>Único<
¡Ah! El hermoso diciembre, tan perfecto y frío. Tan lleno de amor y cálidos abrazos.
Cálidos abrazos. Es justo lo que Jeongyeon quisiera recibir de su novia, quién tiembla de frío junto a ella, jugando con los botones de su abrigo.
Siente sus manos picar con la necesidad de abrazarla, rodearla con sus brazos hasta que ambas estén calientitas y el frío deje de ser un problema, pero hay algo extraño en la omega desde que llegaron al parque.
La ve mover su pierna sin parar. No sabe si es el frío o si está nerviosa, pero algo en sus gestos le hace saber que las cosas no van tan bien. También la observa morder sus labios de vez en cuando. Pero lo que más ruido le causa, es que lleva más de cinco minutos sin decir una sola palabra, aún cuando están frente a la cafetería favorita de la omega, donde venden su postre de arándano favorito.
Y lo que la pone alerta de inmediato, es cuando ve su ojos, tan expresivos; afligidos. Su mano fría toma la suya, en un silencio que poco a poco va matando la tranquilidad de la alfa.
—Jeonnie... —la llama dulcemente, perdiendo de vista sus ojos, que vagan por cualquier otro lado del parque.
—¿Qué sucede, Nay? —se apresura a preguntar con los nervios de punta. Si algo no le gusta para nada, es ver a su novia tan nerviosa y preocupada.
—Si te digo algo importante, ¿prometes no alterarte? —bien, ahora es ella la que se ve consumida por los nervios.
—C-Claro —balbucea. Su mente se dispara a un sinfín de situaciones, ya alterándose. Se imagina mil cosas que puede decirle Nayeon.
¿Qué podía ser? ¿Está en cinta? ¡Es imposible! No han tenido sexo aún. ¿Estaba engañandola? ¡Oh, eso sí la alteraría de inmediato! Pero sabe que Nayeon nunca la engañaría, la conoce y nunca desconfiaría de ella, así que de inmediato rechaza esa opción. ¿Va a terminar con ella? Eso no la alteraría, la mataría de tristeza.
Ve la última opción como la real. Su semblante se apaga de inmediato y piensa en qué cosas pudo haber estado mal para que la omega ya no quiera seguir con ella. Bueno, quizá estaba exagerando un poquito la situación; ahora comprendía un poco más a su madre, Moonbyul, cuando su otra madre, Solar, la descubre haciendo alguna bobería y piensa que el divorcio está en camino. Quizá heredó esa exageración.
—Bien, pero en serio, no te alteres —la alfa asiente obediente, aunque por dentro ya está muriendo de los nervios—. Sabes que navidad está muy cerca —empieza—, entonces estuve hablando con mi madre, Joohyun —Jeongyeon vuelve a asentir, un poco perdida—. Y me dijo que sería genial si vinieras a cenar con nosotras en nochebuena... Es decir, tú y tu familia. Mis madres quieren conocerte y conocer a tu familia, ya sabes, para saber quién es la alfa que va a robarles a su pequeña —rueda los ojos a su propio comentario—. Y bueno, me gustaría pasar navidad contigo —confiesa en un susurro abochornado.
Jeongyeon puede sentir como la loba en su interior mueve su cola, eufórica con la idea de pasar una fecha tan especial con la omega. Se siente emocionada por la invitación, hasta que…
Mis madres quieren conocerte.
Todo su sistema se apaga. Una risita nerviosa se escapa de sus labios y sus manos tiemblan, ya no por frío.
—¿T-Tus madres q-quieren cono-conocerme? ¿L-las do-dos? —se enreda en sus palabras y rápidamente recuerda aquella vez que la madre de Nayeon la vió, y casi se orina encima.
La tierna alfa esperaba pacientemente a la omega, sosteniendo un lindo ramo de flores específicamente elegidas para su novia. La emoción estaba invadiéndola por completo; no sería su primera cita, pero en cada una de ellas se siente tan feliz como en la primera.
Su corazón estuvo a punto de salirse de su pecho cuando la puerta de la casa se abrió y la emoción fue rápidamente remplazada por nervios al no encontrar el rostro de su novia, sino, el semblante serio y amenazador de una alfa. Seulgi, la otra madre de Nayeon.
—¿Quién eres y qué quieres aquí?
El tono firme de su voz la hace enderezarse, tomando una postura recta y torpemente hablando.
—S-Soy Moon Jeongyeon, e-estoy buscando a Na-Nayeon —recibe un gran golpe mental, cortesía de su propio cerebro, por ser tan poco firme en sus palabras.
