Extra: Nos volvemos a ver Yoo Jeongyeon
La cafetera está trabajando y el olor a café molido impregna todo el departamento. Pasea por la cocina limpiando aquí y ordenando allá. Su día siempre comienza a las cuatro y media de la mañana, y se ha vuelto rutina limpiar un poco mientras espera la cafetera.
Ya se encuentra bañada y en traje quirúrgico azul oscuro. Las gotas de agua de su cabello se deslizan hasta su playera. Escucha ruido en la habitación principal y sabe que su novia está a punto de salir.
Algo de lo que están orgullosas es de poder compartir una rutina. Ambas son limpias en los quehaceres del hogar, se levantan temprano y van al trabajo juntas. Siente sus brazos rodear su cintura y el mentón recargando en su hombro.
—Buenos días, linda. —se gira sin romper el contacto y deposita un casto beso en los labios.
La contraria sonríe ampliamente y se estira un poco para recargar su cabeza en el pecho de su amada. —Buenos días, ¿cómo dormiste?
—Excelente. Es lo mismo de que estoy contigo.
Chaeyoung da unas palmaditas en el pecho de Mina y se separa de ella. —Bueno ya, necesito café. —Mina solo ríe y toma dos termos de la alacena. El de Chaeyoung es rojo y el de ella es negro.
—Te ves bien en esos pantalones. —Chaeyoung mira de reojo el culo de su novia y sonríe cuando se da la vuelta rápidamente y le da una mirada dura.
—¡Ey! Dame mi café. Además llevo lo de siempre. —dice Mina señalando, su uniforme. A veces intercala en entre blanco, tonos de azul y negro. —Chaeyoung rueda los ojos y le da el bendito café de una vez.
Después de un sorbo, se dan cuenta que ya casi son las cinco y diez de la mañana, ellas necesitan salir ahora. Ante todo, las dos siempre buscan puntualidad y perfección. Mina se encarga de manejar mientras Chaeyoung repasa que nada se haya olvidado en casa:
—La bata blanca de Mina.
—Barras proteicas para ambas.
—Un cambio de ropa por si acaso se llena de algún líquido humano.
—Mucha agua.
—¡Todo en orden, Mina! —dice Chaeyoung emocionada, viendo que están a punto de llegar al hospital.
Bajan del auto y recogen las pertenencias de cada una, sin olvidar sus termos con un café increíblemente cargado. —Bien, dame un beso. —dice Mina y se inclina un poco para que Chaeyoung lo haga.
En el hospital procuran mantener las cosas meramente profesionales. Aunque de vez en cuando se les pasaba la mano. Chaeyoung se inclina y atrapa el labio inferior entre sus labios. Un tacto lento y lleno de cariño.
—Vamos.
Al entrar al hospital se regalan una última mirada y cada una va a su área. Chaeyoung se encarga de urgencias y Mina en cirugía general, de vez en cuando también es requerida en urgencias dependiendo la carga de trabajo que haya.
Después de ingresar al internado, se quedó en ese hospital y gracias a los contactos de su padre pudo saltar el servicio. Mina sonríe al recordar la primera vez que se encontró con Chaeyoung, tan sonriente.
“—Llamame Mina” —dijo con los ojos fijos en el lunar debajo de sus labios. Cuando sonrío y sus hoyuelos se marcaron, Mina también lo hizo.
—Lo siento de verdad, soy una tonta. —Chaeyoung se disculpa una y otra vez mientras se pone de pie.
Mina también se levanta y niega con la cabeza. —Yo no vi por donde pasaba, perdoname tu a mi. —Chaeyoung la mira y Mina siente que esa mirada puede causar cosas, desvía sus ojos a otra parte y agradece cuando alguien llama el nombre de la mujer que acaba de conocer.
—Así que… Chaeyoung.
—Sí, ¡nos vemos por ahí! —Chaeyoung sigue su camino y la ve perderse por los pasillos.”
A partir de ahí, todo fue como un efecto dominó para ellas. Se encontraban en los pasillos, atendiendo al mismo paciente y eventualmente, Chaeyoung dio el primer paso cuando la invitó a una cita.
