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Dιʂƈυʂισɳҽʂ

—¡¡Puedes irte a la mismísima mierda, Jeon Jungkook!! —gritó saliendo de la habitación y dando un fuerte portazo.

En ese momento no le importaba nada, solo quería gritar y llorar por la frustración, golpear algo y patalear como si fuese un crío.

Odiaba discutir con Jungkook, sobre todo cuando era por temas sin importancia, y ahora no solo habían discutido, se habían gritado, maldecido y estaba seguro que si no fuera porque decidió marcharse, justo en ese momento estarían a nada de golpearse.

Suspiró saliendo del edificio donde recientemente se habían mudado e inhaló fuertemente suplicando por paciencia. Caminó sin rumbo por algunos minutos para finalmente tomar dirección al parque más cercano, admiró lo verde de los árboles y a los niños jugando en los alrededores. Estuvo ahí por lo que fueron cuatro o cinco horas y finalmente se dirigió a casa de uno de sus amigos.

—¿Estás bien? Tienes cara de haber pasado un mal día.

—¿Se nota tanto?

Taehyung se encogió de hombros.

—Pues yo lo noté de inmediato —dijo mientras lo dejaba pasar.

Jimin inmediatamente se dejó caer en el sillón de la sala de estar de su amigo y cerró los ojos mientras resoplaba su furia.

—¿Necesitas ayuda en algo? —volvió a cuestionar el peliazul, tratando de encontrar la razón del coraje ajeno.

El azabache giró a verlo con los ojos llorosos y negó, de inmediato el contrario supo que las cosas eran peor de lo que podía imaginar.

Suspirando, Taehyung se acercó para sentarse a un lado suyo mientras esperaba pacientemente a que sacara toda su frustración por sí mismo, conocedor de que si preguntaba más Jimin terminaría aferrándose con uñas y dientes a su "estoy bien, no pasa nada".

—Discutí con mi compañero de cuarto —soltó después de unos minutos de silencio—. A decir verdad, discutimos por una estupidez y yo me fui del departamento.

—Bien... ¿y estás molesto por eso?

No, Jimin no estaba molesto ya, sus ojos rojizos por las lágrimas suprimidas lo demostraban. Él se sentía triste, quería volver con Jungkook y ser envuelto por sus firmes brazos, quería la voz suave de su novio diciéndole lo mucho que lo amaba mientras acariciaba su cabello. Quería que Jungkook se disculpara, aunque la culpa en realidad había sido de ambos.

—Sí, sigo molesto —dijo mientras se tallaba los ojos con las palmas de sus manos y Taehyung asintió fingiendo que le creía.

Juntos invirtieron parte del día viendo películas y jugando videojuegos online, más tarde Taehyung recibió un mensaje con la invitación de una fiesta cerca del lugar. Durante todo ese tiempo Jimin mantuvo su móvil con el modo avión activado para no recibir noticias del exterior.

—Es la graduación de los de ciencias veterinarias, dicen que todas las facultades están invitadas —mencionó Taehyung con la vista clavada en la pantalla, tecleando un par de veces y enviando mensajes—. Podemos ir, si te sientes de mejor humor.

Mirándose a sí mismo y sin importarle su vestimenta poco ocasional, asintió con una mueca de desagrado.

—Está bien, iré contigo.

—¡Genial! ¿Irás a tu departamento por más ropa?

—No, me voy así.

—Bien, me bañaré rápido.

—Uhm, date prisa.

El peliazul corrió al baño dejando a Jimin solo con sus pensamientos y debates internos. Él nunca había asistido solo a una fiesta —no desde que comenzó a salir con el rubio—, solían acompañarse diciendo que eran amigos y procuraban no beber más de la cuenta si no estaba el otro cerca para cuidarlo.

No tener a Jungkook a su lado por casi diez horas comenzaba a dejar una sensación amarga en todo su sistema.

—¡Ya casi termino, Jimin!

—Sí, sí, no importa, tómate tu tiempo.

Casi una hora después pudieron llegar al lugar donde sería llevado a cabo el evento, era un salón amplio con una barra, sillones de cuero y luces de neón. El ambiente y la música eran buenos, quizás demasiado para la salud mental del azabache. Pudo ver a varias de sus compañeras de diversas clases bebiendo y bailando, incluso a otros compañeros suyos y de Jungkook.

Maldición, no importaba a donde iba, siempre pensaría en Jeon.

—Deja de pensar tanto, hasta aquí escucho tu mente trabajar —bromeó Taehyung y el contrario le miró horrorizado, suplicando internamente que ser psíquico no fuera algún don secreto de su amigo—. Disfruta la noche, Jimin, tienes una cara que asusta a cualquiera.