Los ojos de la alfa mayor la analizan, escanean todo de ella, de arriba abajo. Siente los nervios de punta cuando finalmente la mira a los ojos. Desaprobación. Eso ve en su mirada, o al menos, es lo primero que piensa cuando la ve entrecerrar los ojos y dar un paso atrás, dentro de la casa.
—No vive aquí, vete por donde viniste —la mayor respondió tajante, a punto de cerrar la puerta.
Sin embargo, el pequeño cuerpo de la omega castaña se escabulle entre el marco de la puerta y su madre, saliendo con una sonrisa, que se expande cuando ve a su tierna novia temblando con las flores en la mano.
—No seas grosera con Jeonnie, mamá —la alfa mayor gruñe al pequeño regaño de su hija, antes de ser arrastrada por su esposa dentro de la casa.
Oh, pero Jeongyeon nunca olvidará esos ojos oscuros que penetraron su alma con terror. Realmente estaba muy asustada con la presencia de esa alfa.
Y justo ahora, no era la excepción.
—Si, ambas quieren conocerte bien. Yo les he contado mucho de ti, pero creen que es momento de hacer las cosas bien, de oficializarnos con ellas —explica la omega, sonando ya un poco más emocionada que nerviosa.
—¿En serio ambas? —insiste.
—B-Bueno, mamá Seulgi no sabe aún del plan, pero sé que le gustará mucho convivir con tu mamá Moonbyul, algo me dice que se llevarían muy bien —dice cargada de emoción.
A Jeongyeon le parece el peor plan del mundo.
¿Cómo va a estar ella y la madre sobreprotectora de Nayeon en un mismo lugar, conviviendo?
—Linda, yo sé que te emociona mucho la idea, p-pero yo no le agrado a tu mamá —murmura un tanto afligida con la idea. Ella realmente deseaba caerle bien a la alfa Kang, pero no tenía muchas esperanzas.
—No puedes decir que no le caes bien si ni siquiera te conoce del todo —alega la omega mirándola fijamente. Y cuando la alfa aparta la mirada, siente la emoción desaparecer y pronto se siente mal, creyendo que está obligándola a aceptar—. Pero es solo una idea, no tiene porqué ser así si no estás de acuerdo, porque todavía tendrías que preguntarle a tus madres y quizá tampoco les guste el plan. Está bien si no quieres, ¿okay? —es comprensiva, a pesar de que la omega en su interior chilla con tristeza al creer que la alfa no quiere pasar tiempo con ella.
«Omega bonita» su alfa da mil brincos y vueltas dentro de su pecho. ¿Cómo su novia puede ser tan comprensiva y hermosa? ¿Cómo puede decirle que no a esa linda carita? Si algo puede ganarle a su temor, es la tierna sonrisa que le regala su novia cuando le da lo que quiere.
Y con ese frío tan fuerte, ella necesita esa cálida sonrisa ahora mismo.
—Voy a hablarlo con mis madres, pero lo más seguro es que estén de acuerdo porque te adoran —el frío pronto desaparece de su cuerpo, cuando la sonrisa de la omega crece y esos lindos dientes de conejo aparecen, mientras es aprisionada por sus brazos.
—¿De verdad aceptas? —pregunta un poco inaudible, debido a que se presiona contra su pecho.
—¿Crees que me perdería la oportunidad de pasar Navidad contigo? ¡Sería una imbécil si rechazara la oferta! —sabe que aquellas fueron las palabras correctas cuando de inmediato recibe un dulce beso en su mejilla.
—Eres la mejor alfa del mundo, Jeonnie —es lo último que escucha de la omega antes de volver a fundirse en un abrazo.
La mejor alfa del mundo. Pero, ¿lo suficientemente alfa para su familia?
El alfismo estaba completamente prohibido dentro de la residencia Moon-Kim. Las reglas básicas para los alfas del hogar se basan en el respeto absoluto hacia todas las castas, sin excepciones.
Si algún alfa de la familia Moon-Kim cometía algún acto de alfismo, de inmediato recibía una charla extensa enfocada en el respeto, además de un castigo para evitar que vuelva a suceder.
Por lo general, Jeongyeon cree que los valores en su familia son los valores básicos que deberían tener todas y cada una de las familias en el mundo. Y su propia crianza le ha enseñado que no existen los niveles de alfa, no hay quién sea más o menos alfa. Lo mismo para las demás castas.
Y siempre había estado convencida de ello. Al menos, hasta ahora.
—Jeonguie, se te enfría el desayuno, cariño —Moonbyul la reprende por segunda vez.
—Hoy está por la nubes, casi ni se nota que está enamorada —es Ryujin, su hermana, la siguiente en hablar—. Esa omega la tiene agarrada de las pel-
—Ryujin —habla Solar, reprendiéndola con una sonrisa pintada en sus labios.