Mina va con su primer paciente y mientras camina piensa en que jamás pensó que alguien la hiciera sentir como Jeongyeon lo hizo, sin embargo, cuando conoció a Chaeyoung todo cambió. Se dio cuenta que lo único que sintió con aquella mujer fue solo placer y un sentido extraño de protección.
Con Chaeyoung sintió una conexión, cariño, amor y un placer más profundo y completamente compartido. Suspira y se recuerda a sí misma que es muy afortunada por tener a Chaeyoung con ella.
—Buenos días, señor Kihyung. —entra a la habitación y empieza a revisar a su paciente.
En el otro lado del hospital, Chaeyoung trata de razonar con un adulto mayor. —No puedo recetar ningún medicamento, tiene que esperar a que algún doctor lo haga —dice de la manera más dulce que puede, aunque sabe que su paciencia la está poniendo a prueba —Además urgencias no es su área. Por favor diríjase a geriatría.
El señor susurra un insulto y comienza a caminar sin dar las gracias a Chaeyoung. Después de ese suceso, las horas pasaron con calma. Mina tuvo que practicar una cirugía de urgencia y Chaeyoung se encargó de urgencias con ayuda de sus compañeras.
Mina se tira en la litera del cuarto de descanso para los doctores, suspira y talla sus ojos. Los pies le duelen y está muy cansada. Alguien toca la puerta y después se abre, dejando ver una cabellera castaña y corta.
Chaeyoung se introduce lentamente al pequeño cuarto —Oh, pobre bebé. ¿Estás cansada? —pregunta a una Mina que solo puede hacer un puchero y hacerle un espacio en el colchoncito.
La vida en el hospital era estresante y cansada, más de una vez sus nervios alterados crearon peleas entre ellas. Sin embargo han aprendido a manejarlo con el tiempo. Chaeyoung abraza el cuerpo delgado y en forma de su novia.
Se acomodan de tal manera que Mina queda en el pecho de Chaeyoung y aunque el espacio es malditamente reducido, se las arreglan para abrazarse. Saben que tienen poco tiempo de descanso, pero están agradecidas de que Mina no tenga guardias.
La japonesa estira su cuello y busca los labios de su novia. Cuando Chaeyoung los toma entre los suyos y succiona un poco, Mina se siente aliviada.
Chaeyoung toma las mejillas ajenas y la acerca aún más. El contacto se siente cargado y lleno de pasión. Tal vez es el hecho de que cada que se besan sienten que el universo colapsa, o a lo mejor la razón de que se estén besando tan apasionadamente sea que Mina comienza a acariciar el estómago de Chaeyoung bajo su uniforme.
—Mina, espera.
—Tenemos tiempo, anda. —Chaeyoung muerde los labios de Mina y se deja atender por la mayor.
Entre besos hambrientos se acarician mutuamente, Chaeyoung toma un pecho y una nalga, aprieta y hace que se acerque aún más a ella. Se despega del beso y jadea cuando Mina hace exactamente lo mismo.
—Que sea rápido. —susurra una de ellas, tan bajo que casi no reconoce quién es.
Chaeyoung se siente emocionada. No suelen hacer estas cosas en el hospital, pero mentiría si dijera que es su primera vez encerradas justo donde se encuentran ahora.
En casa, siempre exploran todas las posibilidades del sexo. Nunca se aburren por su versatilidad, de vez en cuando, Chaeyoung se sienta en la cara de Mina. Hay veces que incluso la ata con fuerza. Cuando la japonesa se pone creativa, venda los ojos de Chaeyoung y pasa hielo por su cuerpo caliente.
Y muy, pero muy de vez en cuando hay nalgadas y juguetes de por medio. Esa bala vibradora siendo la mejor amiga de Chaeyoung y un tampón anal el mejor amigo de Mina. Pero hay veces que se tiene que ser astuta, rápida y concisa.
Y la verdad es que no son de mucho aguante si no se requiere. Es desastroso bajo los uniformes, Chaeyoung frunce el ceño y no puede evitar apretar una de las nalgas de Mina entre su mano debido a la sensación.
