Advertencias: Ninguna.

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Nakahara no dejaba de golpear su pie contra la alfombra pulcramente blanca en la habitación del castaño. Toda la madrugada escuchó susurros de algunos siervos a través de las paredes platicando sobre el intento de asesinato.

Akutagawa y el resto de los guardias personales de Chuuya llegaron en cuestión de minutos cuando se enteraron de la noticia y ninguno tenía intenciones de dejarlo salir hasta asegurarse de tener libre el paso y llevar a casa. El pelinaranja estaba más preocupado por saber de Dazai que por él mismo.

—Quiero ver al príncipe y revisar como está —era la voz de Mori. Una vez abrió la puerta lo vió vestido aún con su pijama, cómo si no hubiera tenido tiempo para descansar—. ¿Puedo examinarlo?.

—¿Para qué? —cuestionó el más bajo.

—Puede que al inhalar los gases tenga una reacción alérgica, la sierva que lo hizo está en grave riesgo de morir y quiero reducir las posibilidades de que usted también —le sonrió débilmente hasta obtener una afirmación—. Me preocupaba que usted también sufriera daños, todavía están indagando sobre las intenciones de Fyodor.

—¿Por qué haría eso? —preguntó Chuuya mientras el mayor alzaba su brazo revisando cada centímetro buscando alguna roncha.

—Bueno, desde que era niño ví algunas actitudes preocupantes en Fyodor, era un noble singular —lo soltó indicando que abriera la boca—. Lo conozco desde que tenía dos años, nunca se había tomado en cuenta el tema de ser un bastardo y como no había nadie más en la sucesión jugaba con ser un príncipe aplastando diversos insectos fingiendo que eran sus enemigos. Hasta que nació el rey Dazai Osamu, dios, pude ver cómo era un nacimiento divino. Él fue elegido por la naturaleza misma, es un prodigio en casi todo lo que hace.

Una vez el mayor dejó de ver su garganta formuló otra pregunta—. ¿Cuánto tiempo tiene qué fuiste nombrado septo del reino?.

—Siempre he sido un hombre de fé, pero adquirí este alto puesto cuando mi hermano creyó que era necesario instruir a mi sobrino —alzó los brazos restándole importancia.

—Sobrino, ¿Te refieres al rey? ¡¿Eres tío de Dazai?! —los ojos de Chuuya se abrieron aún más tan sorprendido de aquella confesión.

—Hace años dejé mis títulos de lado para encomendarme al camino de Dios, mi hermano era un rey adecuado y el pueblo era funcional con eso, nunca tuve razones para codiciar algo que por derecho era suyo —murmuró que en realidad si lo envidió. Odió cada segundo de la segunda boda de su hermano, quería ser él, quería estar a lado de la princesa y sostenerla con delicadeza. Había pecado porque deseaba a la esposa de su rey.

Nakahara casi aturdido por la nueva información solo pudo deducir algo "Entonces lo ayuda porque son familiares" pero era mentira. Mori habría degollado a Dazai en vez de al antiguo rey si con eso el país estuviera en calma, pero Ōgai vió nacer al pequeño y supo que nunca habría alguien más inteligente para sentarse en ese trono.

Ōgai sonrió por la intranquilidad del joven—. Te pido que no le menciones nada de esta conversación, no tenemos esa clase de relación. Por eso cambié mi nombre, para ser imparcial ante la corona.

El pelinaranja asintió lentamente casi con temor de aquella red de mentiras que ataban con fuerza las piernas de Dazai. Después de su revisión se le dejó salir a desayunar pues ya habían puesto bajo arresto al culpable.

Osamu apareció frente a él con las mangas cubiertas de sangre ajena y con una mirada vacía sacando un susto del mayor—. ¿Estás bien?.

—¡Carajo! No te aparezcas así de la nada —hasta ese momento notó que su plato nunca fue tocado, no había probado alimentos—. ¿Qué te pasó?.

—Un seguidor de Fyodor trató de apuñalarme, y tuve que cortar su garganta —dijo con naturalidad.

Chuuya no era ajeno a la violencia, él había presenciado ejecuciones, incluso formó parte del batallón en un conflicto armado, pero ninguno de los cadáveres que tocó se veía más muerto que el castaño—. ¿Querían matarme?.

Tomó asiento frente a él picando su comida causando asco en Chuuya quien le estiró el platillo para que comiera—. No, Fyodor dice que se debe a una confusión, es una maldita broma.

Chuuya solo pudo sonreír con lástima, no por la situación, más bien por el muchacho frente a él—. Pues estoy bien y te agradezco por tratar de cuidarme.

Osamu sintió sus mejillas arder y dispuesto a ocultarlo hundió su cara entre sus manos fingiendo bostezar—. Estoy harto de todo esto, de tener responsabilidades por babosas despistadas pese a ser mayores que yo, de todas formas no importa que pierdas la cabeza, no sirve para nada.

Nakahara pudo golpearlo con facilidad, era más fuerte que el huérfano, pero soltó una risa nasal—. Si muero entonces envía mi cabeza a casa y espera a que reclamen la tuya.

El castaño cerró los ojos mientras apretaba los labios evitando que uno de sus muchos pensamientos salieran y lo avergonzarán—. Me siento muy cansado, pero al mismo tiempo agitado.

—¿Es el primer hombre que asesinas? —Chuuya buscó verlo directamente a la cara pero la posición se lo impedía.

—No, pero siento el corazón acelerado, ojalá fuera por un paro cardíaco.

Nakahara soltó una carcajada tratando de ignorar la sangre seca en la palma del joven—. Apuesto que una dama puede ayudarte a eso, ya sabes, después de algo así muchos hombres creen que el mundo es suyo y necesitan bajarlo con alguien atractivo.