—Lo siento, mamá.
—Jeongyeon, por favor come —vuelve a reprenderla su madre.
—No tengo hambre.
Es un murmullo, suave y apagado. La pareja se mira entre sí, dándose una idea de que las cosas no están yendo bien con su pequeña.
—¿No tienes hambre? ¡Yo sí! ¿Me das tus panqueques? —su hermano pequeño salta en su asiento, babeando ante la vista de los panqueques, completamente intactos.
—Seungmin, Jeongyeon unnie debe comer lo suyo, si quieres más pídele a mamá. —Hanni, su otra hermana menor, detiene de inmediato al pequeño omega, que se queja infantilmente.
Usualmente para Jeongyeon sería un escenario divertido y adorable, pero sus ánimos están tan por los suelos que no puede siquiera sonreirles como haría en otro momento.
—Jeongyeon-ah... ¿Está todo bien? —es Moonbyul quién se atreve a cuestionar.
De inmediato, Jeongyeon siente los cinco pares de ojos sobre ella. Sus madres y Ryujin la observan con un semblante preocupado, al contrario de los pequeños, que la miran con una sonrisa inocente. Tanta atención la hacen sentir cohibida, dudando si debe anunciar lo que tanto ha estado taladrando su mente las últimas horas, o si debería fingir demencia hasta que sea demasiado tarde.
La mirada insistente de sus madres, le anuncian que no hay forma de evitar la charla.
—¿Terminaron su desayuno? —pregunta la omega mayor a los pequeños, que asienten sonrientes y muestran sus platos vacíos—. Vayan a jugar entonces, cachorritos —no tiene que decirlo dos veces cuando ambos niños salen disparados a sus habitaciones, empujándose en el proceso—Ryujin, cariño, ¿podrías...?
—Toda suya —la joven se levanta, llevándose consigo su plato vacío hacia la cocina.
Pronto, Jeongyeon se queda a solas con sus madres. Ella sabe lo que tiene que hacer, por lo que no tarda en dirigirse a la sala, seguida de sus progenitoras, que murmuran una que otra cosa a sus espaldas.
Apenas toma su lugar, ambas adultas la observan con una preocupación destellante, una a la que usualmente no tendría miedo de enfrentar, pero que ahora mismo no cree estar lo suficientemente bien para hacerlo.
Diablos, navidad estaba demasiado cerca y lo único que había podido sentir es como su ego y su identidad estaban siendo desmoronados por una alfa que no conocía aún. Se sintió como una tonta, más cuando Moonbyul le ofreció su mano y una sonrisa de apoyo, tan dulce y considerada como era siempre.
—¿Qué sucede, cariño? —ella también quería saberlo.
Nuevamente, se siente como una inexperta en aquella inseguridad. Sus madres se habían encargado de criarla con cierta mentalidad y esta sería la primera vez que se ve en duda de sus capacidades como alfa. Sostiene la mano de su madre, temerosa por decir lo que tanto le está molestando.
—No lo sé —empieza, suspirando ante la situación, porque no tiene escapatoria—. No creo que les guste lo que les voy a decir.
Si bien, su asunto no es más que una inseguridad inocente que no le hace daño a nadie más que a ella misma, sus palabras probablemente no habían sido las mejores. Menos frente a la dramática y exagerada Moon, como Solar suele llamarla.
—¿Hiciste algo malo? —cuestiona de inmediato, deseando que la respuesta sea no.
—¿Se trata de Nayeon? —al contrario de las palabras golpeadas de Moonbyul, Solar pregunta en un tono más relajado. Sabe lo que es un alfa sintiéndose juzgado.
Jeongyeon no sabe a cuál pregunta responder primero.
—No es que haya hecho algo malo, es... No he parado de pensar en un concepto que... Que a ustedes no les gusta que exista —explica—. Y me siento mal, porque es la primera vez que algo así se atraviesa por mi mente. Aunque supongo que para otros alfas es normal.
—¿Pero tiene que ver con Nayeon? —Jeongyeon asiente, por lo que ambas mujeres se miran, como si pudieran hablar telepáticamente.
¿Cuántos conceptos alfistas han evitado en su crianza que estén directamente relacionados con los omegas? Muchos, quizá la mayoría de todos los existen. Ambas llegan a una conclusión, que por supuesto, es errónea, pero no pueden pensar en algo más grave proveniente de Jeongyeon.
—¿Es sobre la marca? —es Solar quien pregunta, seguida de Moonbyul.
