La retraída Myoui Mina
Mina entra al lugar con cautela, su alrededor desprende un aura a la que no está acostumbrada, su cuerpo se desliza hacía el interior del cuarto que ha rentado con dinero de su padre en un motel caro. Tener un padre ausente pero rico tiene sus ventajas, y Mina las aprovecha.
Las paredes son rojas, todo huele a canela un olor que no le agrada pues le parece muy dulce, pero cuando llega al centro la habitación y observa a la Diosa que se encuentra reposando en ella, sus sentidos se agudizan y decide solo existir para ella.
—Acercate, cariño. —La voz de la mujer es dulce pero en un tono bajo, perfecta para mandar a quien se le ponga enfrente.— ¿Has tenido problema alguno para llegar hasta aquí?
Mina niega, tragando saliva y sintiéndose extrañamente nerviosa ante la presencia de la mayor —El chófer de mi padre me ha traído, no fue problema.
La habitación se queda en silencio una vez más y Mina ya no sabe qué hacer, toma su pantalón de vestir discretamente y hace sus manos en puño alrededor de la tela. Mina necesita instrucciones.
Mientras tanto la mujer sobre la cama admira la belleza jóven y nerviosa que tiene frente a ella, la chica es de altura media, esbelta y con cabello largo y negro, denota algún rasgo particular y poco común. Sinceramente no sabe porque alguien como ella está aquí, ni siquiera sabe porque llegaron hasta aquí.
Oh.
Ahora lo recuerda.
Mina agita su pierna de arriba abajo sin cesar, sus exámenes de la facultad de medicina la tienen con el cerebro a tope, necesita perder el control de algo, necesita un momento donde todo se quede en blanco.
Necesita sexo.
Rápidamente saca su telefono del bolsillo y le manda un mensaje a su novio:
“Nos vemos en mi casa saliendo de clases”
Su pierna sigue agitándose, pero la clase se da por terminada y sale volando por la puerta. El parcial de su septimo semestre de la carrera ha terminado y ahora tendrá un fin de semana tranquilo. Llega a su auto y arracanca a su casa, la anticipación latiendo entre sus piernas.
Y bueno, para que Mina, que normalmente es recatada y tímida en este tema esté así, es porque ha tenido mucho estrés, por lo cual cuando llega a su casa y ve a su novio fuera de ella lo jala de la camisa y lo arrastra al interior de la casa.
Lo tira en el sillón y ambos terminan desnudos, él entra en en ella. Ella no siente nada extraordinario, ella quiere sentirse en blanco, pero eso jamás llega, solo siente brincos del miembro dentro de ella y de un momento se siente vacía y cubierta de semen en su estómago. Mina suspira, cansada, harta de la monotonía y simplicidad de su vida.
De un momento a otro llega un momento que había olvidado, en sus primeros años de universidad asistió a una fiesta que organizó el consejo estudiantil. No recuerda mucho sobre cómo pasó, pero de pronto se encontraba en un baño besándose ferozmente con su compañera Nayeon, recuerda como la presionó contra la pared y la sujetó con fuerza del cuello.
El simple recuerdo hace que su clítoris se contraiga de necesidad.
Ella lo decide.
—Ya no quiero estar contigo.
Es lo único que le dice a su novio antes de sacarlo de su casa. Aquella relación vacía nunca la hizo feliz, y menos cuando no la complacía sexualmente en las nulas veces que tenía ganas. Una vez que su ex-novio deja su hogar, se mete en el chorro de agua caliente y recuerda a Jihyo hablar de una app de “citas” un tanto interesante.
“FYBDSMP”
Navega sobre la aplicación una vez está aseada y con una pijama de pingüinos, se da cuenta que el nombre significa “Find your BDSM partner”. Mina realmente desea sentir un zumbido en sus orejas.
Antes de crearse una cuenta, investiga sobre el tema y encuentra muchísimas cosas interesantes, cómo que puede que tenga un fetiche llamado “praise kink” o que le gustaría que la amarraran y que la volvieran a sujetar del cuello. Entonces se da cuenta del porqué está tan insatisfecha sexualmente, es por qué ella no se conoce a sí misma.
