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Rumores

Advertencias: Homofobia, mención al parricidio (asesinato especialmente a un padre).

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Emma lo sabía, el rey nunca sería amable con ella sin estar obligado. Fue una tonta por rogarle a sus padres día y noche para que la dejaran ir hasta ahí, pero era tarde, su corazón fue rechazado de muchas formas. Antes de despedirse pudo ver un color carmín en Dazai, casi recuperó la esperanza hasta que notó para quien era ese gesto. Chuuya Nakahara también estaba ruborizado al entrar detrás del más alto.

“Al menos no es más bonita que yo” trataba de consolarse. Con la despedida de Emma, el palacio perdió una rara alegría y con dos rumores relacionados al rey todo era hostil . “Es marica” decían en las tabernas cercanas al palacio.

La sorpresa de ver a su tía fue propia de Chuuya. La mujer de cabellos rosados bajó del carruaje luciendo tan radiante como siempre, usaba un vestido azul pues era el color de su casa y tradición de zafiros. Sin dudarlo Chuuya se hincó frente a ella para besar su mano—. Es tan grato verte.

—Chuuya, sigues siendo un joven tan encantador como recuerdo —le dió una palmada antes de ayudarlo a ponerse de pie—. Escuché que estés aquí ha traído pena a la princesa, tu madre me dijo que llora la mayoría de noches por su amado hermano.

Chuuya apretó los labios por culpa de divertirse mientras la niña lo extrañaba—. No es mi intención preocupar a mi familia, estoy seguro que por eso estás aquí.

—En realidad sí, debo ir a otro lado en dos días para estudiar todo sobre los cirujanos pero mi amada hermana me envió a cuidar de su retoño. También estoy aquí por voluntad propia, escuché un rumor alarmante del actual rey, Dazai Osamu —comenzaron a caminar uno junto a el otro. Desde niños fueron unidos por la poca diferencia de edad, y el carácter de la mujer.

—¿Qué clase de rumor? —preguntó con seriedad más interesado que antes.

—Uno de los que me costará la lengua si lo digo en voz alta, espero que tengas tiempo para dialogarlo más a fondo, ahora debo saludar a esa pequeña escoria —finalizó la mayor.

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El castaño la recibió para conversar un poco, y claro ofrecerle estadía por petición de Chuuya. Los dos días se pasaron volando para los familiares, mientras que para Dazai eran eternos, sabía que si bien no era un rey amado, la mayoría le temía. Pero Kouyou lo miraba con asco, como si supiera sus secretos y eso lo ponía nervioso.

Kouyou ya tenía sus sospechas sobre la relación entre ambos, pues era evidente que el rey lo miraba con deseo destellante en sus ojos, y Chuuya destilaba lujuria mezclada con rabia cada que estaban juntos. Era casi como si no supieran ocultarlo.

En su última noche dentro del castillo, Dazai ofreció un gran banquete para demostrar su desesperado intento de hacer las paces (en caso de ofenderla). Ambos extranjeros hablaban dejando totalmente de lado al rey y al septo. Aunque este último encontró más tema de conversación con la joven noble.

—¿Entonces usted es una princesa? —preguntó el de túnica negra.

La de sombras rosadas soltó una risita melodiosa—. En realidad sí, aunque abdique mi título a una prima lejana.

—¿Puedo preguntar el motivo? —su actitud era rara, como sí tratara de coquetear con ella para intimar hasta saber todo lo que había en su mente.

—Responsabilidades, las odio como ellas me odian a mí —le dió una mirada rápida al castaño—. Puedo elegir con quien casarme, también mis horarios y tareas. Recientemente descubrí que soy bastante buena con la escritura y las ideas francesas me parecieron interesantes, así que trato de hacer una enciclopedia de los cirujanos.

—Fascinante —agregó el menor de todos—. Supe que Chuuya y usted eran muy cercanos cuando eran niños…

—Chuuya es un príncipe, su majestad —y el brillo de sus ojos atravesó al castaño.

—Claro, somos tan cercanos que a veces olvido nuestros títulos —aún siendo cortés hizo que la música sonará más alta para invitarla a bailar. Una vez ambos se tocaban las manos, la mujer cambió radicalmente su actitud, bastaba sentir la mirada pesada—. ¿No le agrado?

La pelirosa negó—. Creo que hay algo que me perdí, pero no pienses que mi sobrino se quedará aquí siempre, él volverá a casa cuando deje de ser tu preso político.