—Cariño, es completamente normal que tus instintos deseen marcar a una omega, más si llevas rato conociéndola. Considero que son demasiado jóvenes para pensar en marcas y lazos, pero no te sientas fuera de órbita si es lo que tu lobo está deseando, es completamente natural. La cuestión es nunca hacerlo si alguna de las dos no está de acuerdo, ¿entiendes?
Jeongyeon la observa en silencio, con un rubor expandiéndose en sus mejillas. Ella no quería hablar de marcas y lazos eternos con su novia. Ni siquiera era capaz de llamarla su omega, al menos no aún.
—¡Y-Yo no hablaba d-de eso! —se queja la alfa menor. Lo último que quiere en su mente es la imagen de su linda novia luciendo su marca con orgullo, no, definitivamente no es algo que necesite ahora.
—¿No? Creímos que estabas insegura por ello —su madre omega dice, ligeramente divertida de su reacción tan apenada.
—Si no es por eso, ¿qué te tiene tan preocupada?
La joven alfa suspira. Solar le ofrece su mano también, dándole un poco más de valentía para finalmente soltar la bomba.
—¿Creen... Creen que soy lo suficientemente alfa para estar con Nayeon? —pregunta en un susurro abochornado, apenas audible para ambas mujeres preocupadas.
Y justo cuando cree que recibiría un gran sermón, escucha a Moonbyul reír, sin soltar su mano.
Jeongyeon se siente confundida, más aún cuando Solar se une a las risas y cambia de asiento, sentándose a su lado para abrazarla con fuerza y cariño. Moonbyul no tarda en unirse al abrazo.
—Oh pequeña Jeonguie… —gimotea la omega cesando las risas.
Ambas acarician su cabello en un gesto afectivo. Pero la joven alfa se siente muy irritada por el misterio.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunta un poco molesta, al tiempo que recibe un beso en la frente por parte de la alfa mayor.
—Que eres una ternura, cariño —sentencia Moonbyul, riendo—. ¿Te sientes intimidada por las madres de Nayeon? —bingo.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque también hizo todo un escándalo cuando iba a conocer a mis padres —se burla la omega, ganándose una mirada ofendida por parte de su esposa—. Ni te atrevas a negarlo, estuviste a punto de llorar cuando mi madre te invitó a charlar con ella. Porque según tú, iba a acuchillarte apenas llegaran a la sala.
—¿En serio pensaste eso, mamá? —Moonbyul asiente, sonrojada hasta el cuello ante el recuerdo—. ¿La abuela te asustó? ¡Pero si ella es tan adorable!
—¡¿Verdad?! ¡Es que tu madre es una dramática!
—¡Pero si ella me amenazó!
—¡Solo te dijo que te iba a cortar el pene si me hacías daño! Y tú nunca tuviste intenciones de dañarme, así que no sé porque te preocupabas tanto.
—¿Podemos dejar de hablar sobre mí? ¡Jeongyeon es la del problema aquí!
—¡Ahora tengo miedo de que la mamá de Nayeon me corte el pene si hago algo mal! ¡Me odia y lo sé porque me mira como si yo no fuera suficiente para ella! —lloriquea, acurrucándose entre sus madres—. Yo solo quiero llevarme bien con ella. Pero siento que va a degollarme en la cena navideña.
—¿Cena navideña?
—Nayeon nos invitó a su casa para pasar nochebuena con ella y su familia —murmura—. Y desde entonces me siento así, insuficiente e inútil.
—Oh, cariño estoy completamente segura de que te preocupas por nada. Eres una alfa ejemplar, siempre atenta y respetuosa, ¿cómo no va a aceptarte? —Jeongyeon se encoge ante sus palabras. Se siente como una niña pequeña de nuevo, en medio de sus madres, buscando un refugio.
—¿Creen que llegue a aceptarme? Sean honestas.
—Por supuesto que lo hará —asegura Solar.
—Iremos a esa cena y le harás saber a su madre que eres la mejor alfa del mundo —sentencia la alfa mayor, sin esperar objeción.
Sería una cena interesante.
Alfas estúpidas, tontas, posesivas y celosas. Es lo que piensa Nayeon al ver el escándalo que se ha armado en la cena, después de anunciar que su novia estaría presente en la cena de nochebuena, junto a su familia.
—¡Eres muy joven para tener novia! —reclama su hermana, Lia. La cual, por cierto, es menor que ella.
—¡Si! ¡Omega bebé! —exclama ahora su otra hermana menor, Jinsol. Ambas tienen las cejas fruncidas y la miran con desaprobación.
—No te di permiso de tener novia aún, eres muy joven. ¡Así que menos permiso te doy para que la invites a nuestra cena de nochebuena! ¡A nuestra casa! —es su madre, Seulgi, la que termina de quejarse en medio de un gruñido.