La mente de Dazai hizo click—. ¿Sexo después de matar a un hombre? Que asco.

—Te sorprenderá lo común que es —Chuuya notó como el joven asomaba la cara para después esconderla—. Bueno, lo mejor es ir y confrontar la situación por mi cuenta antes que mis padres envíen al ejército para sacarme de este palacio.

Dazai asomó parte de su cara como un niño tímido—. Pero yo te cuide bien, no hay necesidad de eso.

La cara de Chuuya se tiñó de carmín casi ahogándose con su propia saliva—. ¿Qué significa eso?.

Dazai se puso de pie con rapidez—. Nada en particular. Debo decidir si lo ejecutaremos públicamente, o no.

—Primero limpia tus manos, no puedes ir así lleno de sangre por todo tu palacio —el mayor pidió agua a una criada para después mojar una servilleta de la mesa y tallar las manos del rey—. ¿Por qué siento que vas a llorar?.

El castaño nunca había recibido un tacto tan amable, ni siquiera de su único amigo. Por eso su labio inferior temblaba formando un puchero—. No lo haré, solo me sorprende que un perro tan grosero a veces sea paciente.

Aún sosteniendo sus manos el príncipe negó divertido—. Si no fuera porque tengo mucho que pensar, ya te habría pateado.

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Los dos jóvenes esperaban fuera de la celda junto al septo y otro hombre con mucha influencia en la corte que miraba con impaciencia al castaño—. Matar a su hermano hará que las opiniones en su contra crezcan más.

Mori quien ya se había vestido para una ejecución le dió la razón—. Cierto, pero nadie lo respetará si se queda sentado esperando a que sus aliados mueran por manos traidoras. Confiesa ahora, Fyodor y será menor el castigo ante los ojos de dios.

El hombre de barba blanca dejó la sala enojado, pues él era uno de los seguidores de Fyodor. Dazai se agachó hasta quedar a su altura—. Querías matarme a mí con esas velas tóxicas.

Chuuya arqueó la ceja confundido—. ¿Por qué me las daría a mí entonces?.

—Creyó que éramos amantes y dartelas a tí lo libraría fácilmente de ser el primer acusado, quizá quería el tiempo suficiente para decretar que detuvieran las investigaciones —el joven rey sonrió de lado.

La puerta se abrió revelando al muchacho hincado—. Le suplico una disculpa al príncipe Nakahara, no tenía idea que la vela haría eso. Debió asustarse mucho con lo sucedido.

Chuuya suspiró demasiado insultado para poder responder algo más que un gruñido. Dazai se agachó hasta quedar a la altura de su medio hermano—. Sabes bien que si te cuelgo hará que tus seguidores empiecen una rebelión, y si te dejo vivir será casi igual.

El de ojos amatistas volteó a ver al alto Septo indiferente—. ¿No crees que es demasiado bien elaborado para ser un plan mío?, seguro que es intervención de dios, alto septo.

El mayor se relajó más que antes—. Podemos cortar relación con su hermano enviándolo al extranjero, pero como le comenté hace unos días creó una alianza con el líder de las tropas ucranianas, Nikolai Gogol, la mejor opción es enviarlo a casa bajo custodia.

El castaño suspiró viendo de reojo a Chuuya—. ¿Aceptas su disculpa?.

—Una mierda, puedo vivir con que quisieras matarme, pero creer que este idiota es mi amante, jamás —su tono hizo que el mitad ruso soltara una risita que lo hizo apretar los puños—. ¿De qué te ríes?.

—La expresión tan decepcionada del rey vale una fortuna, pero lamento informarles que no fue así, niego el crimen con la esperanza que dios aclare la situación —se puso de pie inclinándose frente al castaño—. Deseo que seas más precavido, y que tengas el doble de seguridad para evitar algo similar, pese a todo eres mi hermano menor

Uno de los guardias llegó agitado avisando de un hallazgo en el cuarto de un siervo que atendía al príncipe: Una de las velas que Fyodor le dió a Chuuya pero sin adulterar, como si las hubieran cambiado. Osamu caminó fuera del calabozo ordenando que nadie se acercará al alto septo ni a Chuuya hasta que fuera seguro. Al llegar encontró a Atsushi temblando de rodillas con un pómulo abierto—. Yo no hice nada, se lo juro alteza.

“Esto era parte del plan de Fyodor. Poner la inocencia de un siervo sobre la de un noble hará que todo el pueblo me traicione, pero no puedo ejecutarlo si es inocente” pensó el castaño con dificultades para decidir—. Llevenlo a un calabozo, de ser necesario se le ofrecerá un juicio por combate.

El día fue aún peor que la madrugada anterior, todos le pedían respuestas que claramente no tenía, unos suplicaban por la liberación del bastardo. El joven rey sólo podía rozar sus muñecas que Chuuya había tocado antes mientras se hacía cargo de todo a sus tiernos dieciocho años.

Al terminar el día llegó a su habitación encontrando que Chuuya estaba ahí, Dazai olvidó que todavía no levantaba la orden de retenerlo en sus aposentos para cuidarlo. El de ojos azules redactaba una carta alumbrando con una vela.

El rey no se atrevió a dar otro paso, se quedó en la oscuridad de la habitación apreciando como el joven besado por el fuego creaba magia en lo profundo de sus huesos haciendo que perdieran fuerza y solo fuera sostenido por la terquedad de seguir viéndolo.

Dió la vuelta y pese a las quejas de sus guardias fue al bosque para pensar más sobre el hecho de estar perdidamente enamorado de Chuuya y la temprana rebelión de Fyodor.

Notas de la autora:

Alamadre, de repente ya siento que debo escribir más escenas violentas.

No está completamente corregido (por si hay muchos errores ortográficos). Gracias por leer.