—No es mi preso político, él puede irse si lo desea, pero le gusta estar aquí conmigo —se mofó del ceño arrugado frente a él—. No es mi intención que Chuuya sea privado de su libertad, quiero su felicidad.

—Apuesto que quieres un puñal clavado en su costado, ¿Cómo fue que te deshiciste de tu padre? —antes de obtener respuesta lo soltó rápidamente—. Me siento un poco mareada, debería ir a mi cuarto, ¿Puedes llevarme, Chuuya?

Cuando se retiraron el de guantes arrojó su cuerpo sobre la silla con un suspiro agudo—. Todos, vayanse, menos tú ¿Lo sabías, septo?

Mori asintió y esperó a que todos se fueran aún sin levantar la mirada de su comida, nada le apetecía, quizá quería algo más dorado y brillante—. El rumor ha tratado de ser contenido, pero ahora no es posible cortar las lenguas de una nación completa además de que otro se vió alimentado por su falta de predisposición para casarse con la señorita Emma.

—Eso es una mierda ¿Cómo lo sabe una extranjera? —murmuró Dazai—. Ni siquiera lo hice yo.

El de ojos violetas clavó su tenedor en el postre frente a él—. Claro que no dejaría que lo hicieras, eras un niño con probabilidades altas de fallar, así que matarlo es mi responsabilidad, pero la gente no duda que tú lo hiciste pues llevas la corona con tanto orgullo.

El castaño pensó en silencio detenidamente cada una de sus decisiones, y como ahora le comían el corazón. Se estiró nuevamente—. Consigue a una esposa, no quiero que sea Emma…solo me basta con que tenga un amante y arregla todo para que el príncipe vuelva a su casa, me aburrió la farsa que montamos del concubinato —"Por más que quiera mantenerlo conmigo, no se merece algo tan cruel" fue lo que su raciocinio decía.

Si le sirve de consuelo, parecía genuinamente feliz, mi rey —se levantó dando una reverencia a medias para volver a sus deberes.

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Nakahara sintió el vómito subir hasta su faringe, lo que decía su tía no sólo era erróneo, también asqueroso.

—¿Qué dijiste, Kouyou? —preguntó aturdido.

Ambos se hallaban sentados en la mesa de la habitación de Kouyou alumbrada con velas. Los latidos del príncipe eran notorios para la mujer. La de figura delgada suspiró—. El príncipe asesinó a su padre porque planeaba darle la sucesión a su hermano bastardo, es solo un rumor pero la corte está segura de que es verdad. Fue misterioso que solo el alto septo siendo el maestro del niño diera la noticia mientras el otro no se pronunció hasta su reclamo.

Chuuya negó frenéticamente ¿Qué no se conocían? ¿Por qué ocultarle algo así? Él no lo juzgaría si lo escuchara de su propia voz—. No es verdad, no lo hizo, es raro pero no haría algo así por él mismo.

—Dios, lo amas de verdad, pensé que era algún juego pero de verdad quieres quedarte con él —la más alta cubrió sus labios con ambas manos

—Es un rumor tonto, las personas que lo repitan no tienen idea de lo equivocados que están con él. Ten una linda noche, tía—mencionó antes de salir casi corriendo por el malestar estomacal.

Al día siguiente se despidieron con extraña incomodidad, no porque ella lo quisiese, era porque no podían borrar las palabras de la noche anterior.

—Te prometo que estaré bien —dijo el menor—. Si es Kyoka la que te preocupa, no le haré daño con mis decisiones.

La pelirosa puso su dedo índice sobre los labios de Nakahara—. Me preocupas tú. Eres un adulto y aún así me tienes preocupada.

Chuuya sintió como se alejaba de su familia con cada mes que pasaba en ese palacio, pero también como era comprendido y apoyado desde lejos. Sujetó su mano con delicadeza—. Lo siento, Kouyou, intentaré dejar de dar problemas. Y sobre lo que dijiste ayer…

La sonora voz de su tía lo interrumpió—. Soy consciente de que morirías por este rey. No necesitas darme explicaciones.

La joven subió al carruaje dejando a Chuuya tan avergonzado de ser expuesto. Sabía que su tía no lo divulgaría, pero le daba miedo el simple hecho de que ella supiera. Evitaría a Dazai hasta aclarar sus propios pensamientos.

Notas de la autora:

Capítulo anterior sexo, y ahora angustia, perfectamente equilibrado.

En unos días subo el siguiente que ya es final pero no sé preocupen, escribí un epílogo bien marrano.

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