Nayeon rueda los ojos, con una clara diversión. Si algo sabe de las alfas que tiene como familia, es que al final del día van a hacer lo que ella deseé, porque es la única omega en la familia, aparte de su madre. Oh, y su madre, Joohyun, se une al gesto divertido sin dejar de sonreírle, siendo consciente de igual forma que Nayeon, que esas alfas posesivas nunca iban a impedir sus planes.
—¡Escuchen! Soy mayor que tú, no tienes autoridad sobre mí, alfa apestosa —empieza, apuntando a Lia y sacándole la lengua en el proceso—. ¡Tú! Eres la bebé aquí, ve a tomarte un biberón y no opines —ahora es Jinsol quien gruñe infantilmente ante el reclamo—. ¡Y tú! —termina por apuntar a su madre, sonriéndole como la niña mimada que es—. Por supuesto que vas a dejar que Jeongyeon y su familia cenen con nosotros.
—¿Qué te hace creer que yo estoy de acuerdo?
—¡Va a suceder porque me amas mucho y te gusta verme feliz! —sabe que tiene razón por el gruñido derrotado que suelta su madre—. Además, todo fue idea de mamá Joohyun. Y te da miedo llevarle la contraria, ¿no es así? —alardea.
—Seulgi… —La regaña Joohyun, deteniendo el intento de la alfa de replicar.
—¡Irene! —Se queja la alfa en un vano intento de desafiar a su esposa, quien cruza los brazos, logrando que Seulgi se pintara de todos los tonos carmesí, evitando la mirada de ambas.
Esa niña sabe demasiado. Piensa al tener completamente en claro que no tiene escapatoria. Y aunque el lobo dentro de ella quisiera tener a su pequeña hija alejada de todos los alfas del mundo, sabe que es su parte más irracional y que es completamente inevitable que se relacione románticamente con alguno. O con alguna otra casta, ella no tenía problema alguno; aunque su lobo sí.
Nadie sabe mejor del peligro que es un alfa, que una alfa.
Diablos, el solo pensar que esa alfa tonta y adorable dañe a su pequeña, generan en ella un revoltijo de emociones. Siente una acidez subir por su garganta y hay un hueco en su estómago cuando ve los ojos brillantes de Nayeon. Sabe que su olor a coco inunda por completo el comedor bajo el pensamiento de su hija siendo herida por una alfa estúpida.
Quizá lo posesiva y celosa es el único aspecto que no había podido terminar del todo dentro de sus instintos más deplorables. Pero, ¿pueden juzgarla? ¡Ella bien sabía lo que los alfas jóvenes y hormonales eran capaces de hacer! Y su hija podría estar tan enamorada hasta el punto de cegarse. Lo único que quería, era asegurarse de que esa alfa con olor a canela tuviera las mejores intenciones con su hija, porque de lo contrario, mandaría a la mierda sus principios y valores.
—Estás siendo una dramática, Kang —escucha a su esposa reclamarle, con un semblante completamente distinto al suyo.
—No me gusta la idea de que una alfa adolescente esté merodeando a mi pequeña —vuelve a quejarse, sin dejar los gruñidos atrás.
—¡Si! Debemos cuidar a unnie, ese es nuestro trabajo —Jinsol comenta desde el tono más inocente que puede haber en una niña de seis años.
—Unnie puede estar con quien quiera pero... Jeongyeon es algo temible, ¡va a clases de boxeo! Una alfa tan seria y peligrosa que sabe boxear, no me parece la mejor pretendiente —Lia comenta con recelo y Nayeon no tarda en reírse.
—¿Jeongyeon peligrosa y temible? ¡Ni siquiera su olor parece intimidante! ¿A quién va a espantar con sus ojitos de cachorro y su olor a canela? Es muy linda, atenta, adorable y detallista —de pronto toda la atención está en ella y su boba sonrisa de enamorada—. Y me harían la omega más feliz del universo si se dan la oportunidad de conocerla. Créanme, es la mejor alfa que pueda existir.
—Me mandó un ramo de flores en mi cumpleaños —agrega Joohyun con una sonrisa—. Por supuesto que tiene mi aprobación.
—¿Y por qué en mi cumple no me envió nada? —la alfa mayor se queja con el ceño fruncido. Joohyun se encarga de mirarla molesta.
—¡Porque no dejas ni que pase de la entrada a la pobre!
—¡Puede enviarme el regalo con alguien más!