—Vamos, Minari. —susurra contra su mejilla, moviendo sus caderas y su propia mano en círculos rápidos contra su clítoris.
La mencionada suspira y pone empeño en la vagina mojada de su novia. —Estás empapada, Chaeyounguie —dice con fascinación, sus dedos de arriba abajo en esos labios rosados—. Te voy a comer toda llegando a casa mi amor.
Chaeyoung tiembla ante la idea, tiembla cuando Mina muerde la parte alta de su cuello, justo debajo de su lóbulo derecho. —Mhhm Mina, ya casi.
—También yo amor. —susurros, jadeos y una humedad abundante llenan aquel pequeño cuarto de descanso.
Se mueven un poco más rápido, más fuerte. Chaeyoung toma el hombro de Mina, y ella los labios de la menor. Se funden en un placer desconcertante, con ganas de más. Con ganas de follarse todo el día y solo levantarse a comer.
Chaeyoung tiene la necesidad de penetrar a Mina hasta descomponer sus caderas, tiene la necesidad de doblegarla sobre la encimera y empotrarla con fuerza hasta que sus mejillas están rojas y mojadas por sus propias lágrimas de placer.
Mina necesita chupar a Chaeyoung, golpear sus nalgas blanquecinas y darles un poco de color. Mina necesita meterle ese tapón anal hasta el fondo y follarla al mismo tiempo.
Necesitan más tiempo, pero lo único que queda de ellas es una respiración agitada y sudor en sus frentes. —Quiero otro. —dice Mina limpiando las gotas de sudor que brotan de su frente.
Chaeyoung no puede responder por qué alguien en la puerta comienza a tocar insistentemente. —¡Doctora Myoui! —se escucha una voz femenina del otro lado.
De manera apresurada se levantan de la cama, y en cuestión de segundos arreglan sus ropas. Mina lanza un pedazo de rollo y Chaeyoung se limpia con eso. —¡Ya voy!
Cuando se revisan entre ellas, todo está listo. Menos el evidente olor a fluidos, pero no hay de otra más que abrir la puerta. Chaeyoung se queda sentada en el colchón de la cama. —¿Diga?
La enfermera del otro lado parece desesperada, frunce un poco el ceño al percibir ese olor tan peculiar, pero no hay tiempo de mencionar nada. —En urgencias hay una señora muy loca.
—¿Y eso a mí en qué me concierne? —pregunta alzando una de sus cejas, irritada por la interrupción.
—Exige la mejor Doctora del turno. No quiere a ningún varón —el pie de la enfermera golpea el piso con instancia, observando a Chaeyoung detrás del hombro de Mina. —También se requiere su presencia, Son.
—En ese caso, no hay tiempo que perder. —Chaeyoung se pone de pie y jala del brazo a Mina, sabiendo lo irritable y de mal humor que se pone cuando no queda completamente satisfecha.
—Sigo sin entender porque me sacan de mi descanso para atender a una sola persona. —Las tres mujeres caminan a paso apresurado por los pasillos del hospital a poca distancia de llegar al área de urgencias.
—No es solo una persona, es Hirai Momo —eso no resuelve las dudas de Mina y la enfermera continua —Esa mujer es de las mejores abogadas del país y está amenazando a todos de poner una demanda por negligencia médica si no curamos un brazo roto.
—¡Un brazo roto! —dice exasperada Chaeyoung, que hasta el momento no tenía problema con atender una urgencia. ¿Pero un brazo roto? Eso cualquier persona lo podría hacer.
Al abrir las puertas de la sala de urgencias, el alma de la pareja cae a sus pies, sin ser conscientes de que la mujer sentada en la cama con el brazo doblado contra su pecho, las conecta más de lo que piensan.
—¿Jeongyeon? —pregunta Chaeyoung y en ese momento, la mirada de Mina se clava en ella.
¿Qué está haciendo aquí?
Yoo Jeongyeon ha dicho muchas cosas en su vida que no son ciertas, muchas veces las palabras “No volverá a pasar” o “No volveremos a vernos” son mentiras pequeñas que dice para convencerse a sí misma de que algo está mal.