—Bien, bien, lo haré, no es para tanto —soltó yendo a la barra para buscar un trago.

El resto de la noche se basó en ello, él con un trago nuevo cada veinte minutos y Taehyung cuidándolo y perdiéndolo de a ratos. En algún punto el alcohol hizo su efecto y le permitió reír junto a su amigo mientras se metían en la pista y bailaban junto con varias chicas y chicos. Y, sin siquiera saber cómo, Ha-neul se coló en medio de sus brazos, bailando demasiado juntos.

—No sabía que te encontraría aquí —mencionó la chica mientras subía sus manos por el largo de sus hombros.

—No pensaba encontrarme con nadie —respondió lo más cuerdo y estable que pudo, tratando de no dejarse vencer por la ebriedad.

—Taehyung ha estado cuidando toda la noche de ti, creí que nunca podría acercarme —renegó y Jimin rio con fuerza—. ¿Cuál es el chiste?

—Taehyung es un gran amigo, pero él no cuida de mí.

—¿Es así? —cuestionó coqueta y el azabache volvió a reír antes de asentir con entusiasmo.

—Sí, el que cuida de mí es Jungkookie.

—¿Jungkookie? —ahora había cierto asombro que no se preocupó en ocultar, aunque Jimin tampoco pudo notarlo en su estado.

—¡Claro! Mi Jungkookie siempre cuida de mí, debe de estar preocupado justo ahora —dijo soltándose de repente y haciendo un suave puchero—. No he hablado con él en todo el día, me escapé de casa —añadió en voz baja, como quien cuenta un secreto.

Ha-neul le miró extrañada y presenció como el azabache buscaba dentro de sus bolsillos.

—¿Qué haces? —le preguntó tratando de acercarse y Jimin nuevamente la alejó, impidiendo que volviese a poner sus manos sobre él.

—Quiero mi celular, necesito hablar con Jungkook —gimió frustrado por no poder encontrarlo y recordó la discusión de la mañana, sintiendo sus ojos lagrimear de repente—. ¿Dónde está Taehyung?

—Está allá, con el chico de danza —dijo señalando un punto cercano a la barra y él se acercó para abrazarla momentáneamente.

—¡Muchas gracias! Iré a ver a Taehyung, él llamará a Jungkookie —explicó mientras caminaba, alejándose temblorosamente.

Ha-neul asintió, sorprendida por el efímero abrazo y deseando poder repetirlo más veces. Sin saberlo, Jimin había hecho nacer un sentimiento extraño en la chica aquella noche.

—¡Taehyung! ¡Taehyung! —gritó llegando a la barra, sintiendo que el mundo daba vueltas y la tristeza apoderarse de su ser.

Eso era lo malo cuando bebía y la razón por la que Jungkook nunca lo dejaba tomar solo, pasaba por miles de emociones en un solo segundo y controlarlo se volvía algo imposible para personas que no estaban familiarizadas con su comportamiento.

—Aquí estoy, Jimin. ¿Qué sucede? —cuestionó con una sonrisa tranquila y algo enternecida por la visión que le proporcionaba el azabache.

—No encuentro mi celular y necesito hablar con Jungkook —murmuró con las mejillas rojas y los orbes llorosos.

—Bien, yo tengo tu celular, pero creí que no querías saber nada de Jungkook hoy.

El azabache lo miró incrédulo y luego pataleó en su sitio, al borde del llanto y la furia.

—¡Eso es imposible! ¡Yo no puedo vivir sin él!

Taehyung quiso reír, pero sería demasiado cruel burlarse de ese momento.

—¿Así que no puedes vivir sin él? —lo molestó mientras sacaba el móvil ajeno y quitaba el modo avión.

—No, quiero que le llames —dijo con las mejillas infladas por el berrinche.

—Ya voy, ya voy, hombre, te vuelves insoportable si no está Jungkook cerca, solo él te soporta.

—Él me ama —murmuró y el contrario cerró los ojos fingiendo que no había escuchado nada.

El móvil comenzó a sonar en innumerables ocasiones por las notificaciones de llamadas y mensajes, todos de un mismo remitente: Jungkookie. Había mensajes desde un "lo siento, por favor regresa para hablar" hasta un "Jimin, te amo, por favor regresa y hablemos", además de las miles de llamadas perdidas. Taehyung no quiso ver más allá y buscó el contacto del rubio para poder llamar desde el móvil entre sus manos.

Al segundo timbrazo hubo respuesta.

—Amor, ¿dónde estás? Son casi las cinco de la madrugada —esa era la voz de un somnoliento Jungkook y nuevamente Kim cerró los ojos tratando de no hacer en su mente ideas que quizá eran erróneas, aunque todo apuntaba a que era de ese modo.