—Oh, Kang Seulgi no me hagas enojar con tus tonterías —advierte la omega mirando a su esposa desafiante—. Está dicho, Jeongyeon y su familia vendrán a cenar en nochebuena. No quiero quejas ni reclamos y más les vale ser amables o me veré obligada a castigarlas —nuevamente sus ojos se clavan en su esposa, antes de agregar:—A todas, sin excepciones.
—Está bien, mamá.
—Lo que tú digas, omega.
Responden las alfas, aún poco convencidas con la idea.
—¡Gracias, mami! Eres la mejor del mundo.
Definitivamente sería la mejor nochebuena de todas.
Todo debe ser perfecto. El lugar, el momento, la vestimenta; todo debe ser perfecto. Las luces cálidas y tenues de la sala deben contrastar con la fría y nevada noche. La cena debe estar perfectamente cocinada, el olor tiene que ser apetitoso apenas crucen la puerta. Su ropa debe lucir elegante, pero al mismo tiempo, casual. Su familia debe comportarse.
De verdad, ellas tienen que comportarse.
—¡Sigo en desacuerdo con esta idea! —el reclamo de su madre no hace más que provocarle una risa. Más de una semana y ella aún no puede aceptar la cena, la cual comenzaría en menos de una hora.
—No me interesa, alfa. Tenemos las cosas listas y la familia Moon-Kim ya viene en camino, así que comportate como una adulta —reclama su amada madre, provocando que su risa se extienda más.
—En cuanto vea a esa tal Jeongyeon, voy a…
—¡Saludarla con decencia humana! ¿Qué te sucede, alfa? ¡Ni el jodido Grinch es tan amargado como tú! —Lia y Jinsol se unen a la vista de la divertida escena. Nada realmente nuevo, sus madres suelen discutir por tonterías todo el tiempo.
Y hablando de esas pequeñas alfas, que ahora toman asiento junto a ella; ya lo tenían más que aceptado. No les costó tanto terminar aceptando la cena junto a la familia Moon-Kim.
Aunque Nayeon tuvo que usar un poco de sus ahorros para convencerlas de no decir nada tonto frente a su novia.
Una notificación interrumpe su vista a la entretenida riña de sus madres. Revisa su bandeja de mensajes y su sonrisa crece al leer el mensaje.
Cachorro Jeonnie♡
Llegamos en diez minutos, bunny
Tocas la puerta cuando lleguen
Me estoy meando del miedo
No va a pasar nada, Jeonnie…
Ya quiero verte
Sé que nos vimos ayer, pero ya sabes, nunca es suficiente…
También quiero verte, te extraño:(
Por favor dime que tu madre no tiene una escopeta y no planea matarme
Eres una tonta, claro que no va hacerte nada.
Confío en ti..
Una sonrisa se pinta en sus labios. Ah, su alfa era una miedosa de primera. ¡Ella nunca sintió miedo de conocer a su familia! Aunque Solar llegó a asustarla un poco, al menos en un principio. Jeongyeon le había advertido de la actitud de su madre, que era una sobreprotectora y en cierto punto, posesiva. Sin embargo, no había sido para nada grave aquella vez que fueron presentadas formalmente. La omega se había portado un poco seria ante su presencia, pero con el paso de la charla se volvió más suave.
Esperaba el mismo efecto con su madre y su novia.
No tiene mucho tiempo de volver a concentrarse en la interminable discusión de sus progenitoras, cuando la puerta es golpeada ligeramente. Entonces, la casa queda en un silencio que nunca antes había visto.
—Llegaron —anuncia la omega menor con toda la emoción cargada en su voz. Sale disparada hacia la puerta y la abre sin esperar un segundo más.
Ni siquiera el frío de la noche es capaz de enfriar la cálida sensación que se esparce por su pecho cuando finalmente tiene a su novia frente a ella; con esa sonrisa nerviosa que le apachurra el corazón. Rápidamente, Nayeon se olvida por completo de su plan original y no tarda en fundirse contra el cuerpo de la alfa, quién tampoco pierde tiempo en abrazarla.
—Te extrañé —gimotea la omega contra su pecho. Jeongyeon casi puede ronronear con la situación.
Pero un chillido hace que su abrazo dure menos de lo que realmente quisieran.
—¡Qué lindas son! —Solar lloriquea detrás de ellas. Mientras, Moonbyul se ríe de su reacción.
Nayeon se disculpa, separándose del cuerpo de su novia. Las invita a pasar y es ahí cuando los nervios de Jeongyeon regresan.
Apenas logra entrar a la sala cuando los ojos cafés, profundos y juzgantes ya la están observando. De pies a cabeza. Sus manos no tardan en empezar a sudar mientras el olor a coco la rodea, de una forma intimidante. Ella sabe que esa alfa no está del todo contenta con su presencia, y si la dejó entrar a su casa, fue para hacer feliz a la omega que tiene de novia.