Crea su propia cuenta decidida a encontrar algo para ella, pero se sorprende gratamente cuando la app exige estudios de ETS para poder empezar a buscar alguna persona, ella corre a su escritorio y saca unos papeles. Hace unos días se había realizado justo esos estudios, una nunca sabe cuando su novio la engaña y pueda pegarle alguna enfermedad.
Cuando todo está en regla, empieza a deslizar hacía a abajo, muchas caras aparecen y descripciones un tanto extrañas:
“Doggy Boy: 35 años, me gusta que me traten como perro”
Ella sonríe, la gente a veces pasa los límites de la sexualidad, aunque no los juzga pues alguna razón deben de tener. Diez minutos después de deslizar hacía abajo se encuentra con un rostro celestial.
“Yoo Jeongyeon: Dominante, adoro a las chicas buenas y obedientes”
Mina palpita al leer la última parte, ella es una chica buena y obediente. No demora mucho en contactarse con la mujer.
—Así que estudias medicina —Los ojos rasgados de Jeongyeon examinan a Mina ahora que está sentada junto a ella. Le causa curiosidad.
—Es correcto, en dos años termino. ¿Tú que estudias? —pregunta Mina un poco más relajada y Jeongyeon suelta una carcajada.
—Oh cariño, yo ya terminé mi carrera de Derecho hace muchos años. Tengo treinta y tres años —Jeongyeon hace una pausa y ve a Mina tragar saliva. —Hasta tengo dos hijos.
Mina alza las cejas sorprendida —¿En serio? ¿Y por qué estás en un lugar como este?
—El que sea madre no me quita el derecho a disfrutar mi vida sexual, además a mi ex-esposo no le molesta pues sabe que es verdad. Lo que soy en estas cuatro paredes no me define como persona.
Mina asiente mientras se siente un poco tonta por sus preguntas, no quería sonar mal educada. Miles de pensamientos cruzan su mente hasta que una mano se posiciona sobre su muslo derecho.
—Así que…— Jeongyeon habla una vez más— quieres experimentar y crees que tienes un praise kink.— Mina asiente mientras siente sus mejillas arder de vergüenza— Conmigo puedes aprender.
La mirada que Jeongyeon le da a Mina hace que se sienta segura —Rojo es para detenerme, amarillo para seguir y verde para más intensidad.
Mina asiente ante las nuevas reglas y se siente ansiosa cuando Jeongyeon se acerca a su cara. Sus labios rozan y todo va en aumento, sus lenguas se fusionan, se tocan y se lamen mutuamente, Mina suelta un gemido mientras arruga la tela de la camisa abotonada que envuelve a su acompañante. Nadie nunca la había besado así.
—Besas excelente, cariño.
Mina siente un escalofrío por su columna vertebral al escuchar el elogio, pero Jeongyeon no la deja que responda pues la deposita en la cama con delicadeza mientras cuela sus manos heladas por la tersa piel de la estudiante de medicina. Su piel se siente como un algodón de azúcar y sus jadeos son la ópera más maravillosa que sus oídos han escuchado jamás. Jeongyeon empieza a combustionar y quiere hacer que esta retraída deje salir lo peor de ella.
Mina se siente abrumada, pero eso no la detiene de acunar los grandes pechos de la mujer sobre ella. Mina quiere meterlos en su boca y amamantarse hasta que se le caigan los labios. La mayor jadea ante la intensidad del agarre de Mina y decide que no puede esperar más.
—Sé una buena chica y desnudate para mi. —La pelinegra asiente rápidamente y en cuestión de segundos está como Dios la trajo al mundo para una desconocida. —Bien hecho, ahora hazlo conmigo.
Un minuto después el roce de pieles y el sudor se mezclan. Mina siente la boca de Jeongyeon por todo su cuerpo, la jovén siente mordiscos acercándose a sus pezones y de un momento a otro sus botones morenos están cubiertos de saliva. La húmedad de la boca de Jeongyeon acunando los montículos con su boca. Es obscena, se escucha como un río abriendo paso al infierno, un infierno parecido al ardor entre las piernas de Mina.
—Por favor —Mina jadea y Jeongyeon la toma del cuero cabelludo.
—Cómele los pechos a mamá.