—Jungkook, soy Taehyung.

—¿Ta-Taehyung?

—Uhm, soy yo.

Jeon quiso morir de la vergüenza.

—¿Qué haces con el celular de Jimin? ¿Él se encuentra bien?

—Sí, está bien pero no deja de pedir que vengas a buscarlo, estamos en una fiesta cerca de mi departamento, te enviaré la dirección desde el celular de Jimin.

—¡¡NO!!

El grito fue tan fuerte que el peliazul creyó quedarse sordo.

—Maldición, ¿por qué no?

—Porque... porque... —definitivamente no podía decirle el tipo de conversaciones que mantenía con Jimin, mucho menos las imágenes que se enviaban y los vídeos—. Creo que mi chat lo tiene bloqueado, mejor toma mi número y envíalo desde tu móvil.

—Bien, en un minuto te envío la dirección —dijo antes de cortar la llamada.

Jimin ahora se encontraba sentado en uno de los sillones de cuero, durmiendo tranquilamente sin saber lo que sucedía a su alrededor, pero si Taehyung afinaba su oído podía percibir el nombre del rubio siendo murmurado entre sueños.

Siguiendo su curiosidad, trató de abrir el chat de Jeon y, efectivamente, se encontraba bloqueado, solicitando una contraseña. Él solo podía ver las notificaciones de los mensajes que no fueron abiertos y sintió un escalofrío recorrerlo completo al imaginarse las posibles conversaciones que encontraría ahí.

Casi veinte minutos después Jungkook llegó al salón, su pantalón de mezclilla y una polera sencilla llamaron la atención, sobre todo su cabello enmarañado, prueba fidedigna de que no tenía mucho de haberse despertado. En realidad todo el día se la había pasado preocupado, llamando a su novio sin obtener respuesta y sintiendo insomnio hasta casi las cuatro de la madrugada, por lo que no había dormido absolutamente nada.

En cuanto vio a Taehyung a la distancia sonrió con alivio que se convirtió en ternura al ver a su novio dormido. Se acercó despacio para luego agacharse e intentar despertar al azabache.

—Yo ya lo intenté, tiene el sueño pesado —dijo Taehyung viendo la escena.

Contrario a lo que mencionaba Jimin, Jungkook no parecía molesto en ningún sentido sino todo lo contrario, se veía preocupado y sonriente de tenerlo cerca, daba palmadas suaves a su rostro en un intento por despertarlo y sonreía abiertamente por tener su rostro tan cerca.

Maldición, su amigo le debía una muy buena explicación.

Él había hablado con Jeon en pocas ocasiones, tenían la amistad de Jimin en común pero nunca tuvieron la verdadera necesidad de relacionarse hasta ese momento.

—Vamos, Jimin, despierta —pidió como por doceava ocasión y al fin pareció obtener resultados.

—¿Jungkook?

—Sí, vamos a casa —dijo y pudo ver como el más bajo estiraba sus brazos en espera de que lo cargase, inmediatamente el sonrojo se apoderó de sus pálidas mejillas y giró a ver a un incrédulo Taehyung por algunos segundos—. Minnie, no puedo cargarte. Coopera un poco y salgamos de aquí —suplicó, recibiendo una rápida negativa.

—No, tú puedes cargarme —renegó con un puchero.

—Jimin, por favor, justo ahora no podemos.

—¡Tú puedes! Siempre me cargas cuando vas a ponerme contra la encim... —no terminó de hablar por la gran mano de Jungkook contra su boca.

—Bien, bien, ya te cargo pero por favor deja de hablar —pidió mientras lo tomaba en brazos, sintiendo los muslos contrarios rodeando su cintura y los talones enterrándose en su espalda baja.

Y Taehyung nuevamente hizo como si hubiese escuchado nada, no quería avergonzar más al rubio que en ese momento parecía un tomate en lugar de persona.

—Espera, espera, voy a despedirme de Taehyung —pidió Jimin sin bajarse de su sitio. Jungkook giró algunos grados para que ambos pudieran dirigirse al peliazul—. ¡Adiós Tae! Jungkookie me lleva a casa.

—Sí, eso veo.

—Muchas gracias, Taehyung, por todas las molestias del día.

—Hombre, lo dices como si tener a mi amigo conmigo fuese un problema o una carga —respondió sonriendo y sacudiendo su mano de un lado a otro para su amigo que parecía debatirse entre volver a dormir o mantenerse despierto.