El tiempo de presentaciones no se extiende demasiado, Nayeon se encarga en ser una mediadora entre los ojos amenazantes de su madre alfa y los ojos brillantes y miedosos de Jeongyeon. Casi podría llamarlo perfecto, a excepción de las duras palabras que Seulgi no tarda en susurrarle a la joven alfa.
“Te estaré vigilando, así que más te vale no decepcionarme.”
En sí, la cena no estaba siendo tan desastrosa como Jeongyeon creía que lo sería. De cierta forma, le emociona ver a sus madres hablando tan animadamente con la familia Kang-Bae, más aún cuando Nayeon no tardó en mencionar un detalle jugoso de su familia.
—La señora Moon es una activista muy reconocida, escribió un libro sobre el alfismo desde la perspectiva de los alfas —comenta con un orgullo pintado en sus palabras. Y Jeongyeon siente que se derrite con esa expresión.
—No soy tan reconocida —Moonbyul dice, un poco avergonzada.
—¡No sea modesta! Mi madre leyó su libro y le encantó, ¿no es así, mamá? —se dirige a Seulgi, quien asiente aún un poco sorprendida por la noticia.
—No sabía que usted estaba involucrada. La verdad me fascinó ver tanta información tan cruda al ojo público, admiro mucho su valentía por hablar de estos temas aún sabiendo cómo pueden reaccionar ciertas personas —la sonrisa que se forma en los labios de Nayeon no tiene precio alguno.
Incluso Jeongyeon no puede despegar la vista de su hermosa expresión, tan feliz y maravillada por la convivencia de sus dos hogares.
Porque por supuesto, la familia Moon-Kim se había relacionado mucho con ella anteriormente, más cuando Nayeon descubrió que era la mismísima Moon Byulyi la genio detrás del libro favorito de su madre.
¡Ella había soñado tanto con este momento! ¿Y qué mejor que una cena navideña para hacerlo más genial?
Luego de una charla extensa acerca de sus ocupaciones, los libros y un poco de sus opiniones sobre la relación que sus hijas mantenían; la cena termina en una dispersión por la casa. Los niños corren por todo el lugar, las adolescentes conversan sobre la escuela y las adultas siguen sus relatos en la sala.
Nayeon aprovecha el poco foco de atención que hay sobre ellas, para invitar a Jeongyeon con cautela a su habitación. Alegando que tiene un regalo especial y no tiene paciencia para seguir guardándolo. Por supuesto, la joven alfa no se niega a la idea y está dispuesta a seguirla por las escaleras.
Eso era hasta que, alguien la toma del brazo repentinamente, y es guiada a la cocina con rapidez.
Cuando tiene la posibilidad de reclamar, sus palabras se regresan por su garganta, pues, es su suegra a quien ve. Con ese semblante serio que no ha quitado en toda la noche.
Pronto, piensa rápidamente en lo mal que pudo verse yendo detrás de su novia a su habitación, por lo que tiene la necesidad de excusarse, aún si iba con las intenciones más inocentes que puede tener.
—N-No es l-lo q-que parece... Y-Yo solo... S-Solo estaba... —se enreda en sus palabras sin dejar de ser observada. La alfa mayor la mira sin decir nada, con una ceja levantada, esperando a que termine de hablar—. S-Solo... Por favor no me asesine —suplica en un mísero susurro.
El silencio permanece por lo que parecen ser horas. Hasta que una carcajada lo termina, rompiendo también el ambiente pesado.
—¿Asesinarte? ¿Aquí? ¿Enfrente de tus madres y hermanos? Para ser una alfa que presume ser inteligente, eres un poco incongruente.
—P-Pero... Usted... Usted me odia —murmura la joven alfa, con la cabeza gacha.
Seulgi piensa que se ve adorable, por mucho que su lobo sí deseé arrancarle la cabeza.
—¿De dónde sacaste esa idea? Es Navidad, nadie puede sentir odio.
—Su lobo no está contento con mi presencia —Seulgi asiente con obviedad.
—Tú lo dijiste, mi lobo —aclara. Pero Jeongyeon no puede sentirse más confundida—. Escucha, mi lobo siente repulsión y desagrado total por tu presencia, sin embargo, no significa que será así todo el tiempo. Me agradaste aunque seas fácil de intimidar, así que eventualmente también le agradarás. Más aún porque, verá lo feliz que haces a Nayeon. Por muy poco que nos guste a ambas —agrega ya con un poco de diversión.