Sin embargo, termina incumpliendo cada una de ellas. No tenía planeado ni remotamente encontrarse a Son Chaeyoung, y mucho menos a esa estudiante de medicina, que ya no era estudiante; si no una doctora.
Y culpa a Hirai Momo de su parada en el hospital. Esa mujer siempre está logrando sacarla de sus casillas, y aparentemente sus brazos de su lugar también.
—Momo eres una niña malcriada —la grave voz exasperada de Jeongyeon no es un secreto en su oficina, todos la pueden escuchar. Pero no le importa —¿Cuántos años tienes? ¿Cinco?
Hasta Chou Tzuyu podía escucharlas desde la sala de juntas, pero ella no iba a meter su trasero en esa discusión. No cuando le costó una discusión con su novia. Así que hace caso omiso al altercado y sigue escribiendo en su laptop.
Que en realidad es un mensaje para Dahyun contando el chisme completo: “Sí, otra vez están discutiendo. De verdad que se casen de una vez. ¿No crees?”
Tzuyu ríe al ver la respuesta de su ahora novia: “Si hacen eso, probablemente ya no podremos follar con ellas de vez en cuando, amor.”
Oh, mejor que no se casen.
Mina recuerda los últimos encuentros, han sido pocos, pero muy buenos y placenteros. Pasaron meses de la dinámica del espejo, y en esos meses se habían encontrado dos veces más.
Ella descubrió porque Jeongyeon gemía tanto estando con Momo.
—¿Entonces prefieres cinco yo o una yo pero de cinco años? —Jeongyeon quiere aventar todas las cosas de su escritorio al escuchar la voz de Hirai Momo.
—¡Fuera de aquí! Ni siquiera estábamos hablando de eso —Jeongyeon se deja caer en su silla y frota sus sienes —El tema de conversación es que no iré a tu estupido viaje.
Momo frunce el ceño —El viaje no es estupido. —Sentencia con los brazos cruzados— Solo es ir a París mañana, ¿qué tiene de estupido?
—Momo, mañana tengo juicio y tú tienes una junta con los ejecutivos de CAT.
Momo rueda los ojos y también se deja caer en una de las sillas frente al escritorio de Jeongyeon. —¿Yo qué tengo la culpa de que una de sus excavadoras matara a un trabajador?
Ahí estaba la razón de su molestia, Jeongyeon no podía con las ocurrencias de Momo. Aunque dentro de ella quería escaparse a Francia y tener un fin de semana con su mejor amiga.
—¡Momo eres su puta abogada por Dios! —Jeongyeon se pone de pie y camina fuera de su oficina privada. Momo la sigue de cerca.
Pasan por el despacho y para todos era común ver al par juntas desde que Momo entró a trabajar con Jeongyeon, como uña y mugre pero siempre discutiendo.
Jeongyeon iba tan distraída con Momo, discutiendo las obvias razones del porqué ir a París de imprevisto era mala idea, que no vio la señal de piso mojado.
Algo que enorgullece al despacho donde trabajan, es la limpieza de las instalaciones. Las empleadas siempre ponen empeño y mucha agua para que quede reluciente de limpio.
—¡Yah Momo! ¡Déjalo por la paz! —alza la voz Jeongyeon y la mencionada abre los ojos muy grande y no puede detener a su amiga de caminar, o resbalar, sobre el piso mojado y enjabonado.
—¡Jeongyeon! —Pero es muy tarde, se encuentra en el suelo, con las nalgas y el torso mojado. —Ven, te ayudo —dice Momo con una preocupación palpable en su voz —¿Estás bien?
Jeongyeon no responde, por dos razones: una de ellas es que está avergonzada por caer frente a todos sus compañeros de trabajo, y la otra es porque su brazo derecho duele tanto que cualquier movimiento en su cuerpo intensifica dicha sensación.
Tzuyu corre en sus glamorosos tacones hasta la damisela en el piso. Escucho el azote desde la sala de juntas. —¡¿Qué pasó?! —se agacha y trata de ayudar a Momo para levantar a Jeongyeon del suelo.
