gemelo.
Interesante.
Siguió las fotos hasta llegar a una donde pudo divisar a un peliazul abrazando a el albino quien tenia una hermosa sonrisa al estar así. Y se preguntaba quien era el.
—Valt aoi. Mi mejor amigo.
Ya estaba cansado de asustarse y se sentía más idiota, miro a la dirección de su amigo. Y pudo ver un deje de tristeza al pronunciar esas simples palabras.
—¿enserio?
—hmp— asintio mientras contestaba.
—Vaya. ¿De donde es, Es de Japón?
Y si, el albino era japonés.
—Claro. ¿Vamos a comer?
Querria seguir indegando, pero tal vez era mejor dejar las cosas así por un tiempo.
—Claro, vamos a conprobar que tan rico cocinas o solo era mentira.
Tal vez solo tal ves. Debia esperar.
Cada pequeña cosa... ba, ba, baba... cada pequeña... ba, ba, baba...
Bien, cada cosa que hacia lo enamoraron más de la cuenta. Pero, esto era una bomba.
—¿Dormimos juntos?
Esas simples palabras, fueron suficientes para creer que algo tramaba el albino. Y no estaba seguro si decir si o no.
La idea era decir ¡No! Pero dijo si. Y ahora se encuentra en la cama del albino y este a su lado quien ya habia caido en un sueño profundo. El no podía, por la simple razón de tenerlo tan cerca y muy a su disposición si quería.
Su respiración tranquila, su boca tan cerca de la suya. Le tentaba a robarle su primer beso (o eso espera) pero, se recrimanaba de que no seria buan idea.
¿y si despertaba? ¿Que pensaria de el?
Ciertamente un rechazo no dolerá tanto como una perdida.
Se mantivo quieto esperando poder pegar el ojo al menos o intentar quitar ese deseo de poseerlo mientras aun esta inconsciente. Ninguna, de eso sucedio. En menos de lo que supo, se encontra sorprendido al sentir unas manos abrazadas a su cintura.
Miro a la dirección y se emcontro con algo que nunca olvidaria.
Shu, su albino. Recostado en su estómago mientras sus manos se aferraban a su cintura sin intencion de poder quitarlas. Con una sonrisa tonta en su cara. Correspondio a ese abrazo poniendo sus manos a la delicada figura del albino y así sirmir en paz.
Y con una imagen que nunca olvidaria aunque la memoria fuera borrada.
Cada pequeña cosa que haces, la adoro.
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