Mina suspira y como si fuera un animal hambriento pega su cara a los pechos, usa sus manos para apretarlos mientras jala los pezones duros entre sus dientes para después succionarlos ferozmente.
—Me gustan.
Dice con la boca llena. Jeongyeon siente corrientes hasta su vagina.
Después de unos momentos Jeongyeon decide que es momento de hacerla venir, se despega y ve como Mina hace un puchero mientras relame sus labios. Sus ojos pequeños como los de un gatito la miran, como si no tuviera la barbilla llena de su propia saliva por comerle los pechos como una perra.
Jeongyeon le abre las piernas y acaricia su clítoris de arriba abajo, Mina se retuerce y escucha a la pelicorta gruñir por interrumpir su trabajo, así que hace todo un esfuerzo por no moverse sin permiso pero no lo logra.
Siente un azote en su vulva.
El ardor se propaga rápidamente y gime con desesperación pues le ha gustado.
—Cada que te muevas, te azotaré la vagina.
Mina asiente cerrando los ojos, siente movimientos lánguidos y perezosos por su intimidad. Jadea, gruñe cuando la velocidad aumenta.
—¿Te vas a correr?
—Déjame hacerlo, por favor Jeongyeon.
Algo en la petición de la menor altera a Jeongyeon y triplica la velocidad, sintiendo su mano humedecerse por los abundantes fluidos de la menor.
—Hazlo.
Mina se retuerce una vez más, pero Jeongyeon no le azota la vagina, sino la cara mientras llega al orgasmo, un orgasmo fuerte. Su segundo orgasmo en toda su vida.
—Dios mío mmhgmm... —gime alto.
No ha terminado el orgasmo cuando dos dedos la invaden, dos dedos que van realmente rápido. Abre los ojos y se encuentra con los orbes oscuros en ella, mirándola fijamente mientras su mano trabaja a una velocidad inhumana sobre ella.
Mina no sabe de donde sostenerse, así que se aferra a los brazos flectados de Jeongyeon, gimiéndole en la cara. Mina quiere algo más.
A tientas busca la mano de Jeongyeon y esta se desequilibra momentáneamente al perder apoyo, pero cuando Mina hace que su mano esté alrededor de su propio cuello se afianza y presiona encontrando estabilidad nuevamente.
—Quien diría que una mocosa como tu me rogará por ahorcarla, como todo una maldita necesitada de un buen sexo.
Mina gime cuando se le atranca la respiración y la saliva se acumula en la comisura de sus labios, no le puede responder nada.
—¿Acaso la verga de tu novio no te complacía?— Mina niega como puede, el aire es un privilegio para ella en estos momentos, pero Jeongyeon no para y ahora la palma de su mano choca lujuriosamente con el pubis de la chica.
Mina siente los dedos llegando a puntos que no conocía, siente que los aprieta y que su estómago se contrae constantemente.
—Pero Mina chan es tan buena niña, se merece una buena follada.
Jeongyeon se calla por un minuto para admirar la vista.
Mina empapada de sudor, sonrojada por la asfixia, lágrimas en sus ojos por la hipersensibilidad y saliva deslizándose hasta el cuello porque no puede tragar ni respirar.
—Eres hermosa, córrete.
Mina lo hace, se siente entre el cielo y el infierno, pero está en la tierra. En la tierra de la lujuria y el deseo. Por fin sucede.
Su cuerpo convulsiona, su vagina arde y palpita, cierra los ojos y grita con el poco aire que le queda, Su cuello se libera y respira agitadamente, un pitido se instala en sus oídos y a pesar de que abre los ojos, enfocar se le hace dificil. Siente el corazón en diferentes partes del cuerpo debido a las pulsaciones que hay en todo su cuerpo, sus piernas comienzan a temblar y un gemido final sale cuando los dedos de la habilidosa Yoo Jeongyeon la sueltan.
Todo termina.
Jeongyeon abraza el cuerpo débil y Mina le da las gracias.
Mina no la vuelve a ver después de ese día, pero se toca todas las noches recordando a Jeongyeon. Al final de cuentas recordemos que Mina es retraída.
Dejo el primer capítulo del monumento al smut, y me voy Ü
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