—Vamos al hospital. —Sentencia Momo y Jeongyeon niega mientras toma asiento en una silla cercana a ella.
—No, no necesito hospital.
Tzuyu niega y manda un mensaje a Dahyun: “Jeongyeon se cayó en la oficina, creo que se rompió algo”
“¡QUÉ!” Tzuyu no contesta el mensaje y observa como Momo y Jeongyeon comienzan a discutir otra vez. —¡Tu mejilla está sangrando!
—Se arregla con una bandita. —responde Jeongyeon, tratando de encogerse de hombros, pero el dolor en su brazo derecho se lo impide. Lo sostiene con el izquierdo.
—Estira el brazo. —Momo le pide, tratando de calmarse.
—No.
—¿Quién tiene cinco años ahora? —pregunta Momo, alzando la voz cada vez más.
—A ti que te import…
—¡Dejen de discutir y vayan al hospital por Dios! —Tzuyu dice con enfado. —Es cansado verlas como perro y gato en este lugar. Momo, llévala y yo me encargo de sus pendientes aquí.
Wow, nunca en un millón de años pensaron que Chou Tzuyu alzaría la voz fuera del sexo.
—Ya escuchaste, al auto. —Momo la toma de la cintura y se dirige a la salida. Tzuyu se adelanta a sus respectivas oficinas y a paso apresurado les pasa sus pertenencias. —¿Qué miran? A trabajar. —dice Momo a la multitud de personas que ven el espectáculo. Y como si fueran robots cumplen lo que se les dice.
El camino al hospital es más tranquilo. —Lo siento. —dice Momo, dando vuelta en una esquina.
—¿Por qué? —Jeongyeon frunce el ceño y dirige su mirada hacía Momo. Ella puede reconocer las emociones de su mejor amiga a kilómetros. Sabe que siente culpa.
—Ibas discutiendo conmigo, no viste y te caíste.
—Momo, yo debí tener cuidado. Pero acepta que lo de París es tonto.
Mierda, a Momo no le gusta aceptar las cosas cuando está equivocada. Aprieta los labios y a lo lejos puede ver el hospital. —Está bien, es estupido.
Jeongyeon sonríe grande y por un momento se olvida que su brazo probablemente está roto.
Al llegar al hospital, Jeongyeon se pone roja de la vergüenza cuando Momo empieza a pedir la mejor doctora y enfermera del lugar. —No es para tanto. —susurra Jeongyeon detrás de Momo.
No le hace caso y comienza a discutir con una enfermera. —Señora, aquí hay doctores que le pueden atender.
—Me vale un comino, por favor lleve a la licenciada a un lugar más privado.
—El área de urgencias es el necesario para la licenciada. —la enfermera no piensa ceder.
La japonesa rueda los ojos y toma una gran respiración. Se acerca a la mujer de blanco y la toma del uniforme. —Tráeme al mejor personal que tengas o te juro que voy a desmantelar el hospital entero. —dice muy cerca de su rostro y para cuando la suelta, la enfermera asiente asustada y va en busca de las mejores que conoce.
—No era necesario. —dice Jeongyeon, rodando los ojos.
—Quiero que estes bien, cariño.
Jeongyeon se sonroja y Momo toma asiento a un lado de ella. Pasan unos minutos en silencio. —¿Te duele?
Momo acaricia su brazo derecho con delicadeza. —Sí. —Dice simplemente Jeongyeon.
—Perdiste el brazo que me hace gritar. —le susurra Momo al oído y Jeongyeon le pega un empujón con su torso quejándose en el proceso por el contacto.
Está a punto de responder pero las puertas deslizables de urgencias se abren en ese momento. La enfermera que las atendió anteriormente lidera el camino.
Jeongyeon se pone pálida al ver no a una de sus conquistas, si no a dos, al mismo tiempo. Traga saliva y Momo vuelve a su postura retadora para amenazar a quien sea para que su Jeongyeon esté bien.
—¿Jeongyeon? —pregunta la coreana más baja. Caray. Hay una tensión entre las presentes, Jeongyeon mira a Chaeyoung y después a Mina. ¿Cómo podría olvidar esa cara bonita?