Más Jeongyeon no le presta atención a ese comentario, se siente tan absorbida por sus palabras que su lobo se regocija de felicidad, una muy infantil, ya que puede escucharlo aullar y repetir «¡Tenemos aprobación!» una y otra vez.
—Significa que... ¿Tengo su permiso para salir con Nayeon?
—No tienes que pedirme permiso para algo que es decisión de ella —sentencia para pronto fruncir el ceño—. Lo que si te advierto, es que si llegas a hacerle daño, el más mínimo que sea, tendrás que enfrentarte a las consecuencias. Y créeme, las consecuencias somos tres alfas posesivas y molestas.
—L-Le prometo que eso no va a suceder —su voz tiembla al igual que su cuerpo, lo que hace sonreír a Seulgi con diversión.
—Más te vale, chica —dice como última advertencia, antes de permitirle el paso fuera de la cocina—. Ah, por cierto. No le digas a Nayeon de esta charla, por favor.
—N-No se preocupe, nada saldrá de mí —promete abriéndose paso, para casi salir corriendo de la cocina.
Esa alfa sí que daba miedo.
El escenario más deseado por la omega, por fin se estaba haciendo realidad.
Abrazándose al gran cuerpo de su novia, sentadas en el pequeño sofá de su habitación, con la vista directa a la ventana. Varios copos de nieve comienzan a caer, opacando un poco a las brillantes estrellas, que ahora yacen escondidas detrás de la fría neblina.
Nayeon se queja por el frío que de pronto cubre su habitación. Pasaba ya de la una de la mañana, ya habían abrazado a sus familiares y también habían deseado a todos una feliz navidad.
—¿Te quedarás a dormir? —la omega pregunta de pronto, aspirando suavemente el olor a canela que desprende la alfa, próximamente; su alfa.
—Parece ser que sí, mamá Moonbyul ya está ebria y a mamá Solar no le gusta manejar en medio de la nieve —por inercia, sus brazos acercan más a la omega, con la intención de darle calor y que deje de temblar—. Aunque no sé qué opinen tus madres al respecto.
—Mamá Seulgi no las dejará irse con esa nieve. Y vi a mamá Joohyun en los cuartos de invitados, probablemente ya las haya invitado a quedarse.
—Ah, eso explicaría porque no me han llamado aún —Nayeon ríe cerrando los ojos y dejándose llevar por su linda presencia—. Creo que... Les agradé.
—Mami Joohyun te adora, si fuera por ella te habría invitado a cenar desde hace meses —comenta divertida—. En cambio mamá Seulgi… solo se hace la ruda, pero en realidad le agradas, de lo contrario no te habría dejado entrar a mi habitación…
—Ella aún me da un poco de miedo —Jeongyeon confiesa en un susurro, pero no pierde nunca la sonrisa, la cual crece con su siguiente comentario—. Pero voy a esforzarme para que me acepte por completo.
—Jeongyeon-ah, no tienes que esforzarte, solo sé tú —susurra no dudando en dejar un suave beso en su mandíbula. La alfa responde al gesto con un suave ronroneo—. Es la mejor navidad que he tenido en muchos años, gracias por venir.
—No me arrepiento de nada, espero pasar muchas navidades más contigo, Nayeonnie…
—¿Muchas? ¿Qué tantas? —sale de su pequeño escondite para mirarla con sus orbes brillantes.
—Todas las que la vida me permitan, omega —habla en el mismo nivel de voz, temiendo romper la atmósfera de paz que tanto habían estado esperando durante la cena.
—¿Todas y cada una de ellas? —provoca entonces la omega, acortando la distancia a medida que su dulce alfa se pinta de rojo en sus suaves mejillas.
—Todas y cada una de ellas, hasta el fin de los tiempos —el lobo dentro de su pecho se regocija por el sentimiento tan ardiente y adormecedor que la cubre, más aún, cuando la omega finalmente une sus pomposos labios con lo suyos, en un beso tímido y lleno de emociones.
Entonces, la omega se da cuenta que no hay mejor momento que el que vive ahora, besando a la alfa entre sus brazos con la nieve en las afueras siendo testigo del profundo amor que comparten. Un amor tan grande, que era capaz de superar fronteras, como una alfa celosa de madre.
Sin duda, las mejores navidades siempre serían con Jeonnie.
Hola Tú, espero que te haya gustado esta adaptación toda dulce y preciosa!
Le agradezco muchísimo a jyc8kies por permitirme adaptar su hermoso os, eres el mejor♡
Era uno de mis regalos de navidad, pero la verdad es que he tenido días larguísimos. Aún así, espero que lo hayas disfrutado mucho y que hayas pasado unas buenas fiestas, tqm♡
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