Después de algunas despedidas más y de llamar a un taxi que los dejó frente a su departamento, Jungkook siguió cargando a su novio hasta dar con su habitación y poder adentrarse. Rápidamente dio con la cama y acomodó a Jimin ahí, jadeando cuando el peso abandonó su espalda y quitó la presión entre sus vértebras.

—Dioses, no es lo mismo cargarte mientras lo hacemos a cuando estás ebrio y dormido —reclamó al chico sobre la mullida superficie y luego sonrió.

Con paciencia y amor quitó las prendas ajenas y aseó superficialmente la piel pálida para, posteriormente, colocar un pijama limpio en el cuerpo levemente fornido.

—Te amo, Jimin, por favor no volvamos a pelear —pidió acariciando los cabellos oscuros y masajeando el ceño fruncido—. Ambos sabemos que lo de la mañana fue una estupidez, podemos adaptarnos a vivir juntos, esta es una nueva etapa y la vamos a superar.

Su mano envolvió la pequeña de su pareja y besó el dorso, acomodándose a su lado y cayendo profundamente dormido pocos minutos después. 



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Fueron los rayos del sol los que lo despertaron. La cabeza le dolía como el infierno y aun se sentía algo mareado por la resaca. A lo lejos pudo escuchar música y a Jungkook tarareando, así que rápidamente asumió que se encontraba haciendo el desayuno. Girando el rostro unos grados pudo ver el pequeño reloj despertador del lado en que dormía su novio y abrió grandemente los ojos al ver la hora.

*11:40*

Había dormido toda la mañana y estaba a nada de ser mediodía.

—Oh, ya estás despierto —exclamó el rubio mientras entraba a la habitación con una pequeña bandeja en mano—. Te preparé algo para desayunar. ¿Te duele mucho la cabeza?

—No tanto —mintió, sonriendo al ver como el contrario dirigía una cuchara con lo preparado a su boca, completamente dispuesto a darle de comer.

Jimin se dejó alimentar y tomó la pastilla que le fue entregada para aliviar un poco el dolor, luego ambos se sumieron en el silencio y la incomodidad de no saber qué decir o hacer.

—Oye, yo... —inició Jungkook, mas Jimin lo interrumpió.

—Lo siento —dijo sin girarse a verlo, mordiéndose los labios por el nerviosismo—. Lamento gritarte ayer y luego salir huyendo, no quería que nuestra discusión se volviera peor y necesitaba algo de aire.

Jeon suspiró y luego asintió, tomando la mano de su pareja.

—Lo sé, yo también lo lamento mucho, tendré más cuidado de no tocar tus cosas.

—No digas eso, discutir por no encontrar uno de mis libros fue una estupidez.

—Pero tenías razón, no debí mover tus cosas sin consultarte antes.

—Quizás, pero eso no justifica que comencé a gritar y maldecir, eso de verdad fue terrible —añadió acariciando los largos y delgados dedos ajenos.

El rubio se acercó más a su rostro y unió sus narices para un lento beso esquimal.

—Te amo —susurró en medio de una sonrisa, sintiendo sus ojos picar sorpresivamente.

—Yo también te amo, de verdad lamento lo que pasó —respondió, comenzando a llorar todo lo que retuvo el día anterior—. Fu-fue horrible estar todo el día sin ti.

—Lo sé, yo también me sentía mal, me tenías muy preocupado —explicó rodeando con sus brazos el cuerpo tembloroso del azabache, ambos fundiéndose en un abrazo cálido y restaurador.

—Ahora estamos bien ¿verdad? —preguntó alejando su rostro apenas unos centímetros. Jungkook rio ligero y asintió, besando sus párpados y mofletes.

—Estamos bien, pero necesitas hablar con Taehyung.

—¿Por qué necesito hablar con él?

—¿No lo recuerdas? —al recibir una negativa y mirada confusa, Jungkook no pudo evitar reírse con fuerza—. ¿De verdad no recuerdas qué pasó anoche?

—No sé de qué hablas.

—Bueno, yo no lo sé todo, pero recibí una llamada tuya cerca de las cinco de la mañana, pensé que eras tú así que dije: Amor, ¿dónde estás? Son casi las cinco de la madrugada —Jimin se cubrió el rostro con las sábanas y Jungkook volvió a reír—. Lo peor no fue eso, él iba a entrar a nuestra conversación para enviar la dirección y cuando llegué me pediste que te cargara, como al principio me negué técnicamente me reprochaste el cargarte cuando te penetro contra la encimera.

—¡Cállate, cállate! ¡Ya no quiero escuchar más!

Y Jungkook siguió riendo mientras se aferraba a un muy sonrojado Jimin.

Sí, ellos estaban bien, las discusiones son parte de la vida y las relaciones, solo hay que superarlas. 

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