—¡Alguien haga algo por su brazo! —Momo corta la tensión de golpe, Mina sacude todos los pensamientos en su cabeza.
—Chaeyoung por favor revisa su brazo. —la mencionada asiente y se acerca hacía Jeongyeon, tratando de mantener un perfil meramente profesional. —Señora, necesitamos espacio para trabajar. Puede esperar en la sala.
—No iré a ningún lado. —Momo sentencia y cruza los brazos.
Mina gira los ojos —Bien, puede sentarse ahí. —Señala el suelo y Momo gruñe, decide hacer espacio para las mujeres trabajando en Jeongyeon.
—¿Cómo pasó? —Mina pregunta y mira los ojos de Jeongyeon, quien le desvía la mirada con vergüenza. Puede sentir como Mina le toma el brazo y Chaeyoung acomoda un líquido raro en una jeringa.
—Me resbalé en un piso mojado.
—¿Recuerdas cómo caíste? —pregunta a Jeongyeon mientras estira un poco de Jeongyeon, cierra los ojos ante el dolor. Mina analiza la movilidad de su brazo y puede decir que no es tan grave.
—Caí sobre mi brazo, es obvio. —dice Jeongyeon rondando los ojos y Chaeyoung aprieta los labios tratando de contener una risa.
—Nunca cambias, Jeongyeon —menciona Chaeyoung negando con la cabeza, de manera divertida.
Mina observa la confianza que se siente entre ellas y se muere de curiosidad de saber en dónde cajaro se conocieron.
—Bueno, Mina. ¿Qué sigue? —Jeongyeon pregunta con sorna, ignorando un poco el dolor de su brazo. Quiere saber cómo llegaron a este punto.
—Vamos a hacer unas radiografías para ver el estado de tu hueso. —Jeongyeon asiente y pronto es llevada al lugar. El procedimiento es rápido.
En el pasillo se encuentra Momo, está recargada en la pared a unos metros de la pareja que habla tranquilamente. Mira sus uñas desinteresadamente mientras finge no escuchar nada de lo que platican.
Mina y Chaeyoung sintieron la tensión en todo momento, y necesitan hablar de eso cuanto antes.
—¿Recuerdas que te dije que me iba a casar? —Mina asiente, curiosa por lo que tiene que decir. —Bueno, pues resulta que huí de mi boda en su carro. —dice sonriendo, esperando que Mina no se enoje por su confesión.
—¿Qué? —pregunta anonadada.
Chaeyoung aprieta el puente de su nariz. —Sí, me iba a casar pero yo me veía con ella a menudo. Adelantaron mi compromiso y dijo que nunca nos volveríamos a ver. Le mande una invitación a la boda por si acaso.
—Espera, eso se pudo haber visto sospechoso.
—Bueno, es que ella era mi maestra en la universidad —Oh, esto se pone cada vez mejor —Más o menos, era suplente y la conocí ahí.
—¿Tu antigua escuela no era católica? —Mina trata de atar los cabos, pero la situación no puede funcionar en sus cabeza.
—Sí. Después dije que no en el altar y me subí a su coche. Desde ese día no la había visto, ya pasó muchísimo tiempo. —Mina asiente en comprensión. Ella vio a Jeongyeon una sola vez en su vida, pero desde el primer instante supo que había algo diferente en ella.
Jeongyeon consume el alma de sus parejas, absorbe cada gota de ellas. Como un Dios que debe ser adorado una y otra vez, ella lo sintió.
—¿Y tú? —pregunta Chaeyoung, recargada en la pared viendo de reojo aquella mujer de traje.
Mina se sonroja furiosamente y no está segura si quiere hablar de eso— Este…
—Puedes decirmelo. Créeme que conozco a Jeongyeon y puedo imaginar que tipo de relación tenías con ella.
—No, no, no. Relación no. —dice negando con las manos —Resulta que ella fue mi primera experiencia sexual con mujeres —susurra con vergüenza y la mirada gacha.
—Bueno, felicidades. —bromea Chaeyoung, tratando de aligerar el ambiente. —Nuestra primera vez fue con la misma mujer.
—Si lo dices así suena horrible. —Mina ríe, adorando la manera que tiene Chaeyoung para disipar la tensión. —Pero tienes razón.
—¿Esto no cambiará nada, verdad? —pregunta Chaeyoung un poco preocupada de repente.
Mina niega y aunque están en público en su lugar de trabajo, abraza a Chaeyoung. —Claro que no, cariño. Todo sigue igual, pero me parece curioso como esa mujer fue una conexión entre ambas.
La menor suspira y se abraza más al cuerpo delgado de su novia japonesa. —Sí, de no ser por ella probablemente ahora sería ama de casa y tuviera hijos.
—¡Iugh! —exclama Mina y poco a poco se separa del abrazo.
Jeongyeon sale del área de radiografías y le brinda una sonrisa a las mujeres que la esperan. —Iré por los resultados.
Mina desaparece en el lugar donde estaba Jeongyeon y Chaeyoung aprieta su boca en un intento de sonrisa. —Vamos a urgencias, ahí esperaremos a la Doctora.
Comienzan a caminar despacio y Jeongyeon no puede evitar preguntar; —¿Y cómo estás?
Chaeyoung suspira y Momo acompaña a Jeongyeon desde atrás. —Estoy bien, las cosas mejoraron desde que dejé la casa.
—¿Tus padres? —pregunta Jeongyeon mientras se sienta en la cama en la que estaba anteriormente.
Chaeyoung se posiciona a su lado y cierra las cortinas del pequeño espacio para darle privacidad. —Quítate el saco y desabrocha la camisa.
Jeongyeon se sonroja furiosamente y Momo mira fijamente a la mocosa que se hace pasar por enfermera. —Es para revisar que tus costillas estén bien —aclara y trata de ignorar la mirada de la otra mujer que hasta ahora está en silencio —No sé nada de mis padres. Esa noche no los volví a ver, terminé mi carrera en una universidad pública y me quedé en casa de una de mis amigas hasta que terminé.
—Estoy orgullosa de ti, Chaeyounguie. —Jeongyeon dice con sinceridad, sintiendo su corazón caliente al ver a esa mujer excepcional cumpliendo sus sueños.
Chaeyoung sonríe remarcando su simpático hoyuelo mientras Jeongyeon se deshace de su ropa. Caray, antes hacían esto para follar. Ahora Chaeyoung solo revisa el área de las costillas con cuidado, ella conoce a la perfección esa piel.
Ella solía conocerla.
Mina llega en ese momento y se sonroja al ver la situación —Bien, aquí están los resultados. Vamos a proceder.
—Sigues igual de retraída, Mina.
A este punto Momo rueda los ojos y sale del pequeño lugar, sintiéndose fuera de la conversación. Odia no saber que hizo Jeongyeon en tanto tiempo separadas.
—Algunas cosas nunca cambian. —Mina dice, se encoge de hombros y comienza a trabajar en el brazo de Jeongyeon con ayuda de su novia. Jeongyeon puede observar cómo trabajan en sincronía, se da cuenta de los roces que hay cuando Chaeyoung le pasa algunas cosas para vendar su brazo.
—Sí Jeongyeon. Estamos juntas. —Chaeyoung se adelanta al ver como Jeongyeon titubea para hablar.
—Perdón si las incomodé, solo que esto es… extraño. —dice Jeongyeon y no sabe en que momento paso tanto tiempo, ahora tiene su brazo cubierto en yeso y vendas.
Chaeyoung niega y abraza atrevidamente a Mina, decide jugar un poco antes de que Jeongyeon vaya a casa. —De hecho, follamos en el cuarto de descanso. Interrumpiste.
—¡Chaeyoung! —dice Mina exasperada. —Por favor, para. —pide alternando la vista entre Jeongyeon y su novia. —Dios, esto es incomodo.
—Oh vamos Mina a las dos las conozco de todo. —Jeongyeon ríe y se pone de pie, sintiéndose mejor.
Mina niega con la cabeza, tratando de sacar recuerdos de ella y Jeongyeon en aquel motel. Peor aún cuando imagina a su novia y la mujer de tetas grandes compartiendo cama.
Ahora sabe de dónde Chaeyoung sacó tanta experiencia.
Mina le da indicaciones de cuidado y le receta algunos medicamentos para tratar su brazo roto. Cuando abre la cortina, Jeongyeon se encuentra de frente con Momo, Mina y Chaeyoung.
Su suerte es horrible ¿qué sigue? ¿la pareja masoquista viene en este momento? ¿Qué Nayeon aparezca mágicamente por el techo?
—Hola chicas. —saluda Jeongyeon con su mano sana.
Dahyun corre hacía ella y la abraza con cuidado. —Unnie ¿cómo te sientes? Deberías tener más cuidado.
—Cierto, deja de pelear tanto con Momo. —dice Tzuyu a un lado de la mencionada.
—Vamos a casa. —dice la japonesa en medio de todas.
Jeongyeon se da la vuelta y puede ver a Chaeyoung y Mina tomadas de la mano, sonríe. —Gracias por todo, chicas. Nos vemos por ahí.
No puede volver a decir que no se volverán a ver, porqué a este punto la vida solo se burla de ella poniendo a las personas una y otra vez en su camino.
—Adió, Jeongyeon. —Chaeyoung dice y Mina le sigue:
—¡Toma tus medicamentos!
Jeongyeon sonríe incluso más grande está vez. Sale del hospital, Dahyun y Tzuyu toman caminos diferentes al de ella y Momo. Se habían convertido en un grupo de amigas, que de vez en cuando tenían encuentros sexuales. Sin embargo las valora mucho y agradece que no está sola.
En el auto, Momo está muy seria. —¿Quienes eran ellas? —pregunta cuando arranca el motor y por el camino que toma, Jeongyeon sabe que la llevará a su casa.
—Unas chicas que conocí por separado.
—Hiciste toda una vida sin mi, Jeongyeon. —Momo traga saliva y parpadea varias veces con la intención de disipar las lágrimas que se están formando en la esquina de sus ojos.
La realización de todo lo que vivió Jeongyeon estando sola le pega como un costal de papas le pega al suelo cuando cae. —Tú me dejaste. —Jeongyeon dice mirando por la ventana.
La tensión en el auto se disipa con el suspiro de Momo. ¿Tantos años desperdiciados? ¿Qué pueden perder? Jeongyeon siempre estuvo para ella así como Momo siempre estuvo para Jeongyeon.
Momo aprieta el volante y sabe que es el momento de dejar de jugar, no importa que Jeongyeon haya tenido mil vidas en los años que no estuvo con ella. No importa que vaya a ser madrastra de dos niños.
Aunque para ellos ya es tan común verla con su madre que eso ni siquiera será un problema. Momo los vió nacer y ahora los está viendo crecer, cuando no se enreda en la cama con Jeongyeon.
Las tardes donde ambas llevan a los chicos al parque o hacen parrilladas en el patio de Jeongyeon. Momo quiere eso, sin importar que estén llegando a los cuarenta.
—No lo haré de nuevo. —Jeongyeon sonríe aún con la vista en la ventana. Siente la mano de Jeongyeon en su muslo. Jeongyeon cree en Momo, y esta vez es verdad.
Cuando llegan a casa, Momo la lleva a su habitación. Prepara un cambio de ropa. —Cuéntame de ellas.
Jeongyeon suspira y comienza a hablar sobre el sol hecho persona: Son Chaeyoung. Mezcla la historia y habla de la chica retraída: Mina.
Son Chaeyoung por fin pudo ser la excepcional sin sacrificarse a sí misma y Myoui Mina por fin pudo dejar de ser una retraída y se entregó al amor.
Hola hola, ¿como estas, Tu? Aquí te traje el último extra que hay disponible de esta historia. Gracias por acompañarme en su adaptación, gracias por leerla y disfrutarla conmigo.
Estaré atenta por si a la autora se le da hacer más extras ¿Ok? Tqm♡
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